Este foro utiliza cookies
Este foro utiliza cookies para guardar tu información de inicio de sesión si estás registrado, y tu última visita si no lo estás. Las cookies son pequeños documentos de texto guardados en tu ordenador; las cookies establecidas por este foro sólo pueden ser utilizadas en este mismo sitio y no poseen riesgos de seguridad. Las cookies de este foro también llevan un registro de los temas que has leído y cuándo fue la última vez que los leíste. Los administradores NO tienen acceso a esta información, sólo TU NAVEGADOR. Por favor confirma si aceptas el establecimiento de estas cookies.

Se guardará una cookie en tu navegador sea cual sea tu elección para no tener que hacerte esta pregunta otra vez. Podrás cambiar tus ajustes sobre cookies en cualquier momento usando el link en el pie de página.
Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
Retaguardia
(S) Gran Guerra Ninja
#1
*(este tema forma parte de la trama Operación Tambor de Raijin)

Día del Rayo, Bienvenida, 18:00 PM

¡Que resuenen los tambores!

¡Que resuenen los tambores!

¡QUE RESUENEN LOS TAMBORES!

Y los tambores resonaron. A lo largo de toda la frontera, el agua que encharcaba los campos de arroz vibró con la percusión de las decenas de instrumentos repartidos a lo largo del campo de batalla. Sonó tan fuerte, y llegó tan alto, que el mismísimo Raijin, allá encima de las nubes de tormenta, tuvo que buscar su propio tambor al temer que se lo hubiesen robado.

Nara Jun, Kurogane Toshio, formáis los dos parte de la División de Refuerzos, y compartís el mismo escuadrón. El General de la División es Yuki Yuko. Tú le conoces, Jun. Es el encargado de tu villa, te ha dado alguna misión… ¿o fue su hermano gemelo?

No sabéis qué significa el redoble de tambores, más allá de que os han dicho que sirve para dar órdenes al ejército en medio de la refriega y el caos. Por los gritos que oís, sin embargo, ambos llegáis a la conclusión de que se ha avistado al ejército enemigo.

Os encontráis en la retaguardia, no muy lejos del centro de operaciones médico. Os han dicho que permanezcáis atentos, pero a la espera. Si todo va bien —y os han transmitido que probablemente sea así—, ni siquiera tendréis que entrar en combate. Si la batalla se tuerce demasiado… Bueno, la verdad que os podrían pedir de todo. Desde hacer de recaderos, ayudar a trasladar a los heridos, o enviaros al mismísimo frente de batalla si la cosa se torciese demasiado.

Por el momento, estáis a salvo. Todo son campos de arroz, y el agua encharca todo el suelo llano. Desde vuestra posición, hay tal cantidad de personas en medio que se os hace imposible ver al ejército enemigo.

Estáis juntos. Sois los más jóvenes y novatos del grupo. El Capitán de vuestro escuadrón es un Chūnin, un kusajin llamado Rai. Quizá hayas oído hablar de él, Toshio. Dicen que es un alocado, muy temperamental e irreflexivo. A saber cómo se ganó la placa a pesar de estos defectos, pero quizá lo pusieron lejos del combate por esto mismo.

¿Qué hacéis?



¡Hola chicos! Datsue al habla.

Lo primero, deseadle buena suerte a los del otro tema, por el bien vuestro. Lo segundo, buena suerte a vosotros también. Y lo tercero, tenéis rol libre entre vosotros dos hasta nuevo aviso. Podéis postearos entre vosotros cuantas veces queráis, yo solo intervendré (por el momento) si interactuáis con algo del entorno. Aprovechad el tiempo para conoceros o… para lo que os dé la gana.
Responder
#2

Entro con hueco extra.

En la retaguardia ¿eh? Toshio no era precisamente ni de los más jóvenes ni de los más inexpertos del lugar. De hecho, ya llevaba sus años siendo ninja, pero también era cierto que el único lugar que podría corresponderle en su estado actual era la retaguardia. ¿Que por qué? Bueno, simplemente ya no era quien solía ser tiempo atrás, y tampoco es que hubiese llegado a demasiado en su tiempo, pues se había quedado a las puertas de ascender a Chūnin.

Incluso allí detrás mentiría si dijese que no tenía miedo. Una parte de él estaba completamente aterrada de que algo saliese mal en la vanguardia, no precisamente solo porque le preocupasen sus amigos y conocidos en la línea de enfrente, sino por si se daba el caso de que él tuviese que entrar en acción. Eso es lo que le daba miedo de verdad.

La otra parte de él se tenía asco a sí mismo.

Su capitán era un Kusajin llamado Rai. Había escuchado hablar de él, como de casi todo el mundo en Kusagakure. Se trataba de un tío alocado, temperamental e irreflexivo, probablemente el motivo por el que estaba en la Retaguardia y no en frente. También sería probablemente el motivo de que alguien muriese si la cosa salía mal, pero Toshio sabía bien que tampoco podría estar en sus botas. Probablemente se desmoronaría.

Todos esos sentimientos los intentaba mantener ocultos por una aparente calma, mientras ocultaba un total de diez agujas en su garganta, preparándose por si los llegaba a necesitar. Por supuesto, eso de mantener los nervios a raya no se le daba espectacularmente bien, pero con algo de suerte nadie se fijaría en él.
¡Muchas gracias a Ayame por el súper sexy avatar!
Responder
#3
¿En la retaguardia? Si vamos a lo concreto, evidentemente Jun debía estar en esa posición en el campo de batalla. Tenía casi nula experiencia y era muy joven como para estar en cualquiera de los otros frentes. Ni siquiera tenía aptitudes lo suficientemente útiles para aportar algo en específico. No, aún no. Ni ella misma se hubiera imaginado estar fuera del grupo en el que estaba, dando apoyo si las cosas se salían de control y si era realmente necesario. En realidad, tampoco se imaginaba hace algunas semanas estar en la situación en la que se encontraba, incluso sabiendo que la cosa podía estallar en cualquier momento por como se estaba dando todo.

Los tambores resonaban con fuerza y la chica solo sabía que eso era como una especie de orquesta inversa: la música de estos daba indicaciones a las distintas divisiones para que hagan sus movimientos. No solo no entendía exactamente que significaban los redobles, sino que la hacía sentir hasta ciertamente incómoda. La cargaban de ansias y un nerviosismo bastante pesado para ella. Sin mencionar el hecho tan obvio de que la situación era el eje donde giraba todo, inclusive las emociones. Tan solo el ambiente de la guerra la llenaba de miedo.

¿Miedo a qué? A absolutamente todo. Miedo al enfrentamiento, al fracaso en alguna orden que le den, a la derrota, a la muerte, suya o de sus compañeros. A todo. Miedo a la soledad ¿Qué mierda sabía donde iban a estar todas las personas que conoció después de eso? Incluso volver con vida y saber que uno de los tuyos cayó en batalla iba a ser durísimo para ella, que nunca expresa el amor que tiene hacia sus cercanos pero que realmente existe. No solo su familia. Shirō, Tsubame, Hinata, Susumu. Sino a todas las personas que fue conociendo desde que empezó a ser activa como ninja. No sabía si estaban ahí o no, la cantidad ingesta de gente ni siquiera les hacía ver donde estaba el enemigo. El cual, por cierto, parecía que no estaba muy lejos por los gritos que se iban oyendo. La única cara conocida que vio era la del General de su división. Después, absolutamente a nadie más. Era la primera vez que se sentía tan insegura en un lugar con tanta gente, incluso sabiendo que todos allí eran del mismo bando.

Si sentía todo eso en la posición donde se encontraba, no se quería imaginar que le hubiera pasado allá adelante. Cagarse encima era una opción para nada descartable para esa situación hipotética.

A su alrededor, en su grupo, tenía de capitán a un kusajin bastante peculiar y con un rango ninja mayor al suyo. Eso debía ser de suficiente para que esté con aquel rol en el grupo, ¿no? Era más que claro que ella era una de la más jóvenes e inexpertas de las personas que estaban ahí, solo hacía falta ver algunas caras y placas.

Eso era lo que veía ella, ¿pero que se le veía a la Nara por fuera? Probablemente una chiquilla bastante nerviosa y sin poder estar quieta un segundo. No paraba de dar golpecitos con la punta de su bota en el piso, acompañado con el respectivo movimiento de su pierna. Además, golpeaba su vaina de su espada con las uñas levemente largas de su mano, esperando que pase lo que tenga que pasar. Su bandana no estaba en su brazo, sino en su frente, cubriendo toda su parte rapada que tenia en la cabeza y dejando relucir más la parte de arriba. Pero el cabello no le podía impedir en nada, por lo que lo tenía atado en una pequeña cola de caballo (debido al poco largo de su pelo). Si bien tuvo que deshacerse de su irreemplazable sudadera y quedarse solo con un top deportivo negro, mantuvo en su vestimenta sus pantalones largos y holgados de color violeta.

Otra cosa que quería mantener era la calma, pero evidentemente no pudo retener ese estado.

Solo le quedaba esperar.
Responder
#4
Luego de haber preparado sus agujas, Toshio empezó a atar el hilo que tenía en una de sus shuriken, antes de empezar a revisar que todas sus armas estaban en el mejor estado posible. No es que estuviese preocupado por el estado de sus armas, ni se trataba de una revisión rutinaria, ni nada. Simplemente estaba intentando distraerse con algo para controlar los nervios.

Miró hacia en frente, preguntándose cómo se encontrarían sus amigos en la vanguardia. Probablemente Tamao estaría a salvo, pues era un médico, pero Yuki le preocupaba mucho más.

«Tengan cuidado. No me hagan ir hasta allí para salvarlos». Se dijo. Pensaba que si se trataba de ellos, quizás tendría el valor para hacer algo.

Finalmente, el herrero decidió que en lugar de solo estar preocupado, quizás debería acercarse a conocer a sus compañeros. Eso quizás aumentaría sus posibilidades de supervivencia.

— Ey. —Saludó a Jun, mientras se acercaba a ella—. Parece que estaremos en la misma división . Yo soy Kurogane Toshio, mucho gusto.
¡Muchas gracias a Ayame por el súper sexy avatar!
Responder
#5
El poco tiempo que faltaba para que todo allí explote era una espera lenta, una eterna incertidumbre que te provoca de todo menos paciencia. Un shinobi de ojos y pelo rojo le hizo salir de ese estado ensimismado, pero aún seguía muy pensativa. De hecho, se asustó un poco al notar su voz y ver que se dirigía a ella.

¿Qué tal? — Le respondió tímida.

Era más grande que ella, en edad y cuerpo también. Evidentemente no era el único, había muchos más que cumplían con la características y eso le traía varias cosas a la cabeza ¿Estaba bien preparada para todo eso? Quizá muy pocos estaban realmente preparados para la situación que se venía, pero probablemente si habían hecho lo posible para estar fuertes ese día. Ya ni siquiera era lo físico, que allí la chica se podía excusar muy fácilmente.

Nara Jun. Un gusto, Toshio. — Secó la sudoración de su mano con el pantalón y luego extendió la misma, presentándose frente al pelirrojo.

«¿Todos se preparan durante toda su vida para llegar a este día? ... No, segura que no.» Recordó por un momento una pequeña charla que tuvo con un uzujin y un tanuki disfrazado de humano. «Honor, venganza, fama, reconocimiento, dinero. Hay mil motivos por la que la gente se entrena y se mete en esto. Obvio que a la gente quiere defender con espada y escudo su lugar y sus ideales pero, de en serio, ¿alguien realmente se entusiasma por una guerra? ¿Alguien se preparó toda su vida para este momento? ¿Por qué luchan realmente?»

Dime una cosa. — Lo miró, intentando esconder aunque sea un poco sus nervios. —¿Estás realmente tranquilo? Digo, no se te nota nervioso pero se me hace imposible imaginar que alguien esté totalmente calmo en esta situación.

«¿Por qué lucho yo?»
Responder
#6
El herrero miró a la amejin durante unos segundos, confundido, antes de echarse a reír.

— ¿Tan bien se me da disimularlo? —Le preguntó—. La verdad es que estoy aterrado. No creo estar nada preparado para esto.

Miró a un lado, algo apenado. Jun también parecía asustada, así que pensó que quizás debía animarla de alguna manera.

— Pero es normal ¿no? Estar asustado, digo. —Dijo—. Seguro que los ninja de Kurama están igual de asustados, así que no te preocupes mucho. —Animar a los demás no era uno de sus fuertes, pero nadie podía decir que no lo intentaba, al menos.

Miró hacia el frente. Todo ya parecía hecho un caos. Desde donde estaban, ya se podían escuchar gritos, llantos, chillidos...

— Parece que ya han empezado... —Comentó, con una sonrisa nerviosa antes de girarse a Jun y estirar el puño hacia ella—. Si se da el caso, protejámonos mutuamente ¿vale?
¡Muchas gracias a Ayame por el súper sexy avatar!
Responder
#7
Quizá había sido muy directa con la pregunta, al punto de parecer agarrarle por sorpresa al kusajin. Rio un poco después que él, debía admitir que fue algo repentina. Era consuelo de tontos y ya intuía que podía haber varios que estén asustados, pero le tranquilizaba saber que no era la única que se encontraba así.

S-si, supongo que es común estar así. Espero que sea parecido del otro lado.

Ella no sabía si el muchacho era optimista o solo quería hacerla calmar un poco, pero no sentía que fuera tan así del otro lado. Ojala si, pero era una duda que podía llegar a jugarle a favor con el tema de sus nervios.

No tardó mucho en que todo estalle finalmente. Todo tipo de ruidos se podía oír más adelante. Algo bastante inquietante para los que estaban ahí y no sabían que estaba pasando exactamente.

Espero que les vaya bien...

Cuando volteó al muchacho, notó que le estaba extendiendo el puño, con una sonrisa nerviosa. Por lo que replicó ambos gestos, chocando el puño con el pelirrojo.

Prometo que será mutuo. — Respondió sincera. —Confío en los que están adelante.

Era curioso que no conocía a casi nadie de los que estaban más adelante, pero sabía que eran aptos si es que estaban ahí.

Tampoco conocía a Toshio, pero confiaba plenamente en él y todos los que estaban ahí. Era en todo lo que se tenía que respaldar.
Responder
#8
Mientras en vanguardia se estaba librando una encarnizada lucha, en retaguardia el caos era de otra índole. Los gritos de guerra, los chillidos de dolor y los llantos llegaban hasta ellos sin saber muy bien si provenía la mayoría de su propio bando o del enemigo. Desde la distancia, veían el cielo lleno de bolas de fuego y pedruscos tan grandes como un elefante yendo y viniendo en un fuego cruzado.

De tanto en tanto, se veía a ninjas transportando a un herido en camilla, o directamente sobre los hombros. Muchos de estas eran imágenes grotescas, llenas de heridas fatales que tintaban los charcos de los arrozales de un tono carmesí.

¡El Escuadrón de Ranko ha conseguido hacer huir al Comandante enemigo! —se oyó gritar a Yuki Yuko, el General de la División de Refuerzos. Minutos atrás, se había extendido el rumor entre los de la retaguardia que un enemigo había invocado una tormenta de nieve que estaba poniendo en serias dificultades a la Alianza. El problema parecía haber sido resuelto, y las tornas habían cambiado—. ¡Se están batiendo en retirada! ¡La victoria está en la palma de nuestra mano! ¡Vamos, debemos avanzar o quedaremos descolgados del ejército!

Rai, que en la hora que había estado allí no había parado de morderse las uñas —o más bien los dedos, porque ya pocas le quedaban—, se levantó de un salto.

¡Lo que necesitamos es entrar ya en acción, joder! ¡Toshio, Jun, Kaira! ¡Conmigo! —exclamó a los tres del equipo—. ¡Es hora de ganarse el sueldo!

Y empezó a correr hasta alcanzar la División de Largo Alcance, que también se desplazaba hacia adelante. Su idea era correr más que ellos, atravesarla, y llegar hasta la acción de la guerra. Kaira le seguía al lado. ¿Y los otros dos?
Responder
#9
Desde donde estaban era prácticamente imposible saber lo que estaba sucediendo enfrente. Las técnicas volaban de un lado a otro del campo de batalla y los gritos inundaron los Arrozales del Silencio sin que nadie excepto los que estaban peleando pudiesen saber bien a quién pertenecían; y seguramente ellos tampoco podían estar seguros.

Durante la hora en la que estuvieron allí, Toshio pudo ver muchos heridos siendo transportados. Era esa clase de cosas que preferirías no ver, pero a las que simplemente no podías apartarles la mirada, pues le hacía sentir de varias formas distintas. De alguna manera se sentía aliviado de estar donde estaba y no ser la persona a la que estaban trayendo en camilla. También se alegraba de que ninguna de aquellas personas fuese un amigo cercano suyo, pero no podía evitar preguntarse si hubiese podido cambiar algo de haber estado allí.

Probablemente hubiese muerto, pero aún así no podía quitarse aquel pensamiento de la mente ni despegarse de su sentido de supervivencia lo suficiente como para proponer avanzar por su cuenta.

«Maldita sea, dejad de morir o dejadme avanzar ¡pero no puedo aguantar más así!»

Estaba desesperado, completamente desesperado porque todo terminase. Tanto que junto al miedo empezaba a sentir la voluntad de terminar él con aquello. Aún así no tuvo que esperar mucho más antes de escuchar que el escuadrón de Ranko había hecho huir al comandante enemigo.

— ¡Eso es! —Exclamó, escuchando las órdenes de su jefe—. ¡A la orden, capitán!

Desenvainó su Uchigatana y miró a Jun de reojo, antes de echar a correr tan rápido como podía.

— ¡Vamos, Jun!
¡Muchas gracias a Ayame por el súper sexy avatar!
Responder
#10
Caos. No hay mejor definición para todo lo ocurrió en ese transcurso de tiempo. Lo visual estaba totalmente infectado de movimiento humano, que iba y venían con gente malherida, sangre y bolas de fuego gigantes, adornaban por completo los arrozales. Y lo que se oía no era mucho más tranquilizador que lo anterior. Llantos, gritos y chillidos. Entre tanto desorden no podía calcular la cantidad de personas que habían recibido heridas fatales, pero no creía para nada que fueran pocas.

Casi que le daba vergüenza recordar las veces que usó aquella palabra tan a la ligera. Todo esto realmente era un caos, y no había nada más en el mundo que se lo discuta.

Por suerte para los de su lado, el Yuki acaba de informar que tuvieron una victoria en el campo de batalla. Aparentemente, el enemigo estaba retrocediendo gracias a la ofensiva que había planeado la Alianza.

No solo significaba un alivio para ella saber que iban momentáneamente en ventaja, sino que le hacía renovar un poco las energías que sentía. Era liberador mentalmente saber que los de adelante iban bien, sobre todo cuando había un rumor sobre que una tormenta de nieve estaba dificultando la tarea.

¡VAMOS! — Gritó sin contención alguna. Sinceramente se sentía muy bien saber que todo adelante estaba correcto.

«Que personaje.» El capitán de su escuadrón, aquel kusajin peculiar, pegó un salto al oír las buenas noticias, como debe ser. Pero lo increíble fue verlo cambiar tan rápido de actitud. De comerse las uñas y parecer estar tan cagado como Jun, a decir que necesitaban entrar en acción pronto. Si ya era así en la guerra, no se quería imaginar cómo iba a contar la anécdota de esta batalla en un futuro. Si es que sobreviviese

No era momento para contradicciones o cuestionar gente, debía ser lo más organizada y responsable posible. Y, para eso, debía hacerle caso a la persona que tenía como capitán. Además, Toshio parecía estar bastante inspirado con la orden de Rai. Eso le daba mucha más seguridad que cualquier otra cosa en ese momento.

¡Si, a la orden!

Tal como el pelirrojo, desenvainó su kodachi y comenzó a correr los más rápido que podía.
Responder
#11

Recomendable la lectura de este post antes de ponerse con este. A continuación os dejo una buena OST para el post:

Todo había sucedido en una milésima de segundo.

La victoria estaba en la palma de sus manos. Algunos ya empezaban a cantarla, a festejarla. La euforia y el optimismo recorría el Ejército de la Alianza como el alcohol por la garganta de los ninjas en Fin de Año. Dulce y maravillosa, llena de promesas del mañana.

Y entonces el mañana se borró del calendario.

Y entonces las risas se convirtieron en llantos.

El dulce sabor de la gloria no fue más que un viejo sueño interrumpido por la resaca y la bilis en el paladar. Las promesas se convirtieron en rezos. Los vítores en llantos. La determinación en pavor.

Rai cayó de rodillas, incapaz de asimilar lo que acababa de ver: una Bijūdama (666 PV, 133 metros de ancho, 444 metros de explosión hacia adelante), arrasando con todo el frente del ejército de la Alianza. Tan solo habían sobrevivido los de la retaguardia y algún grupo disperso más. El resto… El resto bautizaba con su sangre los arrozales. Ya no los Arrozales del Silencio. No, nunca más. Los que lo habían vivido, los que lo habían sufrido, los que lo habían visto, tan solo tenían un nombre para aquello.

Los Arrozales Sangrientos.

Yuki Yuko se encontraba tirado en el suelo encharcado. Tenía el rostro y el cuerpo tan lleno de sangre y quemaduras por la terrible explosión que mirarle dolía a la vista. Su cuerpo había salido volando y había caído al lado de Nara Jun. Levantó una mano, y Jun pudo verle hueso a través de la carne chamuscada, antes de que esta se cerrase sobre su pierna. Tiró de él, casi sin fuerza. Su mirada, perdida, pareció reconocer por un momento el rostro del amejin. El rostro de un compañero. El rostro de un compatriota.

T-tengo… T-tengo… —las lágrimas resbalaron por sus mejillas. No pudo contener el sollozo. Era un ninja reputado, además del encargado del edificio de la Arashikage, pero viéndolo ahora parecía un niño pequeño y aterrorizado—. Tengo miedo. Tengo miedo. —Y entonces, justo antes de que sucediese, se dio cuenta. Se dio cuenta de su terrible error—. Por favor, no se lo cuentes… al tonto de mi hermano. Dile que yo… Dile que yo…

Sus ojos azules como el cielo de verano se quedaron clavados en el genin. Tras unos momentos de confusión, Jun se dio cuenta que sus párpados no iban a moverse más por su cuenta. Tampoco sus labios.

Nunca más.


Al lado de Kurogane Toshio cayó un hombre del cielo al que conocía bien. Oh, sí, reconocería aquella barba infinita en cualquier sitio. Aquellos músculos rocosos. Aquellas cicatrices.

Shiten el Acaparador había salido despedido por la explosión y había aterrizado junto a él. Sus piernas habían quedado bajo el agua, y se las había ingeniado para mantener el torso erguido, como si estuviese sentado. Varias decenas de shurikens estaban clavadas en su torso, y entre las muchas cosas que estaban mal con él, la falta de su brazo derecho era la peor de todas.

Miró a Toshio, y por un momento, el menor de los kusajines no vio al Shiten de siempre. Al hombre con arrugas incansable. Al hombre con canas pero con más energía que toda la panda de adolescentes recién salidos de la Academia juntos. No, vio a un hombre con la mirada confusa. Vio a alguien frágil. A... un viejo. Un viejo senil.

Shiten parpadeó varias veces, tratando de recomponerse. De volver a ser él mismo.

¿Q-qué…? ¿Qué ha pasado?


• • •


En una posición algo más atrasada, el caos era muy parecido.

¡General! ¿¡Qué ha…!? —La kunoichi se interrumpió de golpe. Sarutobi Komi, la General de la División de Combate de Largo Alcance, estaba tirada entre cadáveres. Su cabeza apenas se mantenía erguida sobre la superficie del agua. Le costaba mantener los ojos abiertos. Le costaba respirar. Le costaba vivir. ¡¡Rápido!! ¡¡Un médico!! ¡¡UN MÉDICO PARA LA GENERAL!!

Pero, internamente, lo sabía. Sabía que Komi iba a necesitar más que un médico para sobrevivir. Quizá con un equipo entero…

Koro… —La voz de Komi fue apenas un soplido a través de una flauta rota. Koro corrió a situar la maltrecha cabeza de ella en su regazo—. Av-visa a… H… abi. Necesi… fuer-zos. Dat… Dat… T… ts.

Entre sollozos eclipsados por los llantos que sonaban a su alrededor, Koro cerró los párpados de Komi. Se levantó y se enjugó las lágrimas. No tenía tiempo para llorar su muerte. Tenía una orden que cumplir.
Responder
#12
Todo sucedió en una milésima de segundo, tan rápido que el joven kusajin tardó varios segundos en darse cuenta mientras su rápida carrera se convertía en un trote, antes de acabar transformándose en un lento caminar. No podía creerse lo que estaba sucediendo. Tenía que ser otra pesadilla como las que tenía cada noche ¿verdad? No podía ser cierto. No entonces, cuando todo parecía estar yendo tan bien.

Se detuvo, dejando caer la mano con la que sostenía su katana mientras se llevaba la otra mano a la cabeza. No se había dado cuenta cuando, pero las lágrimas empezaron a brotar de sus ojos y su cuerpo se había quedado completamente paralizado, temblando mientras sus peores pesadillas se iban sobreponiendo a la realidad. Allá donde veía solo había sangre, muertos y moribundos, todos ellos a primera vista tenían el rostro de sus padres, que habían muerto de la misma manera un año atrás y cada noche desde entonces.

Agitó la cabeza, volviendo a la realidad.

— No... —No se había dado cuenta, pero ya había empezado a recular.

Y es que, por mucho que a él le guste soñar y pretender que lo era, Kurogane Toshio no era ningún héroe. Era un puto cobarde que llevaba toda su vida escapando desde la primera vez que se había enfrentado a un muro de verdad. Los héroes de verdad se crecen ante los desafíos, pero él solo era un tío más y del otro lado tenían a un puto dios. ¡Él no podía enfrentarse a eso! Tenía que huir, tenía que volver a casa y avisar de lo que se les venía.

Un hombretón alto, fuerte e imponente cayó a su lado, hundiéndose parcialmente en el agua, moribundo, pero vivo, aunque había perdido un brazo igual que...

— ¿Yuki? —Volvió a agitar la cabeza. Se había confundido—. No. ¿Shiten? ¡Shiten! ¡Estás vivo!

Se agachó para intentar ayudarlo a salir de allí, con cuidado.

— ¡Un médico! —Gritaba—. ¡Shiten está vivo! ¡Todavía podemos salvarlo!

Mientras esperaba a que llegase (o no) la ayuda, Toshio miró a Shiten.

— No... no lo sé. —Le dijo—. Quizás fue un grupo de Gebijū, o quizás hay un general de Kurama... desde aquí no he podido ver nada, pero no importa. ¡Tenemos que retirarnos y evacuar al resto! ¡No sabemos cuándo pueden volver a disparar otra de esas!
¡Muchas gracias a Ayame por el súper sexy avatar!
Responder
#13
Ni siquiera fue un parpadeo. Sucedió en menos tiempo. Un solo momento bastó para terminar con la vida de una cantidad absurda de personas. Un solo momento para destruir la psique a una gran parte de los sobrevivientes, incluyendo la de Jun.

Recién estaba agarrando confianza para lanzarse hacia adelante, siguiendo a Rai, Toshio y su equipo. Había vencido, por lo menos en ese instante, ese miedo que tan nerviosa la tenía. Pero fue solo eso, un instante.

Cayó arrodillada al suelo y un frío en el cuerpo la dejó temblando. Un paneo con la vista de la situación fue suficiente para que las lágrimas comiencen a brotar. Sangre, mucha sangre. Muchos muertos. Ese olor tan… no pudo. Vomitó a un costado al momento... mucho vómito. No podía creer que eso estuviera pasando. Ni en sus suposiciones más fatídicas pensó que podía pasar eso. No de esa forma.

Luego se dio cuenta que a su otro costado estaba tirado una persona. Yuki Yuko. Había caído al lado de ella luego del incidente. Literalmente le veía el hueso entre la carne. Por poco pudo contener el vómito, pero no el llanto. Eran sollozos ya al ver tanto sufrimiento, y más viniendo de una cara conocida.

No no no no no no no... ¡Por favor no! — El mismísimo General de la división, Yuki Yuko. Un chunin de alta estima en Amegakure. Sin ir más lejos, un amejin, llorando y diciendo que tenía miedo ¿Qué le quedaba a ella, entonces? Era muy fuerte ver a una persona de semejante rango y jerarquía en ese estado. Tan vulnerable. «Al final, parece que todos tenemos miedo por lo menos a algo. Incluso hasta los que lo niegan o se muestran tan valientes. Es imposible escapar de eso.»

No pidió ayuda, sabía que estaba recitando sus últimas palabras. Ni siquiera pudo terminar lo que quiso decirle a la Nara, pero ella creyó haber entendido completamente todo.

No, tranquilo, no. — Le dijo al cadáver ya sin vida de su compatriota, mientras intentaba secarse esas interminables lagrimas. —No le diré.

Intentaba asimilar la situación para poder pensar qué hacer. Pero no había forma de retomar luego de todo eso. El leve temblor en su cuerpo no se iba aún. Estaba realmente cagada con lo que había pasado ahí con tan solo UN ataque del enemigo. Quién sabría cuando iba a atacar de nuevo ¿Sería con la misma intensidad? Si era así, no tenían chance de hacer absolutamente nada.

Se levantó y miró de nuevo la escena en la que estaba. Realmente todo eso seguía y, por mucho que lo desease, eso iba a continuar. No parecía haber nada realmente claro, toda la alianza parecía haber enloquecido al presenciar tal acto. Totalmente entendible, pero no era para nada el momento de quedarse inactivos y quietos.

¡Toshio! — Corrió hacia allí cuando lo escuchó pedir ayuda. Algo se alivió al verlo bien, aunque con Shiten en el agua. Ella no sabía muy bien si había o no recibido tan de lleno el impacto, pero si era así, le sorprendía que ese viejo siguiera con vida. Era una gran proeza salir vivo de esa masacre.

El pelirrojo parecía estar tan asustado o alterado como ella, proponiendo que debían evacuar ya mismo del lugar. Dentro suyo, la amejin quería hacer lo mismo. Quería huir a toda costa de allí, llegar a su casa y encerrarse en su habitación durante diez años. Pero otra parte dentro suya la hacía dudar. Quizá sentirse culpable si abandonaba después de que tanta gente muera, quizá la confesión del chunin antes de morir o quizás una mezcla de muchas cosas. No sabía bien el qué, pero la idea de huir le chocaba un poco. Alguna parte de ella, quizá la menos lógica, no quería escapar. Un sentimiento muy fuerte la anclaba ahí.

Fuera quedarse peleando o retirarse, algo debían hacer y lo debían hacer YA.

Dio media vuelta, aún temblorosa. Tomó aire, juntó ambas manos y las puso frente a su boca, apuntando hacia los sobrevivientes.

¡¡HAGAMOS LO QUE HAGAMOS, POR FAVOR MOVÁMONOS YA!! ¡¡NO NOS QUEDEMOS QUIETOS, QUE TODAVÍA ESTAMOS VIVOS HIJOS DE PUTA!! TENEMOS QUE HACERLES COMER MIERDA A ESTOS IMBÉCILES.

Alejó un segundo su Megáfono para tomar aire.

POR FAVOR, SI TIENEN HERIDOS CERCA, INTENTEN AYUDARLOS. NECESITAMOS RECOMPONERNOS Y NO CEDER.

Finalmente alejó sus manos y quedó esperando la reacción. No sabía muy bien si estaba bien lo que había hecho y tampoco quería dar órdenes en el sentido más estratégico de la batalla. Pero si sentía que necesitaban reaccionar y ella pensaba que haciendo eso la gente por lo menos reaccionaría un poco.


¤ MEGA-MEGAHON!
¤ ¡MEGA-MEGÁFONO!
- Tipo: Apoyo
- Rango: D
- Requisitos: Ninjutsu 20
- Gastos:
  • 8 CK
  • (Ninjutsu 40) (multiplicable x2)
  • (Ninjutsu 60) (multiplicable x3)
- Daños: -
- Efectos adicionales: -
- Carga: 1
- Velocidad:Muy rápida
- Alcance y dimensiones:
  • 100 metros hacia la dirección que apuntan las manos
  • 200 metros hacia la dirección que apuntan las manos (multiplicada x2)
  • 300 metros hacia la dirección que apuntan las manos (multiplicada x3)
El usuario de la técnica junta ambas manos y las pone en frente de su boca, dejando un hueco entre estas. El chakra que juntan ambas manos generan una especie de altavoz, haciendo que todo lo que salga de su boca se vea amplificado y salga hacia la dirección que se apunta. Cabe aclarar que esta técnica no se puede combinar con ninguna otra técnica auditiva.
Responder
#14
Shiten se mostró confuso cuando Toshio llamó por un médico. Primero reparó en el cuerpo del chico. Luego en el de su compañero amejin, al lado. No fue hasta ver que los dos estaban bien que se fijó en el suyo. Oh, sí, aquello…

Bah, ¡solo es un rasguño! —exclamó, recuperando su antigua energía. Con el uso de un botiquín, se hizo un torniquete improvisado haciendo el nudo con mano y dientes. La expresión de su rostro, en cambio, no podía ocultar su preocupación ni su tristeza. Había fallado a su Kage. Les había fallado a todos. Pero al escuchar al joven amejin gritar como si de un megáfono tuviese entre las manos, despertando la llama de la camaradería en muchos de los que había a su alrededor, lo supo. Tenía que reponerse. Había flaqueado. Por un momento, se había permitido caer en la confusión y la culpa. No más. No había tiempo para eso. Tenía que luchar. Pero, antes, tenía que pensar—. Pero si tenían un arma tan poderosa con ellos, ¿por qué esperaron a lanzarla tan tarde?

El ejército de Kurama había sufrido enormes pérdidas con aquel movimiento. Dar la espalda al enemigo nunca era buena idea, y en su repliegue habían sido carne de cañón para la Alianza. Toshio había mencionado algo. Algo que ahora le taladraba la cabeza: retirarse y evacuar.

A no ser…

Y entonces, lo vio. El motivo por el que Kurama había mandado replegar a sus tropas. La huida no había sido más que una estafa, un puto anzuelo. ¡Una jodida trampa! El ejército de la Alianza había avanzado y avanzado, atravesando los encharcados campos de los arrozales sin darse cuenta del engaño. Y es que, bajo ellos, bajo sus malditas pisadas…







… estaban escondidos ninjas de Kurama. ¡En los malditos charcos! Haciendo uso de la Técnica del Escondite en el Agua, los ninjas de copo de nieve de las filas más atrasadas y escondidas se habían ocultado en el agua. Luego la Alianza había avanzado, les había sobrepasado, y ahora… Ahora cientos de ninjas salían de los encharcados campos de arroz tras su retaguardia. Los chillidos se redoblaron. La sorpresa y la conmoción se hizo todavía más grande. Los propios tambores de guerra dejaron de resonar.

Era un movimiento de pinza perfecto. No solo les habían separado de la División Médica y de Comunicaciones, todavía más retrasados, sino que ahora el grueso del ejército estaba rodeado por todos lados. ¿Evacuar? ¿Escapar? No había un puto hueco por el que huir.

¡¡AGÁCHATE!! —No fue una petición, fue una puta orden a Toshio. Apenas un segundo más tarde, un sable hecho de pura energía Ranton se movió de forma horizontal a la altura donde estaba su cuello. Lo empuñaba un joven de no más de dieciséis años, con los brazos y la cara vendada, que acababa de surgir bajo el agua.

»¡Amejin! ¿Cómo es tu nombre? —preguntó a Jun—. ¡A mi lado!

Oh, ¿qué tenemos aquí? ¿No es el General de la pila de cadáveres? —rio a carcajada suelta—. Está bien… —de su otra mano, otro haz de luz azul oscuro surgió de una extraña empuñadura metálica—, vamos a acabar con esto de una santa vez.

Ahora empuñaba dos sables láseres, y tenían pinta de cortar hasta el acero más duro.


PV:

25/370


CK:

30/100

Responder
#15
¿Sólo un rasguño? ¿¡Pero cómo iba a ser solo un rasguño!? ¡Si le faltaba un brazo entero! Y ahora el muy salvaje se estaba haciendo un torniquete a sí mismo.

— ¡¡HAGAMOS LO QUE HAGAMOS, POR FAVOR MOVÁMONOS YA!! ¡¡NO NOS QUEDEMOS QUIETOS, QUE TODAVÍA ESTAMOS VIVOS HIJOS DE PUTA!! TENEMOS QUE HACERLES COMER MIERDA A ESTOS IMBÉCILES.

Toshio se giró entonces a ver a jun, sin entender qué cojones estaba diciendo. ¿Cómo les iban a hacer comer mierda? Si los habían destrozado y estaban prácticamente todos muertos, pero aún así parecía que incluso Shiten, que estaba más muerto que vivo, todavía tenía ganas de pelear. ¿Por qué? ¿Cómo? Eso era algo que Toshio no podía entender. Pero ya que Shiten estaba bien, o todo lo bien que podía estar, el herrero podía preocuparse de otras cosas.

Miró a su alrededor. ¿Dónde estaba Yuki? ¿Y Tamao? ¿Estaban vivos siquiera?

«Oh. Ahora lo entiendo. Se trata de pelear por los que siguen vivos ¿huh?» Miró hacia el frente durante unos segundos, apretando su Uchigatana. «Supongo que puedo hacer eso».

Iba a dar un paso al frente para pedirle órdenes a Shiten, pero la orden le llegó antes de lo esperado.

— ¡¡AGÁCHATE!!

Instantáneamente, Toshio se agachó, esquivando un jodido sable láser que estuvo a punto de separarle la cabeza de los hombros. No era la primera vez que se enfrentaba a la muerte de cara, pero esta vez, de no ser por el aviso de Shiten, hubiese muerto.

— Vamos a acabar con esto de una santa vez.

— Apártate de mi camino.

Con la parte sin filo de su Uchigatana, Toshio lanzó un fuerte golpe ascendente cargado de chakra directamente al sable láser de su oponente. No hubo ningún truco inteligente de muñecas ni una refinada técnica de desarme. Simplemente golpeó con todas sus fuerzas, pero si el chico no estaba preparado para defenderse...

46 Fuerza + 23 Destreza + 50 (Uchigatana) + 20 (Dos manos) = 139 de poder de desarme

Le quitaría el arma de las manos, mandándola por los aires antes de lanzar un segundo corte de arriba a abajo, buscando cortarlo en diagonal lo más profundo posible, pasando por el corazón (30 PV corte, 22 PV superficial).

No tuvo ninguna preocupación por sus armas, por supuesto. No había láser en todo Oonindo capaz de cortarlas.


- PV:

220/220


- CK:

80/100

-20


Fuerza 46 · Resistencia 46 · Aguante 26 · Agilidad 26 · Destreza 46
Poder 26 · Inteligencia 46 · Carisma 26 · Voluntad 46 · Percepción 46


Hitai-ate (Brazo derecho)
Portaobjetos 7/10
  • Kurogane no Shuriken x2
  • Paquete de 15 makibishi Kurogane
  • Paquete de 5 senbon Kurogane x2
  • Chīsana Makimono
  • Hilo shinobi
- Kurogane no Wakizashi (En el costado izquierdo de la cadera, bajo la Uchigatana)
- Kurogane no Uchigatana (En el costado izquierdo de la cadera, encima de la Wakizashi)
- Brazales del héroe de hierro negro (Equipados)


¤ Ninpō: Bunkai
¤ Arte Ninja: Desarme
- Tipo: Apoyo
- Rango: D
- Requisitos: Bukijutsu 25
- Gastos: 20 CK
- Daños: -
- Efectos adicionales: Desarma a un oponente bajo ciertas condiciones (ver descripción)
- Sellos: -
- Velocidad: Muy rápida
- Alcance y dimensiones: Cuerpo a cuerpo
Esta técnica es una útil treta entre los practicantes del Bukijutsu, que consiste en la aplicación de un refuerzo de chakra no visible al arma y un inteligente giro de muñeca que desarma al rival y aparta su objeto a un lado, dejándolo expuesto. Un oponente que conozca la técnica se dará cuenta de lo que intenta el usuario y podrá pagar el gasto para devolverla. Para saber quién gana y desarma al contrario, se suman sus destrezas y la mitad de sus fuerzas, el daño más elevado del arma que empuñan, y por último, se suma una bonificación de 20 puntos si en el momento del intento de desarme cualquiera de los dos empuña su arma con dos manos. La puntuación más elevada gana, y desarma al adversario.

Alterador (Home Run Bunkai): Al utilizar un arma contundente, o la parte roma de un arma de filo, el usuario es capaz de desarmar a un oponente utilizando toda su fuerza, provocando que tanto el usuario como su objetivo utilicen toda su fuerza y la mitad de su destreza al comparar sus atributos. Esto no se puede hacer como respuesta a otro desarme.
¡Muchas gracias a Ayame por el súper sexy avatar!
Responder



This forum uses Lukasz Tkacz MyBB addons.