27/04/2016, 15:26
Kazuma estuvo de acuerdo con lo que Juro dijo, aunque sin demasiado entusiasmo. El joven desconocía lo que su contrincante había podido hacerle en la primera ronda, pero por lo que cuentan - un solo puñetazo que fue capaz de destruir el suelo del estadio, los dos pilares y de arrojar a la gente fuera de sus asientos por la onda expansiva - tenía suerte de estar vivo.
Tras una pequeña pausa, Juro vio como la conversación se desvanecía. Miro a su hermana, pero esta permanecía callada, alternando miradas entre los invitados que habían aparecido y su hermanito. La guardiana de Kazuma también parecía estar impasiva. Hasta que de pronto, fue Kazuma quien nuevamente rompió el silencio.
Por cierto, abajo hay una especie de plaza para silla de ruedas... ¿Quiere ir y dar un paseo? Digo, para hablar y tomar un poco de aire fresco.
- ¡Sería genial! - exclamó Juro, con ganas de salir de una vez del maldito lugar. Después, como el niño que era, miró a su hermana - ¿Puedo?
Lo cierto es que Juro tenía silla de ruedas. Aunque no le dejaban salir del hospital, para casos de emergencia, siempre se encontraba en una de las esquinas de la habitación. Katsue emitió un largo y profundo suspiro.
- Esta bien... - accedió, pero tras pensarlo mejor, después añadió - Más te vale no intentar hacer nada raro, por muchas ganas que tengas de irte de aquí. Ya sabes lo que pasaría...
- Si, si - contestó Juro, sin prestarle demasiada atención - Ya has oído. Tu mandas ahora.
Katsue carraspeó un poco ante oir semejante cosa, pero no dijo nada. Juro miró también hacia donde se encontraba la guardiana de Kazuma, tan cercana a él. ¿Iría ella también? En ese caso, Katsue también le acompañaría, claro.
Así que Katsue le acercó la silla, mientras Juro hacía un esfuerzo por levantar su magullado cuerpo. Entre los dos, lograron poner a Juro en la silla de ruedas.
Tras una pequeña pausa, Juro vio como la conversación se desvanecía. Miro a su hermana, pero esta permanecía callada, alternando miradas entre los invitados que habían aparecido y su hermanito. La guardiana de Kazuma también parecía estar impasiva. Hasta que de pronto, fue Kazuma quien nuevamente rompió el silencio.
Por cierto, abajo hay una especie de plaza para silla de ruedas... ¿Quiere ir y dar un paseo? Digo, para hablar y tomar un poco de aire fresco.
- ¡Sería genial! - exclamó Juro, con ganas de salir de una vez del maldito lugar. Después, como el niño que era, miró a su hermana - ¿Puedo?
Lo cierto es que Juro tenía silla de ruedas. Aunque no le dejaban salir del hospital, para casos de emergencia, siempre se encontraba en una de las esquinas de la habitación. Katsue emitió un largo y profundo suspiro.
- Esta bien... - accedió, pero tras pensarlo mejor, después añadió - Más te vale no intentar hacer nada raro, por muchas ganas que tengas de irte de aquí. Ya sabes lo que pasaría...
- Si, si - contestó Juro, sin prestarle demasiada atención - Ya has oído. Tu mandas ahora.
Katsue carraspeó un poco ante oir semejante cosa, pero no dijo nada. Juro miró también hacia donde se encontraba la guardiana de Kazuma, tan cercana a él. ¿Iría ella también? En ese caso, Katsue también le acompañaría, claro.
Así que Katsue le acercó la silla, mientras Juro hacía un esfuerzo por levantar su magullado cuerpo. Entre los dos, lograron poner a Juro en la silla de ruedas.