(C) El rescate

[Narrador]

— ¿Entonces el sello lo puso el hermano de Nazo? Y parece estar demasiado tranquila. ¿Entiende lo que está diciendo y sus consecuencias?

La mujer se encogió de hombros.

— ¿Te ayudaría que me echase a llorar? — siguió avivando el fuego ignorando el hecho de que Jun se acercase. — ¿Te da rabia, Jun? ¿Quieres pegarme? Usó un sello menos potente por miedo a que se cayese el edificio. ¿Os lo podeis creer? Nadie tuvo esa consideración con mi hermano.

Dejó de lado la felicidad con la que había estado hablando hasta ahora. Se puso más sombría, más seria, intentando que no se filtrase demasiada ira. Sin embargo, no apartó la mirada del crepitante fuego, perdiendose en su vaiven y sin prestar más atención de la debida a Jun, que se acercaba amenazadora.

[Kaminari Kimi]

Kimi se quedó sentada, sin intentar detener a jun como quizás hubiese intentado antes.

— No. —Respondió Kimi—. Quiero que entienda que lo que ha sucedido es muy serio, y que habían civiles en aquel edificio.

Hablaba con seriedad, pero se esforzaba todo lo que podía en no sonar enfadada.

— Lo siento, pero no sé lo que sucedió con su hermano. —Añadió—. ¿Pero por qué intentar matarnos a nosotras? ¿Por qué poner en peligro al resto de inocentes?

[Nara Jun]

La mujer ni se inmuto de la acción que estaba realizando cuando Jun se acercó. Por si no fuera poco, las cosas que decían solo picaban más a la Nara ¿Si le daba rabia y si quería pegarle? Si, le daba mucho rabia. Y no, no quería pegarle, quería matarla en ese punto. El nivel de cinismo que manejaba era totalmente asqueroso.

Por desgracia, no tuvo el coraje suficiente para empezar a hacer nada. Una razón es que si no le daba miedo que ella se acercase, algo escondido tenía para mostrar y Jun no es muy buena peleando cuerpo a cuerpo. Puede que hasta haya sido un error acercarse tanto. La segunda razón es que Kimi estaba haciendo preguntas bastantes importantes y que podían aclarar un poco toda lo que habían vivido anteriormente.

Se limitó a cerrar la boca, dar un paso para atrás y sin sacarle un ojo a lo que estaba haciendo.

[Narrador]

— No. Quiero que entienda que lo que ha sucedido es muy serio, y que habían civiles en aquel edificio.

Se limitó a soltar un breve soplido a modo de queja antes de hablar.

— Civiles que permiten y dan una vida acomodada a una panda de asesinos, sí. Perdoname si no se me saltan las lágrimas ya.

La mascara había caido casi por completo y ya no quedaba ni rastro de la chica alegre y cantante que estaba minutos antes. Ahora solo se reflejaba una profunda ira y dolor en su rostro y palabras.

— Lo siento, pero no sé lo que sucedió con su hermano. ¿Pero por qué intentar matarnos a nosotras? ¿Por qué poner en peligro al resto de inocentes?

— Los cimientos de vuestra villa es la sangre de verdaderos inocentes. ¿De verdad vas a intentar darme lecciones de bondad? Llamas inocentes a quienes aún sabiendo lo que hacéis y cómo lo hacéis siguen trabajando para vosotros. ¿Inocentes? Complices más bien.

Había levantado la mirada del fuego, a los ojos de Kimi. No le hacía falta una segunda mirada para saber que no la iba a convencer de nada.

[Kaminari Kimi]

En aquel momento, la mujer abandonó completamente su actuación y empezó ser sincera, llamándolas asesinas indirectamente y directamente llamando cómplices a los civiles. Probablemente aquella mujer era la hermana de alguna víctima del golpe de estado de Yui.

Le daba pena y se sentía algo triste por la situación de la chica, pero no tenía ninguna intención de ser más clemente con ella por eso.

— Es usted realmente ilusa si piensa que el mundo se puede cambiar sin sangre. —De repente, su ojo derecho volvió a brillar, aunque no había activado el Overclock y su pelo se erizó completamente hacia arriba por una corriente eléctrica que le recorría el cuerpo—. Eso es lo que hacemos, cambiar el mundo. Se lo explicaría, pero por el momento tendrá que decirnos dónde se encuentra Nazo y su hermano, y quienes más participan en esto.

(Carisma 40) Autoridad de la Tormenta

— O, si lo prefiere, se lo puede decir a un interrogador en Amegakure.

No le gustaba hacer eso. No le gustaba nada, pero parecía la única salida que tenían por el momento.

[Nara Jun]

Parecía que la cosa se iba poniendo más seria por cada palabra que soltaba la contraria, y se le notaba bastante en su actuar. No podía culpar a la mujer por su manera de pensar después de lo que tuvo que haber vivido en algún momento. Sin embargo, a Jun le parecía totalmente irónico la postura que tomaba. Matarlas a ellas o cualquier ninja de aquel rango no cambiaba nada, además de estar avalando la violencia y el asesinato de inocentes que tanto desprestigiaba. No se estaba vengando de nadie y no cambiaba nada en la estructura del sistema en el que vivían. Todo iba a permanecer igual.

Miró de reojo a su compañera, notando que subió el tono al mismo nivel que la castaña. Sinceramente, no opinaba al cien por cien como lo hacía Kimi, pero debía admitir que estaba usando muy bien sus palabras. De hecho, la amenazó de llevarla a Amegakure a que le hagan el interrogatorio, metiéndole más prisa al asunto. Por lo que, nuevamente, por el buen trabajo que estaba haciendo la Kaminari, volvió a cerrar el hocico.

[Narrador]

Solo le dedicó una sonrisa triste.

— Es cierto, hay gente que quiere cambiar el mundo. No soy una de ellos. Solo quiero venganza. No soy una buena persona, obvio, me conformo con saber que detengo a personas menos buenas.

No pareció intimidarse por las palabras de Kimi. Se levantó, se sacudió el polvo de la ropa y se dispuso a marchar para Amegakure si así la obligaban a hacerlo.

— Claro, vamos a Amegakure. Solo tengo que decir que si al acabar el día no estoy donde tengo que estar mataran a Nazo y a su hermano. ¿Me llevarás igual? ¿Justicia o dos vidas? Bueno, tres si me contamos a mi, pero dudo que esa vida os interese demasiado.

Se encogió de hombros y empezó a andar a la puerta, sin mostrar demasiada emoción. Tanto si la actuación del principio había sido a proposito o no, aquella mujer no parecía estar en sus cabales ni apreciar su vida lo más mínimo.

[Kaminari Kimi]

Kimi apretó los dientes y los puños mientras su cerebro, quizás una de las pocas partes artificiales de su cuerpo, actuaba a toda velocidad para valorar sus opciones. Por un lado, era posible que solo se estuviese marcando un farol para salir ilesa, pero por otro lado, si no era un farol, estaría apostando las vidas de dos personas por una corazonada.

Por otro otro lado, incluso si era un farol y Nazo y su hermano morían, aquella mujer podría tener la información necesaria para atrapar al resto de hijos de puta que estaban detrás de esto, información que le sacarían sin importar la voluntad o las pocas ganas de vivir que tuviese. Aún así, Kimi no tenía la voluntad suficiente para tomar una decisión tan complicada, e incluso si la tuviera, sacrificar a dos personas para salvar al resto le parecía una decisión bastante gris moralmente, y no había manera de que estuviese de acuerdo con algo así.

Esperaba que Jun estuviese de acuerdo con su decisión, aunque entendería perfectamente si no lo estuviese. Se trataba de algo realmente difícil.

— Tú ganas. —Acabó por decir Kimi, resignada—. Vete.

[Nara Jun]

«Venganza.» Exteriorizó un notorio "PFFF" con los labios cuando la escuchó excusarse con eso. Cada vez que escuchaba más de esa mujer le parecía todo más asqueroso y patético, algo bastante notorio en su cara cuando la miraba. Y parecía que no tenía nada que perder, porque casi que no valoraba su propia vida y se excusó que, si no estaba en cierto lugar, Nazo y el hermano morirían. Eso, o la muchacha esa tenía mucha labia y había podido engañar a las kunoichis.

El cinismo de la mujer ya había podido con Kimi, que decidió que era buena idea dejarla que vaya a donde tenga que ir para salvar a Nazo y su hermano. Pero, ¿qué iban a hacer las chicas después de eso? ¿Seguir bajando por ese río sin más información? Fue prácticamente lo que hicieron antes, pero si podía sacar un poco más de lo que agarrarse, lo iba a forzar hasta el máximo. Evidentemente, las amenazas físicas no iban a funcionar con una persona que no le importa morir, por lo que tenía que encarar el caso por otro lado.

Miró a su compañera antes que nada, la cual con su expresión ya notaría que la iba a contradecir.

—No, aún no se va. — Volteó de nuevo a la mujer. —Todavía falta para que se termine el día, ¿no? Podemos terminar la conversación como personas "civilizadas". — Citó a su interlocutora e intentó disimular el asco que le tenía. —Sino, podemos ir juntitas a ese lugar jeje. — Sonrió exageradamente como estúpida y se volvió a acercar a la mujer, ahora mucho menos agresiva. —Dime, si tanto odian a los shinobi y la a urbe de civiles que convive con ellos, ¿por qué Nazo molió a golpes a Masu sin motivo alguno? ¿Acaso ese niño era un asesino o avalaba a estos? Porque bien que le dio fuerte, si parecía tener algo que ver con los "asesinos". Tengo entendido que todos vienen de aquí y fueron a Ame hace poco, también tengo entendido que solo para intentar matarnos. Casi lo hacen, les faltó un poquito y también un poco de pelotas.

Sonrió, ahora un poco más jocosa. Tenía todas las intenciones de meterse en el juego que quería jugar la chica de la hoguera.

—Ahora, dinos ¿Dónde tenemos que ir para toparnos con Nazo y su hermano? O, bueno, para toparnos con las personas para las que trabajan.

[Narrador]

La chica casi estaba en la puerta cuando Kimi directamente se le rindió a los pies. Solo suspiró decepcionada. Con lo arriba que se había puesto con sus amenazas, esperaba algo de la pequeña. Por suerte, no tuvo que esperar mucho para que Jun le tomase el relevo.

Decidió ignorar algunas partes de su discurso, las que menos le interesaban obviamente. Lo primero que hizo fue levantar la mano para negar con ella.

— Nunca trabajamos con Nazo, y creo que ya entenderás por qué, ¿cómo podemos confiar en alguien tan irascible y temperamental? Nah, pero su hermano. Oh, Hito sí que era un buen chico. En cuanto lo amenazabas se venía abajo como un cachorro. En fin, que Nazo actuó solito. Si apalizó un niño, no me preguntes a mí.

Se encogió de hombros. Le interesaba entre cero y nada lo que hubiese hecho Nazo en la villa. Sin embargo, le interesaba bastante más la segunda parte del discurso.

— Coincido en que le faltaron pelotas o neuronas, no estoy segura de cual. Pero cambiando de tema, ya te he dicho que no puedo decirte eso. ¿Tu plan es citarme hasta que ceda? ¿Repetir la pregunta hasta que se me olvide que no debo responderla? Seguro que funciona.

Se estaba burlando de ella. Podía notar el asco que le tenía Jun y sabía que podía aprovecharse de eso, si bien no conseguiría nada util de ella, ¿acaso no se merecía algo de diversión después de tanto rato trabajando? Sí, sí se la merecía. Y Kimi parecía demasiado blanda. Aunque ya dice el dicho, perro ladrador, poco mordedor.

[Kaminari Kimi]

Heróicamente, Jun tomó el protagonismo en cuanto la situación pareció superar a Kimi, quien decidió dejar que hablase su compañera, pues ella parecía tener más voluntad que Kimi o, concretamente, más mala leche.

Por eso, la Kaminari decidió quedarse donde estaba y no hacer más que observar, pues aunque no podía aportar demasiado por el momento, al menos podía estar atenta por si sucedía cualquier cosa mientras su compañera se dedicaba a hablar.

[Nara Jun]

Tenía que intentarlo. El que la sigue la consigue, pero parecía que esa estrategia nunca iba a funcionar en aquella situación. Ni siquiera en ese lugar, no fue la única que les negó información en ese día. Y es que, sin este detalle, la situación se les ponía de cara a las dos chicas. Si sabían algo, ya sea el lugar donde se juntarían o algo sobre la "organización" para la que trabajaban, podían sacar algo de todo eso. Sin esa información necesitaban decidir entre dejar morir a Nazo y Hito, pero llevar a esa mujer a Ame y sacar más información sobre todo este tema, o dejarla ir, salvando dos personas que parecen ser de los eslabones más bajos de aquel grupo (o eso suponía Jun) pero con muy poca data entre las manos.

¿Les iba a ser posible salir de esa encrucijada de elecciones? Probablemente no. Pero todavía habían balas en la recámara.

—JA. JA. Muy gracioso querida. Pero me importa un culo que no lo puedas decir. — Levantó dos dedos. —De hecho, dos culos.

Caminó a la puerta y se puso en frente, bloqueándola, sin dejar de ver a la mujer.

—¿Acaso estás apurada para ir a aquel lugar? Pensé que no te importaba nada, pero parece que no tienes muchas ganas de que Hito y Nazo mueran, ¿no? Y me dirás "por mi que mueran je je no me importan". — Le imitó con voz aguda y moviendo las manos. —Pero por dentro sabes que no te da igual. Bien adentro tienes un motivo y algo que te mueve, sacando esa capa superficial de cinismo a tope que muestras. Si tienes esa "moral" de no estar a favor de lo tan asesinos que somos los ninjas, seguramente no quieres que nadie muera. Menos al "buen chico" de Hito. Te debe ser de utilidad por lo menos.

»No me voy a mover de aquí hasta que me des algo de información sobre el grupito este anti-shinobi en el que andas. Cualquier cosa que me sea de utilidad. Nombre, cuanta gente hay dentro, por donde se mueven. Lo que sea.

Dejó de sonreír de a poco y afiló su mirada. No estaba enojada, no. De hecho, estaba algo más tranquila que antes. Solo quería poner bien los puntos, demostrar quien tenía la voz cantante.

—Así que, tu decides. Nos das lo que queremos y te dejamos ir. O, no solo no vas allí, sino que te vienes con nosotras a Ame y dejas morir a dos personas totalmente inocentes.

»Dime, ¿qué decides?

[Narrador]

La chica se detuvo a oír el discurso de Jun. Buscaba que dijese algo interesante, ya no cierto o bien argumentado, sino interesante. Retrocedió sobre sus pasos y volvió a sentarse, viendo que tenían para rato.

— Tienes razón, valoro más la vida de Hito que la mía. Puede que sea porque es más útil o porque es un buen chico, pero no tengo información para darte. Ni nombres ni nada.

Volvió a recoger su palo y a darle golpecitos al fuego, ahora ya por puro entretenimiento.

— Aclaraciones que veo que necesitas. El sitio en el que tengo que estar no tiene nada que ver con ellos, podemos ir, pero si me ven con dos kunoichis, bueno, no tengo que repetirme tampoco. Si queréis que nos sentemos aquí a ver quién valora más las vidas humanas, seguramente acabe perdiendo y yendo al sitio aunque me sigáis. Entonces yo habré hecho mi parte y mi conciencia estará tranquila. ¿Y la vuestra?

Volvió a soltarlo con total calma, como si hablase de ir a hacer la compra. Era duro de pensar, pero esta no parecía ser la primera vez que esa chica jugaba a ese juego.

[Nara Jun]

—No te preocupes, mi conciencia está tranquilísima. No fui yo la que se metió en el chanchullo que están metidos ustedes y de mi no depende la vida de nadie. La única que puede hacer algo para salvar a los dos hermanos eres tú y no parece que andes con ganas de cooperar para que eso pase.

Ni siquiera miró el palo ni el fuego cuando fue a moverlo, solo estaba centrada en la mujer. Aunque, por como actuaba esta, no esperaba que haga nada raro. De hecho, parecía demasiada tranquila.

—Es bastante simple. Me aclaras TODA la situación o lo que mierda esté pasando aquí con detalles, o vienes con nosotras. Además, ¿acaso no tienes ni idea en donde estás metida como para que no me puedas dar información? Evidentemente no es que no puedes, sino que no quieres ¿Alguien te está amenazando a lo lejos para que no hables y yo no me doy cuenta?

Casi parecía que la charla repetitiva y cíclica no terminaba más. Alguna de las dos iba a ceder en un momento y no parecía que Jun ande con muchas ganas de hacerlo.

[Narrador]

Desde luego, cualquiera de las presentes podía darse cuenta de que no iban a llegar a ningún lado con su conversación. Jun daba vueltas en circulos y la extraña chica no tenía intención alguna de alimentar ese ciclo.

— Piensa lo que quieras, ya he dicho todo lo que tenía que decir. Si me reteneis, pasará lo que pasará. Si me dejais ir, pasará otra cosa directamente opuesta. En un caso, todos viven, en el otro, no lo harán. Simplemente, decidid ya. ¿Nos vamos a la villa? ¿Nos quedamos aquí? No des vueltas sobre tí misma.

Dio un sonoro bostezo que se extendió durante más segundos de los que le hubiese gustado y la obligó a mover la mano para cubrirse.

— Perdona, un día largo. — comentó casualmente.