(C) Frágil, pero fuerte

[Narrador]

— ¡Tranquila, tranquila, que no te vamos a comer, chiquilla! —Le diría a Kurokami, que parecía haberse venido completamente abajo.

El transportista se giraría entonces a Hana, que parecía ser bastante más profesional que su compañera.

— Pues... no sé. Creo que hemos llegado a la vez ¿no? —Dijo, y entonces empezó a reírse—. No te preocupes. Debería salir en cualquier momento.

Ryō se quedó mirando a la rubia durante unos segundos cuando se presentó, llevándose la mano al mentón y mirando luego hacia arriba como si intentase recordar algo.

— Creo que te he visto en algún lado... —Le dijo—. ¿Nos conocemos?

[Himura Hana]

—. No te preocupes. Debería salir en cualquier momento.

El hombre se había girado deliberadamente a ella para darle la información. Hana seguía mirando por el rabillo del ojo a Yuu, preocupada por su compañera, pero sin la confianza con ella para saber qué decirle o hacer. Podía tomarse como un agravio que la intentase consolar así de buenas a primeras.

— Está bien. Esperemos. — contestó tras concluir que tampoco iban a sacar nada de presionar, aunque realmente le preocupaba no tener contacto con su cliente directamente.

— Creo que te he visto en algún lado... ¿Nos conocemos?

En respuesta, Hana le echó un vistazo al hombre también.

— ¿Tal vez? ¿Ha pedido alguna misión a la aldea?

Podía ser un antiguo cliente, o el vecino de un antiguo cliente. A Hana no le sonaba para nada ese hombre. ¿Tal vez un amigo de su padre? Su padre se llevaba bien con casi todo el mundo pero ella no había salido de la villa hasta después de su "muerte". Uhm.

Se quedó sopesando posibilidades, despreocupandose de su cliente por un momento.

[Yamikami Yuu]

Por suerte para Yuu, se corrió un tupido velo con el que pareció que pasaron de largo el pequeño espectaculo que había formado la joven con su identidad falsa. Se sintió como una suave y fría brisa en el caluroso desierto, como un autentico soplo de aire fresco. Se quedó a una pequeña distancia de Hana, jugando con sus propios dedos mientras la miraba y esta conversaba con aquel hombre.

Es verdad que le sonaba de algo, pero no terminaba de estar segura de qué. ¿La había visto por la calle en alguna ocasión? No del todo, el nombre era más bien lo que realmente le sonaba. Se quedó mirándola ahí de pie, intentando hacer un pequeño esfuerzo en recordar de porqué le resultaba tan familiar.

En cualquier caso, debían esperar por la persona que realmente había pedido la ayuda de las dos chicas. ¿Hana sería tan fuerte? Ambas se veían algo débiles siendo las dos tan bajitas y escuchimizadas.

[Narrador]

Ryō se llevó una mano al mentón, pensativo.

— No... he trabajado con muchos ninja, pero nunca he pedido una misión. —Entonces, una bombilla metafórica se encendió sobre su cabeza—. Espera. Habías participado en el torneo ¿verdad?

Sonriendo ampliamente, el hombre puso una mano sobre el hombro de Hana.

— Me alegro de que hayas salido de esa. ¡Yo casi no lo cuento! —Dijo, antes de mirar a Yuu—. A ti no te había visto en el torneo. Eso es que eres novata ¿verdad? ¡Con la confianza que tenías antes casi me engañas, Kuro-chan!

Mientras él reía, la puerta de la casa fue abierta hasta la mitad desde dentro por un anciano muy moreno, de ojos azules y de pelo largo y canoso, que los observó durante unos segundos.

— ¡Ryō-kun, haces demasiado ruido! —Se quejó el hombre, antes de mirar a las chicas. Parecía inseguro—. ¿Sois los ninja que contraté?

[Himura Hana]

— Espera. Habías participado en el torneo ¿verdad?

Hana ató cabos rápidamente. El Torneo de los Dojos. Hacía tanto tiempo de aquello, habían pasado tantas cosas, que se le había olvidado por completo. O tal vez lo había olvidado a proposito. Sin embargo, al recordarlo solo recordó una cosa.

— Quedé tercera en ese torneo, sí. — Infló pecho, orgullosa de lo que podía ser su único logro.

Pero antes de que pudiese alardear más delante de su kohai, apareció su cliente.

— ¡Ryō-kun, haces demasiado ruido! ¿Sois los ninja que contraté?

Se giró de inmediato y desinfló el pecho para hacer una leve reverencia.

— Sí, somos nosotras. — tras la reverencia se señaló a sí misma y a su compañera. — Yo soy Himura Hana y mi compañera es Yamikami Yuu. Estamos aquí en calidad de escoltas.

Se irguió a la espera de que saliese o les ordenase algo.

[Yamikami Yuu]

¿El torneo? No, tanto su rostro como el nombre no los reconocía del torneo, era de algo distinto. Pensó la morena acariciándose un poco la barbilla y mirando momentáneamente al suelo. Yuu no estuvo presente cuando el altercado de los torneos y, en calidad de gracia dentro de lo que cabía, no tuvo que sufrir ninguna perdida por aquel acontecimiento.

— A-Ah, si. Gracias — respondió cuando aquel hombre se dirigió hacia ella, liberándola de la búsqueda en su mente.

Poco después, un hombre mayor haría acto de presencia espetando silencio ante Ryō, y no tardó en preguntar por ellas de forma algo dubitativa. Hana se adelantó a presentarlas, por lo que Yuu solo respondió con una breve reverencia.

[Narrador]

El anciano entornó la mirada durante unos segundos, mirando a las genin. Ambas llevaban su bandana ninja visible, y Ryō estaba con ellas, así que todo debía estar bien. Hablando de Ryō, el muy maldito empezó a reírse más fuerte cuando el Kabin le llamó la atención.

— ¡Lo siento, Kabin-san, pero es que contrató ninjas muy interesantes!

Resignado, el cliente suspiró y abrió la puerta de su casa, permitiéndoles el paso.

— Muy bien. Adelante, pasad. —Les decía—. Gracias por ser tan puntuales.

Ryō sería el último en entrar a la casa si ambas genin lo hacían, dejando abierta la puerta tras de sí. Allí se encontraron con la sala de una humilde casa desordenada y completamente repleta de distintas vasijas de todo tipo, a excepción de una enorme mesa bien ordenada, con unas herramientas ya preparadas y lo que parecía ser una vasija en proceso de ser terminada.

El anciano se llevó una mano al mentón y miró alrededor.

— Lo primero que tendréis que hacer es encontrar las vasijas y ayudar a Ryō-kun a cargarlas en el carruaje. —Si miraban a su alrededor, los chicos notarían que encontrar unas vasijas en particular allí sería prácticamente como encontrar una aguja en un pajar—. Siento mucho no haber podido ordenar antes de vuestra llegada, pero serán fáciles de encontrar. Son solo diez y tienen un número del uno al cinco en la tapa.

El transportista miró a los genin, antes de mirar a su alrededor y resoplar.

— Habrá que ponerse manos a la obra.

[Himura Hana]

— Muy bien. Adelante, pasad. Gracias por ser tan puntuales.

— Sí, claro. — tras otra ligera reverencia, Hana seguiría a su cliente al interior.

Entró, pero se quedó cerca de la puerta, buscando no perturbar demasiado con su presencia. La habitación era un verdadero caos y no tenía intención alguna de poner en peligro ninguna de las vasijas si podía evitarlo.

— Lo primero que tendréis que hacer es encontrar las vasijas y ayudar a Ryō-kun a cargarlas en el carruaje. Siento mucho no haber podido ordenar antes de vuestra llegada, pero serán fáciles de encontrar. Son solo diez y tienen un número del uno al cinco en la tapa.

— Por supuesto.

Con todo el cuidado del mundo empezó a caminar por la habitación, fijandose primero en no darle a ninguna vasija y después en las tapas, en busca de las que tenían numeros del 1 al 5. Una vez localizase una y tuviese la seguridad de que podía moverla por sí misma, la cogería y la apartaría a un lado para buscar la siguiente.

[Yamikami Yuu]

El hombre mayor se disculpó por el desorden de su hogar, y aunque en el momento a Yuu no le hubiera molestado, el hecho de que le hubiera dado igual y ni siquiera se hubiera molestado en pedir perdón o ayudarlas si lo habría tenido en cuenta en un futuro posiblemente. La morena se quedó detrás de Hana, mirándola ligeramente de arriba abajo, no era mucho más alta que ella, tan solo le sacaba un par de centímetros, pero estaba claro que tenía más experiencia que ella.

Debería seguirla y tener en cuenta lo que hacía o decía para más adelante si ella debía de enfrentarse a una misión ella sola o con otra persona.

Después de que la rubia avanzara, Yuu haría lo mismo hasta que Hana se arrodillara a buscar o se pusiera manos a la obra. Entonces la imitaría, a un par de metros de ella. No debía de ser complicado, tan solo deberían encontrar unas vasijas enumeradas, ¿cuánto tiempo podría llevarles eso?