18/01/2020, 03:06
Un Chidori por la oreja… o una daga afilada en el jodido estómago.
Uchiha Datsue no había tenido muchas borracheras, pero sí las suficientes como para saber que él era de sufrir resacas en el estómago. La cabeza le molestaba, algunas veces como aquella en las que realmente se había pasado con la bebida. Pero, ¿el estómago? Oh, el estómago era una tortura. El malestar. Las continuas arcadas. Los vómitos cada dos horas. La sensación de debilidad y el conocimiento de que no podía comer nada hasta la noche porque sino lo echaría fuera.
Era una mierda. Era una maldita basura. Ya en su primera borrachera lo había descubierto. La primera vez que había bebido de verdad no había sido con un colega. Ni siquiera con un hermano. Había sido solo, llorando sus penas. Su Mal de amores.
Joder, cuánto tiempo había pasado de eso. Y seguía cayendo en la misma estupidez de siempre. ¡No sabía ponerle freno!
—Definitivamente… no vuelvo a beber en mi puta vida. No merece la pena —dijo para sí mismo, en algún punto del trayecto. Probablemente justo después de vomitar.
Cabe decir que no era la primera vez que decía esto. Y cabe decir que, como las anteriores, estaba totalmente convencido de que, esta vez sí, iba a cumplirlo.
«Se llama corpulencia, Shukaku. Y relatividad. Y por favor... ¡por favor te lo pido! ¡No me grites ni te carcajees en lo que queda del día! ¡Por favor te lo pido que me encuentro muy mal!»
Y la carcajada que oyó a continuación fue la más atronadora y chillona que había oído en su maldita vida.
Puto Shukaku.
Uchiha Datsue no había tenido muchas borracheras, pero sí las suficientes como para saber que él era de sufrir resacas en el estómago. La cabeza le molestaba, algunas veces como aquella en las que realmente se había pasado con la bebida. Pero, ¿el estómago? Oh, el estómago era una tortura. El malestar. Las continuas arcadas. Los vómitos cada dos horas. La sensación de debilidad y el conocimiento de que no podía comer nada hasta la noche porque sino lo echaría fuera.
Era una mierda. Era una maldita basura. Ya en su primera borrachera lo había descubierto. La primera vez que había bebido de verdad no había sido con un colega. Ni siquiera con un hermano. Había sido solo, llorando sus penas. Su Mal de amores.
Joder, cuánto tiempo había pasado de eso. Y seguía cayendo en la misma estupidez de siempre. ¡No sabía ponerle freno!
—Definitivamente… no vuelvo a beber en mi puta vida. No merece la pena —dijo para sí mismo, en algún punto del trayecto. Probablemente justo después de vomitar.
Cabe decir que no era la primera vez que decía esto. Y cabe decir que, como las anteriores, estaba totalmente convencido de que, esta vez sí, iba a cumplirlo.
«Bah... Humanos... Me podría tragar unas veinte botellas como la vuestra y ni lo notaría. ¡JIA JIA JIA!»
«Se llama corpulencia, Shukaku. Y relatividad. Y por favor... ¡por favor te lo pido! ¡No me grites ni te carcajees en lo que queda del día! ¡Por favor te lo pido que me encuentro muy mal!»
Y la carcajada que oyó a continuación fue la más atronadora y chillona que había oído en su maldita vida.
Puto Shukaku.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado