24/04/2016, 03:02
(Última modificación: 24/04/2016, 04:24 por Manase Mogura.
Razón: 10.000
)
El acto seguía, ninguno de los dos parecía tener intenciones de cortar con la actuación, incluso Len parecía llevar al limite sus actitudes como actor.
El rostro creo que lo tiene a fin de cuentas...
Pensaba Mogura mientras veía la forma de actuar del chico de pelo blanco. No estaba seguro de como seguir con esa situación, qué era lo que tendría que decir en ese instante, la mente se le estaba secando a causa de la incomodidad que sentía en aquella situación.
Creo que es momento de frenar esto...
Sin embargo, había llegado el momento de que el príncipe azul de aquella doncella en apuros se presentara. Una figura que oportunamente había llegado a colocarse frente a la puerta de ingreso de aquella habitación llegó a escuchar gran parte de la conversación, la justa y necesaria para que se lograra mal interpretar todo.
La puerta se abrió para permitirle ingresar, un revuelto cabello que dejaba ver algunas canas y una barba de unos días le daban a aquella mirada de ojos cafés, que se posaban sobre Len, un aire de madurez que contrastaba con la escena de los dos muchachos. Se quitó su capa, un poco mojada por la lluvia propia del lugar, para revelar un chaleco ninja, unos portaobjetos a los lados de su cintura y una bandana de Amegakure.
Al verlo al chico sus ojos brillaron ligeramente, fue entonces que dio su aporte al espectáculo.
No temas por los tiempos que vendrán pues yo estaré a tu lado para ayudarte.
Exclamó con un tono grave para luego dar un salto y queda a unos pasos de los genin. Se inclino para colocar una de sus manos sobre el hombro del peliblanco.
Juntos lograremos que todo salga bien. Tomaré el lugar de ese cobarde y mal viviente, ya no lo necesitas. Si nos mantenemos juntos no habrá nada que no podamos hacer... ¿qué me dices, lindura?
Mogura no tenía palabras para la situación que estaba presenciando, se limitó a quedarse en silencio esperando quizás que su princesa azul llegará por la puerta para salvarlo a él.
El rostro creo que lo tiene a fin de cuentas...
Pensaba Mogura mientras veía la forma de actuar del chico de pelo blanco. No estaba seguro de como seguir con esa situación, qué era lo que tendría que decir en ese instante, la mente se le estaba secando a causa de la incomodidad que sentía en aquella situación.
Creo que es momento de frenar esto...
Sin embargo, había llegado el momento de que el príncipe azul de aquella doncella en apuros se presentara. Una figura que oportunamente había llegado a colocarse frente a la puerta de ingreso de aquella habitación llegó a escuchar gran parte de la conversación, la justa y necesaria para que se lograra mal interpretar todo.
La puerta se abrió para permitirle ingresar, un revuelto cabello que dejaba ver algunas canas y una barba de unos días le daban a aquella mirada de ojos cafés, que se posaban sobre Len, un aire de madurez que contrastaba con la escena de los dos muchachos. Se quitó su capa, un poco mojada por la lluvia propia del lugar, para revelar un chaleco ninja, unos portaobjetos a los lados de su cintura y una bandana de Amegakure.
Al verlo al chico sus ojos brillaron ligeramente, fue entonces que dio su aporte al espectáculo.
No temas por los tiempos que vendrán pues yo estaré a tu lado para ayudarte.
Exclamó con un tono grave para luego dar un salto y queda a unos pasos de los genin. Se inclino para colocar una de sus manos sobre el hombro del peliblanco.
Juntos lograremos que todo salga bien. Tomaré el lugar de ese cobarde y mal viviente, ya no lo necesitas. Si nos mantenemos juntos no habrá nada que no podamos hacer... ¿qué me dices, lindura?
Mogura no tenía palabras para la situación que estaba presenciando, se limitó a quedarse en silencio esperando quizás que su princesa azul llegará por la puerta para salvarlo a él.