Reencuentro

[Riko]

Era una fresca mañana en Uzushiogakure, con una ligera brisa que hacía que tuvieras que abrigarte un poco si no querías pillar un resfriado típico de los incautos en aquella época del año, y como tal, Riko había salido a la calle con su sudadera de color gris abrochada hasta arriba, caminando con las manos en los bolsillos dirección al Jardín de los Cerezos.

De un tiempo a esta parte el Kaguya había tomado por costumbre dirigirse hasta aquella localización tan típica de la Villa todas las mañanas con el fin de entrenar un poco, aunque normalmente solía hacerlo solo y no era demasiado entretenido.

Aquel día, para variar un poco, había decidido entrenar un poco sus reflejos, por lo que había utilizado una de las técnicas que había dominado más recientemente, la de el clon de huesos para que fuera éste quien le atacara con todo lo que tenía. Y así lo hacía, el clon lanzaba golpe tras golpe, patadas, puñetazos y rodillazos todos con la intención de golpear al auténtico, que hacía todo lo que podía por esquivar uno tras otro.

—¡Chúpate esa! — El clon bramó cuando una de sus patadas acertó en las costillas del verdadero, haciéndole retroceder. —¡Eres muy lento!

El Riko verdadero resopló, algo cansado.

—Somos igual de lentos, idiota...

[Uzumaki Eri]

—¡Gracias, y que tenga un buen día! —se despidió la pelirroja mientras se sellaba la bolsa de papel que acababa de adquirir en la tienda, ganándose una maravillada mirada del dependiente. Tras cerrar la puerta se dirigió hacia su casa, sin embargo, sintió un cosquilleo en su estómago al recordar como todavía no había visto el Jardín de los Cerezos desde su llegada.

¿La esperaba alguien? No, ni si quiera había hablado todavía con Nabi, ni con Datsue. Suspiró, pero bueno, necesitaba reconfortarse un poco antes de que la realidad golpease su mente como si de un martillo se tratara, así que, sin dudarlo un minuto más, se encaminó para observar los cerezos.

Y allí se encontró con una cara conocida.

—¡Chúpate esa! ¡Eres muy lento!

—Somos igual de lentos, idiota...

Eri abrió los ojos más de lo normal al reconocer aquella voz, ¡era Riko!

—¡Riko! —exclamó, moviendo su mano de forma rítmica mientras se acercaba—. ¡Cuánto tiempo! —saludó una vez se acercó a él.

[Riko]

Riko, el verdadero se encontraba doblado, con la mano zurda sobre el costado diestro, doliéndose del golpe que acababa de recibir de su clon y, ya de paso, recuperando un poco el aliento cuando, de la nada una voz familiar hizo acto de aparición.

—¡Riko! ¡Cuánto tiempo!

El Kaguya levantó su mirada hacia el foco de la voz y, para su sorpresa se topó con una persona con la que llevaba demasiado tiempo sin hablar.

—¡E-Eri-sensei! — Exclamó incorporándose de golpe, aunque aún con la mano en el costado. —Desde luego, hace mucho tiempo desde la última vez, ¿qué ha pasado?

La curiosidad le mataba, aquella chica era su sensei y, la última vez que se había visto habían quedado en volver a verse un mes después, tiempo que había pasado hacía ya mucho.

[Uzumaki Eri]

—¡E-Eri-sensei! Desde luego, hace mucho tiempo desde la última vez, ¿qué ha pasado?


Ella se llevó una mano a la nuca y se rascó, nerviosa. Luego dirigió su mirada al clon del Kaguya, y, por último, suspiró.

—Me enviaron de misión urgente y ha durado más de lo necesario, pero todo se ha solucionado —resumió rápidamente—, todo salió bien, pero me tuve que ir más rápido de lo que creía, lo siento mucho, sé que falté a mi palabra —se disculpó, agachando ligeramente la cabeza.

Luego posó sus ojos en su zurda.

—¿Estás bien? ¿Quieres que vayamos al hospital? —preguntó con preocupación.

[Riko]

—Me enviaron de misión urgente y ha durado más de lo necesario, pero todo se ha solucionado, todo salió bien, pero me tuve que ir más rápido de lo que creía, lo siento mucho, sé que falté a mi palabra

Riko entonces se alarmó, haciendo un gesto con la mano diestra para quitarle importancia al asunto.

—Oh, no, no, ¡no tiene por qué disculparse sensei! ¡El deber con la aldea es lo primero! Me alegro de que la misión saliera bien.

El dolor de su costado ya prácticamente había desaparecido cuando la pelirroja se interesó por su estado, preguntándole si debía acompañarle al hospital.

—No, tranquila, es un simple golpe, estaba entrenando un poco con... bueno, conmigo mismo. — Explicó mirando a su clon, que se había mantenido al margen de la situación hasta entonces.

Y entonces Riko deshizo su clon, dado que había terminado su cometido por el momento y aún le costaba un poco mantener aquella técnica activa, ya que no la tenía del todo controlada.

[Uzumaki Eri]

—Oh, no, no, ¡no tiene por qué disculparse sensei! ¡El deber con la aldea es lo primero! Me alegro de que la misión saliera bien.

Eri sonrió mientras ladeaba la cabeza hacia un lado, aquello sin duda había hecho que su culpabilidad se redujese ligeramente. Luego descartó la posibilidad de acercarse al hospital para que le viesen el golpe, pues parecía haber estado entrenando con un clon suyo, el cual deshizo nada más decir aquello.

—Oh, no te preocupes, si es por mí, puedes seguir entrenando, la verdad es que me vendría bien ver lo mucho que has entrenado en mi ausencia —alegó—. Aunque también, podrías... ¿Podrías ponerme un poco al día de lo que ha pasado por aquí? Estoy muy perdida... —pidió, algo vergonzosa por aquella situación.

»Incluso puedo invitarte a alguna bebida o algo, lo que quieras.

[Riko]

—Oh, no te preocupes, si es por mí, puedes seguir entrenando, la verdad es que me vendría bien ver lo mucho que has entrenado en mi ausencia. Aunque también, podrías... ¿Podrías ponerme un poco al día de lo que ha pasado por aquí? Estoy muy perdida...

Riko dudó por un momento, aunque finalmente se decidió que quizás podría hacer ambas, aunque empezaría por contarle un poco lo que había pasado, aunque realmente no tenía mucho que contar.

—Pues las cosas han cambiado poco por aquí, al menos que yo sepa. — Se limitó a explicar el genin encogiéndose de hombros. —He conocido a unos cuantos shinobi, sobre todo de la aldea, de hecho hice una misión junto a Datsue, que se sorprendió al saber que eras mi sensei.

Aparte de aquello, el Kaguya no tenía demasiado que contar.

—Y poco más la verdad, iba a entrenar una técnica que he estado perfeccionando últimamente, ¿quieres verla?

Sí, quizás fuese un poco infantil, pero con aquella frase los ojos del chico brillaron con la emoción de un niño que abre un regalo que no esperaba.

[Uzumaki Eri]

Eri se esperaba casi una Guerra Civil, pero al parecer Riko sabía lo mismo que ella: nada había pasado desde su partida, al menos nada notable pues, la verdad es que no conocía la situación de Riko en aquel momento.

—Pues las cosas han cambiado poco por aquí, al menos que yo sepa. He conocido a unos cuantos shinobi, sobre todo de la aldea, de hecho hice una misión junto a Datsue, que se sorprendió al saber que eras mi sensei.

—Vaya, ¿a quién conociste? Estaría bien hablar un poco y ponernos al día, bueno, al menos tú a mí, yo solo sé que echaba de menos Uzushiogakure... —alegó ella, encogiéndose de hombros.

—Y poco más la verdad, iba a entrenar una técnica que he estado perfeccionando últimamente, ¿quieres verla?

—¡Claro! —exclamó la kunoichi, claramente entusiasmada por aquello—. ¿De qué trata? ¿Es especial de tu clan? ¿Cómo es? —avasalló.

[Riko]

—Vaya, ¿a quién conociste? Estaría bien hablar un poco y ponernos al día, bueno, al menos tú a mí, yo solo sé que echaba de menos Uzushiogakure...

El chico se paró un momento, tratando de hacer memoria para no dejarse a nadie en el camino.

—Pues de la villa conocí a Datsue, como ya te he dicho, a Reiji, un tipo... majo la verdad — Realmente habían tenido un encuentro algo raro. —, a Takeshi, bastante impulsivo el chico, y luego conocí a un par de chicos de Ame, Roga y el más peculiar de todos, Kaido, es medio tiburón o algo así, y si no lo es, lo parece, ¡no veas que dientes tiene! — Relató entusiasmándose.

Ante su propuesta de enseñarle su nueva técnica, Eri aceptó encantada, parecía tener las mismas ganas de verla que Riko de practicar, por lo que rápidamente se puso en posición.

—Pues verás, he conseguido mezclar las técnicas propias de mi clan con mi chakra elemental — Dijo bastante orgulloso. —, la verdad que me ha costado un montón... ¡Mira!

Llevo su mano diestra a la cadera, y tras un instante comenzó a extraer una especie de bastón, de un metro de largo y, en cuanto lo tenía agarrado por el centro, ambos extremos se prendieron en fuego, y tras esto, el genin comenzó a lanzar una serie de golpes rápidos y acrobáticos al aire, haciendo girar el hueso constantemente, como si se tratara de un espectáculo circense.

¤ Bara no Mai
¤ Danza de la Rosa
- Tipo: Ofensivo
- Rango: S
- Requisitos: Kaguya 40, Katon
- Gastos: 48 CK
- Daños: 50 PV por golpe
- Efectos adicionales: -
- Sellos: Ninguno
- Velocidad: Moderada (creación), rápida (combos de golpes)
- Alcance y dimensiones: Cuerpo a cuerpo

Danza creada por Riko, en la cual el usuario modifica su fémur para crear un bastón de 1 metro de longitud, que al entrar en contacto con la mano del usuario, prende sus dos extremos en fuego.

Con él, se abalanzan sobre el usuario, realizando malabares con el bastón (más complejos a mayor nivel de Destreza) y propinando una serie de golpes rápida que, en caso de impactar, puede causar quemaduras leves que producirán cierto daño (meramente interpretativo)

[Uzumaki Eri]

Eri escuchó atentamente como Riko relataba a aquellos que había conocido en su ausencia: Datsue, el Intrépido siempre estaba presente en todos lados, Takeshi, un buen muchacho, algo impulsivo, sí; y de Amegakure no conocía a ninguno de los que había mencionado.

—Me alegro mucho que hayas conocido a tanta gente —admitió ella, dándole unos golpecitos en la espalda.

Tras aquello, pasaron a conocer la nueva técnica de Riko. Eri se apartó ligeramente para darle espacio al muchacho, quien se preparó.

—Pues verás, he conseguido mezclar las técnicas propias de mi clan con mi chakra elemental, la verdad que me ha costado un montón... ¡Mira!—dicho aquello extrajo algo parecido a un arma contundente que trajo de su cadera, haciéndolo prender una vez lo tuvo bien sujeto. Tras ello, comenzó a hacer ligeras acrobacias en el aire, a la par que acometía con él una serie de golpes.

Eri aplaudió, maravillada.

—Sabía yo que tenías mucho potencial —afirmó ella, mirando con admiración a su pupilo—. ¿Lo has probado en combate? —preguntó, curiosa.

[Riko]

Riko terminó la pequeña demostración de su técnica y lo primero que escuchó fueron los aplausos de la pelirroja, lo cual le hizo ruborizarse ligeramente, aunque rápidamente recobró la compostura, escuchando a su sensei.

—Sabía yo que tenías mucho potencial. ¿Lo has probado en combate?

Esta vez no lo hizo falta hacer memoria ninguna, sabía que no lo había probado aún en combate, y lo cierto era que aquello le ponía algo ansioso, tenía ganas de ver si su técnica, suya y de nadie más, era efectiva en combate.

—Pues... no, la verdad, no se ha dado la situación, realmente no he tenido muchos combates en los que probarla...

Era cierto, había estado envuelto en un par de trifulcas, pero normalmente siempre había habido alguien a su lado que se había hecho cargo de la situación, por lo que no había tenido oportunidad de ponerla a prueba frente a un enemigo real.

[Uzumaki Eri]

—Pues... no, la verdad, no se ha dado la situación, realmente no he tenido muchos combates en los que probarla...

—Vaya... —murmuró, ligeramente apenada—. Pero, Riko, ¿no te has peleado con nadie, cara a cara, tú y esa persona? —cuestionó.

Recordaba que ella, hasta más bien tarde, no había logrado pelear con nadie ni dar a ver de lo que era capaz, por lo que podía entender bien la frustración que podía sentir Riko en aquellos momentos, sin embargo, no podía ser ella con quien se pegase en uno para uno, pues sería injusto: él necesitaba a alguien de su nivel, si no, podría sentirse peor, aunque en todo caso terminaría victorioso en tal enfrentamiento, pues ella seguía siendo un poco pato en lo que a combate se refería.

—No te preocupes, Riko, seguro que llegará el momento de usarla, tú sigue entrenando —intentó animar ella.

[Riko]

—Pero, Riko, ¿no te has peleado con nadie, cara a cara, tú y esa persona?

Riko entonces hizo memoria, realmente en uno para uno solo había peleado con una persona, o al menos que él recordara, y no había sido un combate igualado, que se pudiera decir.

—Pues... sí, una vez, con Datsue y la verdad... no acabó muy... ¿bien? — Dudó por un momento. —Quiero decir, fue muy provechoso, aprendí mucho de ese combate, pero acabamos los dos en el hospital. — Dijo el genin, tratando de sonar lo más suave posible para quitarle toda la importancia al hecho de acabar ingresado un par de días.

Desde luego que Eri intentaba animar a su discípulo y lo conseguía, sin duda iba a seguir entrenando, tenía un par de metas en su cabeza, pero la primera de todas era dejar de ser un estorbo en misiones conjuntas, como lo había sido en su aventura con la Tribu Roehuesos, o incluso en aquella trifulca en el desierto, donde prácticamente no hizo nada.

[Uzumaki Eri]

—Pues... sí, una vez, con Datsue y la verdad... no acabó muy... ¿bien? — Dudó por un momento. —Quiero decir, fue muy provechoso, aprendí mucho de ese combate, pero acabamos los dos en el hospital.

—¿¡En el hospital!? —exclamó ella, alterándose—. Madre mía, ¿no se os puede dejar dos minutos sin que os matéis a hostias? —espetó, exaltada, luego tomó aire y lo soltó—. Perdón, es solo que entiendo que queráis entrenar, pero... Jope, al menos no acabéis en el hospital... —pidió, ya más calmada.

Luego miró al cielo, esperando por una respuesta, aunque ya se hacía algo tarde.

—Bueno Riko, será mejor que me vaya yendo, tengo un montón de cosas atrasadas por la misión —explicó rápidamente—. Espero poder volver a verte pronto, quizá podríamos echar algún combate —y tras guiñarle un ojo, se volvió a ir, dispuesta a cumplir con sus tareas.