12/05/2016, 22:18
—Bueno, no diría que sola… —la intriga de Katsue aumentó tras oir aquello. Se acomodó ligeramente en el banco, intuyendo que tras eso venía una larga historia.—. Te explico, Katsue-san.
»El señor Tensei, acaudalado comerciante, es el maestro de ambos, primeramente el tutor legal de mi señor Kazuma y luego mi jefe —aseguró la chica—.Al principio yo no trabajaba para él, pero durante un tiempo tuve que hacerle una suplencia a una de sus criadas, ya que se enfermo y por cuestiones de que mis padres le debían dinero a ella.
Katsue asintió levemente, mientras una ligera arruga se mostraba en su entrecejo. Ella tenía una mente abierta, pero desde luego no imaginaba como el chico había conseguido un tutor legal así. Quiso suponer que su familia tendría cierta influencia para que pasase.
—El trabajo resultaba relativamente fácil y me encontraba cómoda al igual que las demás criadas, pero todo eso cambió cuando un niñito de piel morena y cabellos blancos llegó a la casa —el gesto de la chica se perdió durante unos segundos, sin que Katsue pudiese advertir muy bien hacia que o quien dirigia sus pensamientos, pero sin duda le pareció algo agradable. Tras eso, retomo su atención en ella—. El señor Tensei nos reunió a todas y nos lo presentó, a todas nos pareció tierno de inmediato. Nos ordenó que lo cuidaramos y que le sirviéramos en todo lo que hiciese falta…
La muchacha tomó un respiro tras decir aquello. Katsue solo pudo mostrar una sonrisa de comprensión. No sabía que estaba imaginando, pero recordar viejos tiempos a veces era demasiado fuerte para una persona, y era algo que había que tomar en calma. La pobre estaría aun asimilando todo para explicarselo.
— Tranquila, tomatelo con calma, no hay prisa — dijo Katsue, apoyando una mano en su hombro durante unos segundos — Por lo que veo, entraste como una de muchas por casualidad, y Kazuma no parecía pasarlo mal en aquella casa.
Algo de humor la ayudaría a tranquilizarse y a pensarlo, o al menos eso fue lo que supuso. La verdad es que la conversación estaba siendo muy interesante. Se preguntó, durante unos momentos, si Juro era consciente de todo lo que le estaba contando aquella chica.
Pero luego volvió a mirar a Naomi, con la mejor de sus miradas comprensivas. Solía tener poca paciencia, pero iba a gastarla toda en ella si hacía falta...
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—Un brazo gigante… — dijo Kazuma, tras asimilar todo lo que Juro dijo—. En Amegakure tiene gente con habilidades muy locas, jejeje.
— Siento decir que no pude sacar mucho en claro de sus habilidades — admitió Juro, lamentandolo — Solo se que tras recibir la técnica el brazo se fue, por lo que no parecía una técnica muy duradera, ni mucho menos algo propio de ella.
Juro aun recordaba ese grotesco brazo, proveniente de una de las chicas mas amables que había conocido nunca. Era chocante, extraño y chocante. Pero una kunoichi tenía tanto derecho a defenderse como cualquier otra persona, por muy amable que fuese con el rival.
— Ayame fue herida herida, pero se levantó con diligencia y me cedió el golpe... — sonrió ligeramente. Era cierto, con un rival honesto, la pelea se disfrutaba mucho más — Pero Ayame no es ni mucho menos idiota. Sacó de su portaobjetos en un movimiento rápido una bomba de humo y la estrelló contra el suelo, sin que me pudiese dar cuenta.
» Tras eso, aparecieron dos Ayames detrás de esa cortina, claramente buscado para pillarme por sorpresa - relató, también son señas, nuevamente. Estaba poniendose nervioso - Yo pensé en no seguirle el juego, por lo que use otra técnica. Un simple sello, y expulse una nube de polvo que buscaba eclipsar la de humo...
Un ligero recuerdo de lo que pasó atormentó su mente. Aunque no se arrepentía, el recuerdo le atormentaba. Por un pequeño error, un pequeño, recibir tal golpe... Se quedó callado durante unos minutos, como si hubiese perdido el hilo, ausentemente. Se evadió y durante unos segundos, olvidó que Kazuma estaba ahí.
»El señor Tensei, acaudalado comerciante, es el maestro de ambos, primeramente el tutor legal de mi señor Kazuma y luego mi jefe —aseguró la chica—.Al principio yo no trabajaba para él, pero durante un tiempo tuve que hacerle una suplencia a una de sus criadas, ya que se enfermo y por cuestiones de que mis padres le debían dinero a ella.
Katsue asintió levemente, mientras una ligera arruga se mostraba en su entrecejo. Ella tenía una mente abierta, pero desde luego no imaginaba como el chico había conseguido un tutor legal así. Quiso suponer que su familia tendría cierta influencia para que pasase.
—El trabajo resultaba relativamente fácil y me encontraba cómoda al igual que las demás criadas, pero todo eso cambió cuando un niñito de piel morena y cabellos blancos llegó a la casa —el gesto de la chica se perdió durante unos segundos, sin que Katsue pudiese advertir muy bien hacia que o quien dirigia sus pensamientos, pero sin duda le pareció algo agradable. Tras eso, retomo su atención en ella—. El señor Tensei nos reunió a todas y nos lo presentó, a todas nos pareció tierno de inmediato. Nos ordenó que lo cuidaramos y que le sirviéramos en todo lo que hiciese falta…
La muchacha tomó un respiro tras decir aquello. Katsue solo pudo mostrar una sonrisa de comprensión. No sabía que estaba imaginando, pero recordar viejos tiempos a veces era demasiado fuerte para una persona, y era algo que había que tomar en calma. La pobre estaría aun asimilando todo para explicarselo.
— Tranquila, tomatelo con calma, no hay prisa — dijo Katsue, apoyando una mano en su hombro durante unos segundos — Por lo que veo, entraste como una de muchas por casualidad, y Kazuma no parecía pasarlo mal en aquella casa.
Algo de humor la ayudaría a tranquilizarse y a pensarlo, o al menos eso fue lo que supuso. La verdad es que la conversación estaba siendo muy interesante. Se preguntó, durante unos momentos, si Juro era consciente de todo lo que le estaba contando aquella chica.
Pero luego volvió a mirar a Naomi, con la mejor de sus miradas comprensivas. Solía tener poca paciencia, pero iba a gastarla toda en ella si hacía falta...
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—Un brazo gigante… — dijo Kazuma, tras asimilar todo lo que Juro dijo—. En Amegakure tiene gente con habilidades muy locas, jejeje.
— Siento decir que no pude sacar mucho en claro de sus habilidades — admitió Juro, lamentandolo — Solo se que tras recibir la técnica el brazo se fue, por lo que no parecía una técnica muy duradera, ni mucho menos algo propio de ella.
Juro aun recordaba ese grotesco brazo, proveniente de una de las chicas mas amables que había conocido nunca. Era chocante, extraño y chocante. Pero una kunoichi tenía tanto derecho a defenderse como cualquier otra persona, por muy amable que fuese con el rival.
— Ayame fue herida herida, pero se levantó con diligencia y me cedió el golpe... — sonrió ligeramente. Era cierto, con un rival honesto, la pelea se disfrutaba mucho más — Pero Ayame no es ni mucho menos idiota. Sacó de su portaobjetos en un movimiento rápido una bomba de humo y la estrelló contra el suelo, sin que me pudiese dar cuenta.
» Tras eso, aparecieron dos Ayames detrás de esa cortina, claramente buscado para pillarme por sorpresa - relató, también son señas, nuevamente. Estaba poniendose nervioso - Yo pensé en no seguirle el juego, por lo que use otra técnica. Un simple sello, y expulse una nube de polvo que buscaba eclipsar la de humo...
Un ligero recuerdo de lo que pasó atormentó su mente. Aunque no se arrepentía, el recuerdo le atormentaba. Por un pequeño error, un pequeño, recibir tal golpe... Se quedó callado durante unos minutos, como si hubiese perdido el hilo, ausentemente. Se evadió y durante unos segundos, olvidó que Kazuma estaba ahí.
Hablo / Pienso
Avatar hecho por la increible Eri-sama.
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Sellos implantados: Hermandad intrepida
- Juro y Datsue : Aliento nevado, 218. Poder:60