Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
Ryūnosuke se encontraba de rodillas. Como eso no estaba bien, se levantó. Su espalda quedó encorvada, con una de sus manos sujetándose el otro antebrazo por el dolor. Pese a que medían lo mismo, ahora ella parecía más alta. Con más envergadura. Más poderosa. Incluso se atrevía a hablarle como a un crío.
—¿Crees que unos cuantos huesos rotos y unas magulladuras van a detenerme, madre? —Su voz sonó más arisca de lo que pretendió. Su tono reflejó más la herida en su orgullo de lo que quiso—. He sufrido cosas peores. Me he hecho cosas peores. Pero tú no lo sabes. Cómo lo vas a saber.
—Hijo…
—Adiós, madre.
Apenas fue un parpadeo. Un instante, y su clon se intercambió por él gracias al uso del Kawarimi. De pronto ya no se encontraba frente a su madre en el lago, sino a muchos metros de distancia, sobre un enorme mandoble todavía anclado en un pilar de roca. Como el verdugo al tomar el hacha frente al reo, extrajo el espadón de la piedra.
¤ Kawarimi no Jutsu ¤ Técnica del Reemplazo de Cuerpos - Tipo: Apoyo - Rango: E - Requisitos:Ninjutsu 25 - Gastos:
11 CK
30 CK (reemplazo por un clon o adversario)
- Daños: - - Efectos adicionales:
Esta técnica no podrá volver a ser utilizada en 8 turnos
(Aguante 80) Esta técnica no podrá volver a ser utilizada en 5 turnos
(Ninjutsu 60) El usuario puede añadir un sólo sello adhesivo al reemplazo, o dejar clavada un arma con un sólo objeto atado con un hilo (una vez por combate)
(Ninjutsu 80), (Destreza 60), (Fuerza 60) El usuario es capaz de reemplazarse por uno de sus clones (una vez por combate)
(Ninjutsu 100), (Destreza 60), (Fuerza 60) Si el usuario tiene más de 40 puntos en Fuerza que el oponente, puede utilizarlo (o a un clon de éste) como reemplazo (una vez por combate)
- Sellos:
Carnero → Jabalí → Buey → Perro → Serpiente
(Ninjutsu 60) Carnero
(Ninjutsu 80) Carnero (una mano)
- Velocidad: Instantánea
Con esta técnica, el usuario reemplaza su propio cuerpo con cualquier otro objeto del área, generalmente con un bloque de madera o una roca, en el momento en el que un ataque da en el objetivo. Esto crea una conveniente ilusión óptica, pues hace pensar al enemigo que el ataque ha sido todo un éxito. Entonces, el usuario puede utilizar la pérdida de atención del enemigo para atacarle desde otro punto (no es posible aparecer a sus espaldas, pues te reemplazas por un objeto del campo de batalla que puede estar en cualquier sitio) o huir del campo de batalla. Es un Ninjutsu básico que se enseña en la mayoría de las academias ninja, pero muy pocos novatos salen de la academia sabiendo usarlo perfectamente. Pocos ninjas llegan a dominarla todavía mejor, pero los que lo hacen son capaces de utilizar esta técnica como una ofensiva inesperada.
Apenas fue un parpadeo. Un instante, y su hijo ya no era su hijo. No del todo, al menos. Él la rodeó con sus enormes brazos, en un Abrazo de Oso, y ella no pudo hacer nada por impedirlo. Él apretó con fuerza, queriendo quitarle el aliento, mas no pudo. El aliento ya lo había perdido antes.
............................No es real. .................No es real. ...........................................................................................No es real. .........................................No es real. .............................¡No es real! ..................................................................¡No es real! ...............................................................................................................................¡No es real! .........................................................¡No es real!
..........................¡NO ES REAL!
Era eso. Una ilusión. Un ardid. ¡Un Henge no Jutsu! Era falso, era falso, era falso... No tenía de qué preocuparse, no tenía de qué… ¡Oh, Dioses! La cara de su hijo… Toda su piel… Tenía… ¡Era como si tuviese la lepra! ¡Decenas de manchas cubriéndole la piel! ¡Una enfermedad contagiosa por el contacto! ¡Y la estaba…tocando!
¤ Fobia agudizada a contraer una enfermedad(otorga 1 punto)
Sientes un miedo insuperable hacia algo (ejemplos comunes son las arañas, las serpientes, las multitudes y las alturas). Siempre que estés en presencia de estos elementos, se suspenden todas las bonificaciones a los atributos, y si tienes una Voluntad baja, podrías quedar totalmente paralizado.
«Quizá el cuerpo de Ōwatatsumi sea duro como el grafeno, y el paso de cualquier virus por su torrente sanguíneo sea como pasear por el infierno, pero así sucedía también con su madre, y ello no impidió que ella muriese de una extraña enfermedad cuando Ōwatatsumi contaba con tan solo seis años. Desde entonces, ella le tiene un pánico atroz a contraer cualquier tipo de enfermedad»
Por el rabillo del ojo, vio a su hijo, allá en lo alto, alzando el mandoble hacia el cielo.
Ryūnosuke se encolerizó al oír de nuevo aquella palabra que tan extraña y olvidada le resultaba ya a sus oídos.
—¡Yo ya no respondo a ese nombre! ¡Soy Ryūnosuke! ¡El Heraldo del Dragón! —rabió desde lo alto—¡Te avisé de su llegada, madre! ¡Te dije lo que vendría, y no quisiste escucharme! ¡SOY EL HERALDO! ¡HE AVISADO! ¡AHORA RECIBE SU LLEGADA!
Bajó la espada, imbuida en cientos de llamas hambrientas.
—¡¡¡RECIBE AL DRAGÓN!!!
¤ Katon: Gōka Messhitsu ¤ Elemento Fuego: Gran Destrucción de Fuego - Tipo: Ofensivo (fuego) - Rango: S - Requisitos:Katon 100 - Gastos: 120 CK - Daños: 200 PV - Sellos: Caballo → Serpiente → Carnero → Mono → Jabalí → Caballo → Tigre - Velocidad: Muy rápida - Alcance y dimensiones: El chorro de llamas mide un metro de ancho en sus inicios, y por cada metro recorrido el cono se abre medio metro hasta un máximo de 10 metros de ancho. En cualquier caso, si impacta contra una superficie o el suelo, se forma una tormenta de llamas que abarca 20 metros de diámetro y 12 metros de alto
Una de los máximos exponentes a los que puede llegar un ninja usuario del Katon, como indica el nombre de la técnica. El usuario convierte chakra dentro de su cuerpo en un masivo chorro de llamas que expulsa desde su boca, muy concentrado, en forma de trompeta. El chorro va ampliando su rango por metro recorrido, y si es lanzado desde arriba resulta mucho más efectivo, pues al tocar el suelo se expande de una manera brutal. Esta técnica es más efectiva si se dispara a un bosque o similar, pues habrá más posibilidades de incinerar a cualquier objetivo.
200 PV * 2 (Modo Sabio) = 400PV
20 metros de diámetro/12 metros de alto *2 (Modo Sabio) = 40 metros de diámetro/24 metros de alto
Lo que caía sobre ella no eran las llamas de un dragón. Lo que caía sobre ella no era un incendio. No, lo que se le venía encima era el puro infierno.
Uno capaz de purgar la lepra. Uno capaz de evaporizar las bacterias que se había comido del lagartijo, y con ellas, su piel. Por primera vez en mucho tiempo, el miedo a morir por algo que no fuese una enfermedad le sacudió el corazón. Cerró los ojos, y golpeó con fuerza la cabeza del clon de Kaiba con su propia frente.
No tenía tiempo. No había lugar donde cobijarse.
Salvo por…
¡La lagartija!
El cadáver de la invocación de Kaiba seguía en el lago. Ōwatatsumi no perdió ni un segundo en pensarlo. Si lo hacía, su pavor a las bacterias la detendrían. Conteniendo la respiración, se tiró de cabeza sobre la boca abierta del gigantesco dragón de Komodo, refugiándose en el interior de su estómago.
Las llamas arrollaron el lago, evaporando toneladas y toneladas de agua, y derritiendo la piel del dragón. Ardía. Ardía demasiado incluso para ella. Y, entonces, pagó el precio de las puertas, y el mundo a su alrededor se volvió de noche.
Ryūnosuke agarró el pelo chamuscado de su madre y la irguió cuan larga era con su mano sana. Ella entreabrió los ojos, sin poder mover un solo músculo más. Eso era algo que ni siquiera ella podía hacer, con todos los huesos y los ligamentos rotos.
—¿Vas a matarme… como a tu padre?
Ryūnosuke miró el espadón, y luego volvió a mirarla a ella.
—Tú lo dijiste —le recordó—. No eres mi padre.
La cargó sobre el hombro.
—Y necesito que me guíes al Santuario de los Despojos.