Si pudiesen quejarse de algo, sin duda la hospitalidad y servicio no iban a ser parte de esa queja, imposible. Les habían atendido de forma rápida y eficiente, sin perder en ningún momento el respeto que se tiene hacia un desconocido o poco frecuente cliente. Quizás un trato mas cercano tampoco iba a dejarles en mal lugar, pero éste trato tampoco dejaba que desear. Se habían fijado hasta en el detalle de que el chico quería desprenderse del abrigo, e inmediatamente se lo recogieron.
Mogura afirmó que el lugar apenas había cambiado a lo largo de la historia, que lo recordaba casi igual desde su infancia. También pareció contento ante el comentario de Katomi a cerca de que el lugar tenía buena pinta. Cordialmente, retiró una de las sillas para dar asiento a la peliblanco. La chica sonrió e hizo una mas que leve reverencia, tras ello tomó el asiento ofertado. Un asiento realmente cómodo, demasiado quizás para un simple comensal.
« Bueno, quizás buscan ante todo la comodidad del cliente. »
Entre tanto, la tendera regresó sin perder tiempo alguno. Con ella trajo una cartas bien elaboradas y decoradas, cartas que reflejaban el menú del que disponía el restaurante. La kunoichi alzó la mano para atrapar una de las dos cartas que trajo, y Mogura tomaría la sobrante. Conforme los chicos la tomaban, la camarera dejó entrever que se marcharía para darles tiempo a meditar qué iban a tomar, y cuando lo supiesen regresaría.
—Muchas gracias.
Dicho y hecho, en cuanto hubieron tomado las cartas, la muchacha tomó distancias, seguramente buscando a otros comensales que pudiesen necesitar de su servicio. Realmente esperando al borde de la mesa solo hubiese conseguido ponerles nervioso y obligarlos a una decisión prematura.
Sin pausa pero sin prisa, la chica comenzó a ojear la carta, aunque ya tenía en mente una ligera idea de lo que quería. Comida tras comida, la chica le echó un vistazo a toda la carta en general, aunque no pudo evitar que llamasen su atención unos fideos tipo ramen que llevaban varios tipos de carne y verdura. Sin duda, esa podía ser la opción mas probable.
—Yo creo que ya sé que tomaré. El plato número 12 parece bastante genialoso.— Anunció, labrando hasta una palabra de su propia cosecha.
Mogura afirmó que el lugar apenas había cambiado a lo largo de la historia, que lo recordaba casi igual desde su infancia. También pareció contento ante el comentario de Katomi a cerca de que el lugar tenía buena pinta. Cordialmente, retiró una de las sillas para dar asiento a la peliblanco. La chica sonrió e hizo una mas que leve reverencia, tras ello tomó el asiento ofertado. Un asiento realmente cómodo, demasiado quizás para un simple comensal.
« Bueno, quizás buscan ante todo la comodidad del cliente. »
Entre tanto, la tendera regresó sin perder tiempo alguno. Con ella trajo una cartas bien elaboradas y decoradas, cartas que reflejaban el menú del que disponía el restaurante. La kunoichi alzó la mano para atrapar una de las dos cartas que trajo, y Mogura tomaría la sobrante. Conforme los chicos la tomaban, la camarera dejó entrever que se marcharía para darles tiempo a meditar qué iban a tomar, y cuando lo supiesen regresaría.
—Muchas gracias.
Dicho y hecho, en cuanto hubieron tomado las cartas, la muchacha tomó distancias, seguramente buscando a otros comensales que pudiesen necesitar de su servicio. Realmente esperando al borde de la mesa solo hubiese conseguido ponerles nervioso y obligarlos a una decisión prematura.
Sin pausa pero sin prisa, la chica comenzó a ojear la carta, aunque ya tenía en mente una ligera idea de lo que quería. Comida tras comida, la chica le echó un vistazo a toda la carta en general, aunque no pudo evitar que llamasen su atención unos fideos tipo ramen que llevaban varios tipos de carne y verdura. Sin duda, esa podía ser la opción mas probable.
—Yo creo que ya sé que tomaré. El plato número 12 parece bastante genialoso.— Anunció, labrando hasta una palabra de su propia cosecha.