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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#1

Trama abierta con mi espacio para usuarios nuevos.

Otrora, una ciudad tan bulliciosa como Tanzaku Gai habría puesto a temblar a la tímida Ranko. Pero ahora, con un profundo respiro, la chica de la larga y esponjosa trenza se adentraba en la urbe con fuerte voluntad.

Vestía ropas de viaje de diseño sencillo: pantalones verdes holgados muy cómodos con vendas cubriendo desde la rodilla hasta el tobillo y calzado tradicional, como un monje; una blusa gruesa blanca de manga larga y, encima, un michiyuki amarillo, una prenda amplia usada normalmente para viajes. Como es de costumbre, también llevaba su gargantilla negra. No había rastro de su bandana a simple vista, pues la llevaba al cinto debajo del michiyuki. Si alguien tocaba las prendas, sin embargo, notaría que eran de excelente calidad: suaves al toque, pero resistentes.

A la espalda llevaba tres enormes paquetes cilíndricos envueltos en lienzo color crema. La kunoichi había llegado a Tanzaku Gai en una misión por parte de su familia: llevar aquellos paquetes textiles a los clientes de su padre. ¿Y qué mejor mensajero que una fuerte ninja artista marcial de Kusagakure? Ranko dudó mucho al entrar a la ciudad, pero pronto se mezclaría con los transeúntes. Había sido un viaje pesado, pues siempre es cansado estar sentada tanto tiempo en el tren. Así que la Kusajin quiso refrescarse un poco. Llegó a una plazuela, a una especie de carrito que vendía bebidas frutales, y se hizo de una. Comenzó a caminar alrededor de la plaza para estirar las piernas, mientras ojeaba alrededor.

Por alguna razón, la presencia de los samurái en la ciudad le producía sentimientos encontrados. Se sentía más segura, pero más incierta, por alguna razón.
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#2
La ciudad de Tanzaku Gai, para algunos una gran urbe comercial, pero para el Akimichi es un campo de batalla entre los mejores cocineros del País del Fuego para hacerse un lugar sumamente competitivo. Una batalla interminable que requieren de habilidad, astucia e innovación constante. O por lo menos eso pasaba por la mente de Ozuru mientras recorría la ciudad, luego de ese largo recorrido en tren.

El genin se encontraba con su mochila y ropa habitual salvo por el hecho de llevar de llevar un pantalón largo de color negro en lugar del pantalón corto que suele llevar. Con su bandana en la frente el Akimichi y siendo su primer día en la ciudad con un objetivo principal claro y encomendado por su padre, la búsqueda de innovaciones culinarias que puedan ser aplicables a los negocios de la familia. Por lo que actualmente se encontraba probando toda la comida callejera que puedan estar al alcance de sus manos.

El joven llega a una plazuela con una brocheta en cada mano, una de dango y otro de yakitori. Mientras juzgaba el sabor de cada uno, los ojos del genin estaban en búsqueda de la próximo carrito de comida que le llamara la atención.

«El sabor del Dango es aceptable pero por el otro lado la salsa del yakitori no está bien... ¿será que se extralimito con la cantidad de jengibre? »
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#3
Después de un momento, el brillo de una bandana ninja llamó la atención de Ranko. Una bandana de Uzushiogakure. Ranko suspiró, pues le hizo recordar a sus conocidos de aquel sitio. Recordó que no había podido participar en el festival musical ése al que Eri le había invitado —si es que había habido tal festival después del revuelo del torneo. Se preguntó si su anteriores contrincantes Takumi y Reiji estarían con bien.

Algo más le llamó la atención en aquel joven y robusto ninja Uzujin: las brochetas. Sintió una vibración bestial en su estómago. Era cierto, se había concentrado tanto en dejar de estar sentada que el hambre se le había distraído momentáneamente. Pero ahora tenía que comer. Y el chico de las brochetas parecía enfocado en comerlas. ¿Sería maleducado preguntar?

Avanzó hasta estar a unos metros antes de topárselo y saludó con la mano.

Ahm... Di-di-disculpa..."No, Ranko, no. Con confianza" se dijo. Se aclaró la garganta. —. Disculpa. ¿Dónde podría comer a-algo así? O algo, en general...

Sí, habían negocios cerca, pero era mejor que le señalaran un lugar en específico que pasar media hora indecisa sobre dónde comer.
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#4
El Akimichi se encontraba en una disputa interna en su mente de que era lo que había arruinado la salsa del yakitori que estaba comiendo o por lo menos para el paladar del joven shinobi. Una joven se le acerca y le pregunta tímidamente de donde comprar comida como la que el genin se encontraba comiendo.

Ozuru medito unos segundos la respuesta y estaba seguro de lo que iba a decir.—Honestamente... no te recomendaría ninguno de estos que estoy comiendo, quisieron hacer resaltar la salsa de este yakitori pero es esa misma salsa que opaca casi por completo la carne, no se si es un error del cocinero o intenta camuflar una carne de mala calidad con una salsa demasiado fuerte. Por otro lado este dango no destaca en nada, realmente nada que quejarme pero tampoco de apreciar.

Un par de personas con las que converse en el viaje hacia esta ciudad me recomendaron fervientemente un local que aparentemente tienen los mejores dorayaki de todo el país del fuego, dijeron que usan una miel de un raro tipo de abeja y que su sabor es único y que solo se puede encontrar en este lugar... si mal no recuerdo debería de estar por aquí cerca

El Akimichi termino de devorar su dango y señalo una calle por la cual debería de encontrarse el local. —De solo hablar de esto ya estoy ansioso por ir— Y empezó a caminar en dirección a la cual apunto.
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#5
Ranko prestó total atención a la descripción del joven. ¿Posible carne de mala calidad? ¿Dangos mediocres? A pesar de lo mucho que le gustaba a la chica comer, no era muy conocedora de calidad. ¡Pero había un maravilloso puesto de dorayaki cerca! ¿Estaría mal comer algo dulce antes de un plato fuerte?

No. Un postre siempre cae bien.

Oh, entiendo. ¿Podría acompañarlo? ¡Si lo cuenta así me abre más el apetito! —Le dedicó una breve reverencia. Su voz era afable y bastante formal —. Mi nombre es Ranko, Sagisō Ranko. Encantada. Se nota que sabe bastante de comida...


Lo siento, se me olvidó que habías contestado DX
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#6
La joven le pregunto al Akimichi si podía acompañarlo y este se limito a asentir con la cabeza. Luego la joven realizo una leve reverencia y se presento como Sagisō Ranko.

Encantado de conocerte, mi nombre es Akimichi Ozuru— El genin también realizo una breve reverencia —Si, se algo sobre comida, después de todo mis padres son dueños de algunos restaurantes y tienen la esperanza que algún día yo tome su lugar— Dijo Ozura con su típica sonrisa.

Por lo que habrás notado soy de Uzushiogakure, de casualidad ¿eres de esta ciudad?, tengo pensado en estos días visitar otras tiendas y restaurantes que me han recomendado pero no tengo idea de donde están
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#7
¡Un gusto! —dijo cuando él se presentó —. ¡Qué maravilla! Yo soy mucho de comer... E-entreno mucho, así que necesito mucho combustible, ja ja.

Ranko dudó. Claro que reconocía la procedencia del chico. ¿Tenía que mostrar la suya? No se notaba una mala persona, pero... Con todo lo que había estado pasando entre las aldeas... No, entre Kusagakure y las otras dos aldeas, meijor dicho... Respiró profundamente.

S-soy del norte —dijo con una sonrisa tímida, mientras alzaba su michiyuki para mostrar su cinto debajo, donde estaba su bandana de Kusagakure. —. M-mi padre es mercader de telas y... bueno, esta vez me tocó ser su mensajera —Señaló a los paquetes a su espalda —. S-si no te molesta, podría acompañarte a esas tiendas. ¡Me muero por probar comidas nuevas! Aunque... tampoco sé dónde están...

Ranko miró en derredor, con un dedo en el mentón, pensativa. Ahora necesitaban encontrar un guía, tal vez. Eso o ir preguntando puesto a puesto. No estaría mal de ninguna forma, pensó la chica.
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