Este foro utiliza cookies
Este foro utiliza cookies para guardar tu información de inicio de sesión si estás registrado, y tu última visita si no lo estás. Las cookies son pequeños documentos de texto guardados en tu ordenador; las cookies establecidas por este foro sólo pueden ser utilizadas en este mismo sitio y no poseen riesgos de seguridad. Las cookies de este foro también llevan un registro de los temas que has leído y cuándo fue la última vez que los leíste. Los administradores NO tienen acceso a esta información, sólo TU NAVEGADOR. Por favor confirma si aceptas el establecimiento de estas cookies.

Se guardará una cookie en tu navegador sea cual sea tu elección para no tener que hacerte esta pregunta otra vez. Podrás cambiar tus ajustes sobre cookies en cualquier momento usando el link en el pie de página.
Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#1
¡La fiesta de Año Nuevo!

Sin duda, uno de los acontecimientos más esperados por los habitantes de Takigakure; ya fuesen de la Ribera Norte o la Sur, nadie quería perderse los festejos que eran tradición para celebrar la entrada del año y la llegada de la Primavera. Después del crudo Invierno -no tan crudo en el País del Río, pero Invierno al fin y al cabo-, toda la Villa ardía en deseos de comer, beber, bailar y, en definitiva, sumarse al jolgorio popular. Ya desde varios días antes de la fecha señalada se podía ver como la Aldea rebosaba de detalles festivos: adornos de flores colgados en ventanas, puertas y balcones, sastres que trabajaban día y noche para terminar a tiempo prendas de gala encargadas a última hora, músicos que ensayaban sus piezas al aire libre... ¿Acaso había lugar para la tristeza o la desazón aquellos días? ¡Claro que no!

Cuando por fin llegó la noche esperada, los takigakureños la recibieron tal y como estaba previsto; luces de colores alumbrando las calles de la Villa, músicos endulzando el ambiente, bebida y comida y bailes tradicionales. Aunque los festejos se prolongaban a lo largo y ancho de Takigakure, la mayoría de los aldeanos se reunían en torno al Árbol Sagrado, cuyas gruesas ramas ya empezaban a teñirse de flores aquí y allá. Largas mesas de madera repletas de todo tipo de exquisitos manjares, sembradas de jarras de barro cocido y metal llenas de bebida: varios tipos de cerveza, vinos de distinta uva y añada, zumos de frutas exóticas y demás. De vez en cuando se formaban corrillos de gente alrededor de algún grupo de músicos itinerantes, y danzaban sin parar durante un buen rato.

Una tarima de madera, de varios metros de altura, coronaba el lugar de la celebración; estaba reservada al Kawakage, quien daba un discurso de bienvenida para el nuevo año. Junto a ésta se amontonaban varios cajones de madera, que contenían las lámparas de papel de arroz donde los takigakureños escribían sus deseos antes de lanzarlos río abajo.

Todo era como debía ser. Y allí, en una de las enormes mesas sembradas de manjares, estaba Yotsuki Anzu. La joven kunoichi comía a manos llenas sin el menor reparo, y de vez en cuando regaba un bocado con zumo de mango o papaya. Del plato de su derecha tomaba piernas de cordero asadas, y a la zurda tenía una fuente de bolas de arroz. Con una sonrisa en el rostro, devoraba ávidamente cuantos platillos pasaban cerca. A su lado -mirándola de tanto en tanto con desaprobación-, Yotsuki Hida daba cuenta de su comida de forma mucho más discreta y educada. Bebía vino rojo con especias, y degustaba en aquel momento un suculento guiso de verduras, cerdo y patatas.

-Anzu-chan, come más despacio, ¡que te vas a atragantar! -riñó el sensei, sin perder la compostura-.

La chica no pareció hacerle mucho caso, porque en ese momento se metío en la boca -ya medio llena- otro trozo de cordero asado. Anzu iba vestida con inusual corrección: kimono azul claro y haori blanco encima. Éste último estaba hecho a medida, con rebordes color celeste y la heráldica de Takigakure bordada en la espalda, -un regalo de Hida-sensei-. Calzaba sandalias tradicionales de madera, y no llevaba su bandana ni equipamiento ninja; aquel día era festivo para todos y cada uno de los habitantes de Takigakure. Esta ropa es de lo más incómoda, pero Hida-sensei ha insistido en que es fundamental que respete las tradiciones de Takigakure, así que no hay más vuelta de hoja...
Diálogo - «Pensamiento» - Narración

Mangekyō utilizado por última vez: Flama, Verano de 220

¿Eres nuevo en el rol? ¡Echa un vistazo a mi Compendio de Buenas Prácticas!
#2
Había llegado una vez más las celebraciones de Año Nuevo, aunque en esta ocasión quizás la fiesta era aún mas amena, despúes de todo sus habitantes ya no se preocupaban tanto por los conflictos, todos los habitantes esperaban ahora aue el país pudiese prosperar sin preocupaciones, los habitantes de Takigakure durante estas épocas celebraba bien en familia o incluso con desconocidos, al fin y al cabo lo importante era pasarla bien y lo más importante, pasar un tiempo d comvivencia. A Tatsuya le agradaba mucho esta época por el compañerismo y amabilidad que la gente suele mostrar en estas fechas, incluso la gente de la Ribera Norte dejaba de lado sus conflictos con los del Sur y viceversa, quizás lo único mejor sería que fuera así todo el año, pero hay que ser optimista y ver el vaso medio lleno, al menos se sabe que pueden llevarse bien si se lo proponen.

La familia Takanashi había asistido con sus mejores galas para estas fechas, tenían un lugar especial alrededor del Árbol Sagrado junto a familias nobles y otros clanes ninjas destacados, ese día Tatsuya llevaba un suntuoso kimono negro hecho con una seda muy fina y cara que reflejaba lo acaudalada que era su familia, los 5 kamons del kimono representaban el símbolo de Takigakure dentro de una flor como las que daba el Árbol Sagrado, el hakama era de 7 pliegues y si bien era holgado no le incomodaba ya que está acostumbrado a los pantalones holgados. No llevaba su bandana ni ningún otro equipamiento ninja salvo por su ninjatou, por más que su madre le reprochó que la dejara en casa este se negó, no iba a salir de su casa sin ella, ni siquiera para un evento especial como este iba a dejarla de lado pues es como un amuleto de buena suerte para él. En medio de esta fiesta sólo un pensamiento le incomodaba:

"Lástima que mi hermano no está acá, pero bueno, supongo que mi padre no quiso que viniera para evitar que Katsuo causara algún problema."

Su padre cuidaba mucho su reputación, además como estaba junto a mucha gente importante de la aldea era mejor evitar que Katsuo diera una mala impresión. Tatsuya había estado callado mientras la gente importante estaba platicando de todos los sucesos del año, hasta cierto punto se sentía incomodo quedarse apartado en un rincón en solitario sin decir ni una palabra, así que decidió irse de ahí e ir al lugar de los banquetes a pasear un rato, había mucha gente pasándola ameno. En medio de la fiesta notó a una chica que comía con gran apetito y le sorprendía que no se atragantara con la pierna de cordero que se acababa de meter a la boca, aunque esto le sacó una sonrisita a el.

"Es bueno saber que tiene buen apetito"

Mientras la observaba vió que era regañada por un hombre a su lado, eso le recordaba un poco a su hermano.
[Imagen: 7FT8VMk.gif]

RushHablo || Pienso || NarroRush

~Ausente los fines de semana~
#3
Obaasan, ¿no dormiste lo suficiente?

Quiero descansar Kenzou, mañana florece el Árbol Sagrado.

Que Kenzou ni Kenzou, mi nombre es... Espera, ¿es mañana?

Sí Kenzou. Hoy es el primer día de invierno. ¡Déjame dormir!

¡Que me llamo Hei! — Rara vez es verlo así de enérgico. — ¿Como que primer día invierno? — Preguntó sin la intención de que le contesten. Predijo los movimientos de labios de su abuela, por lo que intentó seguir hablando. — Si no me equivoco estamos en invierno... ¡Oh! — Su rostro de iluminó. — ¡Hoy florece el Árbol Sagrado!

¿Cómo era posible olvidar una fecha tan importante como lo era esta? Todo el mundo se moviliza para seguir esta tradición de décadas de vieja. Pero bueno, Hei tiene excusa para todo, el pobre tiene que lidiar con su abuela senil a diario. A menudo este se olvida de su discapacidad, por ende suele creer de muy de vez en cuando lo que sale de la boca de la señora.

Hei salió del cuarto de su abuela, que insistía seguir durmiendo, pues por más que lo intentaba no creía en las verdaderas intenciones del chico.

Meh, iré yo solo. Sería un estorbo si voy con ella. — Dijo casi en voz alta una vez que cerro la puerta de la habitación. Se dirigió hacia la sala de estar, donde suelen tomar el té y comer, para ver por la ventana qué hora del día era. — El sol ya se puso. Me perdí el florecimiento. — Se tiró derriba del marco de la ventana, apoyando sus antebrazos, y suspiró. En silencio fue al baño y acomodó su pelo, colocandolo detrás de sus orejas, se cepillo los dientes, acicaló un poco más su cabello para así decidir darse una ducha.

Voy a ir un look distinto, de seguro parezco raro si voy con mis pintas normales.

Una vez que se duchó, vistió su remera de mangas largas rojas, un pantalón apretado del mismo color y su único calzado, unas sandalias ninjas color negro. Se colocó su bufanda color rosa, rodeando sólo una vez su cuello, y dejó sus característicos aretes color negro de lado, no tenía porque impresionar a nadie con su rebeldía. A último momento decidió también vestir su haori, temió que haga frió ya que estaba a punto de anochecer, y con su nuevo peinado salió a la calle, acompañando a todos sus paisanos que se dirigían al mismo punto; el tallo del Árbol Sagrado.

En el camino chasqueó sus dedos, tarareó canciones y hasta compró un refresco con un poco de dinero que había ahorrado. Recordó que olvidó decirle a su abuela que había salido cuando vio a una señora parecida a ella, pero no se preocupó. Supuso que dormiría hasta el día siguiente, pues la misera mujer hace cosas a escondidas en las noches y por eso tiene el sueño tan trastornado.

Llegó y no pudo evitar sonreír. Comida, comida y más comida. La gente alegre tomaba cerveza de barril y comía con sus compatriotas. — No hay gente del norte. — Generalmente, en todos lados, los que tienen residencias en la colina, en el norte, cerca de la costa playera y más son los de clase alta. A Hei gustaba creer, con el constante flujo de desinformación que vivía, que acertó en pensar que los pijos viven donde él no; donde la rosa de los vientos apunta hacía arriba. Eso sí, de orientación y demás cosas el pobre no tiene idea.

Tanto desagrables como agradecidos festejaban y obstaculizaban el paseo de Hei. La gran mayoría había venido con compañía y no tenía que sufrir la misma suerte que el Shinobi. — Buscaré a alguien de mi edad. — Con ambas manos en lo bolsillos y postura relajada, buscó entre los comensales alguien que asemeje sus gustos.

Amigos le sobraban, pero son de los que sus padres lo ven como mala influencia. Tan solo como cuando vino al mundo. Además ninguno es un ninja, como él.

Uh, mirá como come esa cerda. — Pensó mientras veía como una chica de tez morena comía y era regañada al mismo tiempo por un hombre que parecía ser su... quién sabe. — Tan delgada y pequeña, cómo hará. ¿Y qué rayos? ¿Tiene el pelo blanco? — Recordó todo el entrenamiento que sufrió en las mañanas de academia.

Envidioso se acercó un poco más hacia la peliblanca, pues el camino estaba libre además de que le interesó un poco la apariencia de lo que en un momento confundió con un niño. Pero eso sería cosa de otro momento, pues se llevó por delante, de forma poca bruta e inocente, a un joven que rondaba su edad.

Oh, perdón. — Exclamó para luego excusarse. — Me embobé con el paisaje. — Subió la mirada y vio sus ojos, uno diferente al otro. — Qué ojos interesantes tienes hombre. — Dijo acomodando su haori.

Ya era de noche y habían empezado a aparecer gente con faroles en la mano.
#4
Anzu seguía engullendo comida de una forma absolutamente impensable para una chica de su edad y complexión. Su titánico apetito se explicaba viendo los largos días de entrenamiento a los que Hida-sensei la había sometido para que así pudiera aprobar su examen de graduación en menos de un año. El gastar una gran cantidad de chakra implicaba normalmente una gran pérdida de nutrientes, que el jounin se aseguraba de atajar haciendo que su alumna se acostumbrase a comer de forma desmedida. Más energía, más tiempo que aguantaba antes de caer extenuada en la plataforma de entrenamiento; y no era difícil dar esta historia por cierta al observar el cuerpo fibroso y atlético de la jovencita Yotsuki.

Sólo detuvo su implacable batida por los platillos de la alargada mesa cuando vio como, a unos cuantos pasos de distancia, un chico rubio y más o menos de su edad, chocaba contra otro mayor y más alto. La Yotsuki rompió a reír, y sólo se tapó la boca instantes después al percibir la mirada desaprobatoria de su maestro. No supo por qué, pero aquel choque le había parecido sumamente gracioso. Quizá fuese porque en aquella mesa, rodeada de Hida y sus colegas veteranos, estaba a punto de morir de aburrimiento. Sólo hartarse de cordero asado, bolas de arroz, fruta y zumo le había hecho más llevadero el rato.

Cuando dejó de reír por fin, se secó las lágrimas con la manga de su kimono y tomó un largo trago de zumo de mango. Dejó que el sabor refrescante y suave de la fruta la embriagase por completo. Una cosa no es discutible en esta Aldea, tienen buena comida. En Shinogi-To matarían a puñaladas a cualquier hijo de vecino por un poco de este zumo. ¡Meh! Pringaos...
Diálogo - «Pensamiento» - Narración

Mangekyō utilizado por última vez: Flama, Verano de 220

¿Eres nuevo en el rol? ¡Echa un vistazo a mi Compendio de Buenas Prácticas!
#5
Tatsuya se había acordado de todas las veces que le había tocado regañar a su hermano por malos comportamientos, la forma en que la chicaa comía era muy notoria como para pasar desapercibida entre los comensales, la noche seguía amena, aunque sus pensamientos fueron interrumpidos cuando un muchacho rubio con cola de caballo chocó contra él, el chico se disculpó inmediatamente y luego se le quedó viendo a los ojos a Tatsuya. -Qué ojos interesantes tienes hombre. -mencionó el chico, realmente ese es un rasgo por el cual no suele ser distinguido, pues entre los que lo conocen al estar acostumbrados a él no le dan importancia, pero Tatsuya supuso que para la gente ajena a su círculo social normal realmente es una rareza, así que se sentía extraño que el chico lo mencionara. No pudo seguir pensando pues nuevamente fue interrumpido por una gran carcajada proveninte justamente de la chica que casi se come todo lo de la mesa ella sola, además notó que iba pasando gente con lámparas y se sintió un poco avergonzado por la situación.

-Ahmm, sí, supongo que son raros, no conozco a nadie más que los tenga como yo-


Tastsuya se reprendió a si mismo por no tener nada mejor que decir, si bien sus ojos son algo llamativo de su físico eso no lo ha ayudado a saber relacionarse mejor con las personas, lo último que deseaba era causar una escena enfrente de la gente, luego de que su mente dejó de divagar y puso los pies en la tierra decidió inmediatamente quitarse del camino para no seguir obstaculizando el camino del resto de la gente, la chica ya le había bajado el ritmo a sus carcajadas pero eso no lo hacía sentir menos incómodo, volteó de nuevo su orientación hacia el chico rubio e hizo una reverencia para pedir disculpas.

-Fue mi culpa haberme quedado ahí sin darme cuenta de donde estaba parado, perdóname-

Tatsuya está acostumbrado a ser muy córtes, luego de disculparse miró de reojo a la chica, que se notaba se había puesto a llorar de la risa, lo hizo sentir a Tatsuya un poco apenado por la situación, no quería que lo tomaran por tonto o algo así, además de que sí bien sus planes son dar una mejor imagen de él, no lo estaba logrando para nada.

¿Realmente fue para tanto? pensó para sí...
[Imagen: 7FT8VMk.gif]

RushHablo || Pienso || NarroRush

~Ausente los fines de semana~
#6
El chico de los ojos, que medía un poco más que Hei, respondió, avalando la rareza de sus orbes. Mientras escuchaba lo que tenía que decir colocó sus manos en los bolsillos de su pantalón e inclinó un poco su cabeza; su mirada apuntaba a la del extraño sujeto.

Pudo diferenciar una carcajada de fondo entre todo el ruido que había, cosa a la que no le dio importancia ya que se encontraban en un espacio publico. La gente se suele reír y no necesariamente de lo que uno hace. Pero su compañero pareció prestarle atención al origen de la alegría de esa risa; no era nada más y nada menos que la morocha de pelo blanco. Ya le había dado más importancia de lo era necesario al asunto.

El chico se disculpó, haciendo una reverencia, por haber chocado segundos antes, se excusó diciendo de que había sido descuidado, pues con tanta gente alrededor uno no se puede parar de repente. Fue por eso que capaz reaccionó y se movió unos pasos, alejándose del constante flujo de gente que caminaba entre las mesas. Hei pensó que debía hacer lo mismo, así que lo siguió.

No pasa nada. — No tenía porqué disculparse, la culpa había sido en realidad de Hei. — Pero... una vez vi un perro, no sé si era ciego de un ojo... digo, ¿viste que hay perros que tienen un ojo blanco o algo por el estilo? No importa, seguro que lo tuyo es algo genético, ¿me equivoco? — Tragó saliva, no lo dejaría responder. — ¿Ves diferente con cada ojo? — Dejo la incógnita al aire al unisono que apoyaba su cabeza en unos de sus propios hombros, para ver lo que hacía la chica que seguía riéndose. Creyó haber hecho contacto visual.
#7
Los dos muchachos siguieron con su conversación como si nada, aunque no pasó inadvertido para Anzu que ambos se habían fijado en ella. El por qué no lo sabía, aunque podía hacerse una idea. En mitad de aquella ceremonia tan tradicional, e incluso vistiendo kimono y haori, su aspecto resaltaba entre la multitud. Para la ocasión se había rasurado ambos lados de la cabeza, y el resto de su melena, que había crecido notablemente durante un mes, estaba recogida en una cola de caballo que le llegaba apenas un poco más abajo de la nuca. Un peinado 'mohawk', o al menos eso había leído en una revista de moda; no es que Anzu fuese aficionada a tales lecturas, ni mucho menos, pero a la hora de encontrar un buen peinado, probaban ser sumamente efectivas.

Sea como fuere, la Yotsuki se sintió ligeramente molesta cuando los dos chicos la ignoraron deliberadamente. Agarrando su jarra de zumo de mango con una mano, se puso en pie mientras observaba al más alto curvarse en una reverencia exquisitamente ejecutada. ¿Y éste? Hay que joderse, por cómo luce su ropa y esa reverencia, debe de ser uno de los ricachones de la Aldea. Aquello no hizo sino darle más jugo a la situación. Decidida, Anzu se acercó a los tipos con la sola compañía de su jarra de jugo frutal.

-¡Eh, socios! ¿Qué os trae por aquí? -interpeló, sólo para darse cuenta de lo estúpida que era aquella pregunta-. Me llamo Anzu.

Le tendió una mano al más alto, y al fijarse más detenidamente, pudo ver que tenía un ojo de cada color. ¿Qué cojones...? ¿Será algún tipo de Doujutsu? Luego hizo lo mismo con el otro, que parecía más duro y 'de su estilo'. Aquella pareja era tan singular, que verlos uno al lado del otro le arrancó una breve carcajada a la Yotsuki. Cada vez que reía, la cicatriz que le cruzaba la cara se estiraba y retorcía de forma un tanto macabra.

-Joder, vosotros dos no seréis hermanos, ¿no? Ya lo estoy viendo: el bueno y el malo.
Diálogo - «Pensamiento» - Narración

Mangekyō utilizado por última vez: Flama, Verano de 220

¿Eres nuevo en el rol? ¡Echa un vistazo a mi Compendio de Buenas Prácticas!
#8
Luego de quitarse del camino esperaba Tatsuya poder seguir con la fiesta en paz, y mejor decidió no seguir viendo a la chica pues si alguien lo miraba podría pensar en alguna cosa rara, el muchacho rubio también se apartó del camino, el cual por su reacción indicó que no se había molestado ni nada, aunque luego de eso empezó a hacerle preguntas a Tatsuya sobre sus ojos y antes de que pudiera responder a la primera ya le había hecho una segunda. Tatsuya trataría de responder como pudiese, le extraña que alguien intente entablar conversación con el ya que normalmente nadie le presta atención.

-Emm, sí, sí había notado que hay perros así, también había escuchado que es frecuente en los gatos, de hecho se llama "heterocromía" pero creo que en personas es anormal, y con lo otro pues la verdad yo no tengo ningún problema para ver, tengo una visión normal-

Tatsuya luego de su explicación notó que el chico también había dirigido su mirada a la chica, aunque al verla comer tan vorazmente a él también le daban ganas de comer, en el área donde estaba la gente importante habían servido comida muy fina para las comensales, aunque si bien el comío un poco antes de irse del lugar esa ración de comida no llenaba, de hecho aunque casi siempre disfruta de platillos exóticos no le hace el feo a comer comida simple, de hecho las pocas veces que puede comer algo sencillo le siente mejor sabor, quizás sea por el hecho de estar hecho con "amor" como dice la gente, el sabor depende del esmero. Luego de ello se le antojó sentarse a comer y pensó que sería buena idea para intentar platicar un poco más, a Tatsuya le parecía buenaa gente el chico rubio.

-Oye cambiando de tema, ¿te gustaría sentarte a comer?, mi nombre es Tatsuya, Takanashi Tatsuya, la verdad aunque vine con mi familia no me resultaba cómodo andar con ellos, digamos que son algo difíciles de tratar, pues casi siempre me dejan en una esquina como si fuera un bicho raro y por eso andaba caminando sólo por ahí, ¿que dices?-

Tatsuya se sentía ya un poco mas calmado y creía que sentarse a comer como si nada hubiera pasado sería lo mejor para olvidarse del incidente, además, en verdad tenía bastante hambre y quería aprovechar la compañia, después de todo era época de fiesta y todo mundo compartía, era su oportunidad para ver si podía socializar un poco más y no quedarse solitario en un rincón. Antes de que el chico le respondiese él dirigió su vista buscando un sitió libre aunque los pocos lugares para sentarse estaban cerca de la chica, a Tatsuya no le molestaba la verdad, era mucho mejor que las serias platicas de la gente importante, estaba seguro que sus padres ni siquiera se habían dado cuenta de su ausencia, total, nunca le prestan atención.

Sin embargo a Tatsuya se le había pasado por alto el hecho de que la chica a la que había estado observando le había dirigido la palabra, ese día al parecer estaba muy distraído, no suele serlo pero quizás por el bullicio y el ruido no alcanzó a escuchar lo que la chica le decía. Aunque la verdad hay que ser bastante despistado para no darse cuenta que en lo que él buscaba sitio en la mesa tenía a la chica casi enfrente.
[Imagen: 7FT8VMk.gif]

RushHablo || Pienso || NarroRush

~Ausente los fines de semana~
#9
Al parecer tener los ojos de diferente color no afecta la vista y su problema de pigmentación de iris tiene nombre.

No es mentira eso de que no te vas a dormir sin aprender algo nuevo. — Se decía a sí mismo mientras escuchaba al chico explicando su problema con sumo detalle. — Sería muy cool tener un gato con ojos de diferente color.

Cuando terminó de hablar pareció hacer una pausa, unas de las que no se tiene permitido hablar, y continuó; se presentó y le invitó a comer. Pues el tal "Tatsuya" tenía las mismas intenciones que Hei, nuevas emociones. O bueno, eso supuso el bakutonero.

Así que Tatsuya-san. Te veía con el nombre de alguna flor de aquí, la gente suele tener nombres que los identifican. — Tragó saliva y miró arriba, evidenciando un gesto de inseguridad. — Creo. — Le volvió a dirigir la mirada con gesto de desconformismo. — No importa. Hace como que no me escuchaste. — Sacó las manos de sus bolsillos e hizo formas imaginarias con sus manos, se entendía que era una gesto de negación. Sí, es de los que mueven los brazos mientras hablan. Lo aprendió de su abuela. Que está senil. Él no lo está.

Mi nombre es Rokuro Hei. Llamame Hei, no me gusta mucho mi primer nombre. — Le recuerda a su familia. — Y sí, ahora que lo dices tengo algo de ham... — Antes de poder terminar de hablar fue interrumpido.

¿Adivinen quién era? Y sí, tenía que ser la morocha de pelo blanco. Al igual que Tatsuya se presentó e hizo una broma que interesó a Hei.

¿Hermanos? Ni en otra vida, ¿viste sus ojos? — Respondió Hei, señalando las orbes de Tatsuya y sonriendo al mismo tiempo. — Yo soy Hei, Anzu-san. — Cambio su postura a una picarona, colocando una de sus manos a la altura de su cintura, debajo de su haori y extendió la otra en busca de un apretón de manos.

El acercamiento le permitió a Hei poder observar con más detalle a estos dos sujetos, tan interesantes como él.

En primer lugar Tatsuya parecía estar armado con una especie de katana y llevaba ropajes de alta calidad, cosa que noto al hacer contacto con él cuando chocó. Hei está muy enterado en cuanto modas y vestuario se refiere. — De seguro es un Shinobi o Samurai. — Pensó.

Y luego Anzu, un libro abierto a no más poder. Cicatrices, tatuajes, pelo rapado y largo al mismo tiempo. — Si ella no es una Kunoichi que me parta un rayo. — Le emocionaba mucho poder probar su ninjutsu de batalla. Más todavía conseguir dos camaradas para hacer misiones y quién sabe qué más.
#10
¿Hermanos? Ni en otra vida, ¿viste sus ojos? — Respondió el rubio, señalando las orbes de su compañero y sonriendo al mismo tiempo. — Yo soy Hei, Anzu-san.

La Yotsuki le estrechó la mano al tal Hei, apretando con cierta fuerza para transmitir -inconscientemente- una sensación de seguridad y firmeza. Sin embargo, si aquel tío la había saludado incluso con cierto entusiasmo, el otro parecía absorto en sus pensamientos. Anzu clavó sus ojos de color azul claro en él. Parece una estatua... ¿Me está ignorando deliberadamente? Me cago en... No le hacía gracia que la obviasen de ese modo, mucho menos cuando ella había sido la que se presentaba. Entonces recordó el choque que habían tenido ambos shinobi momentos antes, y llegó rápidamente a la conclusión de que aquel tipo debía estar más tiempo en la Luna que sobre la Tierra. Pasó su mano libre ante el rostro del ausente, de forma similar a como lo hace un médico cuando quiere comprobar si el enfermo está consciente.

-¿Qué le pasa a tu colega, Hei-san? ¿Acaso es medio tonto? No creo, de ser así nunca habría aprobado el examen de graduación -rectificó momentos después, con aire pensativo-. Porque ambos sois ninjas, claro. Vuestro aspecto os delata... Bueno, en el caso de Míster Ausente, más bien es esa jodida espada tan grande que lleva en la cintura.

¿Tendrá algo que ver lo de sus ojos con que sea... 'lento'?

Mientras los chicos conversaban, la noche había abrazado por completo Takigakure y ahora los habitantes empezaban ya a tomar sus lámparas y escribir deseos en el papel de arroz. Quedaba todavía un buen rato para media noche, el momento en el que -según dictaba la tradición- los takigakureños debían arrojar sus lámparas al río del Árbol Sagrado si querían ver cumplidos sus deseos.
Diálogo - «Pensamiento» - Narración

Mangekyō utilizado por última vez: Flama, Verano de 220

¿Eres nuevo en el rol? ¡Echa un vistazo a mi Compendio de Buenas Prácticas!
#11
El joven mientras buscaba un asiento ni siquiera se percató de que la peliblanca y el rubio estaban hablando, Tatsuya no suele ser así, bueno, no tanto pero sí suele atender a lo que le dicen, sin embargo ese día en especial pensaba en demasiadas cosas, la ausencia de su hermano, la festividad en sí, el cómo le hará para ser mejor persona, en fin un largo etcétera, fácilmente podría quedarse toda la noche pensativo con la mente en su propio mundo. Sin embargo al voltear de nuevo al asiento donde estaba la chica vio que ya no estaba ahí, no se había dado cuenta del momento en que se levantó y pronto una voz que si bien tenía un tono femenino denotaba algo de rudeza interrumpió una vez más a nuestro soñador despierto.


-¿Qué le pasa a tu colega, Hei-san? ¿Acaso es medio tonto? No creo, de ser así nunca habría aprobado el examen de graduación -Tatsuya bajó su mirada y observó como la chica tenía su mirada clavada en él, no se había percatado en ningún momento que se había acercado a ella, tenía un jugo de mango en mano y al verla de cerca notó varias marcas en su cuerpo, si no fuera por el estilo de su kimono y su voz, quizás hubiera pensado que es un chico y luego de un breve silencio la chica nuevamente habló-. Porque ambos sois ninjas, claro. Vuestro aspecto os delata... Bueno, en el caso de Míster Ausente, más bien es esa jodida espada tan grande que lleva en la cintura.

Las palabras de la chica del kimono azul lo hicieron reaccionar y mostró una expresión mezcla de sorpresa y vergüenza, sorpresa por tener de repente a la chica observándolo y vergüenza por no notarlo antes, inmediatamente se puso atento a la conversación, no había escuchado nada de lo que habían dicho antes, o talvez sí pero su cerebro no lo había procesado, lo primero era, como no, disculparse.

-Ohhh, perdóname, no vi que estabas ahí, en serio lo siento, no se que me pasa hoy, no puedo concentrarme por alguna razón- Dijo seguido de hacer su reverencia en señal de disculpas.

"Bien hecho Tatsuya, de seguro ahora piensan que eres un pendejo"

El joven se reprendía de manera sarcástica a sí mismo con una palabra que no era adecuada para alguien a quién su madre le inculcó un estricto código de conducta, quizás se le había pegado del para nada refinado vocabulario de su hermano, respecto a lo otro trataría de ahora mostrar mas atención a su alrededor y corregir su comportamiento y continuó con su respuesta-

-Sí, la verdad si soy un ninja, aunque bueno no soy nada especial, aunque ahora que lo pienso, ¿ustedes también lo son, no? puedo notar que ambos se han entrenado, corríjanme si me equivoco-

La verdad hasta que no los observó detenidamente a ambos no lo había notado, el chico rubio se notaba que tenía un cuerpo más o menos marcado y en el caso de la chica aunque el kimono cubría su cuerpo sólo con las cicatrices de sus manos se hacía a la idea de la dureza con la que entrenaba. Pensó en como la chica lo reconoció como shinobi por su Ninjatou y no por su físico, ya que Tatsuya no era muy marcado, bueno tampoco es como sí pudiese notarse con el holgado kimono que llevaba, pero en condiciones normales el no se suele ver muy musculoso que digamos, eso no significa que no lo haga, quizás sea porque el entrenamiento que el suele llevar se centra más en su habilidad.

La noche era joven, pronto empezaría la verdadera fiesta, pues cada año se suele armar un verdaadero carnaval para festejar y con la reciente calma que se vive este año prometía ser una fiesta aún mayor.
[Imagen: 7FT8VMk.gif]

RushHablo || Pienso || NarroRush

~Ausente los fines de semana~
#12
Hei sintió la firmeza con la que la morocha, Anzu-san, tomó su mano. Parecía intentar dejar claro algo, como diferencia de fuerzas. Mas eso no intimidaría a alguien que tuvo que agachar su estatura para poder saludar.

De seguro es de esas Kunoichis que no se quieren dejar intimidar por Shinobis sólo por ser mujeres. — Pensó mientras vio más en detalle la cara, muy particular por cierto, de la extraña muchacha. — Clavado que ambos son ninjas.

Una vez que el momento de soltar las manos llegó Hei se mantuvo firme, tomando la mano de la morocha e hizo su característica sonrisa picarona. Alzó las cejas y abrió un poco sus ojos, acto seguido la soltó. Rokuro dejaría la situación en una incógnita muy grande e imposible de ignorar.

-¿Qué le pasa a tu colega, Hei-san? ¿Acaso es medio tonto? No creo, de ser así nunca habría aprobado el examen de graduación -rectificó momentos después, con aire pensativo-. Porque ambos sois ninjas, claro. Vuestro aspecto os delata... Bueno, en el caso de Míster Ausente, más bien es esa jodida espada tan grande que lleva en la cintura.

La ojiazul hizo gestos con sus manos delante de Tatsuya y le exclamó cosas a Hei.

Sí. — Se rió. Ahora tenía ambas manos en sus bolsillos, corriendo su haori y dejando ver su cintura que antes estaba parcialmente tapada en consecuencia. — Parece ser de los que se cuelgan. Recién me choqué con él, no digo que sea su culpa, ni tampoco la mía, sólo un poco de ambos por estar distraídos. — Respondió mientras que Tatsuya andaba en su mundo. Hei le tiro una mirada que no respondió, todavía no había visto a la pequeña. — Y sí, yo soy un recién graduado. — Continuó hablando. — ¿Se nota? — Con una sonrisa en su rostro remangó su diestra y mostró su biceps, para así forzarlo. No tenía nada que envidiar a otros.

Así que eres una Kunoichi. No me equivocaba. ¿Y tú Tatsuya? Qué me ocultas... — Pensó mientras se lucía.

Tatsuya habría vuelto al planeta tierra.

-Ohhh, perdóname, no vi que estabas ahí, en serio lo siento, no se que me pasa hoy, no puedo concentrarme por alguna razón- Dijo seguido de hacer su reverencia en señal de disculpas.

Pero que dices, si la has ignorado astronomicamente hombre. Hazte cargo. — Dejó escapar un gesto de disgusto cuando escuchó la excusa de Tatsuya.

-Sí, la verdad si soy un ninja, aunque bueno no soy nada especial, aunque ahora que lo pienso, ¿ustedes también lo son, no? puedo notar que ambos se han entrenado, corríjanme si me equivoco-

Este sí que va a su bola. — Tragó sus labios y zapateó una roca que estaba a su lado.

Bueno bueno. — Reparó su postura. — Anzu-san, ¿que te trae por aquí? Yo andaba a camino de buscar un buen lugar a ver el lago iluminado, pero lo vengo haciendo desde que era pequeño. — Dijo mientras inclinaba su cabeza hacia una lado y al otro. — ¿Y tú Tatsuya? ¿De verdad solo viniste con tu familia? — Hizo un par de interrogantes para así callar y escuchar atentamente.
#13
Como accionado por un misterioso resorte, el más alto de los dos shinobi volvió a la realidad. Anzu enarcó una ceja ante las excusas del chico, que aseguraba no haberse dado cuenta de que estaba allí incluso cuando ella se había presentado claramente a ambos. Sin embargo, aquel tipo era tan educado, que pronto sus palabras hicieron efecto en la Yotsuki, y esta no tuvo más remedio que zanjar el asunto con incómoda cortesía.

-No te preocupes, socio -dijo, restándole importancia-. Todos nos quedamos colgados alguna vez... ¡Supongo!

Anzu rubricó su comentario con una sonora carcajada, intentando dar por terminada la situación. El tal Hei también puso su granito de arena desviando el tema; concretamente, hacia su brazo derecho. La Yotsuki alzó una ceja ante aquel alarde de fuerza. Menudo pringao', ¿quién se cree? Seguro que podría darle una paliza con los meñiques atados a la espalda. Obviamente, no dijo lo que pensaba. Anzu podía ser impulsiva e incluso descarada a veces, pero sentía una leve afinidad por sus compañeros ninjas, y más aún por quien demostraba que no le hacía ascos a una buena pelea.

-¡Aficionado! Soy una Yotsuki, ¿acaso crees que vas a impresionarme 'sacando bola'? -replicó, como si el apellido de aquella familia tuviera que significar para Hei lo que significaba para ella misma-. Y por si fuera poco, mi maestro es Yotsuki Hida. El jounin más estricto y cabronazo de esta Aldea.

Conforme, la kunoichi alzó ambos brazos y cruzó las manos sobre su nuca, en una postura mucho más cómoda que la anterior y del todo impropia cuando se viste un kimono. Las mangas resbalaron por sus brazos gracias a la pura gravedad, dejando al descubierto el tatuaje que lucía en su brazo derecho; un espíritu demoníaco, mezcla de mujer y felino, rodeado de llamas azuladas y añiles.

-Anzu-san, ¿que te trae por aquí? Yo andaba a camino de buscar un buen lugar a ver el lago iluminado, pero lo vengo haciendo desde que era pequeño -preguntó Rokuro Hei-.

-Pues lo mismo que a todos, supongo -contestó la Yotsuki con mucha guasa-. Hida-sensei dice que para ser una buena kunoichi y proteger a los habitantes de Takigakure, tengo que conocer sus tradiciones tan bien como si fueran las mías propias. Así que aquí estoy, comiendo como una puerca y pensando qué voy a escribir en mi lámpara de papel de arroz.
Diálogo - «Pensamiento» - Narración

Mangekyō utilizado por última vez: Flama, Verano de 220

¿Eres nuevo en el rol? ¡Echa un vistazo a mi Compendio de Buenas Prácticas!
#14
Tatsuya había hecho lo posible para evitar un malentendido, así que se alegró mucho al ver que la joven kunoichi lo habia disculpado como sí nada hubiera ocurrido, esa risa si bien podía ser un poco exagerada le transmitía a su vez la buena vibra de parte de ella y esto le alegró, sin embargo notó que el otro chico parecía haberse molestado y había pateado una piedra en el suelo, a Tatsuya estó lo hizo sentir un poco mal, no le agrada que la gente piense mal de el, creía haber escuchado que la kunoichi lo llamó Hei, era bueno ello pues no había prestado atención cuando se presentó, a partir de ese momento trataría de no pensar demasiado cada cosa que iba a hacer, quizás el ser mas espontáneo surtiría un mejor efecto.

-Sí, creo que tienes razón- Dijo con una sonrisa leve aunque una gotita de sudor delataba que estaba nervioso.

Si bien luego la kunoichi reaccionó al hecho de que Hei estaba al parecer intentando presumir su físico, el esperaba que esto no pasara a mayores, no quería verse involucrado en un enfrentamiento en medio de una festividad importante.

-¡Aficionado! Soy una Yotsuki, ¿acaso crees que vas a impresionarme 'sacando bola'? -A Tatsuya le sonaba de algo ese apellido, aunque no sabía donde lo había escuchado antes-. Y por si fuera poco, mi maestro es Yotsuki Hida. El jounin más estricto y cabronazo de esta Aldea.-

Ahora sí que se recordaba donde había oído mencionar ese apellido, su padre le había mencionado algo de él, aparentemente muchos estudiantes no soportaban sus entrenamientos, Tatsuya fuera de eso no sabía nada más al respecto. Al parecer por la postura que tomó la chica no pretendía armar un pleito, lo cual tranquilizó a Tatsuya, sin embargo cuando la kunoichi colocó sus brazos detrás de su cabeza pudo ver con claridad un tatuaje en su brazo que poseía un diseño hasta cierto punto perturbante, aunque el no era prejuicioso con la gente, de hecho el diseño atrajo su atención, parecía una especie de demonio de los mitos antiguos, la verdac a el le atraía todo lo nuevo o misterioso, le parecía interesante, aunque no tuvo tiempo de preguntar pues Hei habló nuevamente.

Bueno bueno. — Reparó su postura. — Anzu-san, ¿que te trae por aquí? Yo andaba a camino de buscar un buen lugar a ver el lago iluminado, pero lo vengo haciendo desde que era pequeño. — Tatsuya tampoco había pueso atención cuando la chica se presentó, pero bueno ya sabiendo su nombre se evitaría la vergüenza de preguntarle por no haber puesto atención.— ¿Y tú Tatsuya? ¿De verdad solo viniste con tu familia?

La kunoichi fue la primera en contestar- Pues lo mismo que a todos, supongo -contestó la Yotsuki con mucha guasa-. Hida-sensei dice que para ser una buena kunoichi y proteger a los habitantes de Takigakure, tengo que conocer sus tradiciones tan bien como si fueran las mías propias. Así que aquí estoy, comiendo como una puerca y pensando qué voy a escribir en mi lámpara de papel de arroz.

"Así que no es de esta aldea..."- Pensó por un instante.

-Anzu-chan, por lo que dices veo que no eres de por aquí, pero espero que puedas encontrar aquí en Takigakure un segundo hogar- Dijo con una sonrisa amable, al parecer ya se sentía algo más animado, quizás la alegría de la chica se le había contagiado, y luego volteó para responder al otro chico. -Y pues la verdad es que sí, generalmente no pasan muchas cosas interesantes en mi vida, así que venir aca con mis padres es una de las pocas cosas fuera de la rutina, tengo un hermano pero el no vino, aún así creo que esta época del año es muy agradable-
[Imagen: 7FT8VMk.gif]

RushHablo || Pienso || NarroRush

~Ausente los fines de semana~
#15
Anzu pareció no ofenderse por las acciones de Tatsuya, es más, pareció tragarse todo el cuento del Shinobi con katana. O bueno, eso creía Hei que, como los otros dos, estaba en su rollo.

-¡Aficionado! Soy una Yotsuki, ¿acaso crees que vas a impresionarme 'sacando bola'? -replicó, como si el apellido de aquella familia tuviera que significar para Hei lo que significaba para ella misma-. Y por si fuera poco, mi maestro es Yotsuki Hida. El jounin más estricto y cabronazo de esta Aldea.

Hei estaba en lo cierto. Bueno, en realidad no. Solo creyó que lo que creía era lo correcto. Pero sí, Anzu parecía ser ese tipo de persona que tienen complejo de superiodad. Pues se puso en evidencia cuando se enorgulleció de su clan. Hei no hizo más que sonreír, así como que dándole la razón. Si se le estudiaba mucho la cara, en profundidad, se podría apreciar lo incomodo que estaba. Debía actuar, ¡y rápido! Mas no dejaba espacio para hablar. Estas son el tipo de cosas que pasan cuando se discute con desconocidos.

Anzu levantó sus brazos, dejándolos ver con más detalle. Eso despertó el libido del adolescente, que le pareció notar un misterioso bulto, el cual no tuvo reparo buscar con la mirada. Pero el ya tenía su excusa, pues la chica llevaba tatuajes muy exóticos, indescriptibles, en los Hei estaría interesado si es que lo atrapaban.

Debe estar acostumbrada a que la miren. — Se sintió identificado y a la vez culpable. Reconocer el delito no lo hace menor, ¿verdad?

-Pues lo mismo que a todos, supongo. Hida-sensei dice que para ser una buena kunoichi y proteger a los habitantes de Takigakure, tengo que conocer sus tradiciones tan bien como si fueran las mías propias. Así que aquí estoy, comiendo como una puerca y pensando qué voy a escribir en mi lámpara de papel de arroz.

La morocha respondió a su pregunta, mas no tendría lugar su palabra, nuevamente.

-Anzu-chan, por lo que dices veo que no eres de por aquí, pero espero que puedas encontrar aquí en Takigakure un segundo hogar- Le habló a la peliblanca para luego mirarlo a Hei -Y pues la verdad es que sí, generalmente no pasan muchas cosas interesantes en mi vida, así que venir aca con mis padres es una de las pocas cosas fuera de la rutina, tengo un hermano pero el no vino, aún así creo que esta época del año es muy agradable-

Oh oh oh, son uno más interesante que él otro. Anzu-san, ¿no eres de la aldea? No sabía que existían ese tipo de tramites. Y Tatsuya, me temo que huelo a gato encerrado. Siéntete cómodo con nosotros, tengo una idea en la que podemos participar los tres, pero antes... — Fijó su mirada en Anzu. — ¿Yotsuqué? ¡Como si tener sangre de un clan te hace más fuerte! Vamos, dejemos claro este asunto con un pulso, ¿que te parece? — Vivaz y picaron, sonrió y retó al unisono.



This forum uses Lukasz Tkacz MyBB addons.