16/04/2016, 16:24
Mientras el anciano y el chico conversaban, Mitsuki se llevó con suavidad sus manos hasta el nudo de la cinta que recogía las mangas de su kimono. Con un simple gesto la desato, liberando así sus ropas de nuevo. La peliblanca suspiró un tanto turbada aún por sus propias emociones, por suerte nadie parecía haberse dado cuenta y no tendría que pasar el mal momento de fingir.
— Bueno... Pues... No se, podría decir que me especializo en Taijutsu, o al menos es lo que estoy intentando, convertirme en un gran especialista del Taijutsu—
El anciano volvió a mirarlo de arriba a abajo, no tenía muy claro a que se refería el muchacho con taijutsu pues taijutsu era todo.
—Bueno, bueno... creo que me tratas de decir que no tienes un estilo definido. Así que opino que lo mejor sería que me mostrases como te desenvuelves— comentó con tranquilidad —Pero antes, voy a hacer algo de té— indicó el anciano mientras se dirigía hacia la entrada del dojo —Vuelvo en un minuto— se despidió con una sonrisa mientras cruzaba la puerta de entrada
La peliblanca ni siquiera se había percatado de que el anciano se acaba de retirar, la joven seguía un tanto intranquila. Esa sensación de frenesí en el combate nunca la había sentido antes, nunca se imaginó que sería capaz de cargar un golpe de esas características... ni siquiera entrenando... ¿qué pasaría si la próxima vez lo hiciese contra una persona? ¿Era ese su verdadero instinto? ¿Su verdadero yo? ¿O quizás estaba exagerando? No terminaba de aclararse cuando la voz del recién llegado la obligó a volver al mundo real, no sin un pequeño sobresalto
—Esto...— la joven se colocó el flequillo de su cabello con la mano izquierda tras el sobresalto antes de voltearse para quedar frente al recién llegado —No treocupes, tan sólo había venido a hablar con el Sr Cheng— respondió la joven con sinceridad, pues de sus ropas se deducía que no había venido a entrenar. ¿Quién entranaría con un elegante kimono? La joven pudo observar que el muchacho era un poco más bajo que ella, de hecho parecía también más joven, más niño por así decirlo. Lucía una extraña cabellera, pero lo que más le llamó la atención es que pertenecía a Uzushio al igual que ella —Veo que también perteneces a Uzugakure— comento la joven con una sonrisa, entrecerrando levemente los ojos a causa de esta —Oh vaya, estoy perdiendo los modales. Me llamó Hyuga Mitsuki, y como tú, pertenezco a Uzushiogakure— añadió la joven con una pequeña reverencia, especificando que petenecía a la aldea pues no llevaba su bandana en aquel momento.
— Bueno... Pues... No se, podría decir que me especializo en Taijutsu, o al menos es lo que estoy intentando, convertirme en un gran especialista del Taijutsu—
El anciano volvió a mirarlo de arriba a abajo, no tenía muy claro a que se refería el muchacho con taijutsu pues taijutsu era todo.
—Bueno, bueno... creo que me tratas de decir que no tienes un estilo definido. Así que opino que lo mejor sería que me mostrases como te desenvuelves— comentó con tranquilidad —Pero antes, voy a hacer algo de té— indicó el anciano mientras se dirigía hacia la entrada del dojo —Vuelvo en un minuto— se despidió con una sonrisa mientras cruzaba la puerta de entrada
La peliblanca ni siquiera se había percatado de que el anciano se acaba de retirar, la joven seguía un tanto intranquila. Esa sensación de frenesí en el combate nunca la había sentido antes, nunca se imaginó que sería capaz de cargar un golpe de esas características... ni siquiera entrenando... ¿qué pasaría si la próxima vez lo hiciese contra una persona? ¿Era ese su verdadero instinto? ¿Su verdadero yo? ¿O quizás estaba exagerando? No terminaba de aclararse cuando la voz del recién llegado la obligó a volver al mundo real, no sin un pequeño sobresalto
—Esto...— la joven se colocó el flequillo de su cabello con la mano izquierda tras el sobresalto antes de voltearse para quedar frente al recién llegado —No treocupes, tan sólo había venido a hablar con el Sr Cheng— respondió la joven con sinceridad, pues de sus ropas se deducía que no había venido a entrenar. ¿Quién entranaría con un elegante kimono? La joven pudo observar que el muchacho era un poco más bajo que ella, de hecho parecía también más joven, más niño por así decirlo. Lucía una extraña cabellera, pero lo que más le llamó la atención es que pertenecía a Uzushio al igual que ella —Veo que también perteneces a Uzugakure— comento la joven con una sonrisa, entrecerrando levemente los ojos a causa de esta —Oh vaya, estoy perdiendo los modales. Me llamó Hyuga Mitsuki, y como tú, pertenezco a Uzushiogakure— añadió la joven con una pequeña reverencia, especificando que petenecía a la aldea pues no llevaba su bandana en aquel momento.