16/04/2016, 21:26
Eso es lo que te estoy diciendo, Eri. Que no importa lo fuerte que seamos, lo único que al final importa es la fuerza individual, y tú tienes fuerza individual de sobra. Porque nada te puede asegurar que yo este ahí cuando tu vida este pendiendo de un hilo. Que yo entrene no servira de nada si no estoy en el lugar indicado en el momento menos favorable. Por eso tienes que seguir así, siendo incluso más fuerte que yo.
Quería morirse, morirse o matar a alguien, porque parecía que daba igual lo que le dijese, que él ya tenía su opinión entre ceja y ceja, totalmente metido ahí, dentro de su cabeza. Ya no quería seguir discutiendo en vano con el chico, ni si quiera le apetecía seguir hablando con él, y eso era una contradicción en sí misma porque estaba enamorada del Uchiha. ¡Por Shiona-sama, qué complicado era todo!
No sabes quien soy ¿eh? Eso no es lo que me has dicho hace un momento. Aquel niño merecia morir, él sí estuvo en el momento pero fue debil y por eso murio. Yo no tuve la oportunidad porque no estuve, pero sé que si hubiera estado podria haber sido útil. Si tengo que elegir me quedo como estoy, ahora solo tengo que saber donde estar. No tienes que entenderme, solo tienes que saber que intentaré protegerte con todo lo que tengo, por poco que sea. Si tengo que hacerlo desde donde no puedas verme, lo haré.
No quería que la protegiese, no quería, ya no. ¿Era débil y por eso murió? ¿Y ella? Por esa regla de tres, ella seguía siendo débil, y estaba muy perdida en esos momentos. En su cabeza, imágenes se solapaban, imágenes acerca de su pasado, su pasado en el orfanato junto con Nabi, y en todas ellas, era ella la que estaba en apuros y era él quién la salvaba de todos los males... ¿Acaso ella no había cambiado nada? ¿Acaso no había madurado y se había vuelto más fuerte? No... Ella no había cambiado nada, pero el rubio sí, vaya que sí lo había hecho.
No hay nada que salvar en mi, Eri. No soy ningún monstruo que no deja salir al Nabi bueno. He cambiado, ahora soy un shinobi, dedicaré mi vida a proteger la villa, pero sobretodo a proteger lo que es bueno y justo.
-Pues os podéis ir tú, el antiguo Nabi y la protección a freír los espárragos más cercanos que encontréis, que yo no quiero saber nada, ¡de ninguno! - Explotó, con todo lo que tenía. -Haz lo que te de la gana, estoy harta de buscar respuestas, estoy cansada de que siempre me saltes con ''él no está, era débil y ahora soy maduro'' - intentó imitar la voz grave de Nabi en la última frase en vano, ya que su voz sonaba demasiado aguda en aquel momento por el nerviosismo que sentía. -No necesito que nadie me proteja, no necesito a nada ni a nadie, ¡ni si quiera necesito un estúpido torneo para demostrar mis habilidades! ¿Sabes? ¡Me hubiera gustado que en vez de a ti, me hubieran llevado a mí! Pero el nombre Uchiha es demasiado importante, para todos - Empezó a hipar, haciéndole más difícil su discurso sin sentido, soltando todo lo que pensaba y sentía al aire, aún dándole la espalda al rubio, ignorando su mirada. -Supongo que a nadie le importará que la pequeña e inútil Mizumi desaparezca y muera, ah, perdón, que lo darías todo por proteger tu villa, y como yo soy de esta villa... Ya ni si quiera soy lo que soy, ni si quiera soy Mizumi Eri... Solo soy una kunoichi de Uzushiogakure para ti
Empezó a bajar el tono de voz mientras se acercaba al lugar donde reposaba su portaobjetos y su kit médico, además de su bandana. Se ató ésta a la cintura a modo de cinturón para que tanto su kit médico como su portaobjetos se sujetasen en algún lugar, tomó sus botas, y echó una última mirada al rubio.
-Tranquilo, que esta vez, de verdad, dejaré de darte problemas
Y salió por la ventana, de un salto, alejándose de lo que era su habitación de hotel. Las lágrimas todavía salían descontroladas de sus ojos, sin ser consciente de verdad de todo aquello que había soltado por entre sus labios. Todas sus dudas, sus miedos, sus impotencias, todo aquello había salido a flote, y como un león acechando a su presa, la oscuridad de su corazón amenazaba por consumirla aquella noche por completo.
Quería morirse, morirse o matar a alguien, porque parecía que daba igual lo que le dijese, que él ya tenía su opinión entre ceja y ceja, totalmente metido ahí, dentro de su cabeza. Ya no quería seguir discutiendo en vano con el chico, ni si quiera le apetecía seguir hablando con él, y eso era una contradicción en sí misma porque estaba enamorada del Uchiha. ¡Por Shiona-sama, qué complicado era todo!
No sabes quien soy ¿eh? Eso no es lo que me has dicho hace un momento. Aquel niño merecia morir, él sí estuvo en el momento pero fue debil y por eso murio. Yo no tuve la oportunidad porque no estuve, pero sé que si hubiera estado podria haber sido útil. Si tengo que elegir me quedo como estoy, ahora solo tengo que saber donde estar. No tienes que entenderme, solo tienes que saber que intentaré protegerte con todo lo que tengo, por poco que sea. Si tengo que hacerlo desde donde no puedas verme, lo haré.
No quería que la protegiese, no quería, ya no. ¿Era débil y por eso murió? ¿Y ella? Por esa regla de tres, ella seguía siendo débil, y estaba muy perdida en esos momentos. En su cabeza, imágenes se solapaban, imágenes acerca de su pasado, su pasado en el orfanato junto con Nabi, y en todas ellas, era ella la que estaba en apuros y era él quién la salvaba de todos los males... ¿Acaso ella no había cambiado nada? ¿Acaso no había madurado y se había vuelto más fuerte? No... Ella no había cambiado nada, pero el rubio sí, vaya que sí lo había hecho.
No hay nada que salvar en mi, Eri. No soy ningún monstruo que no deja salir al Nabi bueno. He cambiado, ahora soy un shinobi, dedicaré mi vida a proteger la villa, pero sobretodo a proteger lo que es bueno y justo.
-Pues os podéis ir tú, el antiguo Nabi y la protección a freír los espárragos más cercanos que encontréis, que yo no quiero saber nada, ¡de ninguno! - Explotó, con todo lo que tenía. -Haz lo que te de la gana, estoy harta de buscar respuestas, estoy cansada de que siempre me saltes con ''él no está, era débil y ahora soy maduro'' - intentó imitar la voz grave de Nabi en la última frase en vano, ya que su voz sonaba demasiado aguda en aquel momento por el nerviosismo que sentía. -No necesito que nadie me proteja, no necesito a nada ni a nadie, ¡ni si quiera necesito un estúpido torneo para demostrar mis habilidades! ¿Sabes? ¡Me hubiera gustado que en vez de a ti, me hubieran llevado a mí! Pero el nombre Uchiha es demasiado importante, para todos - Empezó a hipar, haciéndole más difícil su discurso sin sentido, soltando todo lo que pensaba y sentía al aire, aún dándole la espalda al rubio, ignorando su mirada. -Supongo que a nadie le importará que la pequeña e inútil Mizumi desaparezca y muera, ah, perdón, que lo darías todo por proteger tu villa, y como yo soy de esta villa... Ya ni si quiera soy lo que soy, ni si quiera soy Mizumi Eri... Solo soy una kunoichi de Uzushiogakure para ti
Empezó a bajar el tono de voz mientras se acercaba al lugar donde reposaba su portaobjetos y su kit médico, además de su bandana. Se ató ésta a la cintura a modo de cinturón para que tanto su kit médico como su portaobjetos se sujetasen en algún lugar, tomó sus botas, y echó una última mirada al rubio.
-Tranquilo, que esta vez, de verdad, dejaré de darte problemas
Y salió por la ventana, de un salto, alejándose de lo que era su habitación de hotel. Las lágrimas todavía salían descontroladas de sus ojos, sin ser consciente de verdad de todo aquello que había soltado por entre sus labios. Todas sus dudas, sus miedos, sus impotencias, todo aquello había salido a flote, y como un león acechando a su presa, la oscuridad de su corazón amenazaba por consumirla aquella noche por completo.