16/04/2016, 17:38
(Última modificación: 16/04/2016, 17:47 por Hanamura Kazuma.)
Incluso en el hospital se podía sentir toda la emoción que el torneo había creado. La seminales habían terminado hacía poco y con ello se decidió que la final sería entre dos jovencitas, una de Ame y otra de Uzushio. Lamentablemente, eso significaba que Juro había sido derrotado, lo único bueno es que no había sufrido ninguna lesión o daño permanente, o al menos eso se decía.
«Debería ir a visitarlo, pero ¿Cómo le digo que no pude ver su combate?»
Al compañero de Kazuma lo habían internado en aquel hospital hacía unos días. Al principio no fue a visitarlo por aquello de que quizás se encontrara muy delicado, pero ahora se preocupaba más por el hecho de que le fuera a preguntar si había sido testigo de su batalla. El problema era Juro; si fuera tan cascarrabias como Nabi simplemente podría restarle importancia a su enojo, pero el pelinegro resultaba bastante más amable y sensible, cosa que solo conseguía multiplicar el efecto culpa.
—¿No estará planeando escaparse otra vez? ¿Verdad, Kazuma-sama? —La voz de Naomi le alcanzó en medio de su debate mental.
—Claro que no, ¿Ya para qué? —Dijo, haciendo algo cercano a un puchero—. Solo estaba pensando en ir a visitar a Juro.
Por cuestiones médicas, Kazuma no había conseguido el permiso para ir a ver la semifinal, por lo que reaccionó como cualquier persona cuerda y consciente de su edad lo haría. Intentó escabullirse del recinto médico, pero para su desdicha, ese día Naomi se empeñó en quedarse a acompañarle. Quién sabe si aquella estadía fue mera coincidencia o si fue porque aquella muchacha conocía bien la manera de actuar de su señor. Lo cierto es que se aseguro de que el Ishimura no pudiera escapar.
—¿Sabes? Me habría escapado de ti fácilmente de haber estado en buenas condiciones. —Era su ego mancillado el que hablaba por él.
—Eso es poco probable mi señor —Aseguro mientras le dedicaba una sonrisa—. De todas maneras, parece un poco inquieto ¿Desea que busque la silla para que pueda ir a visitar a su compañero?
—Creo que puedo ir caminando, Naomi —Aseveró, dejando en claro lo mucho que le molestaba que le trataran como un minusválido.
—Y yo creo que conmigo aquí no tiene otra opción si quiere salir. —Cuando aquella chica se ponía así resultaba implacable en sus decisiones.
—Vale. —dijo suspirando, pues sabía que solo le quedaba ceder.
Luego de aquella victoria argumental, Naomi procedió a traer la dichosa silla de ruedas. Al Ishimura le habían impuesto aquel artefacto en contra de su voluntad, pues ya estaba en condiciones de caminar por cuenta propia. Pero la normativa del hospital sumada a la preocupación de su guardiana, hacían de aquella molestia algo inevitable.
Subió solo al vehículo, negándose a recibir ayuda y a sentirse inútil. Aquella silla era sin duda vergonzosa, pero también era bastante cómoda. No tardaron mucho en salir al pasillo y comenzar a recorrer el hospital. La chica de ojos color ciruela se limitaba a seguir a su protegido, pues este insistía en impulsarse por la fuerza de sus propias manos.
Luego de pedir información en recepción y girar unas cuantas veces en aquella laberíntica instalación lograron llegar a la habitación “D-58”, el lugar donde se suponía que estaba interno Juro. El de ojos grises se detuvo frente a la puerta al escuchar un par de voces conversando desde dentro.
—Puede que haya venido en mal momento —dijo mientras comenzaba a dar media vuelta—. De todos modos es muy temprano e incluso puede que le estén bañando o esté en medio de una visita de su hermana y yo lo esté incordiando.
Antes de que pudiera ponerse en marcha, Naomi se acercó a la puerta y dio tres suaves golpecitos en la misma.
—Buenas, es Ishimura Kazuma, ¿Se puede pasar? —Diría ella, pero imitando a la perfección la voz del peliblanco.
«Debería ir a visitarlo, pero ¿Cómo le digo que no pude ver su combate?»
Al compañero de Kazuma lo habían internado en aquel hospital hacía unos días. Al principio no fue a visitarlo por aquello de que quizás se encontrara muy delicado, pero ahora se preocupaba más por el hecho de que le fuera a preguntar si había sido testigo de su batalla. El problema era Juro; si fuera tan cascarrabias como Nabi simplemente podría restarle importancia a su enojo, pero el pelinegro resultaba bastante más amable y sensible, cosa que solo conseguía multiplicar el efecto culpa.
—¿No estará planeando escaparse otra vez? ¿Verdad, Kazuma-sama? —La voz de Naomi le alcanzó en medio de su debate mental.
—Claro que no, ¿Ya para qué? —Dijo, haciendo algo cercano a un puchero—. Solo estaba pensando en ir a visitar a Juro.
Por cuestiones médicas, Kazuma no había conseguido el permiso para ir a ver la semifinal, por lo que reaccionó como cualquier persona cuerda y consciente de su edad lo haría. Intentó escabullirse del recinto médico, pero para su desdicha, ese día Naomi se empeñó en quedarse a acompañarle. Quién sabe si aquella estadía fue mera coincidencia o si fue porque aquella muchacha conocía bien la manera de actuar de su señor. Lo cierto es que se aseguro de que el Ishimura no pudiera escapar.
—¿Sabes? Me habría escapado de ti fácilmente de haber estado en buenas condiciones. —Era su ego mancillado el que hablaba por él.
—Eso es poco probable mi señor —Aseguro mientras le dedicaba una sonrisa—. De todas maneras, parece un poco inquieto ¿Desea que busque la silla para que pueda ir a visitar a su compañero?
—Creo que puedo ir caminando, Naomi —Aseveró, dejando en claro lo mucho que le molestaba que le trataran como un minusválido.
—Y yo creo que conmigo aquí no tiene otra opción si quiere salir. —Cuando aquella chica se ponía así resultaba implacable en sus decisiones.
—Vale. —dijo suspirando, pues sabía que solo le quedaba ceder.
Luego de aquella victoria argumental, Naomi procedió a traer la dichosa silla de ruedas. Al Ishimura le habían impuesto aquel artefacto en contra de su voluntad, pues ya estaba en condiciones de caminar por cuenta propia. Pero la normativa del hospital sumada a la preocupación de su guardiana, hacían de aquella molestia algo inevitable.
Subió solo al vehículo, negándose a recibir ayuda y a sentirse inútil. Aquella silla era sin duda vergonzosa, pero también era bastante cómoda. No tardaron mucho en salir al pasillo y comenzar a recorrer el hospital. La chica de ojos color ciruela se limitaba a seguir a su protegido, pues este insistía en impulsarse por la fuerza de sus propias manos.
Luego de pedir información en recepción y girar unas cuantas veces en aquella laberíntica instalación lograron llegar a la habitación “D-58”, el lugar donde se suponía que estaba interno Juro. El de ojos grises se detuvo frente a la puerta al escuchar un par de voces conversando desde dentro.
—Puede que haya venido en mal momento —dijo mientras comenzaba a dar media vuelta—. De todos modos es muy temprano e incluso puede que le estén bañando o esté en medio de una visita de su hermana y yo lo esté incordiando.
Antes de que pudiera ponerse en marcha, Naomi se acercó a la puerta y dio tres suaves golpecitos en la misma.
—Buenas, es Ishimura Kazuma, ¿Se puede pasar? —Diría ella, pero imitando a la perfección la voz del peliblanco.
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