El mito del oeste

[Uchiha Datsue]

¿Mirar a la nada? Oh, Roga estaba muy confundido.

—¿No lo viste? Había un ninja… ahí —dijo, señalando en la dirección en que lo había visto—. Nunca había visto a alguien tan rápido.

Chasqueó la lengua. Si algún día se tenía que enfrentar a alguien como aquel tipo, no sabía cómo iba a hacer para acertarle un golpe. Fue en ese momento cuando se dio cuenta: por muy por las nubes que le pusiesen —y él se pusiese a veces—, todavía le quedaba un largo camino que recorrer como ninja.

Ahí afuera todavía quedaba gente insultantemente superior a él.

—Esto es un problema —masculló. Y, hablando de problemas—. ¿Dónde coño se ha metido Riko? —Ahora más que nunca, necesitaban estar juntos.

Escupió a un lado, y bajó a ver el cadáver. No era una vista agradable, pero quería inspeccionar su cuerpo por si encontraba alguna herida que probase que ya estaba muerto cuando se precipitó al vacío.

[King Roga]

—¿Me quieres tomar el pelo?— Según Datsue, un ninja estaba ahí y al siguiente instante ya no. Inverosímil para el Yotsuki en toda la extensión de la palabra, sin embargo, algunas maquinaciones empezaron a rondar por su cabeza. —Y ha de estar haciéndole mandados a la pelirroja—. ella misma le había comentado de que tenía a Riko ocupado tiempo completo.

Para cuando el Uchiha bajara a examinar el cadáver, se toparía con la anormalidad de que en efecto no existían rastros de violencia previa en el cuerpo, sino únicamente los daños tras la caída. Sin embargo, había perdido color rápidamente, ¿o acaso esa palidez la tenía desde antes de caer? Muchas de aquellas cosas no podían ser determinadas por alguien sin experiencia en la materia. Sin embargo, rápidamente el Dr. Hayashi llegó a la escena, exigiendo a la muchedumbre que se apartara.

—¿Qué ha pasado aquí?— parpadeó con sus ojitos miniatura.

—Es el bandido prófugo— caminó hasta al mitad de la pared y luego pegó un salto para caer al suelo. —Se... suicidó— Ni él mismo podía creerse lo que acababa de decir.

[Uchiha Datsue]

No encontró herida alguna que confirmase su teoría. Aquello tampoco le desmentía, claro, pero sus conocimientos forenses eran los justos. Quizá el doctor pudiese echarle una mano en eso.

Fue pensarlo, y él llegar, justo a tiempo. Roga le informó de que se trataba del bandido de anoche, y que se había suicidado.

—O le han matado. Vi a alguien subido allí arriba —dijo—. ¿Puede determinar la causa de la muerte? ¿O si, al menos, ya llevaba muerto de antes?

[King Roga]

—Desde luego que sí muchacho, pero no aquí— Movió las manos para que los aldeanos levantaran el cuerpo. —Lo llevaremos a la morgue de la clínica, Asobu-kun y yo le echaremos un vistazo. Normalmente no suelo hacer autopsias en estos casos, es demasiada consideración para un muerto que no es de los nuestros. ¿Por qué les interesa saber de qué murió este pobre diablo?— Se ajustó los lentes.

Mientras el Uchiha y el médico platicaban, el Yotsuki parecía evitar ver el cadáver, aunque en realidad estaba pensativo por otras cosas. "¿Le digo o no le digo? Si hay otro shinobi aquí, mejor debo arriesgar un poco más." Sacudió la cabeza y se llevó ambas manos a la misma, despeinándose.

—¡Oye Datsue! Creo que se algo— se dio la vuelta y echó a caminar. —Ven, te contaré adentro— Movió su mano para que le siguiera.

—Mañana temprano les podré dar los resultados— remató.

[Uchiha Datsue]

—Porque si le mataron, esto ha sido un mensaje —respondió al doctor—. Todavía no sé de parte de quién, ni a quién iba dirigido, pero sin duda quieren decirnos algo. —¿Un aviso? ¿Una amenaza? ¿Estaba relacionado con el botín de la carrera? No lo sabía. Estaba más perdido que un amejin en un desierto.

Datsue asintió, despidiéndose del doctor cuando le aseguró que tendría los resultados para mañana. Luego, intrigado, siguió a Roga.

—¿Qué ocurre?

[King Roga]

—Mejor ve ordenando algo, que la explicación va para largo— rebuscó en la barra por su batido olvidado. —Bueno, el día del incidente escuché a ese mismo cretino decir que sabía cuando otros shinobi estaban cerca. Aunque por alguna razón, no pudo prever que Riko y yo estábamos cerca, no sé si él te contó algo de eso. El bandido se refirió a ti como peso pesado, pero que había otro que estuvo a raya todo el tiempo— De ahí podían sacar muchísimas teorías, aunque seguramente generaría más preguntas que respuestas. —Quizás el que viste era él o quizás no, bueno, eso es lo simple, ahora viene lo complicado— Acercó una jarra de agua abandonada y se sirvió un vaso. —Resulta que hay rumores, de un tesoro en unas ruinas a las afueras del pueblo, una especie de arma o reliquia antigua, pero que no se puede acceder al lugar de forma normal porque buena parte del edificio está enterrado ya bajo la arena. Al parecer, el papá de Utage y Homura, junto a... Shishio, se encargaban de vigilar que nadie fuera a saquearlo— Bebió más agua. —Resulta, que me mandaron aquí para que finja actuar cómo juez durante no sé que carrera que hacen aquí, de paso para vigilar que nadie intente usurpar el templo. Cada diez años...— No iba a terminar la frase.

Desde la oscuridad de la puerta que daba acceso a la habitación trasera del bar, un objeto calzable no identificado salió disparado a velocidad alarmante directo a la nuca del de cabellos tricolor, sólo para rebotar luego en la frente del Uchiha. Homura tenía una de las mejores punterías con chancla.

—¿De qué hablan?— Salió asomándose desde el marco, esgrimiendo una sonrisa antinatural. Plástica, cómo la de un maniquí. —Creo que es algo que me importa mucho— Se giró rápidamente hasta el Yotsuki. —Rōga, esperaba algo más de parte de alguien que trabajaba para el señor King— Parpadeó anormalmente lento.

—Mira, bruja— Giró su taburete mientras alzaba el dedo. —Tú no estás en posición de decirme que hacer o no. Te vine a ayudar, por hacerle el favor al viejo, así que ve cambiando ese tonito conmigo— amenazó.

[Uchiha Datsue]

No, Riko no le había contado una mierda. Iba a tener que echarle una buena bronca. No le gustaba, eso de imponer su superioridad de rango —bueno, quizá un poquito sí—, pero el Kaguya estaba actuando con demasiada ligereza.

«Otro ninja… ¿Bando?» Lo dudaba. No le tenía por un tipo capaz de esconder tremenda fuerza cuando buscaba conflicto a la menor oportunidad. Pero entonces, ¿quién?

La cosa, sin embargo, estaba a punto de ponerse todavía más interesante. Un templo perdido. Un arma perteneciente a tiempos pasados. Esa era la verdadera misión de Roga. Proteger el templo de intrusos. Y vigilar la carrera —eso, era un problema—. Estaba a punto de continuar cuando de repente una sandalia rebotó en su frente.

—¿Qué coño…?

Ah, tenía que haberlo previsto. Homura. Y, cómo no, intentando arruinar la fiesta.

—Vaya. Qué raro no verte con Riko. Me lo tienes pálido perdido, al pobre. No sé a qué andaréis que demande tanto de su… vitalidad —comentó, jocoso.

[King Roga]

—A alguien tenía que darle el trabajo que TÚ no haces— Se llevó la mano a la boca, tapándose la risa. —Utage me contó que tuviste los huevos de unirte a la carrera... Al menos Riko pese a no tener mucho sentido común es un caballero de verdad, pero no me desvíen del tema.

—Mira, niña. Acá tenemos algo muy grave entre las manos. Hay un shinobi suelto por acá, que bien puede ser más peligrosos que los otros matones. Y quizás tenga algo que ver con el susodicho templo ese— Rodó los ojos.

—Supongo que quizás los tres que vinieron el otro día, usaban lo del pozo de pretexto cuando su objetivo principal era el templo. Si cancelábamos la carrera, nadie vigilaría la zona. Lo contemplé, pero es mejor no hablar mucho porque la voz se puede correr y no quiero llamar la atención de posibles mercenarios o cazarrecompensas que puedan empeorar la de por sí mala situación de Shirotora. El Festival de los Arroyos es de lo poco que podemos disfrutar en paz.— Agachó la cabeza y se llevó las manos a la cintura, taconeando con fuerza.

—Aunque me pongas de juez en la carrera, si no me das más detalles no podré hacer mucho.

—¿Y para eso tienes que explicarle a un desconocido la forma de acceder en templo?

—En realidad no se lo he dicho, no me dejaste. Pero debo decir que no me dejas muchas opciones. Estoy viendo que quién sea que esté por aquí, no les va a dejar que las cosas continúen tan bien. Puede que la seguridad de muchos el día de la carrera esté en peligro. Su amado festival terminará siendo un funeral masivo.

[Uchiha Datsue]

Homura era muy graciosa.

—Roga, lo que Homura no te cuenta, es que ella no cancela el festival, no por vigilar el templo, o por darle una alegría al pueblo. —Como estaba pretendiendo que pareciese—. Sino porque quiere la pasta de lo recaudado este año. Venga, va, que todo el mundo sabe que sacaste a Bandō de prisión para que te ganase la carrera y repartiros el botín. —Oh, sí. Datsue había hecho sus deberes—. Por no hablar de la caja que hace con todos los forasteros que vienen a participar y buscan un sitio donde alojarse y comer. Cancelado el festival, adiós clientela masiva.

Joder, si es que era el negocio perfecto. Fomentaba un gran espectáculo para llevarse los billetes del pueblo, y, lo mejor de todo, se quedaba con el premio al finalizar este. Doble ganancia.

—En fin. Supongo que podría decirle a Riko que te ayude a vigilar el templo, Roga. Lo que no entiendo es, ¿por qué en esta fecha tan específica? Podrían intentar profanar el templo cualquier otro día del año, ¿no? —¿Por qué esperar precisamente al día de la carrera?

[King Roga]

Iba a decir algo, levantando el dedo para opinar, pero antes de que el Yotsuki emitiera algún sonido la pelirroja pegó una manotada en la barra, mirando con una enorme sonrisa al Uchiha.

—¿Tienes algún problema con ello?— Ladeó la cabeza para que sus cabellos de granate pasaran de un lado a otro. —Turismo, propaganda, consumo. Mi padre logró con esto el crecimiento económico de este pedazo de tierra en medio de la arena mediante su esfuerzo, mi trabajo es que siga así. Además, tú lo dijiste, ¿cómo iba a dejar pasar esa oportunidad?. ¿Consideras que mis inversiones son cuestionables? Es dinero limpio al final de cuentas, así que no critiques— Se alejó.

—Ay por favor, ¿acaso no puede haber un sólo día de silencio en este lugar?— Se desentendía totalmente de aquella discusión.

—Y ya que estamos, realmente no es la fecha, sino la estación lluviosa cómo tal— Se dio la vuelta. —El acceso al templo es sólido y la puerta demasiado pesada para moverla con facilidad. ¿Intentar excavarla? Necesitarías un equipo de al menos veinte personas especializadas para ello, durante al menos un par de semanas, además que aunque lograras entrar no puedes dar tan fácil con la cámara del tesoro. Lo importante de la época radica en tiene una especie de mecanismo hidraúlico que mueve la puerta cuando una enorme cantidad de agua irriga el suelo. Sin embargo, las lluvias normales no bastan para ello, debe ser algo torrencial, un evento sin precedentes. Algo que sólo ocurre una vez cada diez años.

—¿Y porqué no toma nadie del pueblo el tesoro para venderlo y librarse del problema?— Lucía aburrido, bebiendo más agua.

—Porque más que el valor monetario, puede ser peligroso en malas manos—. Dio vueltas en círculos. —Este no es el único tesoro escondido. Existen otros tres templos en los países del Fuego, Agua y Tierra respectivamente. El del País del Fuego tengo entendido que está en posesión del señor King y por ende quería asegurarse que nadie le pusiese las manos encima a los demás. Además, me enteré que el mes pasado el mapa del templo del País del Agua terminó en un casino de Tanzaku Gai, lo que me dice que ninguna precaución va de sobra. Quizás podría venderse sí, pero no es lo mismo que lo tenga un coleccionista exótico a un mercenario sediento de sangre.

—Bueno. Si es sólo en estos días, supongo que puedo intentar hacer algo— Suspiró pesadamente.

"¿Tres más eh? Vaya, vaya. El abuelo si que tenía sus aventuras locas después de todo, aunque no quiero andar con la jodida responsabilidad por lo que pueda pasar con las demás cosas. Tengo temas musicales que componer, sin mencionar que no me ganaré fama si debo andar con todo este secretismo."

—Supongo que el shinobi que anda suelto por acá, querrá pasar desapercibido hasta el día de la carrera. Digo, si no nos ayudó antes, dudo que haber acabado con el matón de ayer fuese de buena voluntad. Quizás, sentía que podía ser descubierto si lo dejaba con vida.

[Uchiha Datsue]

No, ningún problema.

—Simplemente me gusta llamar a las cosas por su nombre, y no andarnos aquí poniendo florecillas y pintar las cosas como no son. No lo critico; simplemente me gusta la gente honesta y clara. —«Como yo…»

Y hablando de claridad, al fin Homura soltaba algo de prenda. Al parecer, todo estaba relacionado con la lluvia, bien tan escaso por aquellos lares. La lluvia haría funcionar un sistema hidráulico que haría abrir la puerta, dejando pasar a todo hijo de vecino. Lo curioso era que había otros tres templos más repartidos por Oonindo, y que todos ellos guardaban un arma u objeto muy peligroso de caer en manos equivocadas.

«¿Y si cayesen en mis manos?»

—Sigo sin entender por qué mató al otro bandido en frente de todos. —Si es que no había sido un suicidio, claro. Pero algo le decía que su teoría era la correcta—. ¿Solo para meter miedo y cancelar la carrera?

»¿Y qué hace esa arma, que es tan codiciada?

[King Roga]

—No sé realmente. Cancelar la carrera serviría para que nadie lo viese ingresar al templo y robarlo, pero especular no nos llevará a ningún lado.

Luego la bolita pasó a la pelirroja.

—Eso sí no lo sé yo. Sólo sé que papá se esforzó mucho para protegerla, ya que es un recuerdo de los fundadores del pueblo.

—¿Estás cuidando algo sin saber para que sirve? Mucho riesgo para mi gusto. ¿Qué tal si al final de cuentas no sirve para nada? Es cómo caminar a ciegas en la orilla de un barranco—. Aunque el sabía, que al menos no mentía en la existencia de ello.

—Es una herencia por la que vale la pena luchar. Incluso, el templo se estableció cómo punto clave de la carrera para recordar las épocas donde los viajeros pioneros pusieron un pie aquí por primera vez. Sin embargo, debe ser protegido de la codicia de aquellos que no respetan la tradición. Nuestro credo reza que el templo se construyó en honor a una deidad del viento y las tempestades, aunque su nombre se perdió en el tiempo. Shirotora no es más que la mala lectura del nombre de aquella deidad, que algún tipo medio analfabeto malinterpretó en su momento.

[Uchiha Datsue]

La respuesta de Homura fue más que decepcionante. Tantos recursos, tantos problemas y quebraderos que estaba causando el templo y su maldita arma, y no sabía ni lo que era. El Uchiha suspiró. Tenía que habérselo visto venir.

—Pues vaya. —Estaba visto: mejor centrarse en su carrera y el premio—. Bueno. Pues le comentaré a Riko que eche una mano en la vigilancia del templo. Yo… estaré disputando la carrera. Así que andaré entretenido. Pero bueno, con un ninja tan preparado y portentoso como Roga, apuesto a que se las puede arreglar él solo de surgir algún imprevisto.

Oh, de hecho, hasta le podría venir bien. Así quitaba los ojos de encima de la carrera… y las posibles trampas de sus competidores.

[King Roga]

En cualquier otro momento se hubiese henchido de orgullo con los elogios, pero dada la actitud mostrada por el uzujin, sabía que sólo estaba buscando la manera de quitarse el problema de encima. "Insultando a Ame y a Kusa cuando crees que el aludido no te puede ver, y ahora soltando elogios más vanos que cheque sin fondo. Vaya sujeto." Pero no se iba a quedar así, el tenía la forma de puyarlo.

—¡Oh! ¿¡Pero quién soy yo a la par de aquel que detuvo a una bestia con cola descarriada y salvó a Uzu!?~ Canturreó con sarcasmo, aunque mantenía su sonrisa de confianza. —Alguien de tu nivel, tan bondadoso y generoso no tendría problema alguno en salvaguardar la reliquia de forma mucho más eficiente que este humilde servidor que no viene de ningún lugar. Sólo soy eso, un novato, ¿no?— Aunque aquella última frase ya iba con sinceridad. —Si no, ¿qué dirán? ¿Que alguien apellidado Uchiha dejó a su suerte a unos pobladores ante un misterioso shinobi criminal?— Qué mejor que poner en tela de juicio el honor de su nombre. —Pero acá, no hay nadie quién cuente eso. ¿Verdad?— Volteó la cara a otro lado, fingiendo ver el techo.

"Correr la carrera eh, ¿para qué exactamente?" El cambio súbito de actitud del Uchiha no se le hacía normal, puesto que recién el día anterior le dijo que iba a largarse y ahora se quería quedar hasta el final y ser participe del evento.

—¿Huh?— No entendía una mierda de lo que acababa de ocurrir.

[Uchiha Datsue]

«Vaya, vaya. Así que sabe quién soy». Era una sensación placentera, ser reconocido a lo largo de Oonindo. Placentera, sí, pero también un poco estresante. Ahora tenía una reputación que mantener. Un legado que cuidar.

Ahora bien, ¿orgullo o dinero? Dos caminos bien diferenciados se mostraban ante él. Quedar bien con aquella gente, tal y como decía Roga, o luchar por la posibilidad de forrarse. Nunca una disyuntiva le había parecido tan fácil de resolver.

—¿Huh?

—Ni caso, Homura. El calor del desierto debe haberle sentado mal.

¿Estaban de coña? ¿Iba él a arriesgar la oportunidad de comprarse un barco o una casita de verano por algo de renombre en un pueblo perdido del desierto? Ni locos.

—Como dije, le diré a Riko que te eche una mano, Roga. Yo tengo una carrera en la que participar. —Y que ganar.