5/05/2016, 17:56
El chico rubio ya llevaba unos días en la ciudad, por lo que la conocía mas o menos bien, al menos toda la zona en la que se movía, pues al no para de hacer recados para su maestro no le quedaba otra que ir aprendiendo las rutas por las que pasaba, para así no tener que preguntar al dos por tres donde estaba o hacia donde tenia que ir. Pese a estar allí unos días aun no había empezado a entrenar, por lo que, cuando no debía de hacer ningún recado para Shu-sensei, se dedicaba a correr por las calles, hacer flexiones, o cualquier cosa que se le ocurriese en ese momento y que le pudiese venir bien para quemar toda esa energía que tenia dentro.
El día de hoy había tenido suerte, no debía hacerle ninguna especie de favor a su maestro, ni llevarle la comida, ni comprar medicinas, ni siquiera tenia que prepararle el desayuno, por el hecho de que había salido mas temprano que el a indagar algo por la ciudad, algo que aun no le había dicho y que seguramente nunca le diría. Al encontrarse solo, el joven decidió que desayunaría y justo después saldría a dar una vuelta por la ciudad. Dicho y hecho, nada mas acabar su desayuno el joven salio a pasear por la ciudad, con el único objetivo de encontrar un dojo y poder practicar con ellos, estaba seguro de que llevaba el suficiente dinero para permitirse al menos una clase, así que no le vendría mar conocer algún estilo de artes marciales distinto al que le enseñaba su maestro.
Tras andar durante un buen rato, el joven aprendiz escucho unos gritos que provenían de una calle cercana, al escucharlos decidió acercarse y pudo observar como había dos ninjas, un pegando gritos y el otro, al cual le gritaban, por algo, al parecer eran maestro y alumno o algo así, nada mas verlos al chico le pico la curiosidad de saber de donde eran, por lo que camino entre la gente de aquella calle, siguiéndoles, durante un rato, aunque finalmente se aburrió de aquello y al notar que su estomago le pedía comida, decidió ir a comer y pasa de aquellos dos ninjas, que seguramente irían hacia los dojos o algo así.
Justo después de comer el chico decidió volver al hostal donde se hospedaba con su maestro, para saber si su maestro había vuelto, aunque al andar entre las calles pudo observar al chico que había visto antes, al que le estaban gritando en la calle, solo que esta vez sin aquel otro hombre al que le faltaba un ojo. El joven parecía perdido y estar diciendo algo, por lo que Rin se acerco tranquilamente hacia el chico, de frente y sonriendo, siendo bastante evidente que iba en su dirección, al quedarse cerca de el comenzó a hablar:
-Oye...¿estas bien? Parece que no te aclares mucho...-Comento Rin sin borrar aquella sonrisa de su rostro.
El día de hoy había tenido suerte, no debía hacerle ninguna especie de favor a su maestro, ni llevarle la comida, ni comprar medicinas, ni siquiera tenia que prepararle el desayuno, por el hecho de que había salido mas temprano que el a indagar algo por la ciudad, algo que aun no le había dicho y que seguramente nunca le diría. Al encontrarse solo, el joven decidió que desayunaría y justo después saldría a dar una vuelta por la ciudad. Dicho y hecho, nada mas acabar su desayuno el joven salio a pasear por la ciudad, con el único objetivo de encontrar un dojo y poder practicar con ellos, estaba seguro de que llevaba el suficiente dinero para permitirse al menos una clase, así que no le vendría mar conocer algún estilo de artes marciales distinto al que le enseñaba su maestro.
Tras andar durante un buen rato, el joven aprendiz escucho unos gritos que provenían de una calle cercana, al escucharlos decidió acercarse y pudo observar como había dos ninjas, un pegando gritos y el otro, al cual le gritaban, por algo, al parecer eran maestro y alumno o algo así, nada mas verlos al chico le pico la curiosidad de saber de donde eran, por lo que camino entre la gente de aquella calle, siguiéndoles, durante un rato, aunque finalmente se aburrió de aquello y al notar que su estomago le pedía comida, decidió ir a comer y pasa de aquellos dos ninjas, que seguramente irían hacia los dojos o algo así.
Justo después de comer el chico decidió volver al hostal donde se hospedaba con su maestro, para saber si su maestro había vuelto, aunque al andar entre las calles pudo observar al chico que había visto antes, al que le estaban gritando en la calle, solo que esta vez sin aquel otro hombre al que le faltaba un ojo. El joven parecía perdido y estar diciendo algo, por lo que Rin se acerco tranquilamente hacia el chico, de frente y sonriendo, siendo bastante evidente que iba en su dirección, al quedarse cerca de el comenzó a hablar:
-Oye...¿estas bien? Parece que no te aclares mucho...-Comento Rin sin borrar aquella sonrisa de su rostro.