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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#76
Para suerte de Lyndis, ahora la botella estaba completamente desprotegida, y tras simplemente volver a reírse enseñando sus afilados dientes. Agarró la botella, echandose un poco encima de la mesa para beber directamente de la botella, empinandola por encima de su cabeza y dando largos sorbos.

¡Kyaaaaaaaaaaaaa! ¡Agh, hacia muchísimo que no lo probaba, hasta una botella de garrafón creo que me debe saber a gloria!

Un pequeño rubor comenzaría a ser notorio justo debajo de sus ojos, sin perder la sonrisa de sus labios, divirtiéndose por la pobre Ranko a quien había acorralado de mala manera. Se conocían de hace varias horas, y ya le estaba dejando una impresión pésima de ella misma.
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#77
La mujer ignoró a Lyndis prácticamente robando su sake, y siguió felicitando y abrazando a Ranko.

¡Hey! ¡N-no abuses de...!

¡Oh, Yuriko, no te preocupes! Yamato está feliz, ¿verdad, cariño? ¡Deja que celebre! ¡Ay, hubiese cocinado algo más digno para esta noche!

N-no, ehm... La sopa... La sopa estuvo deliciosa... Es... muy nutritiva para las... la-las embarazadas. —Ranko no dejaría de lanzar una fiera mirada a su compañera, mientras la anciana le abrazaba.

Ay, ay... Yuriko, Yamato, han hecho esta vieja tan feliz... Y el sake me ha comenzado a hacer efecto... Creo que... Creo que iré a dormir, hay que despertar temprano para ocuparse de un huerto. Ustedes también deberían descansar, ¡desvelarse no le hará bien a mi nietecito o nietecita! —Entre risas, la mujer se dirigió a una de las puertas, mientras señalaba una diferente —. ¡Tu cuarto está listo como siempre, Yuriko! Pueden usarlo cuando ya estén listos. Intenten no hacer mucho ruido, ¿eh?

Antes de que la mujer desapareciera por la puerta, Ranko se puso en pie.

¿Mamá? Ahm... Yamato y yo... i-iremos a por un paseo antes de dormir, ¿está bien?

La ancianita asintió.

Sólo no regresen muy tarde. —A medio bostezo y con voz repentinamente muy somnolienta, la mujer se adentró en su habitación.

Ranko se volteó a ver a Lyndis y le habló en voz baja, pero agitada.

¿Q-qué te pasa, Lyndis? ¿P-por qué dices esas co-cosas?
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#78
Solo intentaba actuar, estaba metiéndome en el papel, Yuriko — soltó con una pequeña carcajada, similar a la de una hiena, mientras se echaba hacia atrás en la silla columpiándose suavemente.

Tan solo le faltaba un parche en un ojo pues la botella de "ron" ya la tenía para que se asemejara lo más posible a un pirata. Acto seguido se tumbó sobre la mesa, sin soltar la botella mientras reía intermitentemente.

Oh no... Hacía demasiado que no bebía... Jajaja... Aaaaaah — se llevó una mano a la cabeza. — Ayyyyy... R-Ranko necesito tumbarme un poco... O tal vez toda la noche... — volvió a reír, intentando levantarse con torpeza, soltando de una vez la botella y caminando hacia Ranko, dejándose caer sobre ella y dejándose llevar intentando caminar para ser lo menos molesta posible.
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#79
A diferencia de unas horas atrás, Ranko no se sonrojó cuando Lyndis se dejó caer encima de ella.

N-no era necesario que mintieras tanto. Si la verdadera Yuriko viene y... Y resulta que no está embarazada, ¿Consolarás tú a esta dulce ancianita? Apuesto que no.

Las palabras de Ranko iban en serio. Lyndis olía a sake. No apestaba, simplemente portaba el aroma como perfume. La de la trenza no sabía ya qué pensar o sentir, y sólo había una forma de poner en orden su mente.

No voy a dejar que duermas alcoholizada durante una misión. Si algo sucede a mitad de la noche, no estarás al cien por ciento —Ranko le ayudó a moverse, pero no la estaba llevando rumbo a la habitación, sino hacia afuera de la casa —. Haré que quemes el sake en tu sistema. Vamos a pelear.

No era una sugerencia. A Ranko no le costaba llevar el cuerpo de Lyndis encima, y su mirada estaba fija en la puerta. Estaba decidida.
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#80
Tras ser arrastrada al exterior, las duras palabras de Ranko hicieron mella de la misma forma que el frio de la noche lo hizo sobre su piel. Se había pasado bastante de la raya, solo por hacer una broma y molestar a Ranko porque le parecía divertido. Ahora tirada en el suelo, y con una proposición de pelear para quemar el alcohol en sangre, su mirada parecía un poco ida.

Si... Tienes razón... Tal vez me pase de la raya... — respondió un poco balbuceante, y algo encorbada hacia delante mientras seguía todavia sentada en el suelo. — Y también con el alcohol... Hacia demasiado que no bebía y me he pasado... ¡Aaaaaaaaaaaa! ¡No debí haber dicho eso, lo siento! — Renegó llevándose las manos a la cabeza, algo alterada. — ¡Solo quería molestarte un poco, estaba siendo demasiado divertido y yo metí la pata!

Se dejaría entonces caer extendida en la hierba, con los brazos y piernas abiertos ampliamente mirando al cielo nocturno. Hipó una única vez, con los ojos todavia entrecerrados por el efecto del alcohol.

¿De verdad tenemos que pelear? ¿Ahora? Estoy cansada... Quiero mimir...
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#81
Lyndis cayó al suelo, pero Ranko no hizo nada para detenerla. La noche ya había hecho presente, y una brisa enfrió sus cuerpos con rapidez. Y Lyndis... Se disculpó. La mirada de la de la trenza perdió seriedad y se tornó comprensiva. Ranko debatió consigo misma fieramente.

"¡No! ¡Ranko! ¡Lo hizo para molestarte! ¡No puede quedarse así! Pero está asueñada e intoxicada... No podría pelear contra alguien así... ¡Con más razón! ¡Para que sude el alcohol! Pero está cansada... ¡Te engaña! ¡Ya viste que miente con facilidad! Ay, pero quiere... Quiere mimir... ¿Qué tal que se desvela y mañana no tiene energía para continuar? ¡Pues problema suyo! Somos un equipo... Somos..."

Sintió compasión, y su corazón se arrugó levemente. Sin embargo, un pensamiento le surcó la mente.

Algo le dijo que si cedía en ese momento, si dejaba a Lyndis ganar ese pequeño capricho, le dejaría ganar todos. Si lo hacía, le daría la excusa a Lyndis de flojear cuanto quisiera e imponer su voluntad. Algo le dijo que quedaría como una sumisa ante la chica ogro. Y Hakuto tiene que darse a respetar, ¿No?

Ranko suspiró.

Mimirás cuando hayamos acabado. Arriba, Lyndis, o dejaré caer una patada sobre ti.

Ranko alzaría una pierna lo más alto posible, lista para dejarla caer cual guillotina sobre el vientre de la peliplateada. La luz de la luna la iluminaba su rostro sonrojado por el alcohol, y a Ranko se le hizo guapa.

"¡Ranko decidida! NO TE DISTRAIGAS, RANKO."
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#82
La mirada decidida de Ranko, brillaría con la misma intensidad que la luna llena que estaba sobre sus cabezas; desde la perspectiva de Lyndis, un poco al lado de la chica morena, haciendo que el brillo de sus ojos se pudiera llegar a confundir con el de las estrellas en el oscuro cielo. Quedando casi hechizada por aquella imagen, y olvidándose por completo de intentar evadir la patada que se le dirigía directa encima de ella.

Aaaaah... ¿Así es como luce una Diosa? — Diría con total sinceridad, debido al efecto del alcohol.

Seguramente aquello haría que Ranko terminara de perder la concentración sobre su pie, y cayera de lleno sobre la kunoichi indefensa, quien la observaba con envidia y algo más que no terminaba de comprender. Seguramente las mariposas de su estómago morirían con aquella patada.
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#83
"Una... ¿Diosa?"

Ranko podía sentir la sangre acumulándose en sus mejillas, haciendo hervir su rostro de la pena. Desconcertada, bajó su pierna, no como una patada, sino lentamente, hasta que su pie se colocó encima del vientre de Lyndis con suavidad.

"Me llamó... ¿Una diosa? ¿Qué... Qué significa...? ¿Qué...?"

Ranko dio un paso atrás.

E-es... Estás... E-estás d-demasiado e-ebria. E-eres increíble —Se talló el hombro, buscando qué decir y qué hacer, pues la cabeza le daba vueltas. ¿Estaba segura que ella no había tomado? —. S-sería t-tonto fo-forzarte a-a pelear.

"¡Noooo! ¡¿Ranko, qué haces?! ¡¿Qué dijimos sobre ceder ante ella?! ¡No dejes que sus palabras bonitas te dobleguen! ¡Ranko decidida! ¡Ranko decidida! ¡Ranko...!"

Ranko extendió la mano. Lyndis sólo tenía que alcanzarla y Ranko se ocuparía de levantarla y llevarla de vuelta. La mirada color miel de Ranko buscaba no conectarse con los ojos de Lyndis. Algo le decía que, si los veía, se perdería en ellos por largo rato.

Vamos a... Va... Vamos a... mimir.
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#84
Dio un fuerte suspiro de alivio, ayudada en parte por la presión de la pierna encima de su cuerpo y abrazando momentáneamente la pierna.

Aaaaaaaaaaah... Gracias a los Dioses — y acto seguido, extendió la mano para aceptar la de Ranko, apoyándose un momento en el suelo con la contraria, y posteriormente echando un brazo por encima de su hombro. — Eres un cielo Ranko, [i]arigatito[/].

Se dejaría llevar a la cama, sin dar mucho problema mas allá de apoyar sus manos en las paredes y otros lugares con el objetivo de que Ranko llevara el menor peso posible, y ser lo menor carga. Bastante se le habia ido ya la mano y problemática estaba siendo.
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#85
Cada segundo que pasaba con Lyndis parecía hacerle sonrojar más y más, y parecía querer apartar la vista y mirarla al mismo tiempo.

"Soy... Un cielo... Soy un cielo... Una diosa..."

Aquellas palabras permanecieron por un muy largo rato en la mente de Ranko. La de la trenza no dijo nada mientras caminaban al cuarto. Ahora la cercanía de la peliplateada le daba... Cosquilleos en el estómago.

La habitación de Yuriko estaba pulcra, inmaculada, como si alguien la limpiara diariamente. Había un solitario futón en el centro de la pieza. Había un pequeño mueble con un espejo, y una mesita de noche con un jarrón y una solitaria flor en él. Sobre la mesita había una foto enmarcada, pero la oscuridad no le dejaba a Ranko verla bien.

La de la trenza recostó a Lyndis en el futón, con sumo cuidado.

E-espera un momento, traeré m-mis... Nu-nuestras cosas.

La kunoichi fue a la entrada y movió todo su equipaje a la habitación, luego se dedicó a desempacar su bolsa de dormir. Porque obviamente había llevado una.

E-esta vez la dejaré p-pasar, Lyndis, pe-pero... Pero me debes un combate, ¿Ok? Y n-nada más de sake e-en esta misión, ¿Ok?

Después de acomodar su saco, mientras hablaba, Ranko se había sentado al lado de la peliplateada. Sin querer, entrelazó miradas con la chica. Y su corazón dio un brinco.

De-d-descansa. —pero Ranko no se movió.
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#86
Una vez acostada, y tras murmurar cosas sin sentido ni lógica alguna, Ranko se levantó para ir a recoger las pertenencias de ambas, a lo que Lyndis se arqueo para observar como se marchaba, y recostarse nuevamente mirando al techo.

Miro a los lados, reconociendo que no estas en su casa pese a estar todavía intoxicada por el alcohol, seguía teniendo algo de resistencia a ella. Ranko entonces comenzaría a sacar una bolsa de dormir que llevaba en su mochila, un poco distanciada de ella y se sentaría posteriormente a su lado.

E-esta vez la dejaré p-pasar, Lyndis, pe-pero... Pero me debes un combate, ¿Ok? Y n-nada más de sake e-en esta misión, ¿Ok?

Hum... — Dijo afirmando con la mirada entrecortada, y un rubor no perceptible en las mejillas.

Tras que su compañera se acostara también, ella quedaría un rato mirando al techo, pensando en que tal vez se había pasado. Ya no por Sagiso, si no por el débil corazón de aquella anciana.

Yo... Lo siento, me he pasado con la pobre anciana... —Tampoco es que esperara que la perdonase, pero si que sentía que había hecho buenas migas con ella, hacia tiempo que no se sentía tan cómoda con otra persona, y tal vez si se abria un poco... — Puedes llamarme Waai... — Le daría entonces la espalda, avergonzada de lo que estaba contando en aquel momento. — M-Mi nombre real es Waai Fu. M-Me lo cambie cuando vine a Kusagakure...
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#87
Aquel gruñido afirmativo fue suficientemente para Ranko. Le sonrió, visible apenas por la luna que se colaba por la ventana y se acostó en su bolsa de dormir al lado de ella. Se alegró también que se disculpara.

Comprendo. A-aunque habría que disculparnos con la anciana, su-supongo.

Mas lo que la peliplateada le confesó le hizo voltear a verla. Si Lyndis no se hubiese volteado, habría notado sus ojos miel brillar.

"Waai..."

Ranko tuvo el impulso repentino de abrazarla, pero se contuvo. ¿Por qué había sentido eso? Se alegró de que su amiga no pudiera verla sonrojarse tanto.

Waai suena... Lindo. ¿Pu-puedo preguntar... P-por qué lo cambiaste?
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#88
Lyndis se giró sobre sí misma, mirando al techo pensando en como explicárselo de la mejor manera posible. Pero es que realmente no tenía mucho misterio.

Es por el dialecto de la zona... Además, quita una "A" y junta las dos partes. Que todo el mundo te llame "waifu" queda DEMASIADO raro — respondió levantando un dedo de su mano, mirando ahora a Ranko directamente, y soltanado una carcajada. — No es algo que me guste decirlo y como oficialmente mi nombre es Lyndis... Pero también puedes llamarme "Lynn", o como prefieras, es solo algo coloquial

Si le daba algo más de palique, hablaría con ella un rato más hasta que se cansaran ambas. Despidiendola con un "oyasumimir nasai" antes de intentar buscar conciliar el sueño.
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#89
Ranko ahogó una risilla. Le parecía gracioso que quien había estado pasando por su esposo resultara tener por nombre waifu. Pero tenía razón, sería raro que todos los demás fueran llamándole así.

"E-espera... ¿Los demás? ¿¡Qué quieres decir, Ranko!?". Ahogó su pena riéndose junto con Lyndis.

E-entiendo. Mi madre s-solía llamarme Usagihime. De niña m-me encantaba la idea de ser una princesa conejo. Adoro los conejos. Y... Durante el Torneo de los Dojos, de hecho, u-usé Hakuto como mote... Y... Ah, desvarío, l-lo siento. Sólo quería preguntarte... Ahm... ¿Cómo te gustaría a ti que yo te llamara?

Le devolvió la mirada. Entre las sombras, a la luz plateada de la noche, los ojos amarillos de ambas brillarían, fijos en los orbes de la otra.
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#90
Lyndis se mantendría un rato dubitativo, sin responder a ello. Abriría la boca en dos ocasiones, pero el aire no escaparía por sus labios debido a la duda.

No me importaría que me llamaras por mi nombre de pila... Quiero decir... Si te lo he dicho, es porque confió en ti — añadió girándose para mirarla, junto a un destello en sus ojos dorados debido a la luz de la luna que se filtraba por la ventana cercana.; después, bostezaría sin poder evitarlo y sus ojos tampoco aguantarían mucho más. — En fin... Oyasumimir, Ranko-chan

Bostezaría una vez más, girando sobre sí misma y acurrucándose un poco, para acabar completamente dormida por el cansancio y la bebida.
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