18/04/2016, 21:31
Caminaba de vuelta hacia los dojos con un mejor sabor de boca del que había salido de ellos, ¡ahora mismo se sentía realizada con su propia existencia! Y eso, más que nada, era lo que necesitaba la pequeña kunoichi en aquel momento. ¿Y qué si se había tenido que medir con otra persona de su villa? ¡Habían tenido un buen combate! ¿No? Bueno, Kazuma era un tanto especial, además casi la deja sin brazo... Eso compensaría el envenenarle... ¿No?
En verdad seguía hecha un lío, pero bueno, no pasaba nada, ¡ella estaba feliz por ese entonces! Solo esperaba que le durase un poco, al menos hasta el principio de la segunda ronda. Y por Shiona-sama, esperaba que no le tocase ningún contrincante procedente de la misma villa que ella, porque si se daba el caso, ella misma acabaría por suicidarse en el Valle del Fin... Aunque tampoco había estado allí nunca, pero bueno, era un sitio alto.
''Creo que debería dejar de divagar tanto... Además, con todo el rollo, tengo un hambre horrible'' Se recordó mentalmente, ya que al final no había probado bocado y su estómago comenzaba a requerir atención.
Sin embargo, a todavía un buen trecho de su destino escuchó una voz, una voz que conocía pero no sabía de qué y sonrió al pensar que podía ser algún amigo, pero...
-¡Estoy más perdido que un Uzureño en combate!
Frunció el ceño ante tal ofensa para su kage, para su villa, y sobre todo para ella misma. ¿Quién se creía? ¡Los Uzureños no se pierden en los combates! Si eso los combates se pierden en los Uzureños... No espera, eso no era así, bueno, el caso, que los Uzureños eran buenos luchadores. Eri se escondió entre los árboles y se fue acercando lentamente hacia el dueño de la conocida voz, y cuando estuvo lo suficientemente cerca, pudo observarlo de manera detenida: un chico de estatura media, con el cabello recogido en un moño, y portador de un yukata. ''Yo... Yo le conozco de algo... Pero ahora no caigo, jopetas... ¡Qué rabia!'' La joven kunoichi mordió su labio inferior, claramente molesta por su frustración recién llegada.
Apretó los puños y se intentó acercar un poco más; no era que su disimulo fuera bueno, pero esperaba por todos los shinobis famosos que conocía que él no la viese, ya que resultaría gracioso que alguien te espiara de esa manera, sobre todo una desconocida que parece que te está acosando. Pero la suerte no estaba de su parte, y por caprichos de su tan querido destino acabó tropezándose con una rama que sobresalía del suelo que en esos momentos se disponía a cruzar, acabando con la mitad del cuerpo fuera de su escondite.
-Ay... Mi cabeza... - Atinó a decir mientras se llevaba la siniestra hacia su cabeza, sin caer todavía en la consecuencia de que, quizás, y solo quizás, el chico había descubierto sus maquiavélicos planes.
En verdad seguía hecha un lío, pero bueno, no pasaba nada, ¡ella estaba feliz por ese entonces! Solo esperaba que le durase un poco, al menos hasta el principio de la segunda ronda. Y por Shiona-sama, esperaba que no le tocase ningún contrincante procedente de la misma villa que ella, porque si se daba el caso, ella misma acabaría por suicidarse en el Valle del Fin... Aunque tampoco había estado allí nunca, pero bueno, era un sitio alto.
''Creo que debería dejar de divagar tanto... Además, con todo el rollo, tengo un hambre horrible'' Se recordó mentalmente, ya que al final no había probado bocado y su estómago comenzaba a requerir atención.
Sin embargo, a todavía un buen trecho de su destino escuchó una voz, una voz que conocía pero no sabía de qué y sonrió al pensar que podía ser algún amigo, pero...
-¡Estoy más perdido que un Uzureño en combate!
Frunció el ceño ante tal ofensa para su kage, para su villa, y sobre todo para ella misma. ¿Quién se creía? ¡Los Uzureños no se pierden en los combates! Si eso los combates se pierden en los Uzureños... No espera, eso no era así, bueno, el caso, que los Uzureños eran buenos luchadores. Eri se escondió entre los árboles y se fue acercando lentamente hacia el dueño de la conocida voz, y cuando estuvo lo suficientemente cerca, pudo observarlo de manera detenida: un chico de estatura media, con el cabello recogido en un moño, y portador de un yukata. ''Yo... Yo le conozco de algo... Pero ahora no caigo, jopetas... ¡Qué rabia!'' La joven kunoichi mordió su labio inferior, claramente molesta por su frustración recién llegada.
Apretó los puños y se intentó acercar un poco más; no era que su disimulo fuera bueno, pero esperaba por todos los shinobis famosos que conocía que él no la viese, ya que resultaría gracioso que alguien te espiara de esa manera, sobre todo una desconocida que parece que te está acosando. Pero la suerte no estaba de su parte, y por caprichos de su tan querido destino acabó tropezándose con una rama que sobresalía del suelo que en esos momentos se disponía a cruzar, acabando con la mitad del cuerpo fuera de su escondite.
-Ay... Mi cabeza... - Atinó a decir mientras se llevaba la siniestra hacia su cabeza, sin caer todavía en la consecuencia de que, quizás, y solo quizás, el chico había descubierto sus maquiavélicos planes.
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)