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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#31
Observó, entretenida, como Reiji preparaba el té pedido. Buscó en un armario el que había querido ella y tomó doble también para él, e inconscientemente sonrió ante aquello.

No sabría decirte, la verdad, me gustan casi todos por igual. No es que tenga una favorito, y elegir entre tantos se me hace difícil. Supongo que para alguien a quien le guste menos el té sera más fácil elegir.

Ese sería su caso, probablemente. Solo le gustaban dos: el té verde y el té rojo, le dabas otros y seguramente los rechazaría de forma amable o los aceptaría para desperdiciarlos. No era para nada como Reiji en ese aspecto.

Debe ser difícil para ti elegir qué té beber muchas veces —comentó, rodeando con ambas manos la taza que el herrero había servido para ella.

¿Quieres algo para acompañar?

¡Oh! No, no hace falta, con el té estoy bien —afirmó, levantando ligeramente la taza.

Aprovechó para beber un sorbo. Echaba de menos beber té, ¡y sobre todo, té frío!

Reiji-san —llamó la atención la Uzumaki, sin levantar los ojos de su taza—. ¿Qué piensas de las personas que fallan sus misiones?
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#32
Reiji-san. ¿Qué piensas de las personas que fallan sus misiones?

Esa pregunta tampoco era sencilla. Había muchos factores a tener en cuenta. ¿La había fallado por que había sufrido un percance? ¿Los enemigos eran mas fuertes de lo esperado por el rango de la misión?

Esa pregunta también es difícil de responder. Somos seres humanos, podemos equivocarnos, meter la pata hasta el fondo.

Y yo era el primero que lo había hecho. No es que mi viaje con Katsudon fuera una misión. Pero si que era importante para Uzushiogakure. Y yo había metido la pata muchas veces. Con los samuráis. Con Yuuna. Con Katsudon. Luchando con los ninjas del copo de nieve...

Esta claro que si fallas una y otra y otra vez, hay algo que no estas haciendo bien, pero no creo que sea nada malo fallar alguna vez.

Yo no había fracasado ninguna misión y aún así me había considerado a mi mismo lo peor de lo peor. A veces lo sentía todavía. Que yo estaba en el fondo. A bajo del todo de la cadena de poder. Con todos los demás arriba del todo. Inalcanzables.

Sin embargo, había llegado a ver la luz. Había visto como, sujetándome a la mano que me tendrían mis amigos, como Datsue o Katsudon, o a la mano que me tendía Yuuna, podía escalar esa montaña.

Muchas veces nos tropezamos, nos caemos, y pensamos que ya no merece la pena continuar y llegar hasta el final, pero olvidamos que lo importante no es llegar lo antes posible, lo importante es el camino que recorremos, como lo hacemos, con quién lo hacemos.

Yo mismo era un ejemplo de la primera parte. Había tirado la toalla, me había tropezado como ninja, no había sabido continuar el camino, y mi solución había sido devolver la bandada y dar media vuelta.
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#33
Esa pregunta también es difícil de responder. Somos seres humanos, podemos equivocarnos, meter la pata hasta el fondo.

Eri agarró de nuevo su taza, mirando como el líquido hacía pequeñas ondas con el movimiento que la kunoichi le daba. Había pensado mucho en ese tema, en cómo no era capaz de finalizar numerosas misiones que le habían sido asignadas y como había hecho también fallar a compañeros por sus malas decisiones.

Y en esos pensamientos siempre asomaba una espina con nombres: ¿Y si no estoy hecha para esto? ¿Y si por mi culpa hago que maten a alguien?, y si... era su compañero en las noches oscuras y en los días en penumbra que se pasaba estudiando en su casa, cuando su cuerpo no le dejaba salir para entrenar.

Esta claro que si fallas una y otra y otra vez, hay algo que no estas haciendo bien, pero no creo que sea nada malo fallar alguna vez.

¿Pero y si el problema no recaía en fallar una vez? ¿Y si todo lo que hacías terminaba en fracaso?

Muchas veces nos tropezamos, nos caemos, y pensamos que ya no merece la pena continuar y llegar hasta el final, pero olvidamos que lo importante no es llegar lo antes posible, lo importante es el camino que recorremos, como lo hacemos, con quién lo hacemos.

Levantó la mirada para cruzarla con la verdosa de Reiji. Sus palabras eran sabias, pero no servían de bálsamo para su corazón dubitativo. No sabía, tampoco, si él se había encontrado en una situación similar a la suya, o simplemente eran delirios de una adolescente.

Tienes razón, Reiji-san —dijo, segundos más tarde—. Supongo que todos tenemos momentos de debilidad...
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#34
Tienes razón, Reiji-san —era mas bien experiencia que razón.—. Supongo que todos tenemos momentos de debilidad...

Estaba seguro que incluso el mismísimo Uzukage había dudado alguna vez. Era fácil que un solo fallo te hiciera replantearte tu carrera como ninja, sobretodo si el fallo conllevaba una gran perdida. Y no tenia por que ser culpa tuya, pero a veces la culpa te nubla el corazón. Otra de las cosas que había aprendido.

Los he vivido constantemente, pero aquí estoy. Soy incapaz de hacer mas de un solo sello, lo que me dificulta bastante el uso del ninjutsu. Lo se desde que iba a la academia.

Por suerte, con el tiempo, había aprendido otras formas de ninjutsu que no requerían el uso de sellos para ser usadas. Incluso una de las insignias de Uzushiogakure.

Pensaba que jamás podría convertirme en ninja, pero al parecer me dieron la bandana. Por unas cosas y otras, acabé por presentarme delante de Hanabi y devolverle la bandana.

Pero alguien me había abierto los ojos. Algo me había hecho ver más allá. Y gracias a eso había conocido a Yuuna. A su lado me sentía mucho menos inútil. Más capaz. Quizás por eso había decidido grabar aquella frase en esa espada.

Pero recuperé mi bandana, volví a ver el camino y continúe andando. No se lo que me espera al final, pero estoy bien con lo que tengo ahora.
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#35
Los he vivido constantemente, pero aquí estoy. Soy incapaz de hacer mas de un solo sello, lo que me dificulta bastante el uso del ninjutsu. Lo se desde que iba a la academia.

«¿No sabe hacer sellos? ¿Y cómo ha llegado tan lejos? No sé cómo se tiene en tan poca estima entonces, debe de ser un poderoso espadachín...», pensó, mirándole con asombro. Sin duda, ante ella se encontraba un genio de Uzushiogakure.

Pensaba que jamás podría convertirme en ninja, pero al parecer me dieron la bandana. Por unas cosas y otras, acabé por presentarme delante de Hanabi y devolverle la bandana.

Eri supuso que aquello fue uno de sus momentos de debilidad. ¿Cuándo sería aquello? ¿Tras el examen de Chunin? ¿O quizá al comienzo de todo? ¿No se veía capaz?

Pero recuperé mi bandana, volví a ver el camino y continúe andando. No se lo que me espera al final, pero estoy bien con lo que tengo ahora.

¿Por qué la devolviste? Si puedo saberlo... Claro. —Aquella pregunta salió sin ser pensada de entre los labios de la chica, que ahora se encontraban fruncidos por haber hablado de más. Sentía curiosidad por lo que había impulsado a aquel chico a devolver su bandana, y seguramente no era ninguna tontería.

Aunque la hubiera recuperado, ella sentía todavía muchas dudas.
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#36
Porque no era capaz de verme como un ninja. Me miraba al espejo y solo veía un fracasado. Un tipo con trozo de metal que ni siquiera era capaz de ver lo que ocurría delante de sus ojos.

Fue todo un cúmulo de sentimientos negativos. La incapacidad de ver más allá en el camino. También era un idiota, incapaz de ver lo que estaba mal aunque lo pusieran frente a mis ojos.

Me veía a mi mismo incapaz de avanzar, para mi, yo era el peor de todos los gennin. Incluso de los que se graduaban después de mí.

No sabía cómo avanzar. Estaba estancado. Perdido. ¿Como iba a ser yo capaz de algo? Me pregunté una y otra vez para que me servía la bandana. Y una y otra vez solo encontraba una respuesta.

Solo servía para avergonzar a esta villa. Imaginate tener que presentar a un ninja incapaz de hacer ninjutsu frente al resto de las villas.¿No se reirían los otros Kages de ti?

»Un ninja incapaz de hacer técnicas ninjas. Suena cómico. Hasta yo mismo me reiría si me lo dijeran y no se tratase de mí.Hanabi intentó convencerme de que no abandonase la Bandana. Pero no lo consiguió.


En aquel entonces sus argumentos no me convencieron. No me veía diferente a lo que podía ser un civil. Y en eso me convertí.

Le di un sorbo a la taza de té.

Pero ya no pienso así.
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#37
Porque no era capaz de verme como un ninja. Me miraba al espejo y solo veía un fracasado. Un tipo con trozo de metal que ni siquiera era capaz de ver lo que ocurría delante de sus ojos.

De nuevo aquel sentimiento de empatía con el chico volvió a recorrerla, sintiendo un pequeño escalofrío.

Me veía a mi mismo incapaz de avanzar, para mi, yo era el peor de todos los gennin. Incluso de los que se graduaban después de mí. Solo servía para avergonzar a esta villa. Imaginate tener que presentar a un ninja incapaz de hacer ninjutsu frente al resto de las villas.¿No se reirían los otros Kages de ti?

Dejó caer su mirada de nuevo sobre el líquido verde que tenía delante. Ella lo había imaginado como alguien tan sumamente diestro con las armas e inteligente en combate que se había graduado sin saber hacer ninjutsu, pero eso era todo lo contrario a los ojos del joven Reiji, protagonista de aquella historia: inútil frente a los ojos de los jefes, incapaz de formular un sello, simplemente siendo un eslabón más, y, para él; el último.

Un ninja incapaz de hacer técnicas ninjas. Suena cómico. Hasta yo mismo me reiría si me lo dijeran y no se tratase de mí.Hanabi intentó convencerme de que no abandonase la Bandana. Pero no lo consiguió.

Ella era algo más cobarde en ese aspecto. Ni si quiera daría la cara ante Hanabi.

Pero ya no pienso así.

Arqueó ambas cejas mientras se llevaba la taza a la boca, pero justo antes de sorber, preguntó:

¿Y qué fue lo que te hizo cambiar de idea?
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#38
Hablé con Datsue sobre el tema, me convenció para que volviera a intentarlo, pero si te soy sincero, seguía sin ver el camino.

Cuando salí de uzuahiogakure solo tenia dudas. Dudas que se fueron acentuando a lo largo del viaje, entre metedura de pata y metedura de pata. Y la peor parte fue lo de la prisión.

Para mi era todo oscuro. Por mucho que hubiera dicho Datsue, seguía sin encontrar mi sitio, mi camino, no veía la luz. Temia terminar volviendo a entregar la bandana.

Por que había sido todo un desastre. Desde el principio hasta el final. Al menos esa había sido mi sensación gran parte del viaje. La sensación de estar retrasando a Katsudon, de no ser más que una carga. Pero... Pero encontré mi Sol.

Pero volví a ver salir la luz de sol. —Si, me estaba refieriendo claramente a Yuuna, y no al astro. —Alguien me dijo que mis inseguridades y mis miedos no se irían jamas, pero que si confiaba en mis compañeros, en mis amigos, en la gente que me importaba, ellos estarían allí para apoyarme y ayudarme a superarlos.

»A veces las palabras son mas poderosas que cualquier ninjutsu y son capaces de alcanzar el corazón mas rápido que cualquier puñal. Para bien o para mal.

Bebí otro sorbo del té.

»Y a mi esas palabras me hicieron cambiar de opinión.
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#39
Hablé con Datsue sobre el tema, me convenció para que volviera a intentarlo, pero si te soy sincero, seguía sin ver el camino. Para mi era todo oscuro. Por mucho que hubiera dicho Datsue, seguía sin encontrar mi sitio, mi camino, no veía la luz. Temía terminar volviendo a entregar la bandana.

Datsue el carismático siempre dispuesto a ayudar. Sonrió al escuchar como había sido él el que había hablado con Reiji de ese tema, pero aunque recuperase su bandana seguía sintiéndose igual de perdido, o eso fue lo que entendió la pelirroja, que entre sorbo y palabra, ya se había terminado su té.

Pero volví a ver salir la luz de sol. Alguien me dijo que mis inseguridades y mis miedos no se irían jamás, pero que si confiaba en mis compañeros, en mis amigos, en la gente que me importaba, ellos estarían allí para apoyarme y ayudarme a superarlos. A veces las palabras son mas poderosas que cualquier ninjutsu y son capaces de alcanzar el corazón mas rápido que cualquier puñal. Para bien o para mal.

Se llevó una mano al mentón, sopesando las palabras del chico. Él tenía razón, sin duda, aquellas palabras eran muy fuertes, capaces incluso de doblegar a alguien antes que cualquier arma de filo o técnica poderosa. No olvidaba como, a veces, su madre le contaba que muchos de los protagonistas de cuentos se hacían fuertes a través de la amistad y el amor, pero ella solo conocía el entrenamiento, y su corazón, algo roto, no sabía bien cuál era su camino.

Pero parecía ser que habría alguno para ella, al igual que hubo uno para Reiji.

Y a mi esas palabras me hicieron cambiar de opinión.

Sin duda, seguro que fueron muy poderosas en ti —asintió ella, con una pequeña sonrisa—. Espero que quien te las haya dicho de verdad las sienta.

Lo dijo con un tono más de envidia que de reproche pues, aunque ella tenía mucha gente a su alrededor, se sentía más sola que nunca. Posó su mano en la mesa y se levantó con cuidado, volviendo luego a mirar a Reiji.

Creo que ya te he robado mucho tiempo, Reiji-san —comentó con algo de culpa—. No quiero que tengas problemas por mi culpa.
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#40
Sin duda, seguro que fueron muy poderosas en ti —Pues si, a veces aún sentía que me perdia, pero cuando miraba al sol, volvía a encontrar el camino—. Espero que quien te las haya dicho de verdad las sienta.

Estoy totalmente seguro de que lo siente.

¿Que duda podría tener? Había confiado en mí pese a todo. Casi se mata para salvar el barco y además, había decidido servir a Uzishiogakure para estar conmigo.

Creo que ya te he robado mucho tiempo, Reiji-san —tampoco era para tanto, y la mayoría del tiempo había sido cuestión de trabajo—. No quiero que tengas problemas por mi culpa.

No te preocupes, el cliente es lo primero, y si el cliente quiere tomarse un té... Puede esperarse, los amigos van antes que los clientes ¿No?

Me terminé la taza de té de un trago y me puse en pié para acompañarla a la salida. Básicamente, por donde había entrado. Aunque dudaba que se acordase del camino.

Puede que de mi no suenen tan poderosas las palabras, pero si necesitas, aunque sea hablar del tiempo mientras tomamos un té, puedes interrumpirme mientras trabajo.

»Y siempre podemos avisar también a Datsue y hacer otra fiestecilla. Eso si, la comida mejor la pongo yo.
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#41
No te preocupes, el cliente es lo primero, y si el cliente quiere tomarse un té... Puede esperarse, los amigos van antes que los clientes ¿No?

Ella asintió, pues Reiji tenía razón y no iba a llevarle la contraria tampoco, aunque sintiera que podía estar interponiéndose en su trabajo por estar robándole el tiempo. Él había afirmado que no ocurría semejante cosa, pero ella se sentía un pequeño incordio.

Puede que de mi no suenen tan poderosas las palabras, pero si necesitas, aunque sea hablar del tiempo mientras tomamos un té, puedes interrumpirme mientras trabajo.

Aquello hizo que Eri se girase al chico, con los ojos brillantes. Había sido de ayuda hablar con él y sentía que ella podía dar más de ella de lo que estaba dando, y buscar aquello que la impulsase, aunque fuese complicado, pues esperaba que lo encontrase al final de su búsqueda.

Muchas gracias, Reiji-san, de verdad que tus palabras me alegran mucho —agradeció—. No dudaré sin necesito venir a charlar.

Y sonrió, esta vez de forma totalmente sincera.

Y siempre podemos avisar también a Datsue y hacer otra fiestecilla. Eso si, la comida mejor la pongo yo.

¡Estaría muy bien! Yo también podría ayudar... —se ofreció, dirigiéndose a la salida donde él la indicaba—. Así ayudamos todos.
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#42
!Pues si¡ Seguro que otra fiestecita de esas, pero con un buen final, nos subiría la moral a todos!

A ella parecía que le hacia falta algo por el estilo, estaba de ánimos bajos, aunque las ultimas palabras parecían haberle echo efecto positivo. Pero claro ¿Cuanto duraría?

Era cómo en el caso de Yuuna. Estaba seguro que, aunque yo estaba siempre ahí para ella, de vez en cuando echaba de menos a los suyo, y era lo mas normal del mundo. Pero seguro que tanto lo de su padre como lo de su madre, aún la atormentaba de vez en cuando.

Y yo quería que sonriera, sincera, como aquella vez en el barco. Por que cuando sonreía de esa forma, su luz era mucho mas intensa.

En cuanto a Eri... Ella también necesitaba sonreir, pero para eso ella tenía que encontrar de nuevo su camino. Tendría que volver a ver la luz iluminarlo. Y yo estaba seguro de que, tarde o temprano, lo conseguiría, al fin y al cabo, ella era una gran shinobi.

En fin Eri, —Dije mientras llegábamos a la puerta principal de la casa tras seguir un camino de piedra que daba a dos grandes puertas de madera. —En dos semanas puedes pasarte a por tu arma, pero como he dicho, si necesitas cualquier cosa, ven cuando quieras.

La puerta de la derecha tenia una puerta mas pequeña que procedí a abrir.

Un par de calles más hacia delante esta el jardín de los cerezos, no tiene perdida desde aquí.


Puedes hacer un timeskip si quieres, tengo ideas para continuar la trama, siempre que tú quieras Sonrisa
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#43
¡Pues si! Seguro que otra fiestecita de esas, pero con un buen final, nos subiría la moral a todos!

Eri asintió de forma energética. A pesar de que la última fiesta fuera un fiasco por el problema de la comida envenenada de Datsue, siempre había algún que otro ánimo para celebrar una nueva solo por hacer que la gente se reencontrase y vivieran un buen momento.

No cruzaron más palabra y juntos fueron llegando a la puerta principal de la casa, siguiendo el camino que Eri seguía sin memorizar.

En fin Eri, en dos semanas puedes pasarte a por tu arma, pero como he dicho, si necesitas cualquier cosa, ven cuando quieras.

En dos semanas estaré aquí, Reiji-san, ¡estoy deseosa de verlo! —aquella exclamación fue totalmente sincera. Realmente tenía ganas de saber cómo sería aquello que el herrero tenía en mente, así que, con una gran sonrisa, asintió y dio una pequeña reverencia, siguiendo lo que le había indicado el moreno.

Aunque, si la preguntaban, se habría perdido después un par de veces antes de encontrar el jardín.

• • •

Dos semanas habían pasado, dos semanas que Eri había utilizado para entrenar y pedirle prestada una naginata a su hermano para ir practicando, con el corazón desbocado solo por los pensamientos de tener su propia y única arma entre sus manos. Así que, caminando más deprisa de lo que puede hacer una persona normal, se encaminó a la forja de los Sasaki.

Unos minutos más tarde y con el corazón queriendo salir de su pecho, entró por la puerta y saludó:

Buenos días.

E iría a la zona de trabajo de Reiji.
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#44
Fueron dos semanas de duro trabajo. La Naginata de Eri tenia que ser completamente perfecta. Primero, por que se lo había prometido, y segundo, por que mi padre no dejaría que algo que no pasara por su estándar terminase en manos de un cliente.

Y cuando la terminé, justo un día antes de lo que había dicho a Eri, me sentí muy realizado. Esperaba que Eri sintiera que era tan perfecta como yo. Que la viera con los mismos ojos o con mejores de lo que yo la veía.

Por que había llegado el día. Había llegado la hora de la verdad. Fue la voz de Eri la que lo anunció cuando entró por la puerta y se dirigió justo a donde estaba yo.

¡Buenos días Eri-san!

Todos saludaron al verla pasar. Y todos habían sido testigos del proceso de creación de la Naginata, por lo que todos esperaban que le gustase, aunque fijo que no tanto como yo.

Vamos de nuevo al Dojo, tu Naginata te espera allí.

Dije mientras me levantaba de mi sitio, y me colocaba la camiseta que tenia atada a la cintura. Por que dentro hacía calor, pero fuera era invierno. La guíe por el mismo camino que la otra vez.

Guié a Eri por el mismo camino que habíamos seguido la primera vez, cruzando el estanque de las carpas en dirección al Dojo.

Allí, cubierta por una sabana de color blanco hueso, aguardaba la Naginata que yo mismo había creado. Única. Especial. Hecha para que encajara a la perfección con Eri y solo con Eri.

Aparté la sabana con cuidado, dejando a la vista aquella obra de artesanía, cuyo mango se apoyaba en horizontal sobre dos palos de madera que terminaban en forma de U. Expuesta como si se tratase de una reliquia.

Y para mi lo era.

Venga, cógela. —la animé a que la empuñara por primera vez mientras me apartaba un poco. —¿Que te parece?
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#45
¡Buenos días Eri-san!

Aquella voz fue guía de sus pasos cuando llegó a la forja, y con una sonrisa tonta, se acercó al Sasaki, no sin antes devolver las miradas a todos aquellos que la habían saludado nada más llegar.

Vamos de nuevo al Dojo, tu Naginata te espera allí.

Que nervios —fue lo que escucharía Reiji mientras Eri seguía su camino, justo detrás de él una vez se hubiera colocado la camiseta. El mismo camino por la misma senda que él dictaba y que ella acataba con sus piernas, cruzando aquel estanque donde había descubierto que el padre de Reiji quería criar carpas. No tardaron mucho más en llegar al dojo donde reposaba su ansiada Naginata.

Su corazón bombeaba con fuerza al mirar el sitio que indicaba Reiji. Allí, cubierta por una sábana de color blanco, estaba el arma que había pedido. Y cuando la destapó, su corazón paró momentáneamente para observarla: tal y como la había imaginado, allí estaba.

Y era toda suya.

Venga, cógela.

Eri asintió, aunque caminó despacio, con cuidado, como si se tratase de un sueño del que no quería despertar. Alargó su mano y la tomó entre las dos. No tenía palabras para describir lo perfecta que era.

¿Que te parece?

E-es... Es perfecta, es incluso más perfecta de lo que me había imaginado —afirmó, incluso con miedo de probarla por si acaso la rompía o algo—. No sé si...

Con cuidado, la colocó en su mano diestra y la movió, como si quisiera cortar el aire. Era maravilloso ver como se amoldaba a su mano perfectamente, luego dio otro golpe, y otro, era una experiencia que gratificaba a su corazón y hacia que una sonrisa se posicionase en su rostro.

Es perfecta, de verdad.
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