Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
8/09/2019, 18:32 (Última modificación: 14/11/2019, 13:41 por Amedama Daruu. Editado 1 vez en total.)
Yuuna negó con la cabeza.
—Mejor descartemos cosas más terrenales primero. Está bien, vayamos a la parte de atrás del barco.
Ambos se desplazaron rápidamente hacia la proa del barco a través del costado de babor. Vamos a ahorrarnos comentar lo anecdótico y pasar a lo primero donde los ojos de ambos aterrizaron: los tres cadáveres de marineros que había derrotados en la madera del barco, soltando un reguero de sangre. Las heridas, limpias puñaladas en la espalda, dejaban el rastro goteante de las armas homicidas, que subían las escaleras hacia la cabina de mando.
Alarmada, Yuuna señaló a Reiji y subió las escaleras. Allí encontrarían el cadáver del capitán, pero no sería lo único que encontrarían.
También a sus asesinos.
Dos hombres vestidos de negro, con capuchas y máscaras que les tapaban hasta la nariz, les observaban sujetando sendos baikunai. Sobre la frente, llevaban una placa que Reiji no había visto jamás: un símbolo de aldea con forma de copo de nieve. El de la izquierda se abalanzó sobre él casi al instante en el que le vio, empuñando su arma directa al pecho. El de la derecha se abalanzó sobre Yuuna con un tajo vertical, que la mujer detuvo presta con el filo de Tamashigiri.
—Mejor descartemos cosas más terrenales primero. Está bien, vayamos a la parte de atrás del barco.
—Tienes razón
Seguí a Yuuna hacia la proa del barco por uno de los costados de babor. Lo siguiente que vimos fue la confirmación de que aquello no era, en un principio, ningún tipo de ilusión: Nada menos que tres cadáveres de los cuales aún sangraban por la herida de puñalada que tenían a sus espaldas.
Yuuna, con cara de preocupación, señaló las escaleras a las que guiaba un rastro de sangre que seguramente habían dejado las armas de los asesinos. Ella comenzó a subir, y yo la seguí, pero desenvainé a Tsubame, después de aquella horrible escena, no sabíamos con que íbamos a encontrarnos.
Lo primero que vimos fue un cuarto cadaver. El del capitán. Pero tal y como mi instinto me había indicado, allí había algo mas: Los causantes de la muerte de los marineros. Dos personas vestidas de negro, encapuchadas y con mascaras que cubrían su rostro hasta la nariz. Estaban armados con algo que yo conocía bien, aunque jamas había usado. Lo mas destacable era la bandana que portaban, tenia el diseño de un copo de nieve. No concia esa villa.
Tampoco tuve tiempo para buscar en mis difuminados recuerdos de los libros de texto de la academia, cada uno de ellos se abalanzó sobre cada uno de nosotros nada mas vernos aparecer.
El que se lanzó contra mí lo hizo de frente, con la punta del arma apuntando a mi pecho. Aquello no era cómo el combate con Yuuna, ese ninja intentaba matarme.
Sujeté mi espada con ambas manos e intenté desviar la de mi atacante, para seguidamente darle una fuerte patada en el estómago. La intención era que la parte superior de su cuerpo se fuera hacía delante, para dejar su nuca al descubierto, dándome la oportunidad de golpearla con el mango de la espada, para dejarlo inconsciente.
—¿Quiénes sois?
Si todo salía bien, esa información la podríamos sacar de los ninjas una vez los atraparamos, pero si veía la cosa difícil, no dudaría en matarlos. Al fin y al cabo, ellos eran asesinos.
Reiji:
150/150
–
120/120
–
• Patada: 13 PV + 4 PV (Fue/10)
• Golpe con mango o vaina: 15 PV
Yuuna seguía reteniendo al otro ninja, que era incapaz de retirar su arma sin exponerse a un contraataque. En el último momento, el shinobi saltó hacia atrás, se llevó una mano al portaobjetos y lanzó dos shuriken a la samurai, quien se ladeó para esquivar uno y bloqueó el otro con su hoja. Luego, de una zancada, se plantó delante de él y consiguió herirle en la pierna. El siguiente tajo de Yuuna fue bloqueado.
Reiji libraba su propia batalla. Desvió el arma de su atacante y pateó su estómago. El hombre se encogió en un gemido de dolor. Reiji trató de aprovechar para golpearle en la nuca, pero el enemigo dio un paso ágil hacia un lado y lanzó su baikunai a apenas dos metros, directo a su brazo.
Por suerte, mi habilidad con la espada fue lo suficientemente buena para poder desviar el arma de mi rival y golpearle en el estomago con la planta del pie y toda mi fuerza.
Como había planeado, se retorció de dolor, e intente aprovechar esa oportunidad para noquearlo. Desgraciadamente, bueno... Aquello no salio del todo bien, lo que golpe fue el aire.
Pero la peor parte se la iba a llevar nuestro nuevo amigo de la villa desconocida. Aquella había sido, sin lugar a dudas, una de las pocas posibilidades que tenia de sobrevivir. Era cierto que quería sacarle información, pero tampoco iba a desperdiciar dos oportunidades para darle un golpe mortal.
Aproveche la inercia del golpe hacia abajo, y con un giro de muñeca, puse la espada horizontal, di una zancada hacia el enemigo y ejecute un amplio corte con forma de medialuna.
El se movía más rápido que yo, y ya había lanzado su arma contra mí, sin embargo, en un combate real era difícil escapar sin heridas. Pero lo que estaba claro era, que su tenia que recibir un corte a cambio de dar el golpe mortal, lo haría.
La intención de mi golpe era clara: partirlo por la mitad. Había dos de ellos, solo necesitabamos uno para que hablara.
Reiji:
150/150
–
72/120
–
¤ Kumo-Ryuu: Mizakugiri ¤ Estilo de la Nube: Decapitación de la luna creciente - Tipo: Ofensivo - Rango: A - Requisitos: Kenjutsu 40 - Gastos: 48 CK - Daños: 80 PV - Efectos adicionales: - - Sellos: - - Velocidad: Rápida - Alcance y dimensiones: Cuerpo a cuerpo
Una de las muchas aportaciones de Kumogakure al arte del kenjutsu. El usuario mueve su espada en un único, gran corte en un arco con forma de luna creciente, que ocurre con una velocidad tan feroz que esta técnica puede ser empleada en situaciones donde el tiempo de reacción es extremadamente limitado. El corte puede ser utilizado para contrarrestar ataques de múltiples oponentes simultáneamente, o para atacarlos, pues abarca un amplio alcance tanto a la izquierda, al frente y a la derecha de su cuerpo. De hecho, el corte abarca también gran parte de la zona posterior del ejecutor, aunque con un pequeño punto ciego en la espalda.
• Recibido: No se si es corte o penetración. Dejo que lo narres en tu siguiente post.
• Posible daño realizado: 80 PV.
12/09/2019, 23:13 (Última modificación: 12/09/2019, 23:15 por Amedama Daruu. Editado 1 vez en total.)
En un combate real era difícil escapar sin heridas. Eso era cierto. Pero en lo que se equivocaba Reiji era en arriesgarlo todo en una situación que hasta ahora había estado bajo control. Cualquier combatiente en un campo de batalla debe de pensar en ganar la guerra, no la batalla. Y las guerras se ganan manteniéndose con vida.
Reiji ejecutó un movimiento complicado pero letal. El ninja, con el brazo extendido, no pudo evitar para su infinito horror ver como el brazo se le desprendía del resto de su cuerpo. El suelo comenzó a llenarse de sangre, y él retrocedió hacia atrás gritando. Tropezó con una silla y cayó al suelo. Pero el uzujin, al ignorar el baikunai, no se dio cuenta de que su jutsu le había dejado con el pecho abierto al ataque. El cuchillo entró por la parte derecha del pecho. Sintió un dolor perforante profundo. La hoja se le quedó clavada a la mitad. Un reguero de sangre comenzó a tintar su camiseta blanca de rojo carmesí.
—¡REIJI! —exclamó Yuuna. La distracción le dio una oportunidad a su enemigo, que se zafó de ella por un momento e intentó apuñalarla en un salto corto. Yuuna se hizo a un lado, cargó chakra en la espada y pasó a través de él rajándole todo el costado. El ninja cayó al suelo y escupió un esputo sanguinolento. Tuvo una convulsión, y su vida se apagó.
El del brazo cercenado formuló unos sellos rápidos con una mano a la desesperada, furioso por lo que le habían hecho a él, y sobretodo a su compañero.
—Hijutsu: Sensatsu Suishou —pronunció antes de perder la consciencia.
Decenas de agujas de hielo se materializaron en el aire y volaron hacia el malherido Reiji.
20 PV por penetración de Baikunai. 30 PV por turno por hemorragia grave variables en el futuro según el tratamiento de la herida.
Ninja misterioso (atacando a Reiji):
6/100
– (-30 PV en el siguiente turno por hemorragia grave)
50/80
–
Ninja misterioso (atacando a Yuuna):
0/100
– (golpe crítico por corte profundo en punto vital)
80/80
–
¤ Hijutsu: Sensatsu Suishō ¤ Técnica Secreta: Mil Agujas Voladoras Asesinas de Agua - Tipo: Ofensivo - Rango: B - Requisitos: Yuki 25 - Gastos: 30 CK - Daños: 50 PV - Efectos adicionales: - - Sellos: Cuatro sellos específicos de la técnica, con una mano - Velocidad: Muy rápida - Alcance y dimensiones: 10 metros como máximo, 3 metros de radio. Las agujas pueden crearse alrededor del adversario y uno mismo
Esta técnica utiliza unos complicados sellos a una sola mano por su naturaleza, que son enseñados entre los miembros del clan desde la más temprana edad. Utilizando esta técnica, el usuario del clan recoge algo de agua del aire que le rodea y la convierte en un gran número de agujas de hielo. Entonces, las dirige hacia un objetivo en concreto y las lanza a alta velocidad.
El verdadero uso potencial de esta técnica es el de bloquear a un adversario con un arma, y entonces hacer los sellos de una mano característicos de la misma, creando las agujas de hielo alrededor de los dos personajes y entonces liberando su efecto, saltando el ejecutor en un último instante hacia atrás rápidamente para librarse de las agujas. A pesar de que en este caso las agujas de hielo rodean al objetivo, hay una pequeña ruta de escape superior, pues los proyectiles no cubren ese área.
En todas mis tramas hay riesgo de muerte.
Como consejo: ten mucho cuidado a la hora de hacer un turno de combate e ignorar los ataques enemigos. El adversario tiene menos Destreza que tú, pero te dobla en Agilidad, y ya había atacado (lanzándote un baikunai a apenas dos metros) antes de que tú decidieses realizar tu técnica. El margen de tiempo era excesivamente estrecho.
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A veces, la felicidad dura lo que dura una vida, pero otras, la felicidad dura tan solo lo que dura un suspiro. Aunque felicidad no era, quizás, la palabra adecuada para ese momento. Lo que si era cierto, es que me emocioné demasiado rápido.
Al principio pensaba que lo tenia todo controlado, que el combate estaba ganado, y mis pensamientos solo fueron a mejor cuando vi que el brazo de mi enemigo se separaba de su cuerpo. Mi emoción duro bastante poco.
—¡REIJI!
Durante un muy breve instante no entendí el grito de Yuuna. Acababa de cortarle el brazo a nuestro enemigo, y estaba por morir desangrado. Pero entonces sentí el dolor atravesando mi cuerpo como el frío acero sel Baikunai acababa de atravesar mi pecho.
Ni siquiera tuve tiempo de terminar de asimilar la situación cuando el enemigo que enfrentaba a Yunna cayó al suelo muerto, y desesperado por su inminente muerte y la de su compañero, el enemigo empezó a formular una técnica ninja.
—Hijutsu: Sensatsu Suishou
La situación era muy jodida. Yo era claramente muy lento, y encima estaba herido de gravedad. Mis posibilidades de esquivar lo que fuera que me lanzara eran cero o negativas. Y lo que era peor: Podía ser un golpe mortal.
Era la primera vez que veía aquello, una técnica de lo que parecía ser Hielo. Tenía que hacer algo, lo que fuera. No conocía el alcance de la potencia del chakra de mi oponente, ni lo poderosa que era aquella técnica, pero tenia que hacer algo.
Apoye la espada en el suelo con la mano derecha cual bastón, clavandola para mantenerme en pie, mientras estiraba mi mano izquierda frente a mí y ejecutaba una de las pocas técnicas que alguien como yo podía realizar.
Un tigre formado de electricidad saldría disparado en dirección a las agujas de hielo para chocarse con ellas.
No sabía lo que podía suceder. Quizás había sido demasiado tarde. Quizas no, pero alomejor la técnica de mi rival era mucho mas poderosa que la mía y terminaba por alcanzarme tras atravesar al tigre.
El futuro era muy incierto, lo que no era tan incierto era que, un error en el campo de batalla, podía costarte toda una vida.
Reiji:
100/150
–
36/120
–
¤ Raiju Hashiri no Jutsu ¤ Técnica de las Bestias Veloces de Rayo - Tipo: Ofensivo - Rango: B - Requisitos: Raiton 30 - Gastos:
36 CK/criatura (máximo 1)
(Raiton 60) (máximo 2)
- Daños: 60 PV/criatura - Efectos adicionales: - - Sellos: - - Velocidad: Rápida - Alcance y dimensiones: Las bestias tienen el tamaño de un lobo común, y pueden moverse libremente en un rango de 10 metros, pero no pueden girar para retroceder, sólo avanzar y realizar pequeños giros
Manipulando chakra eléctrico en su mano, el usuario es capaz de expandir su Raiton creando bestias eléctricas que avanzan como un rayo hacia su adversario, intentando impactar e implosionar contra él, electrocutándolo. El usuario puede controlar a las bestias, que pueden tomar cualquier apariencia siempre y cuando respeten el tamaño de la técnica; siempre y cuando no realicen giros bruscos o cambien totalmente de dirección.
Con respecto a tu consejo, lo agradezco, sin embargo mi personaje no conoce ni debería conocer los atributos de los enemigos, por lo que, realizar mi turno pensando que el ninja rival me dobla en X atributo no me parecería bien. En este caso, he actuado como creo que lo haría mi personaje, que no es consciente hasta que es demasiado tarde, de que su rival es mas rapido que él.
Afortunadamente, el tigre eléctrico consiguió bloquear la práctica totalidad de las agujas. Las pocas que sobrevivieron al choque pasaron a los lados de Reiji provocándole poco más que arañazos superficiales. Sin embargo, el muchacho estaba herido de gravedad. Yuuna envainó a Tamashigiri y corrió a auxiliarle.
—¡Por favor, túmbate en el suelo! —La mujer rebuscó en su bolsa y sacó una botellita de agua—. Lo siento, pero esto va a dolerte. Aguanta. —Cogió el baikunai con cuidado por el mango y lo extrajo, liberando la hoja. La sangre comenzó a borbotear. Yuuna se rasgó la manga derecha y la trató de atar alrededor del pecho del muchacho mientras limpiaba la herida con la botella de agua. Apretó, tratando de contener la hemorragia—. Es una herida fea. Lo más importante es que no te muevas.
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No hacía falta ni que me lo pidiera, antes siquiera de que terminara la frase, no es que estuviera agotado, que también, pues había usado bastante chakra, pero era mas bien por la perdida de sangre.
—Lo siento, pero esto va a dolerte. Aguanta.
Mas lo sentía yo, que fue el que casi se muerde la lengua para no pegar un grito. Y lo evité por la posibilidad de que hubiera mas enemigos en el barco. ¿Que sería de Katsudon?
—Es una herida fea. Lo más importante es que no te muevas.
—No estaba entre mis planes, aunque habría que avisar a Katsudon, y asegurarse de que está bien.
En realidad, aunque parecía un exitazo, la había cagado pero bien. Ahora ninguno de los dos enemigos estaba vivo, y aunque teníamos sus bandanas como pruebas, ninguno de ellos podría hablar.
—Mejor que apretar hasta que deje de sangrar. —Comenté. —Intenta, de alguna forma, calentar el filo de algún arma y ponerlo sobre la herida. Dejará una quemadura muy fea, pero cerrará la herida.
Y dolería, bastante, pero era mejor que morir desangrado.
—No estaba entre mis planes, aunque habría que avisar a Katsudon, y asegurarse de que está bien.
—Estoy de acuerdo y a la vez no. Ahora mismo no pienso apartarme de ti —dijo Yuuna—. Aunque estoy preocupado por él. Ya sabemos por qué no habíamos visto a la tripulación y por qué no le contestaban. Los han asesinado a todos.
—Mejor que apretar hasta que deje de sangrar. —Comenté. —Intenta, de alguna forma, calentar el filo de algún arma y ponerlo sobre la herida. Dejará una quemadura muy fea, pero cerrará la herida.
—Oh, Reiji, soy menos ninja que tú —rio, triste—. No sé hacer ninguna de esas técnicas de fuego que tanto os gustan, y con este suelo humedecido ni se me ocurre hacer fuego para calentar la hoja. De momento apretaré y... y... ¿¡QUÉ COÑO ES ESO!? —Alarmada, Yuuna había apretado más de la cuenta y ahora a Reiji le dolía como mil demonios. Pero la reacción era comprensible.
Había habido un estruendo, el ruido de la madera partiéndose. Y allá por la cristalera de la cabina podía verse un puño gigantesco, enorme, desproporcionado, de al menos cuatro metros de longitud, y un brazo en corcordancia, que apresaba a tres de esos ninjas blancos. Apretándolos. Rompiéndoles los huesos. La mano se abrió y dejó caer sobre la cubierta los cadáveres con tres golpes secos. Luego, redujo su tamaño a medida que descendía y volvía bajo cubierta.
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16/09/2019, 14:26 (Última modificación: 16/09/2019, 15:55 por Sasaki Reiji. Editado 1 vez en total.)
—Oh, Reiji, soy menos ninja que tú —Cosa bastante difícil, la verdad. Estaba seguro de que había civiles con mas capacidad para el ninjutsu que yo.—. No sé hacer ninguna de esas técnicas de fuego que tanto os gustan, y con este suelo humedecido ni se me ocurre hacer fuego para calentar la hoja. De momento apretaré y... y... ¿¡QUÉ COÑO ES ESO!?
—¡POR TODOS LOS MALDITOS DIOSES!
Grite, aunque por razones muy distintas a las de Yuuna. Ella había visto la mano gigante que aplastaba a mas ninjas del copo de nieve, esta vez vestidos de blanco, y yo estaba siendo aplastado en la herida.
—Eso debe ser algún nijutsu de Katsudon, los cuales desconozco por que jamas le he visto luchando, pero si no te importa, agradecería que no me remataras.
Yuuna aflojó la presión y se disculpó apresurada y repetidamente mientras inclinaba cortas reverencias.
—Perdón, perdón, perdón. ¿Eso era un Ninjutsu? ¡Cielo santo! He visto cosas increíbles de los ninjas, pero nada parecido —dijo.
Escucharon entonces los apresurados y retumbantes pasos de Katsudon. Ambos habían aprendido a reconocerlos. Subieron desde los camarotes, rodearon el casco del barco y patalearon las escaleras. La puerta se abrió de golpe, haciendo que Yuuna diera otro respingo.
—¡Cielo santo! ¡Reiji-kun! ¿¡Estás bien!? —El gigantón se arrodilló con cuidado al lado de Reiji y echó un vistado a la herida—. Ugh, ¿le ha dado en algún punto vital?
—Creo que no, de puro milagro —respondió Yuuna—. Está consciente, Katsudon-san, pero no muy espabilado.
Katsudon miró a los ojos a Reiji y le dedicó una sonrisa amable.
—No le culpo. Chico, cuidaremos de ti. —El hombretón se levantó y caminó hacia los ninjas extraños. Se agachó al lado de uno y comenzó a registrar su equipamiento—. Nunca había visto el símbolo de estas bandanas. Es un copo de nieve. ¿Yukigakure, sería, tal vez? No recuerdo que nunca haya habido una Yukigakure.
—¿Una nueva aldea? —repuso Yuuna.
Katsudon se giró y les observó con gesto grave.
—¿Y no nos hemos enterado? —dijo—. Mal asunto. Muy pero que muy mal asunto. A Hanabi-kun le va a dar algo con tantas cosas. Primero lo de los Generales de Kurama. Luego, lo de Uchiha Akame. Y ahora esto. —Señaló con las manos al hombre muerto que tenía más cerca—. No encuentro nada que me de otra pista de dónde vienen.
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—Perdón, perdón, perdón. ¿Eso era un Ninjutsu? ¡Cielo santo! He visto cosas increíbles de los ninjas, pero nada parecido.
No añadí nada. Saber que tal vez yo nunca sorprendiera a nadie de esa manera dolía casia mas que la sangrante herida del Baikunai. Pensaba que lo había superado pero...
Los pasos retumbantes de Katsudon que se escucharon acercase a lo lejos me sacaron de mis pensamientos depresivos. ¿Como podía ser algunas veces completamente sigiloso y otras tan ruidoso?
—¡Cielo santo! ¡Reiji-kun! ¿¡Estás bien!?
—He tenido días peores, creo.
—Ugh, ¿le ha dado en algún punto vital?
—Creo que no, de puro milagro —pero aún así salia mucha sangre—. Está consciente, Katsudon-san, pero no muy espabilado.
—Lo de no ser espabilado viene incluido con el pack Reiji, lo pone en la etiqueta, justo debajo de donde pone descerebrado.
—No le culpo. Chico, cuidaremos de ti. —Mientras él no me aplastara la herida como lo había hecho Yuuna, todo iría de maravilla, pensé mientras katsudon se dirigía a los ninjas de la aldea del copo de nieve—. Nunca había visto el símbolo de estas bandanas. Es un copo de nieve. ¿Yukigakure, sería, tal vez? No recuerdo que nunca haya habido una Yukigakure.
—¿Una nueva aldea? —Claro, ahora las aldeas ninja aparecían en Oonido como setas. Dentro de poco veríamos ninjas con una rana en la bandana.
—¿Y no nos hemos enterado? —por eso las villas eran Aldeas ocultas,¿No?—. Mal asunto. Muy pero que muy mal asunto. A Hanabi-kun le va a dar algo con tantas cosas. Primero lo de los Generales de Kurama. Luego, lo de Uchiha Akame. Y ahora esto. —Sin olvidar que la seguridad de uzushiogakure era pesima ultimamente, al parecer cualquiera podia entrar—. No encuentro nada que me de otra pista de dónde vienen.
—Coge sus armas y bandanas y envialas a Hanabi, dile que se las deje a mi padre, quizás pueda saber algo por el metal con el que están fabricadas.
No una localización exacta, pero igual si podría deducir al menos de donde venia ese metal, y lo normal, es que fabriques armas con metal que tienes cerca de tu aldea, ¿No?
—A todo esto... Katsudon, se que tu si sabes técnicas de fuego, te vi encender una hoguera con Katon. Calienta el filo de algún arma, por favor.
—Creo que quiere cauterizarse la herida —contestó Yuuna por él.
—¿No sería mejor curarla, limpiarla y coserla para que cicatrice por sí misma? Ahora estás a salvo. —El hombretón se dio la vuelta—. Debería de haber un botiquín por aquí cerca. Seguro que podemos encontrar unas buenas vendas, alguna aguja... —Se acercó a los cajones de la cabina y comenzó a registrarlos.
Era obvio ¿No? Me estaba desangrado y había que cerrar la herida antes de que mi cuerpo y mi cerebro se quedaran sin sangre, si es que quedaba alguna gota en este último. ¿Acaso se podía perder la sangre del cerebro por una herida en el pecho o mi cerebro siempre había sido así?
—Creo que quiere cauterizarse la herida.
—¿No sería mejor curarla, limpiarla y coserla para que cicatrice por sí misma? Ahora estás a salvo.
—No se yo... —Bromee mirando a mirando a Yuuna.
—Debería de haber un botiquín por aquí cerca. Seguro que podemos encontrar unas buenas vendas, alguna aguja...
—Pero... ¿Alguno de vosotros sabe coser?
Por que Katsudon, aunque las apariencias engañasen, tenia unas manos demasiado grandes para manejar una aguja con precisión. Y Yuuna... Pues sabía muy poco de su habilidad con la costura, pero esperaba que estuviera a la par que la que tenia con la espada.
—En fin, creo que es la hora de una siestecita.
¿Estaba cansado o había perdido mucha sangre? No sabía la respuesta, pero lo cierto es que sentia la necesidad de cerrar los ojos en aquel momento. Me pesaban.
—Espero que tengáis un banquete preparado para cuando me despierte, la verdad es que si me muero de algo, es de hambre.
Eso fue lo último que dije antes de cerrar los ojos.
Y con aquél leve tinte de humor, Reiji se desvaneció a causa de la pérdida de sangre. Pese a que el muchacho se lo estaba tomando con una increíble normalidad, Yuuna y Katsudon se miraron preocupados, y éste último se afanó en encontrar un botiquín con los recursos necesarios. No, él no sabía coser heridas como lo haría un ninja médico, pero sí había visto muchas cosas como jounin, y había tenido que hacer otras. No era la primera vez que veía una herida tan fea. Lo malo es que si Reiji moría, no sería la primera vez tampoco que veía a un subordinado morir tras desangrarse. Yuuna tendría más maña que Katsudon, pero peor estómago. Era joven y no tenía tanta experiencia en los horrores del campo de batalla. Pero había tratado algunas heridas, y esperaba ser capaz de ayudar.
Ambos lo hicieron lo mejor que pudieron. Katsudon limpió, curó, y más tarde asistió a Yuuna en su tarea de sellar como bien pudieron aquella fea cicatriz. Una vez se hubieron ocupado de Reiji, lo trasladaron a su camarote y lo dejaron reposar en la cama. Tenían que deshacerse de los cuerpos, o probablemente dentro de poco tendrían un grave problema higiénico. No podían quemarlos, porque el barco tenía muchas estructuras de madera, de modo que los echaron al mar, apartando todos sus reparos. Arrojaron los cadáveres de los marineros. Arrojaron los cadáveres de los extraños. Katsudon se quedó un par de placas identificativas, pero no había nada más. Nada más que les dijera de dónde venían.
Yuuna se quedó vigilando a Reiji y le llevó agua un par de veces. El muchacho recuperó la consciencia lo suficiente como para aceptar un par de tragos, pero permaneció allí durante media hora, momento en el que volvió a abrir los ojos... porque a él llegó un rico olor a carne.
—Muchacho, sé que sigues una dieta estricta, pero no te vendría mal darle un tiento a esto.
La despensa del barco tenía comida para una docena de marineros, para el capitán y para ellos cuatro. Ahora que el número de viajeros había... descendido drácticamente, había rancho de sobra para todos. Katsudon había cocinado una carne en salsa con patatas que sería la envidia de muchos restaurantes, y había cuatro platazos hasta los camarotes. ¿El cuarto plato? Es que Katsudon, además de ocupar el tamaño de dos hombres, comía también por dos.
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