9/04/2016, 18:25
El chico parecía una especie de camaleón humanizado. Tenía una facilidad tremenda para cambiar de colores, especialmente al rojo. Por suerte para este pequeño camaleón, la chica no había mostrado frialdad alguna, y hasta le había abrazado. Tenía suerte de que la chica fuera de esas maneras.
Tras haberlo soltado, y acariciado la cabeza, el chico afirmó que le ayudaría en todo lo posible, si es que podía. La verdad, Katomi no supo ni qué responder a eso. ¿Cómo la ayudaría a entrenar? No tenía sabía como, pero si que tenía una ligera de cómo podía empezar. No molestándola, eso era una buena manera de empezar.
—Muy bien.—
Sin perder mas tiempo, la chica se dirigió hacia el saco de boxeo. Se movió con parsimonia, pero decidida. Una vez se colocó frente al saco, blandió sus puños en alto, y adoptó una posición defensiva. Se tomó su tiempo en ello, alzando los puños con suavidad, moviendo sus piernas hasta tomar cierta linealidad, y flexionándolas para tomar una buena estabilidad.
No tardó tras tomar su posición en lanzar el primer puñetazo. El saco se torció como si hasta le hubiese dolido, con un rotundo sonido en el mismo golpeo. Había sido un puñetazo directo con su diestra, y a éste le siguió un croché de izquierda. El segundo golpe no fue tan certero como el primero, pero no era de extrañar, la zurda era su mano menos hábil. Se retiró un paso, dio otro hacia su izquierda, y alzó su pierna para golpear el costado del saco. El golpe fue rotundo, y el saco se movió de nuevo tanto o mas que con el primer golpe.
En cada golpe, la chica soltaba una bocanada de aire, intentando aliviar la respiración y soltar la tensión. Uno de los más básicos trucos del arte de taijutsu, así como seguramente de cualquier tipo de combate cuerpo a cuerpo. Sin mas, continuó su festival de golpes contra el saco de boxeo, ante la mirada del rubio.
Tras haberlo soltado, y acariciado la cabeza, el chico afirmó que le ayudaría en todo lo posible, si es que podía. La verdad, Katomi no supo ni qué responder a eso. ¿Cómo la ayudaría a entrenar? No tenía sabía como, pero si que tenía una ligera de cómo podía empezar. No molestándola, eso era una buena manera de empezar.
—Muy bien.—
Sin perder mas tiempo, la chica se dirigió hacia el saco de boxeo. Se movió con parsimonia, pero decidida. Una vez se colocó frente al saco, blandió sus puños en alto, y adoptó una posición defensiva. Se tomó su tiempo en ello, alzando los puños con suavidad, moviendo sus piernas hasta tomar cierta linealidad, y flexionándolas para tomar una buena estabilidad.
No tardó tras tomar su posición en lanzar el primer puñetazo. El saco se torció como si hasta le hubiese dolido, con un rotundo sonido en el mismo golpeo. Había sido un puñetazo directo con su diestra, y a éste le siguió un croché de izquierda. El segundo golpe no fue tan certero como el primero, pero no era de extrañar, la zurda era su mano menos hábil. Se retiró un paso, dio otro hacia su izquierda, y alzó su pierna para golpear el costado del saco. El golpe fue rotundo, y el saco se movió de nuevo tanto o mas que con el primer golpe.
En cada golpe, la chica soltaba una bocanada de aire, intentando aliviar la respiración y soltar la tensión. Uno de los más básicos trucos del arte de taijutsu, así como seguramente de cualquier tipo de combate cuerpo a cuerpo. Sin mas, continuó su festival de golpes contra el saco de boxeo, ante la mirada del rubio.