25/04/2016, 22:55
En tenues palabras el chico rompió el leve silencio. Pensaba en voz alta lo que seguramente ambos tenían en mente, tan solo expresó na realidad. No lo confirmó así la kunoichi, pero pensaba exactamente lo mismo. Por suerte, había visto rápidamente un plato que se amoldaba a sus gustos, y tuvo una fácil decisión.
No tardó demasiado en elegir su plato el joven, uno de dos puestos hacia abajo en la misma carta. En éste caso, su plato no tenía verduras, casi parecía un guiso de carnes y fideos. No tenía mala pinta, para nada, aunque la chica siempre había sido de ser equitativa entre verduras y carne.
—El que has pedido tampoco tiene mala pinta.
Tras tomar nota de los platos que iban a elegir, el comensal varón llegó a una encrucijada, la bebida. ¿Qué iban a tomar en acompañamiento a esos manjares? No tardó en preguntar a la chica si compartían algo de beber. La chica se llevó la diestra hacia el mentón, y dejó caer levemente la carta mientras se frotaba la parte baja de la mandíbula, casi como a petición a algún tipo de genio a que acudiese a ella. Lástima que el destino no sea tan sencillo y siempre ponga trabas, como la de no darle un maldito genio a la chica.
—Si... podríamos tomar té verde, si te parece bien. Creo que un refresco tapa demasiado el sabor de la comida... el agua, no mola... y no tomo alcohol, así que otras opciones... quedan pocas. ¿Qué opinas tu?
Puesta a decidir, no llegó a matizar la elección, pero sí que dejó bien clara sus preferencias. Al menos le había dejado al chico un voto para poder elegir.
No tardó demasiado en elegir su plato el joven, uno de dos puestos hacia abajo en la misma carta. En éste caso, su plato no tenía verduras, casi parecía un guiso de carnes y fideos. No tenía mala pinta, para nada, aunque la chica siempre había sido de ser equitativa entre verduras y carne.
—El que has pedido tampoco tiene mala pinta.
Tras tomar nota de los platos que iban a elegir, el comensal varón llegó a una encrucijada, la bebida. ¿Qué iban a tomar en acompañamiento a esos manjares? No tardó en preguntar a la chica si compartían algo de beber. La chica se llevó la diestra hacia el mentón, y dejó caer levemente la carta mientras se frotaba la parte baja de la mandíbula, casi como a petición a algún tipo de genio a que acudiese a ella. Lástima que el destino no sea tan sencillo y siempre ponga trabas, como la de no darle un maldito genio a la chica.
—Si... podríamos tomar té verde, si te parece bien. Creo que un refresco tapa demasiado el sabor de la comida... el agua, no mola... y no tomo alcohol, así que otras opciones... quedan pocas. ¿Qué opinas tu?
Puesta a decidir, no llegó a matizar la elección, pero sí que dejó bien clara sus preferencias. Al menos le había dejado al chico un voto para poder elegir.