Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
12/02/2020, 19:48 (Última modificación: 12/02/2020, 19:48 por Sasaki Reiji.)
— He utilizado una alguna vez, pero tampoco fue la gran cosa, soy algo principiante con esto. Espero que puedas ayudarme.
Bueno. Yo no era un experto en el uso de la Naginata. En su fabricación, bueno, no me atrevía a llamarme experto a mi mismo, pero esta no iba a ser la primera que hiciese. Pero vaya, si era para Eri, haría la mejor Naginata.
—Bueno, no se mucho sobre como se utilizan, yo prefiero las espadas, así que en ese punto poco puedo ayudarte.
Y no estaba seguro de que Yuuna supiera mucho. Los samuráis parecían, por lo que había visto, que no se alejaban del camino de la espada. Pero bueno, quizás lo mejor sería preguntarle en algún momento.
—Empecemos de arriba a abajo y busquemos una altura y un peso adecuados para tí, la Naginata que hagamos tiene que ajustarse perfectamente a tí y a tus movimientos.
Me acerqué al sitio donde estaban dichas armas, y cogí la mas grande, una además cuyo mango era un poco mas grueso que el del resto, y además estaba hecho de metal. Era bastante pesada, pero así podría hacerme una idea de la fuerza y la altura de Eri, por que aquella arma media unos dos metros de mango y sesenta centimetros de hoja.
Quizás era demasiado, pero era mejor empezar por ahí.
—Vale, primero sostenla de pie a tu lado un momento —Dije mientras me alejaba, cogía la libreta y empezaba a hacer anotaciones y dibujos. —Vale, ahora intenta hacer algunos movimientos con ella.
Si es que podía. Pero bueno, por eso había indicado que probara. Era lo mejor para comprobar la fuerza física que tenia la chica, si podía moverla, pues mejor.
—¿Que tal?
Esperaba que me dijera algo sobre el tamaño y el peso del arma. Como se sentía con ellos, y si lo preferís mas pequeña y menos pesada. No esperaba acertar a la primera, ni que nadie quisiera un arma mas grande que esa.
Reiji al parecer estaba más familiarizado con las katanas y las espadas en general que con las naginatas y ella lo comprendió. Quizá sabría como fabricar una, pero llevarla al combate era diferente, aunque seguro que podría ayudarla a escoger la más adecuada para ella.
—Empecemos de arriba a abajo y busquemos una altura y un peso adecuados para tí, la Naginata que hagamos tiene que ajustarse perfectamente a tí y a tus movimientos.
Asintió, obediente, mientras se acercaba junto al Sasaki para tomar la primera. Su mango era grueso y en general era bastante más grande de lo que ella tenía en su mente, y cuando la cogió... ¡Vaya si pesaba! Le costó incluso mantenerla rígida.
—Vale, primero sostenla de pie a tu lado un momento — ella obedeció, aunque su rostro se estaba tornando a uno más rosado de lo normal—Vale, ahora intenta hacer algunos movimientos con ella.
Si ya le había costado sostenerla, no quería vérselas para hacer algo con ella, pero asintió y la tomó con las dos manos, dando un golpetazo hacia delante que le costó un dolor de hombro, luego la movió de izquierda a derecha con esfuerzo, pero solo logró moverla ligeramente dejando escapar algunos jadeos. A Reiji probablemente le daría la impresión que ese arma no pegaba ni con cola con la chica.
—¿Que tal?
—Pesa... Mucho... —afirmó la chica—. Creo que sería mejor... Algo más pequeño...
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
—Pesa... Mucho... Creo que sería mejor... Algo más pequeño...
Pues si, incluso para mí era un arma bastante pesada, quizás Katsudon podría moverla sin dificultad, pero la verdad es que no le veía con una Naginata o una espada. Tal vez con un hacha gigante o un martillo de guerra.
—Mmm si, a mi también me cuesta.
Arranqué la primera hoja de la libreta y la deje a un lado, en ella podía verse una silueta humana, ni masculina ni femenina, sujetando la naginata, que si estaba perfectamente dibujada. Había notas sobre la estatura de la persona, así como otros apuntes sobre el arma.
—Pero a veces las apariencias engañan, y alguien que no lo aparanta, puede tener bastante fuerza.
Me levante y cogí la naginata de las manos de Eri para devolverla a su sitio y darle otra. Esta Vez una mas pequeña, pero también con el mango de metal.
Era un poco mas pesada que otras naginatas del mismo tamaño, y el mango era algo mas grueso, pero desde luego pesaba bastante menos que la anterior.
—Toma. Repite lo mismo de antes. Sostenla recta a tu lado, y luego haz un par de movimientos.
Esta vez mas medidas eran mucho menores, un mango de por lo menos metro y medio de alto, y un filo de aproximadamente cuarenta centímetros.
—Se que me has dicho madera, pero el acero me parece mas resistente para el mango, y si lo vas a usar para golpear a alguien, mucho mas contundente.
» Pruébalo, y si no te convence, pasamos a las de madera.
Aquel arma no era lo que buscaba, y Reiji, forjado en el arte de crear las armas perfectas para sus clientes, desechó la idea que había dibujado en un abrir y cerrar de ojos. Le devolvió la naginata al chico y esperó sus siguientes instrucciones.
—Toma. Repite lo mismo de antes. Sostenla recta a tu lado, y luego haz un par de movimientos.
Tomó la naginata que le tendía Reiji y la encontró mucho más ligera que la anterior. Hizo un par de movimientos, dejándose llevar, pudiendo poner más fuerza o más destreza en los golpes que realizaba al aire cuando sintió un pequeño inconveniente en aquel arma.
Estaba bien, pero algo fallaba.
—Se que me has dicho madera, pero el acero me parece mas resistente para el mango, y si lo vas a usar para golpear a alguien, mucho mas contundente.
Aquello era cierto: iba a hacer más daño si el acero golpeaba, pero...
No la convencía.
—Creo que el acero no sería lo mío —dijo la joven al cabo de unos segundos—. Está muy bien y creo que pega conmigo, pero preferiría un mango de madera, así no me sudarían tanto las manos...
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
—Creo que el acero no sería lo mío. Está muy bien y creo que pega conmigo, pero preferiría un mango de madera, así no me sudarían tanto las manos...
Coloque otro dibujo parecido al primero al lado de este. También arrancado de la libreta. Eran todo apuntes sobre medidas y otros cosas. Todos los números necesarios para hacer un arma que fuera para Eri y no para cualquier mano.
—Esta bien, probemos con el bastón de madera.
Cogí el arma de metal de las manos de Eri y la devolví a su sitio. Lo de las manos sudadas se podía solucionar cubriendo el mango con tela, como en las Katanas. Pero si el cliente quería madera, sería madera.
—Ahora tenemos dos opciones. —Dije sacando una naginata y, horizontalmente , moviendola un poco, para que se viera que el palo era flexible, pero resistente. —Hay gente que prefiera la flexibilidad para hacer virguerías, y otros que prefieren algo mas resistente pero que sin flexibilidad.
Aunque para lo primero se requería bastante destreza con el uso del arma, mas que con una rígida. Y Eri no era una experta con la Naginata, como ella misma había confesado.
—Pero creo que te va mejor algo totalmente rígido.
Devolví la naginata a su sitio y cogí una con el bastón rígido. Se la entregue a Eri. Cada vez estaba mas cerca del arma perfecta para ella. Claro que, aquellas eran de entrenamiento y estaban pensadas para las manos de cualquiera.
Pero los números iban cuadrando en mi cabeza.
—Vale, repetimos lo de antes otra vez y me vuelves a decir qué tal.
Le sabía mal que el espadachín desechase cada dibujo con lo que ella decía, pues estaba desperdiciando las ideas y los posibles proyectos solo porque ella negaba. Apretó los labios y asintió, sin tampoco dar más problemas al experto.
«Dos opciones...» Reiji explicó la posibilidad de elegir entre flexibilidad o resistencia, y ella sopesó sus posibilidades, y aunque estuvo muy tentada en pedirle que le dejase aquella que había cogido para mostrarle su uso, pero luego pensó que seguramente esa la podría utilizar más adelante, cuando de verdad tuviera algo de experiencia con el uso de aquellas armas.
Y Reiji, el experto, no tardó en afirmárselo.
—Pero creo que te va mejor algo totalmente rígido.
Ella asintió, tomando el arma que el Sasaki le ofrecía.
—Vale, repetimos lo de antes otra vez y me vuelves a decir qué tal.
Volvió a asentir y movió el bastón de un lado a otro, cortando el aire, golpeándolo como si de un enemigo invisible se tratase. Aquel arma estaba bien para ella, era ligera y se acomodaba a sus manos, así que no le costaba tanto blandirla. El problema, siempre, radicaba en la poca experiencia que tenía, aunque la sonrisa de emoción que había aparecido al atacar con ella era visible para el chico.
Dejó de moverla y se la tendió a Reiji, sonriente aun.
—Creo que esta irá bien, bueno, creo, a mí me ha gustado.
Pero esperaría a que él dijera qué había visto con sus ojos de herrero.
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
Parecía que había dado en el clavo esa vez. El tamaño y el peso de ese arma parecían perfectos para Eri. Se la veía moverla con mas facilidad que las anteriores, con el cuerpo menos rígido y parecía contenta.
No era perfecta, desde luego, pero que fuese un arma única para ella, era mi trabajo. Volví a arrancar la hoja de papel y la deje junto a las demás. En esta tercera, había varios monigotes de forma humanoide golpeando al aire con la naginata. Puede que dibujar personas no fuese lo mio, pero la Nagitana estaba hecha con todo detalle, incluso me había molestado en dibujar varios modelos de la hoja con las flores de cerezo.
—Creo que esta irá bien, bueno, creo, a mí me ha gustado.
—Si, ahora solo hay que perfeccionarla, pero ese es mi trabajo. Haré una Naginata con la que te sentirás tan cómoda, que pensarás que es una extensión de tu propio brazo.
Recogí la naginata y la dejé en su sitio. Luego volví a donde había dejado las tres hojas de dibujos y las recogí. Volví a acercarme a Eri y le enseñe el ultimo, donde estaban las hojas con los pétalos. El resto de dibujos eran solo tomas de medidas.
—He estado tomando apuntes y me ha dado tiempo a hacer varios modelos con los pétalos de cerezo. ¿Cual te gusta más? ¿Tienes otra idea mejor? La puedo hacer en un momento.
18/02/2020, 11:30 (Última modificación: 18/02/2020, 17:00 por Uzumaki Eri. Editado 1 vez en total.)
—Si, ahora solo hay que perfeccionarla, pero ese es mi trabajo. Haré una Naginata con la que te sentirás tan cómoda, que pensarás que es una extensión de tu propio brazo.
Eri sonrió, emocionada, mientras le devolvía la naginata de entrenamiento a Reiji, imaginándose numerosos tipos de arma que se pudieran amoldar tan bien a su mano como él decía.
No tardó en acercarse con tres bocetos dibujados con mimo y detalle, sobre todo las armas que eran realmente fieles a la realidad. «Me pregunto, si no fuera herrero... ¿Sería dibujante? »
—Están genial los bocetos, Reiji-san, ¿dónde aprendiste a dibujar? —preguntó, curiosa.
Pero no se podían desviar del tema tampoco. Reiji le enseñó otros diseños que tenía esta vez sobre los pétalos que ella le había dicho que quería en la hoja.
—He estado tomando apuntes y me ha dado tiempo a hacer varios modelos con los pétalos de cerezo. ¿Cual te gusta más? ¿Tienes otra idea mejor? La puedo hacer en un momento.
Estaba maravillada con el talento del chico, tanto, que todos los modelos le parecían ya de por si perfectos. Pero tendría que elegir, pues era su arma, al fin y al cabo.
—Este —señaló. Era el más simple pero a su vez el que parecía tener muy bien detallado lo que ella había imaginado—. Creo que es el que más pega conmigo, aunque todos están genial, me lo has puesto difícil.
No pudo evitar elogiarlo de nuevo.
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
—Están genial los bocetos, Reiji-san, ¿dónde aprendiste a dibujar?
—Gracias. Tuve mucho tiempo en la academia.
Aunque no lo recordaba como algo especialmente bueno. Empecé a dibujar por que estaba bastante solo y no tenia nada mejor que hacer, dibujaba objetos, por que ninguna de las personas a las que veía me caía lo suficientemente bien como para hacer un dibujo suyo. Al final, termine dibujando solamente armas, lo que me vino bastante bien.
También recordé lo que aquéllos idiotas le hacían a mi libreta de dibujo. Me la quitaban y la usaban para practicar su ninjutsu. La quemaban con Katon o la enterraban con doton, también la empapaban con suiton o la hacían pedazos con fuuton. Quizás esa era otra de las razones por las que únicamente dibujaba armas u objetos cotidianos, como flores o muebles.
—Este —Por suerte la voz de Eri me trajo de vuelta de aquellos recuerdos tan... agridulces.—. Creo que es el que más pega conmigo, aunque todos están genial, me lo has puesto difícil.
—¡Perfecto! Ese también es mi favorito, encaja bastante bien contigo.
Me tomaba mi trabajo bastante en serio. Sobretodo por que aunque me lo hubiesen encargado a mí, mi padre no iba a tolerar que algo por debajo de su estándar de perfección llevase el nombre de los Sasaki. Pero también me apasionaba lo que hacía.
—Tardaré como unas dos semanas mas o menos en tenerlo listo. ¿Quieres pasar y tomar un té o algo?
En realidad en cuanto se fuera volvería al trabajo. O mejor dicho, lo empezaría. Pero como se trataba de una amiga, tenía que ser cortes e invitarla. Mi madre apreciaba bastante el tema de los modales.
—¡Perfecto! Ese también es mi favorito, encaja bastante bien contigo.
La chica se llevó una mano a su rostro, sonrojándose ligeramente por lo último dicho. ¿Encajaba bien con ella? ¿Estaría verdaderamente seguro de aquello? Si él era el experto, no podía objetar, además; después de ver sus diseños, estaba dispuesta a seguirle en todo.
—Tardaré como unas dos semanas mas o menos en tenerlo listo. ¿Quieres pasar y tomar un té o algo?
—Oh —exclamó, realmente sin esperar aquel ofrecimiento—. La verdad es que me gustaría tomar algo de té frío, sé que estamos en invierno, pero hoy me apetece —admitió, aunque luego negó rápidamente y lo miró a los ojos—. ¿Pero no te meteré en problemas si no vuelves al trabajo? Quiero decir, no quiero molestar y después de todo vas a hacerme un arma...
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
—Oh. La verdad es que me gustaría tomar algo de té frío, sé que estamos en invierno, pero hoy me apetece —Bueno, a mi también me apetecía algo frío, luego iba a tener que volver al infierno de la forja.—. ¿Pero no te meteré en problemas si no vuelves al trabajo? Quiero decir, no quiero molestar y después de todo vas a hacerme un arma...
—No te preocupes. —Hice un gesto con la mano restándole importacia. —Al fin y al cabo estoy atendiendo a un cliente, y normalmente solo hay dos personas trabajando.
Aunque desde que llegó Yuuna, era mas normal ver a tres personas allí. Ella había aceptado trabajar con nosotros cuando se lo había sugerido, y los días que no tenia academia, o a veces cuando volvía y no era el día libre, trabajaba allí.
—En fin, no le des muchas vueltas, sígueme, esto a veces es un poco laberíntico.
Dije guiando a Eri hacia fuera del Dojo. A veces, tener una casa grande podía suponer una ventaja, otras... Bueno, había gente que podía perderse por los pasillos.
Había que volver a cruzar el jardín para alcanzar la casa, y a mitad del camino, una muchacha de caballos anaranjados y cargada con un cesto de ropa se cruzó con nosotros. Eri la reconocería. Era Sakura.
—Buenos días, Eri-san — saludo agachando la cabeza en una pequeña reverencia en dirección a Eri.
Y a mi me miró con una cara muy rara ¿No se creería que...
—Eri solo e... —Pero ni siquiera me dejó terminar la frase, se había dado la vuelta y había continuado con su camino. —...a pedir un arma...
Al principio parecía que se lo había tomado bastante bien, o al menos lo bien que te puedes tomar ese tipo de noticias, pero luego... últimamente estaba actuando de una forma muy extraña.
Suspiré.
—No le des mucha importancia... Supongo que es lo normal cuando se rompe una relación.
19/02/2020, 00:51 (Última modificación: 19/02/2020, 00:52 por Uzumaki Eri.)
Reiji negó la necesidad de volver inmediatamente al trabajo, alegando que, al estar atendiendo a uno de los clientes, no pasaba nada por mantenerse ausente de la forja. También, al encontrarse su padre y otra empleada, podían llevarlo como normalmente lo hacían, así que Eri no objetó más en el asunto.
—Sígueme, esto a veces es un poco laberíntico.
La kunoichi asintió, siguiéndole fuera del Dojo sin ningún percance, cruzando el jardín por el que habían venido hasta que una cara familiar apareció en escena, arrancando una pequeña sonrisa en la Uzumaki.
—Buenos días, Eri-san.
—Buenos días, Sakura-san —saludó de vuelta, haciendo una leve inclinación de cabeza hacia la muchacha.
Pero a Reiji no le dedicó más que una mirada difícil de interpretar, dejándolo con la palabra en la boca sobre la razón de su visita. Lo miró sin entender del todo qué ocurría allí, hasta que escuchó como el Sasaki suspiraba con cansancio.
—No le des mucha importancia... Supongo que es lo normal cuando se rompe una relación.
—¡Oh! ¿Sakura-san y tú...? —se sorprendió, atando pequeños cabos sueltos en su cabeza—. Lo siento mucho, deben estar pasándolo mal... Vaya.
No sabía muy bien qué decir en aquella situación, pues, aunque ella había pasado por una ruptura no hacía mucho, no conocía qué razones tenían ambos para terminar con la suya. Sea cual fuese.
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
—No pasa nada, es culpa mía. No se me dan bien estas cosas e igual no lo hice de la mejor manera.
Aunque pensaba, por como había ido la conversación con Sakura, que no era algo tan grave. Tenia que haber pasado algo estos últimos días. Algo de lo que yo no era consciente. Eso, o yo era tan tonto como para ni haberme dado cuenta de que estaba así desde el principio.
También me sentía a veces un poco mal, por que, a pesar de todo, yo era bastante feliz con Yuuna. Era un sentimiento.... Raro. Quizás un poco de culpabilidad, pero no podía dividir mi corazón en dos y darle una mitad a cada una, ambas se merecían un corazón entero y yo había decidido entregarle el mío a Yuuna.
Quizás, en un futuro, Sakura encontrase a alguien que también le entregara por completo su corazón.
—En fin, ¿Como es que has decidido elegir como arma la Naginata?
Pregunté mientras nosotros también continuábamos nuestro camino por el jardín en dirección a la casa. No tardaríamos mucho en alcanzarla. Estaba separada del Dojo pero no tanto.
Entramos por una de las puertas correderas que daba al jardín. Aquella sala era bastante grande, pero continúe guiandola a través de los pasillos de la casa hasta llegar a la cocina, que tenia una mesa con sillas de madera a su alrededor.
Le ofrecí asiento.
—¿Que tipo de té prefieres? Tengo casi de todo, que a mi me encanta el té.
21/02/2020, 11:07 (Última modificación: 21/02/2020, 11:07 por Uzumaki Eri.)
Reiji afirmaba que era culpa suya, y Eri no dijo nada, pensativa. Quizá ya se había enterado de todo lo que se tenía que enterar y no quería ahondar demasiado en su vida privada, al igual que a ella no le gustaba que se metieran en la suya.
—En fin, ¿Como es que has decidido elegir como arma la Naginata?
Eri sopesó su respuesta, más que nada para no apurarse y decir lo primero que le viniera a la cabeza como a cierta pupila que recordaba. Antes de que se diera cuenta, ya estaban casi al lado de la gran casa que Reiji tenía en Uzushiogakure. ¿No tendría más? ¿No?
Quizá a los herreros les vendría bien expandir el negocio...
—Pensé que, como no soy muy fuerte, podría darle más uso a otras armas que no fueran katanas... Y decidí probar con las Naginatas, vaya, no sé, no suelo ver a nadie usarlas igualmente —se encogió de hombros. Quizá no era tan diferente a Hana.
Abrió una de las puertas correderas y entraron a una sala enorme, pero allí no se quedaron. Poco tardaron en recorrer los pasillos hasta llegar a la cocina. Eri tomó asiento en una silla de madera junto a una mesa y esperó.
—¿Que tipo de té prefieres? Tengo casi de todo, que a mi me encanta el té.
—Té verde, frío, por favor —pidió, posando sus dos manos en el regazo—. ¿Cuál dirías que es tu preferido?
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
Dije mientras abría un armario donde había varios botecitos de té y alcanzaba el de té verde. Seria el mismo para mi también. En general me gustaban todos por igual.
—. ¿Cuál dirías que es tu preferido?
Aquello era como preguntarle a un niño que eligiera su primera mascota entre un perrito, un gatito y un pajarito. La respuesta era bastante difícil.
—No sabría decirte, la verdad, me gustan casi todos por igual. No es que tenga una favorito, y elegir entre tantos se me hace difícil. Supongo que para alguien a quien le guste menos el té sera más fácil elegir.
Cuando la bebida estuvo lista, la serví en dos tazas y las coloqué sobre la mesa, una justo delante de Eri, y la otra para mi, que me iba a sentar justo en frente. Pero antes de sentarme...