19/04/2016, 03:35
Al fin, pensó Datsue, al oír el dulce chirrido de la puerta al cerrarse. La oscuridad se hizo más profunda, pues ahora la única luz que existía provenía de la luna, que se colaba por la ventana e iluminaba una pequeña área cuadrada de la pared de en frente.
—Ese es el de Amegakure que te dije… —le informó Noemi. Algo que Datsue ya se había imaginado.
El Uchiha se acomodó en la cama, poniéndose boca arriba, mientras adivinaba por los gestos y movimientos que Noemi realizaba que se estaba quitando el resto de la ropa. Entonces, repentinamente, sintió el cálido abrazo de la kunoichi, que lo atrajo hacia ella y le estrujó contra sus blandos y enormes pechos.
Por supuesto, el Uchiha se dejó hacer. ¿Incómodo? Quizá. Mientras siguiese sintiendo aquella gloriosa sensación en el brazo izquierdo, que era el que contactaba directamente con los atributos de Noemi, poco le importaba. De hecho, aquel júbilo y éxtasis fue extendiéndose a lo largo de su cuerpo… Oh, mierda… La parte de la manta que cubría su cadera empezó a elevarse lentamente, como un volcán en plena erupción. Mierda. Mierda, mierda, mierda. ¡Mierda! ¿Y ahora qué? A ver, tranquilo. Está todo a oscuras, no tiene porqué darse cuenta. Eso, tranquilo… Relájate.
—Molesto es poco… ¿Verdad...?
—¿Hmm…? —Por un momento, Datsue creyó que se estaba refiriendo a otra cosa. Suspiró, aliviado, al comprender que seguía hablando del shinobi de Amegakure—. Molesto e inoportuno, en eso estamos de acuerdo.
El Uchiha permanecía inmóvil, pese a que su corazón latía con desenfreno bombeando la lujuria que embargaba todo su ser. Se había prometido hacerse el duro con Noemi. Se había prometido no caer en sus encantos hacía tan sólo unos minutos… Pero ahora que la tenía pegado a él, esa promesa parecía hasta ridícula.
—Oye, Noemi —dijo Datsue, señalando con la mano que tenía libre una de sus mejillas—. ¿No vas a darme un beso de buenas noches? —preguntó, como si la sola idea de no hacerlo le pareciese una falta de educación.
—Ese es el de Amegakure que te dije… —le informó Noemi. Algo que Datsue ya se había imaginado.
El Uchiha se acomodó en la cama, poniéndose boca arriba, mientras adivinaba por los gestos y movimientos que Noemi realizaba que se estaba quitando el resto de la ropa. Entonces, repentinamente, sintió el cálido abrazo de la kunoichi, que lo atrajo hacia ella y le estrujó contra sus blandos y enormes pechos.
Por supuesto, el Uchiha se dejó hacer. ¿Incómodo? Quizá. Mientras siguiese sintiendo aquella gloriosa sensación en el brazo izquierdo, que era el que contactaba directamente con los atributos de Noemi, poco le importaba. De hecho, aquel júbilo y éxtasis fue extendiéndose a lo largo de su cuerpo… Oh, mierda… La parte de la manta que cubría su cadera empezó a elevarse lentamente, como un volcán en plena erupción. Mierda. Mierda, mierda, mierda. ¡Mierda! ¿Y ahora qué? A ver, tranquilo. Está todo a oscuras, no tiene porqué darse cuenta. Eso, tranquilo… Relájate.
—Molesto es poco… ¿Verdad...?
—¿Hmm…? —Por un momento, Datsue creyó que se estaba refiriendo a otra cosa. Suspiró, aliviado, al comprender que seguía hablando del shinobi de Amegakure—. Molesto e inoportuno, en eso estamos de acuerdo.
El Uchiha permanecía inmóvil, pese a que su corazón latía con desenfreno bombeando la lujuria que embargaba todo su ser. Se había prometido hacerse el duro con Noemi. Se había prometido no caer en sus encantos hacía tan sólo unos minutos… Pero ahora que la tenía pegado a él, esa promesa parecía hasta ridícula.
—Oye, Noemi —dijo Datsue, señalando con la mano que tenía libre una de sus mejillas—. ¿No vas a darme un beso de buenas noches? —preguntó, como si la sola idea de no hacerlo le pareciese una falta de educación.
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado