4/04/2016, 23:50
Acercándose poquito a poco a la aceptación por parte de Katomi, Karamaru caminaba a la par tratando de pensar en que hablar para no hacer un camino incómodo. El problema era que no sabía que decir para no meter la pata de nuevo ni parecer que hablaba por compromiso. La calle no era tan larga como para hacer una conversación duradera y cuando se le ocurrió una pequeña pregunta para conocer un poco más a la peliblanca ya se le habían anticipado.
Así que eres de fuera... ¿y cómo es que llegaste a hacerte shinobi? ¿Tus padres lo eran y te incitaron a serlo?
Se puede decir que seguí el mismo camino que hicieron todos- comenzó el calvo-Mi abuelo me entrenó en mis primeros años de vida y al cumplir seis años me llevó a la academia.
Mis padres no siguieron la profesión pero gracias a mi él llegué a lo que soy. Supongo que igualmente hubiese llegado a graduarme, no sería raro que los maestros me mandaran a aprender este arte a la gran ciudad, pero me gusta pensar que mi abuelo fue y es todo para mí.
No había mencionado nada del templo, supuso que no era necesario y que tampoco le interesaría saber toda su vida y como tenía que caminar por un campo minado con sus palabras mejor ser corto y conciso.
¿Y t...?
No pudo terminar de preguntar que un leve sonido salió de la boca de la mujer tras doblar la esquina y ver una larga fila de gente esperando para entrar a un local. Por su reacción y el gran cartel luminoso se podía deducir fácilmente que ese era su destino, lamentablemente.
«¿Y ahora? Tal vez sea mejor...»
El local estaba lleno y estaba seguro que ninguno de los dos quería esperar tanto en una fila tan larga. Solo una cosa se le había ocurrido al pelado para recorrer la ciudad de punta a punta. Con un poco de inocencia y completamente nada de vergüenza sacó una palabras de su boca que lo más probable es que pocas mujeres recibieran de buena manera. Y aún más una con la que recién se había conocido de una manera bastante complicada.
Si quieres podemos comer algo en mi casa, tengo comida y alguna que otra bebida.
Así que eres de fuera... ¿y cómo es que llegaste a hacerte shinobi? ¿Tus padres lo eran y te incitaron a serlo?
Se puede decir que seguí el mismo camino que hicieron todos- comenzó el calvo-Mi abuelo me entrenó en mis primeros años de vida y al cumplir seis años me llevó a la academia.
Mis padres no siguieron la profesión pero gracias a mi él llegué a lo que soy. Supongo que igualmente hubiese llegado a graduarme, no sería raro que los maestros me mandaran a aprender este arte a la gran ciudad, pero me gusta pensar que mi abuelo fue y es todo para mí.
No había mencionado nada del templo, supuso que no era necesario y que tampoco le interesaría saber toda su vida y como tenía que caminar por un campo minado con sus palabras mejor ser corto y conciso.
¿Y t...?
No pudo terminar de preguntar que un leve sonido salió de la boca de la mujer tras doblar la esquina y ver una larga fila de gente esperando para entrar a un local. Por su reacción y el gran cartel luminoso se podía deducir fácilmente que ese era su destino, lamentablemente.
«¿Y ahora? Tal vez sea mejor...»
El local estaba lleno y estaba seguro que ninguno de los dos quería esperar tanto en una fila tan larga. Solo una cosa se le había ocurrido al pelado para recorrer la ciudad de punta a punta. Con un poco de inocencia y completamente nada de vergüenza sacó una palabras de su boca que lo más probable es que pocas mujeres recibieran de buena manera. Y aún más una con la que recién se había conocido de una manera bastante complicada.
Si quieres podemos comer algo en mi casa, tengo comida y alguna que otra bebida.
"El miedo es el camino al lado oscuro. El miedo lleva a la ira, la ira al odio, el odio al sufrimiento, y el sufrimiento al lado oscuro"
-Maestro Yoda.
◘ Hablo ◘ Pienso ◘
-Maestro Yoda.
◘ Hablo ◘ Pienso ◘