Katomi quedó expectante por un momento, tan solo por unas palabras complacientes por parte del pelado. Al fin, el chico hizo lo que debía y contestó. En ésta ocasión, no hizo ningún comentario raro, y hasta pareció amable. ¿De veras hay que ponerse de malas para que te traten como a una persona? Realmente ese pensamiento abordaba la cabeza de la Sarutobi, mas hizo por alejarlo o evadirlo, al menos por un rato.
La chica sonrió levemente, y quedó en silencio por un rato mas. Eso si, se llevó el índice a la mandibula, y elevó la mirada hacia algún punto entre dos rascacielos de la urbe. No miraba realmente éstos, simplemente meditaba donde podían ir. Tras un breve instante, la chica devolvió la mirada al calvo, y chasqueó los dedos. Eureka, ya sabía donde podían ir.
—Ya se donde podemos ir.— Contestó de pronto. —La panadería de Ubiko-chan. Allí tienen todo tipo de aperitivos, casi parece mas una tienda multipropósito a una panadería.—
Ciertamente, la panadería era conocida, al menos por la peliblanco. La verdad, no sabía si el pelado conocía ese local, pero estaba segura de haber visto ese tipo de aperitivos que comía el chico hacía poco. Con un poco de suerte, podía quedar con su deuda zanjada.
Sin previo aviso, la chica se giró de nuevo, y alzó la mano señalando el fondo del callejón.
—Está cerca, al final de la calle, girando a la izquierda. ¿Alguna vez has ido?—
Nuevamente, se giró para ver la contestación del chico. Quizás hasta sabía del lugar que hablaba la Sarutobi, pero qué mejor manera de averiguarlo que preguntar. Contestase de manera positiva o negativa, ya casi tenían fijado el rumbo, solo quedaba terminar la misión.
La chica sonrió levemente, y quedó en silencio por un rato mas. Eso si, se llevó el índice a la mandibula, y elevó la mirada hacia algún punto entre dos rascacielos de la urbe. No miraba realmente éstos, simplemente meditaba donde podían ir. Tras un breve instante, la chica devolvió la mirada al calvo, y chasqueó los dedos. Eureka, ya sabía donde podían ir.
—Ya se donde podemos ir.— Contestó de pronto. —La panadería de Ubiko-chan. Allí tienen todo tipo de aperitivos, casi parece mas una tienda multipropósito a una panadería.—
Ciertamente, la panadería era conocida, al menos por la peliblanco. La verdad, no sabía si el pelado conocía ese local, pero estaba segura de haber visto ese tipo de aperitivos que comía el chico hacía poco. Con un poco de suerte, podía quedar con su deuda zanjada.
Sin previo aviso, la chica se giró de nuevo, y alzó la mano señalando el fondo del callejón.
—Está cerca, al final de la calle, girando a la izquierda. ¿Alguna vez has ido?—
Nuevamente, se giró para ver la contestación del chico. Quizás hasta sabía del lugar que hablaba la Sarutobi, pero qué mejor manera de averiguarlo que preguntar. Contestase de manera positiva o negativa, ya casi tenían fijado el rumbo, solo quedaba terminar la misión.