4/05/2016, 19:41
El anciano no escuchaba al joven desde hacia un buen rato, estaba entregado a sus ejercicios de calentamiento. Primero una serie de puños al aire, después otra de patadas altas, saltos y volteretas, alguna que otra flexión con los dedos meñiques y una sola pierna. El viejo se veía pletórico.
Mitsuki miraba la escena tranquilamente mientras tomaba su té, el chico no parecía muy seguro de comenzar pero al final parece que aceptó al darse cuenta de que al Sr Cheng no había nadie que le quitase la ilusión del combate. Así que decidió colocarse en posición de combate, parecía un boxeador pero la chica pudo notar que había cambiado la posición de las piernas por una similar a la que ella había mostrado.
Por su parte el viejo se preparaba tras una nueva serie de patadas altas para colocarse en posición, al bajar la pierna al suelo este se resquebrajo bajo el pie como si estuviese pisando porcelana.
En aquel instante, la de Kusabi, no pudo evitar empezar a preocuparse por el de las rastas. Si al Sr Cheng se le escapaba un mal golpe le podía hacer bastante daño y este, la verdad, es que parecía estar consumido por las ansias de combate.
El anciano dejo caer el peso sobre la pierna izquierda adelantando la derecha, brazo izquierdo extendido y derecho levemente flexionado, las manos imitando la posición de la mantis.
—¡Ataca cuando quieras muchacho!— el viejo movió las manos un poco, como si tratase de animar el combate, con un simple gesto se crujió las muñecas de manera bastante amenazante por no mencionar el sonido que dejaba tras de si los movimientos de sus manos a causa de la velocidad
—Creo que esto es una mala idea...— comento Mitsuki cada vez más preocupada
El anciano ni siquiera la escuchó, seguía haciendo gestos con las manos al chico para que este le atacase
La peliblanca suspiro mientras se encogía de hombros resignada
Mitsuki miraba la escena tranquilamente mientras tomaba su té, el chico no parecía muy seguro de comenzar pero al final parece que aceptó al darse cuenta de que al Sr Cheng no había nadie que le quitase la ilusión del combate. Así que decidió colocarse en posición de combate, parecía un boxeador pero la chica pudo notar que había cambiado la posición de las piernas por una similar a la que ella había mostrado.
Por su parte el viejo se preparaba tras una nueva serie de patadas altas para colocarse en posición, al bajar la pierna al suelo este se resquebrajo bajo el pie como si estuviese pisando porcelana.
En aquel instante, la de Kusabi, no pudo evitar empezar a preocuparse por el de las rastas. Si al Sr Cheng se le escapaba un mal golpe le podía hacer bastante daño y este, la verdad, es que parecía estar consumido por las ansias de combate.
El anciano dejo caer el peso sobre la pierna izquierda adelantando la derecha, brazo izquierdo extendido y derecho levemente flexionado, las manos imitando la posición de la mantis.
—¡Ataca cuando quieras muchacho!— el viejo movió las manos un poco, como si tratase de animar el combate, con un simple gesto se crujió las muñecas de manera bastante amenazante por no mencionar el sonido que dejaba tras de si los movimientos de sus manos a causa de la velocidad
—Creo que esto es una mala idea...— comento Mitsuki cada vez más preocupada
El anciano ni siquiera la escuchó, seguía haciendo gestos con las manos al chico para que este le atacase
La peliblanca suspiro mientras se encogía de hombros resignada