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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
—¿Qu-qué pasa?— Preguntó y volteó a ve al cánido, confundido por los gestos de este al tirar de sus prendas.

Y entonces, el sol finalmente se ocultó. El viento sopló, cono si diese paso a algo más. Se escucharon pasos, alguien o algo corría a toda velocidad hasta el sitio y parecían ser varios. Rao abrió los ojos con terror, aunque a esas alturas ya no sabía a que debía temer en realidad. Algunas de las víctimas cesaron sus llantos por un instante mientras volteaban a ver hasta la fuente del sonido.

Dos hombres se asomaron corriendo. Uno era alto y estirado en todos los aspectos: brazos largos, piernas largas y cara larga. Carecía totalmente de cabellos y llevaba dos enormes argollas en las orejas. Sobre su calva tenía un tatuaje, el cuál parecía un extraño patrón de rombos. El otro era un tanto más bajo, de pelo negro y ojos rasgados. Su media melena llegaba por sobre los hombros y tenía una boca alargada.

—¡¿Pero qué demonios a pasado aquí?!— Parpadeó el tipo de la cabellera alargada

—Primero Búho no regresa y ahora esto. ¿Acaso Konda rompió nuestro trato?— Se cruzó de brazos el calvo.

Finalmente, el tercero se asomó con una altura más propia de bestia que de hombre. Medía fácilmente los dos metros y todo su cuerpo era en extremo robusto. Su pelo estaba atado con peinado tradicional.

—Alguien parece tener muchas ganas de que le rompa el cuello — llegó a paso lento.

Uno de los sujetos a quién Etsu podría reconocer como el que jalaba la carreta hizo nuevamente acto de aparición.

—¡Ha-han venido!— Se acercó corriendo hasta el pelinegro para arrodillarse delante de él, únicamente para luego recibir una patada en el estómago y luego otra en la cara.

—¿Quién te dio permiso a tocarme?— Resopló.

Otra de las mujeres que se hallaba ahí llorando juntó las manos y alzó la mirada hasta el grupo recién llegado.

—¡POR FAVOR AYÚDENOS! Muchos han salido heridos, y no tenemos dinero para tratarlos. Un chico ebrio vino y causó destrozos por todo el pueblo. El médico está en estado crítico y quizá no pase de esta noche. Por favor, por favor. Nos hemos callado y ayudado como nos pidieron. ¡CUMPLAN SU PARTE DEL TRATO!— Sollozaba la mujer.

El gordo y el flaco se cruzaron de brazos, mientras el pelinegro se rascó la nuca.

—Ya, está bien, pero no chilles — Puso los brazos en jarra y caminó hasta la fémina. —Pero sólo para los que realmente estén heridos de gravedad. Llévenlos a algún pueblo vecino, pero los que se queden tendrán que trabajar el doble por sus familiares heridos para pagarnos. ¿De acuerdo? — Alzó la ceja.

La mujer, con un nudo en la garganta, asintió.

El larguirucho se acercó para ver el daño, recogió la tierra negruzca con las yemas de sus dedos y olfateó.

—Oye Puma no hay duda, usó las bombas de azufre que íbamos a vender.

—¿Alguien que quiere quitarnos el negocio? Creía haber exterminado a las demás pandillas del sector...

Y allá en lo alto del cielo nocturno, una guacamaya azul sobrevolaba y observaba el desastre ocurrido.
[Imagen: 7FT8VMk.gif]

RushHablo || Pienso || NarroRush

~Ausente los fines de semana~
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Para cuando quiso darse cuenta, el tiempo se les venía encima. La noche había caído, y con ello las malas bestias salían de sus guaridas, creyéndose reyes bajo la penumbra. Aparecieron los tres restantes, o al menos eso pudo suponer Etsu para cuando vio el panorama. Uno de ellos encajaba perfectamente con la descripción que le habían dado sobre el supuesto más fuerte de ellos, todo un mastodonte. Por otro lado, no dejaban de ser 3 contra 1, y quizás conocedores de ninjutsu.

El peligro era realmente significativo.

Por ello, primero optó por que Akane trajese a Rao hasta un lugar donde pudiese dirigirle la palabra. Akane mordería las prendas del campesino, tratando de guiarlo hasta un lugar donde no hubiese nadie. Allí, Etsu aún disfrazado de can se acercaría al tuerto, y disimilaría un poco hasta estar totalmente seguro de que nadie los podía escuchar.

Rao, soy yo... escúchame con atención. —se presentó. —Todo éso de ahí, se ha ido mucho de las manos. He descubierto que los cuatro trafican con armas de shinobis, y que pueden incluso ser antiguos renegados. Traté de alejar a los campesinos con unas de esas bombas de humo, pero resultaron ser inflamables, y terminaron explotando al contacto con las antorchas...

»No hay excusa, lo siento mucho por lo sucedido... jamás pensé que pudiese pasar algo así... pero... pero eso no cambia lo que pasó. Soy el responsable de eso...

»Te pido un único favor, déjame compensarlo deteniendo a los cuatro. Voy a acabar con ellos ya que están aquí, y cuando haya acabado, me presentaré como responsable de lo sucedido, y que... quien deba, me imponga un castigo por lo sucedido...

Hasta no saber si tenía el beneplácito de Rao, no podía continuar. Tenía que saber si al menos le dejaba continuar con la misión, si tenía aún esa posibilidad. Además, en caso de ser así necesitaría una última cosa de él.

Si estás de acuerdo, necesito que intentes alejar a la gente de la plaza, que trates de que todos se vayan lo más lejos posible. No sé de qué son capaces, y no quiero que nadie más corra peligro.
~ No muerdas lo que no piensas comerte ~
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El ave que revoloteaba por lo alto seguía sobrevolando la zona, ignorando a los cánidos y a aquel desvalido ciudadano.

Rao confió y siguió a Akane, aunque casi le da el infarto en cuando escuchó al otro perro callejero hablarle, sólo para descubrir que se trataba en realidad del Inuzuka.

—¡¿Pero qué dices Etsu?!— Su único ojo se abrió como plato mientras negaba con la cabeza y su quijada casi caía al piso mientras el pobre hombre se arrodillaba en la desesperación, dejando caer por sus mejillas gotas de líquido salino. —Entonces si fuiste tú... Cuando lo escuché de los aldeanos no quería creerlo, pero ahora, ya no sé ni como sentirme — Agachó la mirada hasta el suelo.

¿Tristeza, enojo? No sabía ya ni porqué lloraba. ¿Quién tenía la culpa de todo realmente?

—No sé ya si hice lo correcto — Apretó los puños. —No me pidas oportunidades, no soy yo quién debe darlas — Su voz era monótona.

»¿Entiendes lo que sucede ahora? Los heridos, no tienen ya dónde caerse muertos. En este punto los Cuatro de Ibaraki son ahora los únicos que pueden sufragar los gastos de esta gente. Si los derrotas ahora mismo, ¿quién va a ayudar a las víctimas del accidente? Es verdad, es una jodida extorsión lo que hacen al cobrar luego, pero es eso o dejar a su suerte a los aldeanos. ¡Yo no sé que más hacer ya! No quiero saber nada más.
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RushHablo || Pienso || NarroRush

~Ausente los fines de semana~
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El tuerto no daba crédito a lo que escuchaba, se le veía realmente afectado. Era obvio, y más aún teniendo en cuenta que había sido él quien había contratado al shinobi, no podía sentirse de otra forma que no fuese mal. Aunque si cabía decir, el Inuzuka se sentía aún peor por lo que había pasado, aunque ahora mismo no tuviese tiempo para lamentaciones. Los astros se habían alineado, y tenía todo a punto para poder acabar la misión...

El hombre sin embargo ya no sabía ni que hacer. Dudaba de si había hecho lo correcto, y con los puños cerrados en rabia y sufrimiento, escupió que no le pidiese segundas oportunidades. Según él, no era sobre el que recaía eso, y tras ello explicó que ahora Los Cuatro se verían como la única salvación. Según comentaba, el dinero de éstos sería lo que ayudaría a los campesino, aunque el acceder a éste dinero luego les acarrearía más problemas. El tuerto decía que no quería saber nada más, pero daba a entender que la extorsión de esos bandidos era la única salida.

Pero no siempre está todo como se ve de mal, ¿no? —¡Hay otra solución para las victimas! —anunció el can. —Mi familia tiene dinero, me guste o no. Podría pedirle a mi abuelo que pague todos los gastos médicos de las victimas y familiares, y que lo tome como mi culpa. Ninguno tendrá que pagar nada, yo acarrearé las consecuencias, yo y solo yo. Así pondremos por fin final a las extorsiones, y podré acabar aquí y ahora con éstos renegados.

»Y para cuando todo ésto termine, le pediré al abuelo que financie el comercio de telas de aquí. Así podréis salir mejor del bache, y él conseguirá telas para vestir a los aprendices del dojo. Creo que así todos ganamos... pero en fin...

»Solo quise convertirme en shinobi para ayudar a la gente... si fallo en algo tan simple como eso... no tengo ni razón de seguir... ¡Déjame compensar mis fallos! ¡Por favor!
~ No muerdas lo que no piensas comerte ~
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—¡Etsu!— Rao alzó la mirada de pronto y abrió la boca sin dar crédito a las palabras del Inuzuka. Apretó los dientes, además de arrastrar los dedos en la tierra dejando surcos con las uñas. Una última oportunidad. —A estas alturas yo también tengo que dar la cara a este pueblo. Le mentí a ellos y a mi esposa, pero todo esto se inició también por mi deseo de liberar al pueblo — Su único ojo parecía brillar con determinación. Una que parecía haber perdido, pero que volvió ante las palabras del Inuzuka. En ese incidente estaban implicados los dos en primer lugar.

—Está bien. Haré todo lo posible por alejar a los pueblerinos, y creo que ya sé como... — Sonrió, por primera vez en mucho tiempo. —¡Si puedo serte de ayuda yo también daré lo máximo! — Se llevó el puño al pecho y volteó a ver a la dirección del pueblo. —¡No hay tiempo que perder! — Echó a correr a toda la velocidad que sus piernas de civil le daban.

En el centro del pueblo, los cuatro, o mejor dicho, los tres que quedaban ya parecían estar anotando los nombres de las personas a las que les iban a cobrar.

¡HUYAN HUYAN! Llegó Rao sacudiendo ambas manos por lo alto. ¡EL VAGO EBRIO A VUELTO! ¡VIENE HACIA ACÁ! ¡HA DICHO QUE GOLPEARÁ A LOS ANCIANOS Y SE LLEVARÁ A LOS NIÑOS! Aquella última afirmación era una de las únicas tonterías que se le ocurría decir.

Sin embargo, con el pánico previamente extendido y visto los visto, era hasta creíble para los ciudadanos aterrorizados.

¡CORRAN CORRAN! ¡SÁLVENNOS! ¡IBARAKI! Llegó a postrarse hasta los pies de Puma.

—¡¿OYE JODER RAO QUE MIERDA HACES?!— Intentó desprendérselo.

Sin embargo, los aterrorizados lugareños pronto empezaron a escapar en todas direcciones como pollos sin cabeza, buscando refugio en sus casas.

—¡¿A dónde creen que van?! ¡Aún no he pasado lista a todos! Alegó el de cabellos largos.
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RushHablo || Pienso || NarroRush

~Ausente los fines de semana~
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El Inuzuka, incluso con su poca capacidad de hablar con otras personas, consiguió a base de determinación y razonamiento que el tuerto confiase en las posibilidades que aún habían en pié. Rendirse y dejar las cosas peor que como las habían encontrado no era para nada una opción, debían actuar para que al menos el ciclo terminase de una vez por todas. Necesitaban parar de un puta vez esa maldita rueda llamada desdicha. El hombre hasta sonrió, y aseguró tener la manera de hacer correr al resto de los paisanos. Con las mismas echó a correr en lo que Etsu buscaba cobijo para deshacer la técnica.

Lo que nunca llegó a esperar es que la infalible manera de asustar a los civiles por parte de Rao no fuese otra que usarlo a modo de hombre del saco. Eso le tocó bien duro en la patata a Etsu, quisiera o no era consciente de todo el dolor que había provocado por una acción tan absurda. Tenía una cara tremenda sobre los hombros, abrumadora...

Era peor que el jodido hombre del saco.

Tragó saliva, e hizo de tripas corazón. No le quedaba otra, debía acabar lo que había empezado. Así pues comenzó a andar tal y como bien había practicado tanto tiempo, imitando a una persona ebria. Se arrastró por la pared de la casa que tenía más próxima a la calle, buscando desembocar en la plaza de nuevo. Todos corrían buscando refugio del Inuzuka, lo temían más incluso que a Los Cuatro, y aun estando ellos intentando tranquilizar las cosas, no podían. La situación se les iba de las manos, justo lo que el rastas necesitaba. Cuanta menos ente hubiese de por medio, menos podrían ser victimas indirectas.

¡Eeeehhh... túuUU! ¡G-gorDOooo! —señaló ni más ni menos que al más grande. —Liiinpia éss-toque... n-noooOOO veah commo l-o tiene...

Se apoyó sobre la pared con la mayor parte del cuerpo, como si apenas pudiese con su alma, en lo que pasaba la mano por su cara. Sus ojos buscaron entre los pocos que habían allí, escogiendo al afortunado Puma.

»Y t-tu... ponme... ponme algode b-de bebe...

Entre tanto, las palabras con Akane sobraban. Él estaba acechando desde atrás, escondido más allá del callejón, con los oídos puestos en lo que sucedía por si debía intervenir. Que lo hiciese directamente podía ser un poco más incriminador para identificarlo como shinobi, lo cuál no querían.
~ No muerdas lo que no piensas comerte ~
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—¡AHHHH AHÍ ESTÁ!— gritó Rao como con pánico antes de echarse él mismo a huir también, no sin ates voltear a ver al Inuzuka una última vez. Ahora era él quién le dedicó un guiño del ojo.

Los pobladores seguían huyendo, pero los tres habían pasado su total atención hasta el Inuzuka. Ignoraron totalmente las provocaciones del borracho. Pese a que podía lucir como un simple charamilero, no iban a subestimarlo. Si les había arrancado un compañero y casi volado al pueblo, no era alguien con quién contenerse. Planeaban despacharlo rápido para luego tirar su cadáver por el puente como siempre lo hacían para dejar un mensaje a cualquier posible idiota que intentase imitarlo.

Oso se tronó los dedos, Culebra sacó por su parte tres extrañas navajas que parecían picas de naipe.

Puma, sacó, ¿papeles? Pero no cualesquiera. Etsu podría identificarlos como los similares a los sellos shinobi, pero no le era posible apreciar desde su posición el kanji inscrito para saber de que tipo eran. Por ahora sólo tenía tres. ¿Qué tan bueno o malo era eso? Quién sabe si quería descubrirlo.

Culebra corrió e intentó rodear al joven sin acercarse, cada metro, lanzaba una de las navajas en dirección al borracho sin terminar de acercarse, con un total de cinco navajas lanzadas. Oso sacó dos manoplas con púas, acoplándolas alineadas con sus nudillos para luego acercarse a la dirección a donde Etsu corriese. Su combo era simple, que el calvo forzase al ebrio a ir directo hasta el gordo. Puma pronto sacó una extraña y fina cuerda, roja, ¿de qué se trataba?



Puma
PV

200/200



Culebra
PV

150/150


Posibles daños: 5 PV Corte superficial, 8 PV Corte, 14 PV Impacto/Penetración por navaja

Oso
PV

285/285


[Imagen: 7FT8VMk.gif]

RushHablo || Pienso || NarroRush

~Ausente los fines de semana~
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Las provocaciones del Inuzuka ni surgieron efecto en los maleantes que atrevían a llamarse Los Cuatro. Éstos parecían mas que conscientes de lo que el rastas había llegado a hacer, y no parecían dispuestos a subestimarlo en absoluto. Quizás incluso sabían o temían que había podido acabar con Búho, pues éste no llegó a regresar con ellos.

Para alivio del Inuzuka, al menos Rao había podido cumplir con lo propuesto, haciendo que todos los campesinos y campesinas huyesen del lugar despavoridos. En última instancia, hasta él mismo sentenció la jugada con una rápida salida de escena, no sin antes propinarle al genin un guiño. El hombre confiaba en que éste cumpliría con su palabra, después de todo lo que había dicho e inspirado... no le quedaba otra que cumplir.

No podían imaginar un final distinto, lo ansiaban ambos.

El grandullón —Al que seguramente apodaban Oso— se crujió los dedos, en lo que el más pequeño sacaba unas extrañas y finas navajas que no trató de ocultar al genin. Por su parte, el tercero sacó unas especies de papeles, como si se tratase de algún tipo de sello explosivo, sonoro, o de humo. Al menos esos eran los tipos de sellos que el Inuzuka había llegado a ver, y/o probar.

«Sin duda alguna, éstos tres tipos debieron ser shinobis en algún momento. Quizás el grandullón es pura fuerza, pero los otros dos al menos... se ven que saben bastante de armamento, y hasta tienen una formación bien calculada. No puede ser pura casualidad, es imposible...»

Si, la verdad es que las cosas no pintaban nada bien para el chico. Un genin contra tres antiguos shinobis, de los cuales no sabía siquiera si habían llegado a más que genin. Por pura probabilidad, estaba bien jodido.

Habiendo visto de lo que eran capaces esas armas del carro, no podía confiarse en absoluto de lo que podían llegar a estar manipulando esos renegados. Lo mismo las ligeras cuchillas del flacucho estaban incluso envenenadas, o los sellos que manejaba el otro tipo eran explosivos con los que volar el pueblo entero. Quizás exageraba, pero al igual que ellos no pensaban subestimarlo, él tampoco pensaba subestimarles. La situación, o el sentimiento, iba a ser recíproco.

Etsu no se lo pensó dos veces, y como si no viniese a cuento, tosió dos veces. Una clara señal para Akane, de que estuviese preparado para actuar.

Entonces, el malabarista de cuchillos empezó a correr hacia un flanco —Manteniendo las distancias en todo momento— del Inuzuka, en lo que su compañero Oso se colocaba su propia arma. En éste caso se trataba de unas manoplas, con unas grotescas púas que sobresalían a modo de puños americanos. El primer mencionado más que acertar directamente en el genin —Que también—, parecía querer llevarlo, o empujarlo indirectamente, hacia el grandullón. Obviamente, era una combinación de lo más clásica, confiando en que el de mayor tamaño haría trizas al de las rastas.

«Si juego limpio... tengo todas las de perder...»

Echó el peso de su cuerpo hacia detrás un poco, esquivando la primera cuchilla por poco en lo que parecía que se fuese a caer de espaldas. Pero rápidamente retomó el control de su cuerpo y avanzó un par de pasos, tambaleándose entre medio un par de veces, y evadiendo con ello otra de las cuchillas. Su estilo borracho hacía realmente difícil predecir hacia dónde debía lanzar los cuchillos, pues no se quedaba quieto un solo segundo, ni se movía como cualquier otra persona. Pero el lanzador de cuchillos tampoco se vería del todo frustrado, pues era posible que pensase que estaba cumpliendo con su parte del trabajo... estaba haciendo que el borrachuzo se dirigiese a Oso.

¡O... O-oieeeee! —Bramó, otra vez al grande.

Un paso absurdo hacia detrás, y otros dos hacia delante, y quizás uno hacia el lado entre tanto. Un par de cuchillas más volaron a su lado, pero evadidas con sumo esfuerzo. Tropezó, o pareció tropezar a poco del grandullón, dejando que una quinta cuchilla volase por encima de su cabeza, para con ello dar una pequeña voltereta sobre sí mismo y acabar de nuevo en pié, a poco más de tres metros del grandullón.

«Ésto no me gusta en absoluto, no es algo que esté pensado para hacerse de ésta manera... pero... es la única forma de acabar con ésto rápido... MUY rápido...»

Alcanzó a dar apenas un paso más, y lanzó un puñetazo directo al rostro de Oso. Un puñetazo con su zurda, que seguramente al hombre ni le hiciesen cosquillas. Era una mole, puro músculo, una máquina de pelear. Pero el puñetazo no era más que una distracción, para detenerlo apenas llegase a la altura del rostro, y enseñarle su dedo índice indicando hacia arriba.

¿Por qué?

Porque no era más que una manera de llamar la atención de sus ojos, una mera patraña.

En mitad de camino de lo mencionado sobre el puño, también lanzó su pierna derecha directa hacia esa zona donde ningún hombre puede desarrollar musculatura. Esa zona donde toda la virilidad se puede arrugar con una mera caricia a más velocidad de la adecuada. Esa zona de incontables apodos y nombres, a cada cuál más singular. Esa zona que... en fin, a esa zona.

Y lejos de ser una mera patada, iba cargada con toda la fuerza que podía llegar a acarrear la pierna del Inuzuka. Si llegaba a impactar en la mencionada zona, el hombre ya podía despedirse del carnet de padre. Eso no lo iba a poder reconstruir ni el mejor cirujano de toda Oonindo.

De acertar, el gesto de la mano se esfumaría, y tomaría al grandullón de la cabeza con la mismas para de un jalón estamparle la cara contra el suelo. —¡QueeeeE L-LIINpie! ¡Seee-so!



Estado de Etsu


Vida

200/200



Chakra

170/190

- 20



—Objetos:
  • 3 bolas de humo de azufre [Bolsillo del pantalón]


    * Ninguna AO *

    0/5 turnos Göken





    • Fuerza: 60
    • Resistencia: 30
    • Aguante: 30
    • Agilidad: 50
    • Destreza: 65
    • Poder: 30
    • Inteligencia: 30
    • Carisma: 20
    • Voluntad: 40
    • Percepción: 40


    ¤ Gōken Ryū (Taijutsu)
    ¤ Zui Quan (Cuarta evolutiva)


    • Daño recibido: --
    • Posible daño causado: 32 PV/ Patada a genitales con Göken, y 16 PV/ lanzamiento contra el suelo.



Estado de Akane


Vida

80/80



Chakra

115/115




  • Fuerza: 20
  • Resistencia: 20
  • Aguante: 10
  • Agilidad: 20
  • Destreza: 20
  • Poder: 10
  • Inteligencia: 30
  • Carisma: 10
  • Voluntad: 25
  • Percepción: 30


--


  • Daño recibido: --
  • Posible daño causado: --
~ No muerdas lo que no piensas comerte ~
Responder
Si bien en un inicio parecía que el plan de los maleantes iba perfectamente en marcha a la hora de acorralar al borracho, este último no sería presa fácil. Acometió en contra del gigante, aunque realmente parecía no estar yendo a ningún lado. Las cuchillas no lograron impactar al genin, pues parecían simplemente irse de largo ante los erráticos deslices del vagabundo. Un mundo de cabeza, dónde los bandidos pretendían quedar como los buenos del cuento. Los héroes que defenderían al pueblo sin nombre. Sin embargo, el joven en el que Rao depositó su confianza era realmente su única esperanza. Esta vez, el villano debía ganar por el bien de todos.

Una finta, puñetazo que pretendía engañar al grandulón que seguramente cumplía con todos los estereotipos de mucho músculo y poco cerebro en aspecto. Oh, pero esto no era un cuento de ficción. El reflejo del hombre había sido ladear la cabeza de un puñetazoque nunca llegó, aunque lejos de sumirse en la confusión lanzó un golpe con los nudillos hacia abajo que debido a la diferencia de alturas daría en la coronilla del genin justo al mismo tiempo que la patada en la virilidad del sujeto, arrebatándole el aliento. Aunque, el golpe que se había llevado el Inuzuka tampoco había sido suave, siendo de una potencia equivalente a la del propio shinobi e impidiéndole quedar indemne para la realización del agarre.

Aquel golpe bajo aparte de dejarlo probablemente sin la oportunidad de tener descendencia en un futuro, le arrebató el aliento. El hombre caería de espaldas, giraría hasta quedar en posición fetal y usaría sus manos para proteger sus ahora mallugadas partes nobles, con la cara roja y haciendo el esfuerzo posible para no echarse a llorar ahí mismo cuando en realidad ahora tenía la cara roja y los ojos totalmente abiertos.

Pero el calvo no se había quedado como mero espectador, pues parte de aprovechar su superioridad numérica era justamente la de saber como jugar sucio. Por eso, mientras la acción ocurría el maleante ya había lanzado cuatro navajas, pero esta vez dirigidas a las piernas para que aquel loco ebrio dejase de saltar como mono por todos lados.

Puma, parecía estar, ¿haciendo nudos? Sí, estaba atando aquel cordel rojo. ¿Qué estaba tramando?



Puma
PV

200/200



Culebra
PV

150/150


Posibles daños: 5 PV Corte superficial, 8 PV Corte, 14 PV Impacto/Penetración por navaja

Oso
PV

254/285

-31

ATRIBUTO DESCUBIERTO: Resistencia 50
Daños: Puñetazo con manopla: 28 PV
[Imagen: 7FT8VMk.gif]

RushHablo || Pienso || NarroRush

~Ausente los fines de semana~
Responder
Etsu consiguió avanzar hasta el grandullón, al cuál hizo caer en redondo con la patada en los genitales, no sin antes llevarse un golpetazo en la cabeza. El hombre de gran porte de encogió como un niño chico, adoptando una posición fetal casi al instante. El Inuzuka se llevó las manos a la cabeza, en lo que esgrimía un quejido de dolor. Pero no tuvo mucho tiempo para quejarse, pues casi al instante varios metales volaron indiscriminadamente haca sus piernas.

«¡¡Hostiaputajoder!!»

Un chuchillo rozó su pierna derecha, y otro se clavó en su muslo. El otro par los pudo evadir saltando rápidamente hacia un lado, por meros reflejos. Tomó el cuchillo que tenía hincado en el muslo, y lo sacó del mismo para esgrimirlo él. No lo sostuvo por mucho tiempo en las manos, rápidamente se lo lanzó al que andaba anudando sellos, en pos de desconcentrarlo como mínimo. Si tenía un poco de suerte, lo heriría en las manos, pues es a donde lanzó la navaja ensangrentada.

Avanzó un paso más hacia el flanco, y retrocedió un par, para de pronto salir en plena carrera directo hacia el mismo que había lanzado el cuchillo, hacia el que estaba liado con los sellos. Era arriesgado dejar de lado nuevamente al maleante de los cuchillos de lado, pero seguramente era aún peor idea dejar a sus anchas al tipo que se estaba tomando su tiempo elaborando... lo que fuese eso. Sin embargo, la carrera no duró demasiado, o pareció no durar demasiado. De pronto, el chico de rastas desapareció, literalmente.

Como un rayo que cae en mitad de un valle, el borracho se pondría al lado del tipo, cargando con un puñetazo de izquierda directo al rostro del hombre. Buscando no darle tiempo a reaccionar, con las mismas giraría sobre sí mismo y atacaría con su codo diestro, para rematar el giro golpeando con su codo izquierdo.

Vamos, haría como si fuese una batidora, girando sobre sí mismo.



Estado de Etsu


Vida

150/200

- 28
- 8
- 14


Chakra

156/190

- 14



—Objetos:
  • 3 bolas de humo de azufre [Bolsillo del pantalón]


    * Ninguna AO *

    1/5 turnos Göken


    0/5 turnos Shunshin





    • Fuerza: 60
    • Resistencia: 30
    • Aguante: 30
    • Agilidad: 50
    • Destreza: 65
    • Poder: 30
    • Inteligencia: 30
    • Carisma: 20
    • Voluntad: 40
    • Percepción: 40


    ¤ Zui Quan (Cuarta evolutiva)
    ¤ Shunshin no Jutsu (Ninjutsu)


    • Daño recibido: --
    • Posible daño causado: 18 PV/Puñetazo, 17 PV/Codazo, 17 PV/ Otro codazo.



Estado de Akane


Vida

80/80



Chakra

115/115




  • Fuerza: 20
  • Resistencia: 20
  • Aguante: 10
  • Agilidad: 20
  • Destreza: 20
  • Poder: 10
  • Inteligencia: 30
  • Carisma: 10
  • Voluntad: 25
  • Percepción: 30


--


  • Daño recibido: --
  • Posible daño causado: --
~ No muerdas lo que no piensas comerte ~
Responder
Luego de la esterilización gratuita, Oso aún estaba resentido del daño a su intimidad por lo que no tenía fuerzas ni ganas de intentar seguir con la mirada al rastas. Culebra por su lado trató de enfocarlo en su mira. Pocos habían que luego de recibir aquellos navajazos en las piernas pudiesen moverse a tal presteza, pero en cuando el Inuzuka desapareció de su vista parpadeó y no pudo localizarlo a tiempo.

Puma fue sorprendido con la guardia baja, viéndose forzado a tensar la cuerda en cuanto el puñetazo llegó a su rostro.

¡BOOM!

Sí sí, boom. Un estallido leve que inmediatamente separó a ambos. Los dos nudos restantes estallaron en secuencia, pero dado el distanciamiento estos no llegaron a impactar ya a ninguno de los dos. Puma recibió el puñetazo y el explosión inicial, viéndose forzado a soltar todo lo que tenía en las manos, incluyendo los papeles misteriosos y el resto de la cuerda rojiza.

No iba a poder recuperarse de ello de inmediato, se había quemado un poco las manos por el estallido. En su lugar, Culebra al localizar al Etsu recién impactado lanzó dos navajas más a su torso, sólo para luego echar a correr para recoger las que había utilizado en su estratagema inicial con Oso. Incluso ellos tenían recursos limitados.

Mientras esto ocurría, algo sucedería en el bosque. El perro que estaba fuera de la batalla, podría notarlo: Humo negro saliendo en la lejanía del bosque, un poco más allá atrás de la guarida de Koke, además de un rojo que empezaba distinguirse entre las copas de los árboles.



Puma
PV

165/200

-20
-15

ATRIBUTO DESCUBIERTO: Resistencia 30
ATRIBUTO DESCUBIERTO: Destreza 40
Daños: 20 PV Explosión de Cordel


¤ Cordel Pirotécnico
- Tipo: Consumible
- Tamaño: Mediano
- Requisitos: Destreza 40
- Daño: 20 PV/explosión
- Efectos adicionales: -
Cordel rojo misterioso de dos metros de largo enrollado con una mecha de pólvora en su interior. Para evitar accidentes, sólo detonará cuando se arme al menos un nudo. Al tensar la cuerda, ocurrirá una pequeña explosión en el nudo que además se encadenará con cada nudo formado, con un máximo de 5.

Culebra
PV

150/150


Posibles daños: 5 PV Corte superficial, 8 PV Corte, 14 PV Impacto/Penetración por navaja
ATRIBUTO DESCUBIERTO: Agilidad 40

Oso
PV

254/285


Fuerza 60
Resistencia 50

[Imagen: 7FT8VMk.gif]

RushHablo || Pienso || NarroRush

~Ausente los fines de semana~
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Ante la acometida malintencionada del Inuzuka, su oponente cayó en pura sorpresa ante la velocidad del rastas, y terminó por hacer mal uso de lo que tenía entre manos. El resultado no fue otro que una explosión que separaría a ambos justo tras el puñetazo de Etsu, seguida de una traca que por el distanciamiento recién ganado no llegaría a suponer un peligro para ninguno. Eso sí, el combate ni por asomo terminaba, no había sido más que una leve pausa en el estrepitoso fragor de la batalla.

¡Tsk! —chasqueó la lengua en lo que caía de espaldas contra el suelo.

Su mirada buscó furtivamente a malabarista de navajas, que obviamente no iba a desaprovechar una oportunidad así. Tal y como pensó el rastas, un par de cuchillas más se arrojaron directas hacia él, buscando no darle un solo respiro. Etsu rodó de manera absurda hacia detrás, como quien recién está aprendiendo a dar volteretas y rueda por el suelo en su lugar. Dejando a escasos centímetros las navajas hincadas en el suelo, volvería a rodar sobre sí mismo y se lanzaría en un puñetazo en pleno salto contra Puma.

Entre tanto, Culebra se movía raudo y veloz hacia el mastodonte castrado, donde buscaría recuperar unas cuantas navajas más que lanzar. Ésto podía ser un inconveniente, pero debía dejar fuera de combate al tipo de los explosivos. Ahora sabía de buena tinta quién podía llegar a ser el más peligroso de los Cuatro.

Conforme Etsu se lanzase con un puñetazo en salto, el propósito del mismo se vería rápidamente alterado. Lo que en un inicio parecía ser un puñetazo, se convertiría en ultimo momento en una palmada, que sería rápidamente imitada por su zurda. Si llegaba a topar con ambas manos, o al menos con la suficiente fuerza a su oponente, lanzaría ahora sí un verdadero golpe; su rodilla derecha buscaría rápidamente el estómago de Puma.

«¡Ahora!»

Con las mismas, el agarre inicial pasaría a convertirse en un abarazo, aprovechando la posible dolencia de su antagonista. Si todo iba sobre lo planeado, el agarre pasaría con Puma por sobre su cabeza, y terminaría clavando al maleante tras Etsu en un súplex que bien le hubiese gustado bramar en su verdadero nombre.


[...]

Akane pudo observar que algo se cocía tras las hileras de árboles. Era solo cuestión de tiempo que todo se echase sobre esa aldea condenada a la destrucción. Con toda prisa, se adentró por el callejón e intentó discernir un poco la situación tras un vistazo rápido. No lo pensó demasiado, con las mismas buscó rápidamente al tipo que iba a por armas, Culebra y se lanzó a morderle el brazo que empuñase el arma por sorpresa.



Estado de Etsu


Vida

130/200

- 20


Chakra

126/190

- 30



—Objetos:
  • 3 bolas de humo de azufre [Bolsillo del pantalón]


    * Ninguna AO *

    1/5 turnos Göken


    0/5 turnos Shunshin





    • Fuerza: 60
    • Resistencia: 30
    • Aguante: 30
    • Agilidad: 50
    • Destreza: 65
    • Poder: 30
    • Inteligencia: 30
    • Carisma: 20
    • Voluntad: 40
    • Percepción: 40


    ¤ Zui Quan (Cuarta evolutiva)
    ¤ Inuzuka no Suplex (Segunda evolutiva)


    • Daño recibido: 20 PV
    • Posible daño causado: 18 PV/Puñetazo, 50 PV/Súplex.



Estado de Akane


Vida

80/80



Chakra

115/115




  • Fuerza: 20
  • Resistencia: 20
  • Aguante: 10
  • Agilidad: 20
  • Destreza: 20
  • Poder: 10
  • Inteligencia: 30
  • Carisma: 10
  • Voluntad: 25
  • Percepción: 30


--


  • Daño recibido: --
  • Posible daño causado: 14 PV/Mordisco
~ No muerdas lo que no piensas comerte ~
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El de cabellos largos apenas logró incorporarse, buscando dónde habían caído sus misterioso sellos. Pero el ardor era demasiado fuerte para que pudiera reaccionar correctamente y se descuidó. Aún sin la finta de Etsu no hubiese podido esquivarlo aunque lo viese venir, y de por sí no era ni de cerca ta presto como el Inuzuka estando a su plena capacidad. Desarmado de sus artilugios, Puma parecía no tener mucho más para defenderse del genin a cortas distancias, recibiendo de lleno tanto el golpe en la cara, sólo para luego ser alzado y recibir reverendo golpe en su cabeza. Un poco más fuerte, y los discos de su cuello seguramente se hubiesen roto. La sangre brotó desde su corinilla y sus dientes se astillaron por un forzado mordisco tras el golpe. Sus ojos se fueron hacia atrás, pero aún logró dejó escapar un leve suspiro. Estaba tan atolondrado que no podía emitir mayor quejido, ni moverse demasiado, y no lo haría en un buen rato.

Culebra por otro lado se encontraba recuperando sus armas cuando el cánido apareció en escena de improviso. Lo último que esperaba era que un perro cruzado con lobo se interpusiera en su camino.

—¡¿Qué mierda?!— Exclamó al recibir el mordisco en su brazo derecho. —¡Suéltame saco de pulgas!— Pese a todo, parecía poder usar ambas extremidades. Con un juego de manos hábil, deslizó la navaja entre sus dedos hasta la zurda dispuesto a lanzarla al abdomen del canino.

Oso seguía en el suelo, aunque parecía poder al menos girar su cabeza. Su mirada se desvió hasta lo rojizo en el bosque, sólo para luego abrir los ojos cuando una explosión se sucedió en la lejanía de la montaña y el rojo se reflejó en sus orbes. Los otros dos quizá también lo habrían notado, pero estaban demasiado ocupados con sus respectivos oponentes para voltear a ver.

—¡LA BODEGA! — Finalmente sacó fuerzas para al menos despegar la barbilla del piso, girando el cuello a la dirección del fuego que parecía estar expandiéndose en el bosque.



Puma
PV

100/200

-15
-50

Resistencia 30
Destreza 30
ATRIBUTO DESCUBIERTO: Voluntad 25
CONTUSIÓN GENERAL 1/5

Culebra
PV

138/150

-12

Posibles daños: 5 PV Corte superficial, 8 PV Corte, 14 PV Impacto/Penetración por navaja
ATRIBUTO DESCUBIERTO: Resistencia 20
Agilidad 40
ATRIBUTO DESCUBIERTO: Destreza 45

Oso
PV

254/285


Fuerza 60
Resistencia 50

[Imagen: 52d8ad50047bf932a8025d18140361beb0ac2092.gifv]
Ausente los fines de semana

RushHablo || «Pienso» || NarroRush
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La sangre corría por las venas del Inuzuka a toda velocidad, haciendo parecer al tiempo un eterno compañero de aventuras. La adrenalina que circulaba por su torrente, casi parecía convertir los segundos en años, y los minutos en décadas. Estaba algo resentido, no había salido impune de todo lo que se había avecinado, y obvio era que aún parecía quedar un buen trecho.

Por suerte, su combinación de taijutsu acertó de lleno, logrando cavar un agujero en la defensa de su oponente, y haciendo que éste terminase preso de un golpe en la cabeza que lo desubicó por completo. El tremendo golpe resonó con crudeza, aunque lo más llamativo seguramente sería la atención que ganaría el reguero de color carmesí que poco a poco desalojaba la cabeza del maleante. Etsu, aka Kito, rodó rápidamente hacia el flanco, y tras ello tomaría uno de los cuchillos que amablemente Culebra le había ofrecido. Si pavor alguno, lo lanzaría directo al cuello del propio dueño del mismo. Se trataba de una situación de vida o muerte, pues Akane se había lanzado al ataque y Culebra había reaccionado hacia él.

Estaba más que claro para el rastas, la vida de su hermano era mucho mas valiosa que la de cualquiera de éstos renegados.

Akane tampoco era tonto, se había estado entrenando a diario en el combate cuerpo a cuerpo durante años. Además, su vista y oído eran muy superiores a los de Etsu. No tardó en ver que el susodicho se revolvía en su contra, con lo cuál dejaría de lado el mordisco rápidamente, saltando hacia detrás y girando sobre sí mismo. Un remolino amarillento, en eso se convirtió por un instante, teniendo como consecuencia un rociado de su orina en todas direcciones, buscando principalmente cegar al tipo de los cuchillos.

Entre tanto, el grandullón pareció haber recuperado la consciencia, al menos parte de ella. Pero lejos de preocuparse por la situación del campo de batalla, vociferó "LA BODEGA". El gigante derrumbado pareció temer más por las pérdidas materiales que por cualquier otra cosa.

El Inuzuka rodaría en ese mismo instante sobre sí mismo, cayendo con el codo directamente sobre la cabeza de Puma. Si bien aún tenía algo de consciencia, iba de sacársela a base de golpes.



Estado de Etsu


Vida

130/200



Chakra

131/190

+ 5



—Objetos:
  • 3 bolas de humo de azufre [Bolsillo del pantalón]


    * Ninguna AO *

    2/5 turnos Göken


    0/5 turnos Shunshin





    • Fuerza: 60
    • Resistencia: 30
    • Aguante: 30
    • Agilidad: 50
    • Destreza: 65
    • Poder: 30
    • Inteligencia: 30
    • Carisma: 20
    • Voluntad: 40
    • Percepción: 40


    ¤ Zui Quan (Cuarta evolutiva)
    ¤ Inuzuka no Suplex (Segunda evolutiva)


    • Daño recibido: --
    • Posible daño causado: 17 PV/Codazo.



Estado de Akane


Vida

80/80



Chakra

115/115




  • Fuerza: 20
  • Resistencia: 20
  • Aguante: 10
  • Agilidad: 20
  • Destreza: 20
  • Poder: 10
  • Inteligencia: 30
  • Carisma: 10
  • Voluntad: 25
  • Percepción: 30


¤ Dainamikku Mākingu (Inuzuka)


  • Daño recibido: --
  • Posible daño causado: --
~ No muerdas lo que no piensas comerte ~
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La navaja que culebra lanzó ágilmente fue esquivada en el último instante con el can, apenas rozándole el pelaje sin llegar a causarle daño alguno. Pero antes de que el maleante pudiera reposicionarse recibió una meada completa en su rostro que le hizo llevarse las manos a los ojos tanto por el horrible ardor en sus orbes como por la asquerosidad del aroma en su nariz y el sabor en su boca. Pero antes de pudiera siquiera poder quejarse para maldecir al animal, el grito que expulsó fue de dolor al recibir un navajazo. Fue todo en una fracción de segundo, pero la navaja se clavó en la parte trasera del cuello. Sangró, pero parecía no había impactado directamente en la vena yugular debido a que se había movido en el último segundo por la gracieta del perro. Su reflejo fue quitársela, pero no pudo hacer más; el ardor no le dejaba abrir los ojos siquiera y parpadeaba con fuerza para limpiar sus orbes.

Oso ignoró la situación por completo, en ese punto el dinero valía más que la vida de sus compañeros, por lo que sacó fuerzas de su flaqueza -en un muy irónico sentido- para poner en pie y tratar de huir de la escena en dirección al bosque, sin temer por la vida de los otros dos, únicamente pasó a pensar en su propio pellejo mientras corría aún sobándose las adoloridas bolas.

Puma, aún en el suelo sin saber si iba o venía, terminó aún más tonto de lo que era posible cuando el Inuzuka aplicó un codazo directo en su sien que causó que su cráneo rebotase contra el suelo. Un grito ahogado salió de su boca, su reflejo fue de defenderse jalando del pelo al de rastas para intentar quitarlo de encima mientras con la otra mano le arañaba la cara. Era su única manera de poder defenderse de alquien que claramente le sobrepasaba en fuerza muscular.



Puma
PV

86/200

-14

Posibles daños: Arañazo 10 PV
ATRIBUTO DESCUBIERTO Fuerza 30
Resistencia 30
Destreza 30
Voluntad 25
CONTUSIÓN GENERAL 2/5

Culebra
PV

124/150

-14

Resistencia 20
Agilidad 40
Destreza 45

Oso
PV

254/285


Fuerza 60
Resistencia 50

[Imagen: 52d8ad50047bf932a8025d18140361beb0ac2092.gifv]
Ausente los fines de semana

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