11/04/2016, 23:50
La masa gruesa llena más, eso estaba claro. Y Daruu no tardó en decidirlo: sería esa la receta que prepararía a fin de enseñar al tiburón a cocinar una buena pizza.
Pronto puso manos a la obra y sacó los utensilios para medir con exactitud la cantidad de harina que necesitaría para cada pizza de forma individual. Doscientos gramos, advirtió él; y arrojó sobre la profundidad del bol la cantidad que la pesa le marcaba. Kaido observó como el ingrediente tomaba textura, a medida de que el vaso de agua era vertido sobre ella, lo que parecía ser suficiente para que la misma quedase lo suficientemente suave como para ser moldeada en la forma requerida.
Hanaiko procedía como un experto. Tanto, que no necesitaba utilizar nada para saber cuanto debía echar de qué. Lo probó con el aceite de oliva, calculando la cantidad desde la misma botella.
«Deberían preguntar ésto en los exámenes de la academia. Es hasta más complicado que los problemas de lógica que ponen ellos»
—Vale, vale. Harina, agua y aceite de oliva. Harina, agua y aceite de oliva. —se repitió, a pesar de que la cosa no había terminado aún.
—Esto le va genial. 110 gramos de sémola de trigo. La hace más crujiente. —Arrojó la cantidad medida previamente en la pesa y con ayuda del vaso del agua, ahora vacío—. Media cucharada sopera de sal, e, importante, un sobre de levadura seca de panadería.
Lo que había en el bol no lucía apetecible, pensó él. Aunque faltaba mezclar todo, y claro; supuso que el alma de la pizza residía no tanto en la masa sino en los ingredientes que ésta llevase consigo en su inminente camino hacia el horno. Kaido sintió el hambre rugir en sus tripas y no pudo pensar sino en un centenar de combinaciones de ingredientes para echar en su propia pizza: probablemente sería lo más basto que Daruu vería en su puta vida.
Una pizza digna para un animal.
—Ahora tú. Si tienes dudas sobre la cantidad, te lo iré diciendo. Cuando tengas todos los ingredientes en tu bol, procederemos a amasar.
—Bien, aquí vamos...
Comenzó el procedimiento un tanto apurado. No era ni tan cuidadoso ni lo hacía tan confiado como Daruu durante su demostración, pero al menos había cogido los conceptos básicos de la preparación. Bastaba con que tuviera buena retentiva, y así fue: recordó medir la harina por doscientos gramos y la arrojó en su propio bol. Luego tomó un vaso limpio y fue hasta el grifo para llenarlo, aunque allí tardó por lo menos un minuto porque cada vez que llenaba el vaso, se lo bebía de un tirón.
Tragó al menos 3 vasos más, hidratándose. Cosas de Hozuki.
Finalmente, soltó el medio vaso de agua sobre la harina y apuró también a arrojar sobre la mezcla las dos cucharadas de aceite. Aunque él tuvo que medirlo con una cuchara y pedir la aprobación de Daruu, no fuera a dañar la masa y tener que volver a comenzar otra vez.
Concluyó con la sémola, la sal y el sobre de levadura. Que no sabía para qué coño era, pero palabra Santa la del chef.
Entonces dio dos pasos atrás y observó su obra de arte.
—Me ha quedado hasta mejor que la tuya. ¿A que te jode?
Pronto puso manos a la obra y sacó los utensilios para medir con exactitud la cantidad de harina que necesitaría para cada pizza de forma individual. Doscientos gramos, advirtió él; y arrojó sobre la profundidad del bol la cantidad que la pesa le marcaba. Kaido observó como el ingrediente tomaba textura, a medida de que el vaso de agua era vertido sobre ella, lo que parecía ser suficiente para que la misma quedase lo suficientemente suave como para ser moldeada en la forma requerida.
Hanaiko procedía como un experto. Tanto, que no necesitaba utilizar nada para saber cuanto debía echar de qué. Lo probó con el aceite de oliva, calculando la cantidad desde la misma botella.
«Deberían preguntar ésto en los exámenes de la academia. Es hasta más complicado que los problemas de lógica que ponen ellos»
—Vale, vale. Harina, agua y aceite de oliva. Harina, agua y aceite de oliva. —se repitió, a pesar de que la cosa no había terminado aún.
—Esto le va genial. 110 gramos de sémola de trigo. La hace más crujiente. —Arrojó la cantidad medida previamente en la pesa y con ayuda del vaso del agua, ahora vacío—. Media cucharada sopera de sal, e, importante, un sobre de levadura seca de panadería.
Lo que había en el bol no lucía apetecible, pensó él. Aunque faltaba mezclar todo, y claro; supuso que el alma de la pizza residía no tanto en la masa sino en los ingredientes que ésta llevase consigo en su inminente camino hacia el horno. Kaido sintió el hambre rugir en sus tripas y no pudo pensar sino en un centenar de combinaciones de ingredientes para echar en su propia pizza: probablemente sería lo más basto que Daruu vería en su puta vida.
Una pizza digna para un animal.
—Ahora tú. Si tienes dudas sobre la cantidad, te lo iré diciendo. Cuando tengas todos los ingredientes en tu bol, procederemos a amasar.
—Bien, aquí vamos...
Comenzó el procedimiento un tanto apurado. No era ni tan cuidadoso ni lo hacía tan confiado como Daruu durante su demostración, pero al menos había cogido los conceptos básicos de la preparación. Bastaba con que tuviera buena retentiva, y así fue: recordó medir la harina por doscientos gramos y la arrojó en su propio bol. Luego tomó un vaso limpio y fue hasta el grifo para llenarlo, aunque allí tardó por lo menos un minuto porque cada vez que llenaba el vaso, se lo bebía de un tirón.
Tragó al menos 3 vasos más, hidratándose. Cosas de Hozuki.
Finalmente, soltó el medio vaso de agua sobre la harina y apuró también a arrojar sobre la mezcla las dos cucharadas de aceite. Aunque él tuvo que medirlo con una cuchara y pedir la aprobación de Daruu, no fuera a dañar la masa y tener que volver a comenzar otra vez.
Concluyó con la sémola, la sal y el sobre de levadura. Que no sabía para qué coño era, pero palabra Santa la del chef.
Entonces dio dos pasos atrás y observó su obra de arte.
—Me ha quedado hasta mejor que la tuya. ¿A que te jode?