11/04/2016, 00:58
—En realidad... —Su hermana bajó los ojos, se abrazó las rodillas y tardó unos segundos en continuar—: Aún no conozco lo más importante... Sé que fui yo la que lo hizo. Se me han grabado a fuego absolutamente todos los detalles de aquella noche... —Se llevó la mano a la frente, y se agarró el pelo con desesperación. Pero... no sé... por qué.
De nuevo le miró a los ojos, pero Kori apartó la mirada. Nada más cambió en su rostro.
—¿Por qué se decidió hacer eso? ¿Por qué tuve que ser yo? ¿No había cualquier otra manera?
—Yo no lo sé, y si nos correspondiera juzgar las órdenes de nuestros superiores, diría que Yui actuó de forma imprudente. —opinó indirectamente—. Pero no nos corresponde juzgar las órdenes de la Arashikage.
»No sabes qué te hicieron, sólo que te lo hicieron, y tú no caminaste a Kusagakure por tu propio pie. Tampoco fuiste tú la que mató a toda esa gente. Ni siquiera lo hiciste bajo las órdenes de nadie, porque te utilizaron. No, ni siquiera te utilizaron, porque utilizaron al Gobi.
Terminó de comerse el bollito e intentó alcanzar la bolsa para coger otro más. Pero la bolsa estaba vacía.
Frunció el ceño y suspiró melancólicamente.
—De modo que tú no has hecho nada. Quítatelo de la cabeza, para mí nada ha cambiado, sigues siendo mi hermana, y ya está.
De nuevo le miró a los ojos, pero Kori apartó la mirada. Nada más cambió en su rostro.
—¿Por qué se decidió hacer eso? ¿Por qué tuve que ser yo? ¿No había cualquier otra manera?
—Yo no lo sé, y si nos correspondiera juzgar las órdenes de nuestros superiores, diría que Yui actuó de forma imprudente. —opinó indirectamente—. Pero no nos corresponde juzgar las órdenes de la Arashikage.
»No sabes qué te hicieron, sólo que te lo hicieron, y tú no caminaste a Kusagakure por tu propio pie. Tampoco fuiste tú la que mató a toda esa gente. Ni siquiera lo hiciste bajo las órdenes de nadie, porque te utilizaron. No, ni siquiera te utilizaron, porque utilizaron al Gobi.
Terminó de comerse el bollito e intentó alcanzar la bolsa para coger otro más. Pero la bolsa estaba vacía.
Frunció el ceño y suspiró melancólicamente.
—De modo que tú no has hecho nada. Quítatelo de la cabeza, para mí nada ha cambiado, sigues siendo mi hermana, y ya está.