13/05/2016, 16:46
La charla comenzó a volverse tan teológica, que casi podría hacer arder a cualquier ateo de la sala, la peliblanco entre ellos. El joven parecía bastante concienciado sobre el tema, al menos se había leído unos cuantos libros sobre el tema, eso seguro. Incluso cuando la chica bromeó con lo de hacerse granjera, pudo contrargumentale que hasta los granjeros en ciertas épocas del año rezaban a los dioses por una buena cosecha.
La chica no sabía muy bien cómo sostener ya la sonrisa, pues ante ese chico tan estudioso ni tan siquiera la broma le podía salir bien. Sin embargo, allí estaba ella, con esa sonrisa como escudo y espada.
Poco a poco la sala fue tomando un olor característico de pasta, y bastante adornado con carne. De seguro la comida que habían encargado ya casi estaba saliendo. La boca se le hacía agua a la peliblanco, que casi no podía resistir la tentación de mirar hacia la puerta por donde salían los tenderos con los platos de comida. Frente a ella, Mogura soltó una pregunta que realmente si llamó la atención de la joven.
—¿Es posible alcanzar tanto poder como para combatir a los mismos dioses?—
La chica reposó ambos codos sobre la mesa. Gesto vulgar mientras se está comiendo, pero ahora mismo no lo hacían. Se acercó un poco hacia el joven, y algo mas seria se dispuso a darle a conocer su opinión. —¿Sabes? Una vez una mujer muy lista me dijo "No hay nada imposible, solo mentes indecisas. Si te lo propones, podrás hacerlo". Yo pienso igual que ella. Si tienes en mente ser mas fuerte que los mismo dioses, en algún momento lo conseguirás. Obviamente, no puedes conseguirlo en un día, pero tarde o temprano el esfuerzo se recompensa.
Sin haberlo pensado, había mencionado como una mujer inteligente a su propia madre. Ésa frase que había expuesto como ajena, era lo que ella siempre le dijo cuando era pequeña, y era lo que realmente hacía que la chica no desistiese en su esfuerzo. Muchas veces, las mejores motivaciones aparecen sin ir a buscarlas, las tienes en el corazón.
Sin ser demasiado tosca, la chica retomó la posición anterior. No quería tampoco invadir el espacio personal del chico, quizás hasta se asustase un poco de las numerosas cicatrices que llevaba... el maquillaje hacía mucho, pero la proximidad y la lluvia podían haber destapado su verdadero rostro. No literalmente, pues en el rostro no era donde mas cicatrices portaba.
La chica no sabía muy bien cómo sostener ya la sonrisa, pues ante ese chico tan estudioso ni tan siquiera la broma le podía salir bien. Sin embargo, allí estaba ella, con esa sonrisa como escudo y espada.
Poco a poco la sala fue tomando un olor característico de pasta, y bastante adornado con carne. De seguro la comida que habían encargado ya casi estaba saliendo. La boca se le hacía agua a la peliblanco, que casi no podía resistir la tentación de mirar hacia la puerta por donde salían los tenderos con los platos de comida. Frente a ella, Mogura soltó una pregunta que realmente si llamó la atención de la joven.
—¿Es posible alcanzar tanto poder como para combatir a los mismos dioses?—
La chica reposó ambos codos sobre la mesa. Gesto vulgar mientras se está comiendo, pero ahora mismo no lo hacían. Se acercó un poco hacia el joven, y algo mas seria se dispuso a darle a conocer su opinión. —¿Sabes? Una vez una mujer muy lista me dijo "No hay nada imposible, solo mentes indecisas. Si te lo propones, podrás hacerlo". Yo pienso igual que ella. Si tienes en mente ser mas fuerte que los mismo dioses, en algún momento lo conseguirás. Obviamente, no puedes conseguirlo en un día, pero tarde o temprano el esfuerzo se recompensa.
Sin haberlo pensado, había mencionado como una mujer inteligente a su propia madre. Ésa frase que había expuesto como ajena, era lo que ella siempre le dijo cuando era pequeña, y era lo que realmente hacía que la chica no desistiese en su esfuerzo. Muchas veces, las mejores motivaciones aparecen sin ir a buscarlas, las tienes en el corazón.
Sin ser demasiado tosca, la chica retomó la posición anterior. No quería tampoco invadir el espacio personal del chico, quizás hasta se asustase un poco de las numerosas cicatrices que llevaba... el maquillaje hacía mucho, pero la proximidad y la lluvia podían haber destapado su verdadero rostro. No literalmente, pues en el rostro no era donde mas cicatrices portaba.