19/04/2016, 13:28
Ingresaron al restaurante uno atrás del otro, y como si fuese cuando una persona encuentra una pelicula vieja que había visto hace mucho en la televisión, Mogura notó algunas cuantas cosas que seguían en su lugar a pesar del tiempo que había pasado. No pudo evitar sonreír ante algo tan simple como eso.
¡Bienvenidos, adelante por favor!
Exclamó enérgica la empleada del lugar en contestación a la petición de Katomi. Al ver al shinobi llevar el abrigo bajo el brazo se apresuró hasta él.
Permitame hacerme cargo de su sobretodo.
Hizo una leve reverencia en señal de respeto para luego estirar las manos, algo que lejos de tomarlo por sorpresa le hizo delinear un poco mas su sonrisa.
Si, muchas gracias.
Contestó entregándole su prenda de vestir. Siguió a la kunoichi hasta la mesa, la cual parecía un poco chica para la cantidad de sillas que tenia presentada.
La decoración era realmente tranquila, el detalle de la historia de la aldea seguía ahí como las veces anteriores que había podido visitar el negocio, el interior en si casi que podía contrastar un poco con la fachada del lugar. Aun así uno no podía quejarse, realmente el sitio era lindo y se sentía acogedor.
Me alegro de que te guste, Kato.
Dijo, alegre. Se adelantó un par de pasos hasta una de las sillas, llevándola un poco hacía atrás, lo suficiente como para que una persona pueda sentarse de forma cómoda, y acto seguido le ofreció el asiento a su compañera de critica gastronómica.
El lugar no ha cambiado casi en nada según lo recuerdo, es como hacer un viaje en el tiempo jajaja.
Comentó mientras tomaba asiento en el lado opuesto de la mesa, quedando de frente a su amiga. Una vez los dos estuviesen sentados, la mesera que habría regresado de colgar el abrigo de Mogura, traería dos cartas que se presentarían como el menú.
Cuando tengan listos sus pedidos volveré para tomarlos.
Les dijo con una cálida sonrisa, acompañando el hospitalario ambiente que ofrecía la Casa Mogamigawa.
¡Bienvenidos, adelante por favor!
Exclamó enérgica la empleada del lugar en contestación a la petición de Katomi. Al ver al shinobi llevar el abrigo bajo el brazo se apresuró hasta él.
Permitame hacerme cargo de su sobretodo.
Hizo una leve reverencia en señal de respeto para luego estirar las manos, algo que lejos de tomarlo por sorpresa le hizo delinear un poco mas su sonrisa.
Si, muchas gracias.
Contestó entregándole su prenda de vestir. Siguió a la kunoichi hasta la mesa, la cual parecía un poco chica para la cantidad de sillas que tenia presentada.
La decoración era realmente tranquila, el detalle de la historia de la aldea seguía ahí como las veces anteriores que había podido visitar el negocio, el interior en si casi que podía contrastar un poco con la fachada del lugar. Aun así uno no podía quejarse, realmente el sitio era lindo y se sentía acogedor.
Me alegro de que te guste, Kato.
Dijo, alegre. Se adelantó un par de pasos hasta una de las sillas, llevándola un poco hacía atrás, lo suficiente como para que una persona pueda sentarse de forma cómoda, y acto seguido le ofreció el asiento a su compañera de critica gastronómica.
El lugar no ha cambiado casi en nada según lo recuerdo, es como hacer un viaje en el tiempo jajaja.
Comentó mientras tomaba asiento en el lado opuesto de la mesa, quedando de frente a su amiga. Una vez los dos estuviesen sentados, la mesera que habría regresado de colgar el abrigo de Mogura, traería dos cartas que se presentarían como el menú.
Cuando tengan listos sus pedidos volveré para tomarlos.
Les dijo con una cálida sonrisa, acompañando el hospitalario ambiente que ofrecía la Casa Mogamigawa.