14/04/2016, 16:40
Se internaron en el cúmulo de árboles que formaba el bosque que rodeaba a los Dojos, y pronto los pasos y las instrucciones de los ANBU se perdieron en el aire. Ni el padre ni la hija hablaron hasta que pasaron varios minutos de eso, cuando los árboles empezaban ya a escasear y se veía, al fondo, la entrada a los riscos del valle.
—¿Qué pasará con ellos? —preguntó Ayame, refiriéndose a los Hozuki.
—Los llevarán a Amegakure —respondió Zetsuo—, y les interrogarán para saber dónde está la guarida y cuál es la identidad real de los Hozuki que están conspirando contra la voluntad de Ame. Serán apresados, supongo, como todos sus compañeros en la guarida.
Cuando mencionó que serían apresados, los pasos de su padre se aceleraron y apretó los puños con fuerza. El veterano shinobi no mostraba normalmente sus sentimientos, pero se notaba a leguas que si por él fuera le encantaría tener una pequeña charla con cada uno de esos presos.
—¿Y tú? ¿Qué va a pasar contigo, Ayame? —Zetsuo paró en seco, dio un tendido suspiro y cerró los ojos, frotándose la frente—. ¿Me perdonas, hija?
La miró a los ojos, y vio a un hombre que odiaba disculparse sufrir por tener que hacerlo, pero también vio a un hombre arrepentido.
—¿Qué pasará con ellos? —preguntó Ayame, refiriéndose a los Hozuki.
—Los llevarán a Amegakure —respondió Zetsuo—, y les interrogarán para saber dónde está la guarida y cuál es la identidad real de los Hozuki que están conspirando contra la voluntad de Ame. Serán apresados, supongo, como todos sus compañeros en la guarida.
Cuando mencionó que serían apresados, los pasos de su padre se aceleraron y apretó los puños con fuerza. El veterano shinobi no mostraba normalmente sus sentimientos, pero se notaba a leguas que si por él fuera le encantaría tener una pequeña charla con cada uno de esos presos.
—¿Y tú? ¿Qué va a pasar contigo, Ayame? —Zetsuo paró en seco, dio un tendido suspiro y cerró los ojos, frotándose la frente—. ¿Me perdonas, hija?
La miró a los ojos, y vio a un hombre que odiaba disculparse sufrir por tener que hacerlo, pero también vio a un hombre arrepentido.