29/03/2016, 14:59
Parecía que los genin de Amegakure se habían alineado bien para ser la primera vez que intentaban la combinación de técnicas. Cosa un tanto curiosa pues a penas se habían conocido y solo estuvieron compartiendo una buena charla aunque también risas e incluso temas un poco mas discretos como sus facultades y por que no también sus orígenes.
El resultado de esta pequeña unión había tomado la forma de aquella bestial técnica. Una llamarada de fuego que ya de por si era algo intimidante se había convertido en una versión prácticamente el doble de grande, el doble de poderosa y el doble de salvaje. Casi que hasta parecía estar queriendo decir algo con el sonido que llegaba a emanar el fuego mismo.
¿De esto... somos capaces?
Él no lo notaba, quizás por la condición del agua en la que estaba apoyándose, pero estaba temblando ligeramente a la par de que le brillaban los ojos mientras en su mirada se reflejaba el espectáculo del trabajo que había realizado junto a Katomi.
Se mantuvo en silencio durante lo que duró el jutsu, no había mucho que decir realmente, era mejor apreciar las cosas en silencio y sentir el calor del fuego bajo aquella fuerte lluvia. Volteó a mirar a la muchacha un momento cuando el fuego se habría dispersado, parecía estar en una situación parecida a la suya.
Una sonrisa enorme se dibujó en el rostro de Mogura mientras se levantaba y daba un par de pasos para estar cerca de la kunoichi de nuevo, si él por un momento había sido el dios del viento entonces ella habría sido la diosa del fuego.
Por un momento sentí que me estaba hablando... ¡FUE FANTÁSTICO!
Alzó su mano derecha hacía delante, en dirección a la que se encontraba ahora su nueva amiga. Había algo dentro de él que estaba reteniendo pero que no podría dejar en suspenso por mucho tiempo. La lluvia lo cubría perfectamente pero una pequeña lagrima de la emoción se estaba escapando por un lado de su rostro.
¡¡Chocalas, Katomi!! JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA
Diría para luego dejar escapar una sincera carcajada, un tanto ruidosa, pero con la intención de dejar de temblar tanto y liberar eso que tenía dentro suyo.
El resultado de esta pequeña unión había tomado la forma de aquella bestial técnica. Una llamarada de fuego que ya de por si era algo intimidante se había convertido en una versión prácticamente el doble de grande, el doble de poderosa y el doble de salvaje. Casi que hasta parecía estar queriendo decir algo con el sonido que llegaba a emanar el fuego mismo.
¿De esto... somos capaces?
Él no lo notaba, quizás por la condición del agua en la que estaba apoyándose, pero estaba temblando ligeramente a la par de que le brillaban los ojos mientras en su mirada se reflejaba el espectáculo del trabajo que había realizado junto a Katomi.
Se mantuvo en silencio durante lo que duró el jutsu, no había mucho que decir realmente, era mejor apreciar las cosas en silencio y sentir el calor del fuego bajo aquella fuerte lluvia. Volteó a mirar a la muchacha un momento cuando el fuego se habría dispersado, parecía estar en una situación parecida a la suya.
Una sonrisa enorme se dibujó en el rostro de Mogura mientras se levantaba y daba un par de pasos para estar cerca de la kunoichi de nuevo, si él por un momento había sido el dios del viento entonces ella habría sido la diosa del fuego.
Por un momento sentí que me estaba hablando... ¡FUE FANTÁSTICO!
Alzó su mano derecha hacía delante, en dirección a la que se encontraba ahora su nueva amiga. Había algo dentro de él que estaba reteniendo pero que no podría dejar en suspenso por mucho tiempo. La lluvia lo cubría perfectamente pero una pequeña lagrima de la emoción se estaba escapando por un lado de su rostro.
¡¡Chocalas, Katomi!! JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA
Diría para luego dejar escapar una sincera carcajada, un tanto ruidosa, pero con la intención de dejar de temblar tanto y liberar eso que tenía dentro suyo.