23/04/2016, 02:42
—Es decir, lo que me está diciendo es que vale la pena sacrificar algo de fuerza a cambio de ganar control, ¿no es así?
El anciano asintió satisfecho pues el chico parecía finalmente haber comprendido que era lo que pretendía que aprendiese. El chico volvió a situarse frente al hombre de madera y repitió el ejercicio de nuevo, tratando de priorizar la precisión sobre el resto. El muchacho de las rastas terminó su nuevo ejercicio antes de volverse hacia el Sr Cheng
—No sé si lo termino de comprender del todo... Pero, ¿esto último se acerca más a lo que quiere decir, Señor Cheng?
—Así es muchacho— comenzó el anciano con calma —Cre oque si te lo muestro te quedará bastante más claro, ¿Puede ayudarme señorita?— solicitó el anciano con un gesto de su mano que la chica se levantase
—Si— la chica se levantó sin protestar, aunque no le apetecía demasiado librarse de su té que estaba a medio acabar
—¿Puedes mostrarnos tu postura inicial?— pidió el anciano con calma, antes de darle otro sorbo a su té
Mitsuki que ya se había incorporado, se separó un poco del rebate donde estaba sentada. Quedando justo frente a Rico. Siguiendo la indicación del maestro, la chica adoptó la postura clásica del juken. Brazo izquierdo extendido, con la palma expuesta hacia el oponente, pierna izquierda adelantada, brazo derecho con la palma extendida pegada al torso y pierna derecha ligeramente retrasada, otorgandole un punto de apoyo claro y cubierto por la postura.
—Esa es la postura clásica de los Hyuga, es una de mis favoritas aunque me temo que para los que no pertenecemos al clan no nos sería muy útil— comenzó a explicar el anciano maestro —Pero me sirve para explicarte lo que quiero decir, tanto su estilo como el mío se basa en convinar la denfensa con el ataque. No existen los movimientos defensivos, pues una defensa puede convertirse en un ataque y viceversa— el anciano se levantó dejando su té a un lado y avanzó unos pasos hasta quedar en paralelo con la joven —Encarame— ordenó el anciano
La peliblanca obedeció movimiento primero su pierna izquierda y tras ella todo el cuerpo al unísono, sin perder en ningún momento la estabilidad
—Iré despacio, quiero que vea lo que le he explicado. Ataco yo, tú defiendes— la Hyuga asintió firmemente, aunque lamentaba no haber recogido las mangas de su kimono. Se encontraba un poco incómoda en aquel momento.
El viejo se posicionó frente a Mitsuki y lanzó su brazo derecho casi a camara lenta, marcando el movimiento para que fuese defendible y observable. El puñetazo salió desde su cintura y se dirigía directamente al rostro de la peliblanca. Desde su postura, la joven dio un pequeño paso al frente elevando su brazo izquierdo con suavidad para desviar el golpe del anciano hacia el exterior, sacándolo de su ruta. Mientras el brazo avanzaba, la de Kusabi arqueaba mano hacia la izquierda y atrás para con un giro convertir el desvió en un agarra y con un nuevo movimiento lanzar su palma derecha en dirección al torso del anciano mientras con la mano izquierda impedía la libre reacción de su oponente. La chia detuvo la palma a unos centimetres del vientre del maestro, ligeramente por lo alto, justo sobre el diafragma
—No esta nada mal para ser una novata— alavó el anciano antes de que ambos volviesen a recuperar la verticalidad y cerrar la demostración con una pequeña reverencia —Eso es a lo que me refiero, defensa y ataque en uno, el brazo izquierdo defendía a la vez que iniciaba el contraataque, sus pesos bien asentados, proyectados hacia el oponente. Y todo nace de una postura ideada para ese tipo de combate. Lo que quiero decir es que no solo necesitas ser fuerte y rápido, si no tener tu propio estilo, uno en el que te sientas cómodo peleando y que te permita ser flexible a la hora de afrontar un combate— explicó el anciano con calma mientras volvía a su asiento para recuperar su té
El anciano asintió satisfecho pues el chico parecía finalmente haber comprendido que era lo que pretendía que aprendiese. El chico volvió a situarse frente al hombre de madera y repitió el ejercicio de nuevo, tratando de priorizar la precisión sobre el resto. El muchacho de las rastas terminó su nuevo ejercicio antes de volverse hacia el Sr Cheng
—No sé si lo termino de comprender del todo... Pero, ¿esto último se acerca más a lo que quiere decir, Señor Cheng?
—Así es muchacho— comenzó el anciano con calma —Cre oque si te lo muestro te quedará bastante más claro, ¿Puede ayudarme señorita?— solicitó el anciano con un gesto de su mano que la chica se levantase
—Si— la chica se levantó sin protestar, aunque no le apetecía demasiado librarse de su té que estaba a medio acabar
—¿Puedes mostrarnos tu postura inicial?— pidió el anciano con calma, antes de darle otro sorbo a su té
Mitsuki que ya se había incorporado, se separó un poco del rebate donde estaba sentada. Quedando justo frente a Rico. Siguiendo la indicación del maestro, la chica adoptó la postura clásica del juken. Brazo izquierdo extendido, con la palma expuesta hacia el oponente, pierna izquierda adelantada, brazo derecho con la palma extendida pegada al torso y pierna derecha ligeramente retrasada, otorgandole un punto de apoyo claro y cubierto por la postura.
—Esa es la postura clásica de los Hyuga, es una de mis favoritas aunque me temo que para los que no pertenecemos al clan no nos sería muy útil— comenzó a explicar el anciano maestro —Pero me sirve para explicarte lo que quiero decir, tanto su estilo como el mío se basa en convinar la denfensa con el ataque. No existen los movimientos defensivos, pues una defensa puede convertirse en un ataque y viceversa— el anciano se levantó dejando su té a un lado y avanzó unos pasos hasta quedar en paralelo con la joven —Encarame— ordenó el anciano
La peliblanca obedeció movimiento primero su pierna izquierda y tras ella todo el cuerpo al unísono, sin perder en ningún momento la estabilidad
—Iré despacio, quiero que vea lo que le he explicado. Ataco yo, tú defiendes— la Hyuga asintió firmemente, aunque lamentaba no haber recogido las mangas de su kimono. Se encontraba un poco incómoda en aquel momento.
El viejo se posicionó frente a Mitsuki y lanzó su brazo derecho casi a camara lenta, marcando el movimiento para que fuese defendible y observable. El puñetazo salió desde su cintura y se dirigía directamente al rostro de la peliblanca. Desde su postura, la joven dio un pequeño paso al frente elevando su brazo izquierdo con suavidad para desviar el golpe del anciano hacia el exterior, sacándolo de su ruta. Mientras el brazo avanzaba, la de Kusabi arqueaba mano hacia la izquierda y atrás para con un giro convertir el desvió en un agarra y con un nuevo movimiento lanzar su palma derecha en dirección al torso del anciano mientras con la mano izquierda impedía la libre reacción de su oponente. La chia detuvo la palma a unos centimetres del vientre del maestro, ligeramente por lo alto, justo sobre el diafragma
—No esta nada mal para ser una novata— alavó el anciano antes de que ambos volviesen a recuperar la verticalidad y cerrar la demostración con una pequeña reverencia —Eso es a lo que me refiero, defensa y ataque en uno, el brazo izquierdo defendía a la vez que iniciaba el contraataque, sus pesos bien asentados, proyectados hacia el oponente. Y todo nace de una postura ideada para ese tipo de combate. Lo que quiero decir es que no solo necesitas ser fuerte y rápido, si no tener tu propio estilo, uno en el que te sientas cómodo peleando y que te permita ser flexible a la hora de afrontar un combate— explicó el anciano con calma mientras volvía a su asiento para recuperar su té