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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#16
G-Gracias, Chika-san.

¡No hay de qué! Si necesitas cualquier cosa, dimelo. Cualquier cosa. — se señaló con el pulgar sin dejar de sonreir.

Ahí estaba ella, siendo completamente confiable. Cogería un trapo y se pondría a ayudar a Aya a limpiar lo que limpiase. Ahora era el cacharro ese, pero si pasaba a otro, Chika la seguiría. Llevaba ayudando a limpiar su dojo desde el primer día. Entrenar y limpiar eran sus dos cosas. Cocinar ya era otro tema. Era complicado y el resultado muchas veces no tenía nada que ver con el proceso.

Pero limpiar y entrenar siempre daba el mismo resultado. Limpieza y cansancio. ¡Y ella no estaba limpia ni cansada!
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#17
Aya asintió ante las palabras de la genin, llenandola de cierta confianza y calidez. Se la veía algo más animada y activa, incluso esbozaba una tonta sonrisa.

Poco después, Chika podría darse cuenta de que la chica de cabellos blancos estaba de puntilla, haciendo un esfuerzo titánico por alcanzar la parte superior para terminar de limpiarla. Pero esta no llegaba, y por una clara diferencia. Su rostro se arrugó y mejillas inflaron mientras daba todo de sí para poder acabar sus tareas. Era muy orgullosa, por lo que no le pediria ayuda a nadie sin importar quien hubiera estado en la habitación. Su reducido tamaño era algo por lo que era constante objeto de burla.
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¡Gracias a Ranko por el avatar!
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#18
En cuanto Chika viese a Aya intentando alcanzar donde no llegaba iría a socorrerla. Le cogería el trapo de la mano con delicadeza mientras le ponía una mano en el hombro, con una sonrisa de oreja a oreja.

No te preocupes, yo me encargo de los sitios altos. — afirmó con total confianza, a pesar de que ella no era TAN alta.

Aún así, limpiaría todo lo que pudiese de la parte alta, poniendose de puntillas si hacía falta.
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#19
Chika no encontraria ninguna complicación para terminar de limpiar aquel lugar bajo la mirada avergonzada y llena de frustración de Aya. ¿Cuanto le sacaba? ¿10, 20 centimetros? Pues parecía un metro y algo más. Con su metro cuarenta, apenas llegaba a la mitad de los lugares. La parte buena es que no tenía complicaciones para esconderse o meterse en sitios estrechos, a veces solo tenia que agachar un poco la cabeza.

Tras unos minutos, Aya se dirigiria a la puerta llamando a Chika. Su expresión ahora era bastante más relajada. Si la seguía, la acompañaría hasta otra sala más o menos similar, pero que parecía llevar tiempo en desuso; tenía bastante polvo en casi todos los lados, y las velas estaban a medio consumir. También había algunas hojas esparcidas por el suelo que se habían colado de alguna forma.

¿Puedes ocuparte tú de las velas otra vez? — añadió mientras sostenía entre sus manos una escoba que le sacaba varios centimetros de largo a la peli blanca.
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¡Gracias a Ranko por el avatar!
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