17/04/2016, 19:26
Lo que su colega critica de comida sugería no era nada disparatado, tenía todo el sentido del mundo. Quizás hubiese montado toda la escena para un debate entre los tradicionalistas de la torta de frutilla y los revolucionarios de la nata montada. Pero desde su postura de poco mas que un aficionado, Mogura supo apreciar el comentario de Katomi, abrió los ojos un poco más, pensando en cómo sería la textura del conjunto si en vez de merengue hubiese una cobertura mas suave.
Habría que llevarlo a la práctica... ¡pero suena bien!
La muchacha había aceptado la invitación de un buen postre después de comer, lo cual le alegraba, por supuesto. Pero esa alegría se transformaría momentáneamente en sorpresa al verla despejarse del agua para realizar la acrobacia, terminando de pie en la orilla. Si hubiese tenido en sus manos uno de esos cuadrados con números que suelen haber en las competiciones seguramente habría elevado el 10.
¡oh! ¡Muy bien 10!
Dijo sonriendo a la vez que le dedicaba un pequeño aplauso, no duro tanto pues necesitaría las manos para lograr el equilibro correcto y dar un buen salto hacía delante, era mejor no tentar tanto la suerte intentando imitar a la kunoichi.
¡Si! Déjame ubicarme bien y estaremos en un momento dentro del restaurante.
Miró a lo largo del lugar donde se encontraban buscando algo en particular, ese algo sería una calle mas ancha de lo normal la cual les haría salir mas rápido de ese sitio y poder ponerse en marcha.
Por aquí, sígueme por favor.
Le regaló nuevamente una sonrisa a su amiga y comenzó a caminar hacía su destino. Podría uno llegar a perderse si caminaba por las calles mas chicas de la aldea, si bien podría ser más rápido, solo haría falta tomar mal uno o dos giros y terminar perdido.
No es el camino más rápido pero de esta forma no vamos a perdernos.
Comentó el guía turístico Manase, algunas edificaciones habían cambiado ligeramente desde las anteriores veces que había ido por esos lados, era normal en una aldea ninja que pasaba por épocas de paz. Dio un par de giros en unas calles un poco menos importantes que lo que sería esa avenida y terminó llegando a lo que sería un local que no podía ser equivocado con otra cosa que un restaurante.
Aquí estamos, Casa Mogamigawa.
Probablemente en alguna otra época el lugar habría sido una casa y quizás los dueños vivan en algún punto del loca, por lo que entonces seguiría siendo una casa. La fachada del lugar buscaba combinar algunos elementos tradicionales, la entrada con una reja de madera que aguantaba la lluvia constante y unas ventanas con paneles corredizos, como así también cosas mas novedosas como letreros de luces brillantes con el nombre del local o anuncios del menú del día.
¿Entramos?
Preguntó sonriendo y haciendo un gesto con las manos invitándola a que ingrese primero al local.
Habría que llevarlo a la práctica... ¡pero suena bien!
La muchacha había aceptado la invitación de un buen postre después de comer, lo cual le alegraba, por supuesto. Pero esa alegría se transformaría momentáneamente en sorpresa al verla despejarse del agua para realizar la acrobacia, terminando de pie en la orilla. Si hubiese tenido en sus manos uno de esos cuadrados con números que suelen haber en las competiciones seguramente habría elevado el 10.
¡oh! ¡Muy bien 10!
Dijo sonriendo a la vez que le dedicaba un pequeño aplauso, no duro tanto pues necesitaría las manos para lograr el equilibro correcto y dar un buen salto hacía delante, era mejor no tentar tanto la suerte intentando imitar a la kunoichi.
¡Si! Déjame ubicarme bien y estaremos en un momento dentro del restaurante.
Miró a lo largo del lugar donde se encontraban buscando algo en particular, ese algo sería una calle mas ancha de lo normal la cual les haría salir mas rápido de ese sitio y poder ponerse en marcha.
Por aquí, sígueme por favor.
Le regaló nuevamente una sonrisa a su amiga y comenzó a caminar hacía su destino. Podría uno llegar a perderse si caminaba por las calles mas chicas de la aldea, si bien podría ser más rápido, solo haría falta tomar mal uno o dos giros y terminar perdido.
No es el camino más rápido pero de esta forma no vamos a perdernos.
Comentó el guía turístico Manase, algunas edificaciones habían cambiado ligeramente desde las anteriores veces que había ido por esos lados, era normal en una aldea ninja que pasaba por épocas de paz. Dio un par de giros en unas calles un poco menos importantes que lo que sería esa avenida y terminó llegando a lo que sería un local que no podía ser equivocado con otra cosa que un restaurante.
Aquí estamos, Casa Mogamigawa.
Probablemente en alguna otra época el lugar habría sido una casa y quizás los dueños vivan en algún punto del loca, por lo que entonces seguiría siendo una casa. La fachada del lugar buscaba combinar algunos elementos tradicionales, la entrada con una reja de madera que aguantaba la lluvia constante y unas ventanas con paneles corredizos, como así también cosas mas novedosas como letreros de luces brillantes con el nombre del local o anuncios del menú del día.
¿Entramos?
Preguntó sonriendo y haciendo un gesto con las manos invitándola a que ingrese primero al local.