30/04/2016, 22:15
Nada más subirse, pudo ver con alegría como Kazuma ya le estaba esperando en la puerta. Sonrió, mientras se hacía con la silla poco a poco. Al principio, siendo inexperto en el tema le costó, pero acabó consiguiendo manejarse bien a mitad de camino.
Ambos salieron de la sala del hospital. Aunque fuese para toparse con el pasillo blanco que caracterizaba el lugar en el que estaban, Juro se alegró enormemente de estar fuera de su habitación, en la que ya llevaba dos días encerrado. Después de mirar tanto la ventana, algo de aire fresco le vendría bien. Demasiado bien.
Ambos siguieron en su trayecto a Naomi, quien parecía tener ya algún que otro conocimiento previo acerca del lugar y donde ir. Su hermana Katsue les siguió de cerca, en silencio. Quizá no quería quedarse sola, o se fiaba de Juro, quien sabe.
Pronto, salieron del lugar y atravesaron unos jardines floridos, en los que encontraron un lugar que impresionó al joven ninja.
En mitad de la mezcla de colores, encontraron una amplia plaza con numerosas vías hechas para que transitara gente como ellos. Era un sitio agradable, con una gran fuente y numerosos árboles en flor. Una paz reinaba en el lugar, proveniente de la naturaleza, del a primavera, y del sol que abrasaba el lugar moderadamente. Era muy agradable. Juro inspiró el ambiente, deseoso de quedar con parte de él para el viaje de vuelta a casa.
—¿Qué te parece, Juro? —le preguntó Kazuma, mientras este parecía disfrutar ya del sol que inundaba el pequeño paisaje.
— Es increíble, mucho mejor de lo que dijiste sobre él — admitió, echando un vistazo alrededor — ¿Vienes aquí a menudo desde que te hospitalizaron? Parece un buen sitio para meditar.
Juro se acercó al sol y se relajó un poco, imitando a su compañero. Sabía que Kazuma tenía cierta afinidad con ese tipo de cosas espirituales, y le vino a la cabeza esa idea, que no pensó demasiado bien. Se vio tentado de cerrar los ojos, pero aguantó, admirando un poco más los árboles florecientes…
Ambos salieron de la sala del hospital. Aunque fuese para toparse con el pasillo blanco que caracterizaba el lugar en el que estaban, Juro se alegró enormemente de estar fuera de su habitación, en la que ya llevaba dos días encerrado. Después de mirar tanto la ventana, algo de aire fresco le vendría bien. Demasiado bien.
Ambos siguieron en su trayecto a Naomi, quien parecía tener ya algún que otro conocimiento previo acerca del lugar y donde ir. Su hermana Katsue les siguió de cerca, en silencio. Quizá no quería quedarse sola, o se fiaba de Juro, quien sabe.
Pronto, salieron del lugar y atravesaron unos jardines floridos, en los que encontraron un lugar que impresionó al joven ninja.
En mitad de la mezcla de colores, encontraron una amplia plaza con numerosas vías hechas para que transitara gente como ellos. Era un sitio agradable, con una gran fuente y numerosos árboles en flor. Una paz reinaba en el lugar, proveniente de la naturaleza, del a primavera, y del sol que abrasaba el lugar moderadamente. Era muy agradable. Juro inspiró el ambiente, deseoso de quedar con parte de él para el viaje de vuelta a casa.
—¿Qué te parece, Juro? —le preguntó Kazuma, mientras este parecía disfrutar ya del sol que inundaba el pequeño paisaje.
— Es increíble, mucho mejor de lo que dijiste sobre él — admitió, echando un vistazo alrededor — ¿Vienes aquí a menudo desde que te hospitalizaron? Parece un buen sitio para meditar.
Juro se acercó al sol y se relajó un poco, imitando a su compañero. Sabía que Kazuma tenía cierta afinidad con ese tipo de cosas espirituales, y le vino a la cabeza esa idea, que no pensó demasiado bien. Se vio tentado de cerrar los ojos, pero aguantó, admirando un poco más los árboles florecientes…