8/05/2016, 02:11
Lo que sea que pasara en el piso inferior de la posada no llegaba a oídos de Noemi que prefería seguir revolcándose por todo el colchón, flojeando y bostezando cada tanto además de estarse estirando debajo de las sábanas casi como si estuviese en plena danza. —No quiero… —Respondió al instante ante la primera frase del Uchiha pero al escuchar la segunda se levantó al instante como quien se quema, quedando sentada sobre el colchón sin sábanas que la cubrieran. —El asesino… —Susurró para si misma con la mirada fija en la pared y suma seriedad.
Pero no, luego de un rato como no hacía nada adicional el chico decidió meterse bajo las sábanas y ella simplemente lo siguió con la mirada por un rato y se quedó mirándole directamente a la cara. —. ¿Qué tal has dormido? —Consultó el chico.
Le miró en silencio y completamente seria como si estuviese pensando como regañarle, pero terminó por meterse una vez más debajo de las sábanas para pegársele una vez más por el costado, aunque esta vez le tuvo piedad y no se recostó sobre él. —Bastante bien. —Dijo alegre en lo que deslizaba sus manos por debajo y por encima del Uchiha para atraparle en un abrazo y atraerlo contra ella, de espaldas o de frente, daba igual.
A estas alturas casi podía decirse que Datsue se había convertido en el osito de peluche de la rubia pero venga, que no era solo para molestarle. —Por cierto… ¿Te gusto o te pones cachondo solo porque soy mujer...? —Consultó no tan alegre como antes, era un pequeño asunto que le preocupaba, aunque incluso en el caso de que la respuesta fuese no se las arreglaría para hacerle cambiar de parecer.
Pero no, luego de un rato como no hacía nada adicional el chico decidió meterse bajo las sábanas y ella simplemente lo siguió con la mirada por un rato y se quedó mirándole directamente a la cara. —. ¿Qué tal has dormido? —Consultó el chico.
Le miró en silencio y completamente seria como si estuviese pensando como regañarle, pero terminó por meterse una vez más debajo de las sábanas para pegársele una vez más por el costado, aunque esta vez le tuvo piedad y no se recostó sobre él. —Bastante bien. —Dijo alegre en lo que deslizaba sus manos por debajo y por encima del Uchiha para atraparle en un abrazo y atraerlo contra ella, de espaldas o de frente, daba igual.
A estas alturas casi podía decirse que Datsue se había convertido en el osito de peluche de la rubia pero venga, que no era solo para molestarle. —Por cierto… ¿Te gusto o te pones cachondo solo porque soy mujer...? —Consultó no tan alegre como antes, era un pequeño asunto que le preocupaba, aunque incluso en el caso de que la respuesta fuese no se las arreglaría para hacerle cambiar de parecer.