15/04/2016, 13:39
La joven kunoichi cada vez se sentía más cómoda, era un sensación extraña... estaba disfrutando cada error, cada mal golpe, cada corrección. Poco a poco se fue sumergiendo en su frenesí de golpes, frente así ya no veía un muñeco de madera si no un oponente al que quería destruir. Los palos eran golpes que ella debía detener si deseaba destrozar a su rival con su Juken. Palmada, bloque, palmada... una sucesión de golpes que deseaba que no tuviese fin uno tras otro y tras otro.
—¡Encuentra una apertura!— le gritó el anciano
Aquellas palabras dibujaron frente a ella un camino, un camino hacia el final. La peliblanca bloqueo con el brazo izquierdo y lanzo un golpe que jamás había utilizado. Usando su mano como si fuese un cuchillo y los dedos su punta lo lanzó a la altura de la garganta. La joven en aquel instante no comprendía por qué o para qué, pero algo le decía que esa era la apertura que ponía fin al combate.
Sin embargo, una voz diferente a la del anciano la hizo detenerse cuando sus dedos estaban apunto de impactar. En aquel instante, Mitsuki comprendió que era lo que estaba haciendo. Sus ojos se quedaron clavados entre el hombre de madera y sus dedos. Esa apertura, ese impulso no era más que el de matar a su oponente. La chica era muy consciente del poder del Juken, su maestra había sido muy clara con ella a ese respecto. El taijutsu de los Hyuga podía llegar a ser letal dependiendo de las zonas que se golpeasen... y el golpe que ella había armado por instinto iba a una de esas zonas.
La joven sintió como su mano comenzaba a temblar ante aquella idea, ella no era eso, no era así... ¿o no? Recupero la compostura mientras el anciano se ocupaba de atender al recién llegado. La joven trataba de recuperar el aliento y el control sobre sí misma, giró sobre sí para quedar de espaldas al los dos hombres y que no la viesen en aquella situación
—Hoy se me acumulan los alumnos— bromeo el anciano mientras observaba de arriba abajo al recién llegado —Quizás podría enseñarte un par de cosas, ¿Qué estilo usas chico?—
—¡Encuentra una apertura!— le gritó el anciano
Aquellas palabras dibujaron frente a ella un camino, un camino hacia el final. La peliblanca bloqueo con el brazo izquierdo y lanzo un golpe que jamás había utilizado. Usando su mano como si fuese un cuchillo y los dedos su punta lo lanzó a la altura de la garganta. La joven en aquel instante no comprendía por qué o para qué, pero algo le decía que esa era la apertura que ponía fin al combate.
Sin embargo, una voz diferente a la del anciano la hizo detenerse cuando sus dedos estaban apunto de impactar. En aquel instante, Mitsuki comprendió que era lo que estaba haciendo. Sus ojos se quedaron clavados entre el hombre de madera y sus dedos. Esa apertura, ese impulso no era más que el de matar a su oponente. La chica era muy consciente del poder del Juken, su maestra había sido muy clara con ella a ese respecto. El taijutsu de los Hyuga podía llegar a ser letal dependiendo de las zonas que se golpeasen... y el golpe que ella había armado por instinto iba a una de esas zonas.
La joven sintió como su mano comenzaba a temblar ante aquella idea, ella no era eso, no era así... ¿o no? Recupero la compostura mientras el anciano se ocupaba de atender al recién llegado. La joven trataba de recuperar el aliento y el control sobre sí misma, giró sobre sí para quedar de espaldas al los dos hombres y que no la viesen en aquella situación
—Hoy se me acumulan los alumnos— bromeo el anciano mientras observaba de arriba abajo al recién llegado —Quizás podría enseñarte un par de cosas, ¿Qué estilo usas chico?—