El regreso de los lechugos

[Sasagani Yota]

La moral del grupo estaba por las nubes. Todos parecían querer demostrar las joyas que tenía Kusagakure en su poder. Ranko quería deslumbrar desde la segunda división, la cual estuvo diseñada probablemente para todos aquellos que participaban por primera vez en el torneo, Daigo también quería demostrar su talento natural y llegar más lejos que en el la edición de 217. Lo mismo se podía aplicar en mí. ni siquiera la despedida de Hana Sora había tenido un efecto negativo, todos estaban realmente motivados.

— ¡Lleguemos todos a las finales, pues!

Alcé el puño, completamente integrado en mi papel de motivador.

···

Caminamos durante media hora más antes de cruzar las puertas de la aldea de lo samurais donde íbamos a permanecer durante las próximas semanas. Mostramos nuestras acreditaciones como shinobis de la hierba y como combatientes y accedimos a su interior. Nuestra residencia iba a ser la misma que la de la otra vez, por lo que Daigo y yo ya nos conocíamos el camino.

— Creo que aprovecharé para instalarme y descansar un poco. Si les apetece luego podemos salir para cenar — dije para cuando estábamos en frente de las puertas de Kitanoya.

[Sagiso Ranko]

”Lleguemos todos a las finales…” Las palabras del rubio resonaron en la cabeza de la kunoichi por largo rato, incluso hasta después de pasar por seguridad y entrar propiamente al Valle de los Dojos. "Pues… ya estoy aquí."

Ranko siguió a Yota y a Daigo hasta la zona donde se hospedarían, pues era la primera vez de la chica en el lugar. Asintió hacia el comentario del rubio.

—¡M-me encantaría! T-tengo mucha hambre después de tal caminata… Aco-acomodaré mis cosas y… —El paquete que su hermana le había dado regresó a su pensamiento, y los nervios se amontonaron aun más en su estómago, sin saber por qué —. Y tal vez medite un poco.

Les dedicó una profunda y agradecida reverencia y, muy pensativa, se retiró a la habitación que ocuparía.

[Tsukiyama Daigo]

Sonriente y animado a más no poder, el chico continuó viajando junto a sus compañeros hasta que finalmente llegaron al Valle. Allí fue relativamente sencillo guiarse, comparado con la edición anterior, pues los chicos ya conocían el camino a Kitanoya.

En cuanto llegaron al lugar donde se hospedarían, Yota les propuso al grupo quedar más tarde para ir a cenar.

—¡Claro! ¿Qué dicen? ¿Barbacoa?

Luego de separarse, cada uno de los kusajin se fue a su propia habitación para instalarse. Allí Daigo apenas entraría para tirar sus cosas en la cama antes de salir a correr.

No sabía si eran los nervios, pero no podía simplemente quedarse quieto en su habitación.

¡Por fin habían llegado al Valle! ¡Qué emoción!