14/05/2015, 15:43
En efecto, aquellos bramidos hubiesen despertado un oso en plena hibernación. De hecho más le valía a Kota levantarse y por lo rápido en que Seiyo volvió a bajar debió ser así. El patriarca esperó a que el peliblanco bajase a la cocina, me diese una palmadita en la espalda a modo de saludo y se abrazase a mamá para ver como luego pasaba de su cara antes de poder partir y prepararlo todo para el gran día, en ocasiones pensaba que era más importante para él que para nosotros.
-En medio hora os quiero en los dojos, ya sabéis donde es. Ni se os ocurra llegar tarde, no en un día como hoy-
-Vale, vale- respondí prácticamente sin demostrar ánimo alguno *Piérdete de una buena vez*
Y así fue, Uchiha Seiyo abandonó la cosa con su túnica negra puesta y con una gran sonrisa en el rostro nada más pisó la calle. Suspiré aliviad en cuanto se largó y di un mordisco a aquel bollo de chocolate para acabar escuchando la pregunta de Kota. Sabía que no lo hizo para chinchar, solo era una de sus bromitas pero no me detuve y seguí masticando, creando un silencio algo incómodo mientras mamá fregaba algún que otro plato.
-Verás, abuelito, me he esforzado bastante, pero algo me dice que los nervios me afectarán ¿Cómo llevas tu lo de trepar parades? ¿Has dejado de caerte?- respondí con otra pregunta picante, por supuesto. -Pero seguro que gracias a los medallones nos sale todo a pedir de boca, ¡Ya lo verás!- agregué guiñandole el ojo y dándole un nuevo mordisco a la madalena.
Cuando estábamos juntos eramos como uña y carne, un dúo inseparable y poderoso Compartíamos un vínculo que sentía que era irrompible y donde no llegase el uno lo haría el otro y aquel día no iba a ser menos. Mientras ambos llevásemos aquellos místicos colgantes todo saldrían bien, fuese lo que fuese que tuviese pensado papá. De todas formas no sería complicado, lo importante para Seiyo era pavonearse ante su gente de sus hijos así que me decantaba por algo más visual. Pronto sabríamos de qué se trataba.
-Vamos, acaba de una buena vez, tengo curiosidad en saber qué narices tiene en mente padre ¿Qué crees que nos hará hacer?-
Pude sentir la mirada de mamá como se clavaba en sus dos hijos. Sin duda ella sabía a que nos íbamos a enfrentar.
-En medio hora os quiero en los dojos, ya sabéis donde es. Ni se os ocurra llegar tarde, no en un día como hoy-
-Vale, vale- respondí prácticamente sin demostrar ánimo alguno *Piérdete de una buena vez*
Y así fue, Uchiha Seiyo abandonó la cosa con su túnica negra puesta y con una gran sonrisa en el rostro nada más pisó la calle. Suspiré aliviad en cuanto se largó y di un mordisco a aquel bollo de chocolate para acabar escuchando la pregunta de Kota. Sabía que no lo hizo para chinchar, solo era una de sus bromitas pero no me detuve y seguí masticando, creando un silencio algo incómodo mientras mamá fregaba algún que otro plato.
-Verás, abuelito, me he esforzado bastante, pero algo me dice que los nervios me afectarán ¿Cómo llevas tu lo de trepar parades? ¿Has dejado de caerte?- respondí con otra pregunta picante, por supuesto. -Pero seguro que gracias a los medallones nos sale todo a pedir de boca, ¡Ya lo verás!- agregué guiñandole el ojo y dándole un nuevo mordisco a la madalena.
Cuando estábamos juntos eramos como uña y carne, un dúo inseparable y poderoso Compartíamos un vínculo que sentía que era irrompible y donde no llegase el uno lo haría el otro y aquel día no iba a ser menos. Mientras ambos llevásemos aquellos místicos colgantes todo saldrían bien, fuese lo que fuese que tuviese pensado papá. De todas formas no sería complicado, lo importante para Seiyo era pavonearse ante su gente de sus hijos así que me decantaba por algo más visual. Pronto sabríamos de qué se trataba.
-Vamos, acaba de una buena vez, tengo curiosidad en saber qué narices tiene en mente padre ¿Qué crees que nos hará hacer?-
Pude sentir la mirada de mamá como se clavaba en sus dos hijos. Sin duda ella sabía a que nos íbamos a enfrentar.
Narro ~ Hablo ~ Pienso ~ Kumopansa