13/04/2016, 18:04
El Uchiha habia soltado a bocajarro todo lo que se le pasaba por la cabeza, que volvia a estar más en Cuenca que en aquella habitación, de tanto daño que recibia en la mollera al final se iba a quedar tonto. Más. Finalmente, parecia que Eri se tomaba minimamente en serio lo que le estaba intentando inculcar el rubio acerca de los bijuus y los Amegakurianos.
- Tú lo que eres es tonto. Yota desapareció y murió, ¿teníamos la responsabilidad de estar sobre él todo el rato? ¡No! Ni tú, ni yo, ni Shiona, ¡NADIE PUDO HACER NADA!
Las palabras de la peliazul se clavaron en la mente del Uchiha como hierro candente, lo que escuchaba le estaba alimentando un fuego mucho mayor que ningún katon que pudiera ejecutar en su vida.
Entonces me estas diciendo que simplemente tengo que quedarme parado esperando a que un dia no volvais, sin más. Porque no puedo evitarlo. ¡¡¿¿Tengo que aceptar el hecho de que por muy fuerte que sea acabareis muriendo todos??!! ¡Si nadie tiene la culpa y nadie pudo hacer nada, ¿qué demonios se supone que estamos protegiendo?! ¡Era nuestro compañero, joder!
La rabia habia elevado el tono de la voz del muchacho, tenia los puños apretados, se estaba dando cuenta de que toda su vida habia sido una sucesión de instantes en los que habia sido meramente espectador, en los momentos importantes, no habia sido más que un cero a la izquierda. Él no era el vengador en que su pasado le intentaba convertir, ni el protector en que su villa confiaba que se convirtiera, no era nada más que un chiquillo, desamparado y confuso.
-Solo sé tu mismo, ¡por el amor de Shiona-sama! ¿Qué son todas esas tonterías que estás diciendo? ¡Y luego yo soy la que las dice! Tú... Tu eres capaz de proteger tu villa, y a tus amigos... Tu... Eres Nabi... ¡Y si no lo crees, yo te lo haré saber! Pero no pienses así de ti mismo... - pidió -Por favor...
Eso es lo que te estoy diciendo, que esto es lo que soy. Te estoy haciendo saber que no busques a mi pasado yo aqui, porque no esta. Pase lo que pase, y acabe como acabe, no volveré a ser ni remotamente parecido a aquel niño.
Eri se le abalanzó encima y lo abrazó, no tenia el espiritu suficiente para apartarla, ni las ganas ni la voluntad ni el deseo de hacerlo, aunque en lo más profundo de su ser sabia que lo mejor era alejarse y que se olvidara de él. Sabia que no iba a arreglarse, no lo habia hecho durante la academia y no lo haria ahora, cuando peor estaba. Si un jarron se rompe y pegas los trozos, lo más normal es que termine volviendose a romper, no que recupere su forma original por arte de magia.
Posó la mano derecha sobre la cabeza de la pequeña, despeinando aún más su cabellera, mientras que con el brazo izquierdo la rodeo. Sus ojos azabaches y frios como un tempano de hielo habian recobrado la compostura, cada vez le costaba más mantener sus estribos a raya.
- Tú lo que eres es tonto. Yota desapareció y murió, ¿teníamos la responsabilidad de estar sobre él todo el rato? ¡No! Ni tú, ni yo, ni Shiona, ¡NADIE PUDO HACER NADA!
Las palabras de la peliazul se clavaron en la mente del Uchiha como hierro candente, lo que escuchaba le estaba alimentando un fuego mucho mayor que ningún katon que pudiera ejecutar en su vida.
Entonces me estas diciendo que simplemente tengo que quedarme parado esperando a que un dia no volvais, sin más. Porque no puedo evitarlo. ¡¡¿¿Tengo que aceptar el hecho de que por muy fuerte que sea acabareis muriendo todos??!! ¡Si nadie tiene la culpa y nadie pudo hacer nada, ¿qué demonios se supone que estamos protegiendo?! ¡Era nuestro compañero, joder!
La rabia habia elevado el tono de la voz del muchacho, tenia los puños apretados, se estaba dando cuenta de que toda su vida habia sido una sucesión de instantes en los que habia sido meramente espectador, en los momentos importantes, no habia sido más que un cero a la izquierda. Él no era el vengador en que su pasado le intentaba convertir, ni el protector en que su villa confiaba que se convirtiera, no era nada más que un chiquillo, desamparado y confuso.
-Solo sé tu mismo, ¡por el amor de Shiona-sama! ¿Qué son todas esas tonterías que estás diciendo? ¡Y luego yo soy la que las dice! Tú... Tu eres capaz de proteger tu villa, y a tus amigos... Tu... Eres Nabi... ¡Y si no lo crees, yo te lo haré saber! Pero no pienses así de ti mismo... - pidió -Por favor...
Eso es lo que te estoy diciendo, que esto es lo que soy. Te estoy haciendo saber que no busques a mi pasado yo aqui, porque no esta. Pase lo que pase, y acabe como acabe, no volveré a ser ni remotamente parecido a aquel niño.
Eri se le abalanzó encima y lo abrazó, no tenia el espiritu suficiente para apartarla, ni las ganas ni la voluntad ni el deseo de hacerlo, aunque en lo más profundo de su ser sabia que lo mejor era alejarse y que se olvidara de él. Sabia que no iba a arreglarse, no lo habia hecho durante la academia y no lo haria ahora, cuando peor estaba. Si un jarron se rompe y pegas los trozos, lo más normal es que termine volviendose a romper, no que recupere su forma original por arte de magia.
Posó la mano derecha sobre la cabeza de la pequeña, despeinando aún más su cabellera, mientras que con el brazo izquierdo la rodeo. Sus ojos azabaches y frios como un tempano de hielo habian recobrado la compostura, cada vez le costaba más mantener sus estribos a raya.
—Nabi—