1/04/2016, 15:40
—¿Entonces, qué? ¿Apetece o no apetece? —intervino Kiroe, y Zetsuo se cruzó de brazos. Aún no parecía estar del todo convencido.
—Yo es que tengo un poco de frío —se quejó Daruu, y Ayame le dirigió un ligero puchero de súplica.
—Con el calor se te pasa —le replicó su madre.
—Qué va, luego es peor.
—Que no, que en cuanto se vaya Kōri se te pasa fijo.
«Hala, pobre Kōri... Pensó Ayame, dirigiendo una breve mirada de soslayo a su hermano mayor. Sin embargo, el comentario no parecía haberle afectado. Con tal de no entrar en un onsen, parecía que era capaz de soportar cualquier cosa.
Daruu dirigió su mirada suplicante a Zetsuo. Y aquello fue lo único que necesitó el hombre para decidirse.
—Está bien. Siempre es un buen momento para... conocernos mejor... —accedió, con cierta malignidad en el tono de su voz.
—¡Sííí! —exclamó Ayame, victoriosa.
Zetsuo le lanzó las llaves de la habitación del hotel a Kōri para que pudiera huir de aquel trágico destino para él, y entonces las dos familias se pusieron en marcha hacia el onsen.
El local en cuestión estaba en realidad adosado a la derecha de El Patito Frito. El edificio en cuestión era mucho más pequeño, sólo tenía un piso de altura, pero seguía la misma estética tradicional de todo el hotel, por lo que no destacaba demasiado en contraste con él.
Zetsuo, Daruu, Kiroe y Ayame entraron en el lugar y los dos adultos se dirigieron al mostrador para comprar las entradas. Dado que iban a tener que dividirse para los baños, ahora era Daruu quien acompañaba al médico y Ayame la que acompañaba a la pastelera.
—Recuerda comportarte, niña. No estamos en una piscina, sino en un onsen —le advirtió su padre, con cierta aspereza y Ayame asintió alegremente.
—Disculpe, ¿qué yukata van a desear para su estancia? —intervino la recepcionista, con infinita amabilidad.
Zetsuo escogió un yukata sobrio de color oscuro; y, después de que Daruu hubiese escogido el suyo, lo guió hacia la zona de vestuarios señaladas con unas cortinillas de tela con el kanji 男 ("hombres"). Ayame y Kiroe deberían hacer lo mismo hacia los vestuarios señalados con las cortinillas con el kanji 女 ("mujeres").
La noche de relajación acababa de comenzar...
—Yo es que tengo un poco de frío —se quejó Daruu, y Ayame le dirigió un ligero puchero de súplica.
—Con el calor se te pasa —le replicó su madre.
—Qué va, luego es peor.
—Que no, que en cuanto se vaya Kōri se te pasa fijo.
«Hala, pobre Kōri... Pensó Ayame, dirigiendo una breve mirada de soslayo a su hermano mayor. Sin embargo, el comentario no parecía haberle afectado. Con tal de no entrar en un onsen, parecía que era capaz de soportar cualquier cosa.
Daruu dirigió su mirada suplicante a Zetsuo. Y aquello fue lo único que necesitó el hombre para decidirse.
—Está bien. Siempre es un buen momento para... conocernos mejor... —accedió, con cierta malignidad en el tono de su voz.
—¡Sííí! —exclamó Ayame, victoriosa.
Zetsuo le lanzó las llaves de la habitación del hotel a Kōri para que pudiera huir de aquel trágico destino para él, y entonces las dos familias se pusieron en marcha hacia el onsen.
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El local en cuestión estaba en realidad adosado a la derecha de El Patito Frito. El edificio en cuestión era mucho más pequeño, sólo tenía un piso de altura, pero seguía la misma estética tradicional de todo el hotel, por lo que no destacaba demasiado en contraste con él.
Zetsuo, Daruu, Kiroe y Ayame entraron en el lugar y los dos adultos se dirigieron al mostrador para comprar las entradas. Dado que iban a tener que dividirse para los baños, ahora era Daruu quien acompañaba al médico y Ayame la que acompañaba a la pastelera.
—Recuerda comportarte, niña. No estamos en una piscina, sino en un onsen —le advirtió su padre, con cierta aspereza y Ayame asintió alegremente.
—Disculpe, ¿qué yukata van a desear para su estancia? —intervino la recepcionista, con infinita amabilidad.
Zetsuo escogió un yukata sobrio de color oscuro; y, después de que Daruu hubiese escogido el suyo, lo guió hacia la zona de vestuarios señaladas con unas cortinillas de tela con el kanji 男 ("hombres"). Ayame y Kiroe deberían hacer lo mismo hacia los vestuarios señalados con las cortinillas con el kanji 女 ("mujeres").
La noche de relajación acababa de comenzar...