12/05/2016, 04:54
La sonrisa que la kunoichi esbozaba incrementó al no recibir respuestas por parte del chico, pues había abierto la boca dispuesto a decir algo pero en su lugar decidió mantenerse en silencio por un rato más. —¿Te ha comido la lengua el gato...? —Consultó pícara aprovechando el momento para acercar un poco más su cuerpo pues estaba incómoda a gatas.
Ahora sentada, Noemi esperaba algún tipo de respuesta y si no la conseguía por las buenas lo haría por las malas. Para ello tomó al Uchiha por los hombros y justo cuando estuvo dispuesta a hacerle algo su presa esta reaccionó y la dejó tumbada boca arriba sobre el colchón, algo que sin lugar a dudas sorprendió a la joven que había terminado por perder el control de la situación tras haber visto esos llamativos ojos rojos. ~No era broma que es un Uchiha… ~Se dijo a si misma al ver aquella irrefutable prueba.
De todas formas el chico finalmente había hablado, se tragó todos los nervios o algo de eso y dejó a la rubia totalmente atrapada manteniéndole las muñecas inmovilizadas. —¿Eh...? —Soltó la kunoichi estupefacta ignorando totalmente la pequeña distancia que los separaba y la carencia de ropa de ambas partes.
La pregunta para ella al menos estaba totalmente fuera de lugar. ~¿Es que parezco de ese tipo...? ~Se cuestionó justo antes de suspirar y mirarle completamente seria. —Es lo único que puedo hacerte. —Sentenció fríamente. —Para serte sincera eres el primer hombre con quien he dormido y no pienso hacerlo con nadie más. —Agregó utilizando el mismo tono aunque luego de esto desvió la mirada a un lado evitando el contacto visual.
—Pero tu edad… Y lo que aparentas no ayuda… —No era realmente que fuese un hombre irresistible al que se sintiese totalmente atraída pero… Esos ojos… —Tienes catorce… Yo diecisiete… En dos años cuando cumplas dieciseis podría… —El rostro de la chica poco a poco fue adquiriendo un tono algo rojizo, además que por el tono de voz ya no se podría apreciar tanta seguridad como la que había estado mostrando.
Tras una pequeña pausa, Noemi logró armarse con el valor suficiente para volver a posar su verdes orbes sobre los rojos del contrario. —Podremos hacerlo, lo que podríamos haber hecho anoche aquí mismo... Claro, si quieres… —Y nuevamente desvió la mirada a un lado, aunque algo cabizbaja como si estuviese deprimida y es que realmente le molestaba la diferencia de edades entre ambos, aunque la realidad era peor de lo que ella podría imaginarse.
Ahora sentada, Noemi esperaba algún tipo de respuesta y si no la conseguía por las buenas lo haría por las malas. Para ello tomó al Uchiha por los hombros y justo cuando estuvo dispuesta a hacerle algo su presa esta reaccionó y la dejó tumbada boca arriba sobre el colchón, algo que sin lugar a dudas sorprendió a la joven que había terminado por perder el control de la situación tras haber visto esos llamativos ojos rojos. ~No era broma que es un Uchiha… ~Se dijo a si misma al ver aquella irrefutable prueba.
De todas formas el chico finalmente había hablado, se tragó todos los nervios o algo de eso y dejó a la rubia totalmente atrapada manteniéndole las muñecas inmovilizadas. —¿Eh...? —Soltó la kunoichi estupefacta ignorando totalmente la pequeña distancia que los separaba y la carencia de ropa de ambas partes.
La pregunta para ella al menos estaba totalmente fuera de lugar. ~¿Es que parezco de ese tipo...? ~Se cuestionó justo antes de suspirar y mirarle completamente seria. —Es lo único que puedo hacerte. —Sentenció fríamente. —Para serte sincera eres el primer hombre con quien he dormido y no pienso hacerlo con nadie más. —Agregó utilizando el mismo tono aunque luego de esto desvió la mirada a un lado evitando el contacto visual.
—Pero tu edad… Y lo que aparentas no ayuda… —No era realmente que fuese un hombre irresistible al que se sintiese totalmente atraída pero… Esos ojos… —Tienes catorce… Yo diecisiete… En dos años cuando cumplas dieciseis podría… —El rostro de la chica poco a poco fue adquiriendo un tono algo rojizo, además que por el tono de voz ya no se podría apreciar tanta seguridad como la que había estado mostrando.
Tras una pequeña pausa, Noemi logró armarse con el valor suficiente para volver a posar su verdes orbes sobre los rojos del contrario. —Podremos hacerlo, lo que podríamos haber hecho anoche aquí mismo... Claro, si quieres… —Y nuevamente desvió la mirada a un lado, aunque algo cabizbaja como si estuviese deprimida y es que realmente le molestaba la diferencia de edades entre ambos, aunque la realidad era peor de lo que ella podría imaginarse.