14/05/2016, 15:21
-No te he visto pelear, Datsue-san, además, eres un Uchiha... ¿Por qué no es lo tuyo ser shinobi? Si puedo preguntar, claro...
Porque soy un vago. Y algo cobardica. Y algo avaricioso… Bueno, vale, lo admito. Muy avaricioso. Pero si quería alguna chance con Eri, esa no era la respuesta adecuada. Lo cierto era que, no hacía mucho, sí deseaba ser un shinobi. Quería protagonizar las aventuras de los héroes que leía en las novelas: salvar a la princesa en apuros en el último momento, descubrir misterios enterrados durante milenios, librar una épica batalla por la salvación de Onindo… Pero el mundo no era como en los libros. Los buenos no siempre ganaban. Si te cortaban con un kunai, sangrabas; si te acertaban en el cuello, morías. Demasiado riesgo para tan poco provecho.
Eso, y que realmente no servía para ello. Por un tiempo, se había convencido de que realmente no quería aquella profesión. Y, pese a ser cierto, ocultaba otra verdad: no tenía la suficiente fuerza de voluntad para serlo. No tenía la disciplina, ni la garra para levantarse cada mañana y salir a entrenar. De hecho, desde que se había graduado había hecho el gandul. ¿Cómo iba a ser un shinobi con esa actitud? Solo hay un tipo de shinobi al que estoy abocado a ser: un shinobi muerto. Y paso.
Datsue carraspeó al darse cuenta que se había perdido en sus pensamientos y todavía no había respondido.
—Bueno, la verdadera pregunta es… ¿Quién querría ser shinobi? —contestó al fin, devolviéndole la pregunta—. Es peligroso, agotador, estresante… Duro como pocos y en el que la gente muere como en ningún otro oficio. Tienes que mancharte las manos asesinando a personas sólo porque el papelito de la misión así te lo indica, porque los superiores han decidido que ya no merecen vivir más en este mundo… ¿Y a cambio, qué? ¿Fama, gloria? —Datsue exhaló un suspiro explosivo—. Los grandes shinobis son los que se mantienen ocultos en la sombras. Entonces, ¿qué queda? ¿Dinero? —Puso los ojos en blanco—. No sé en tu Villa, pero al menos en la mía pagan una mierda… Hay decenas de trabajos con mejor sueldo.
»Así que, dime, ¿por qué quieres ser shinobi?
La pregunta quedó suspendida en el aire durante unos instantes, aguardando la respuesta de la kunoichi. Mientras charlaban, ambos llegaron al cruce de caminos. Datsue no tenía ni idea de cuál era el correcto. Hubiese jurado que los había tomado todos para finalmente acabar en el mismo punto.
Pero entonces…
-Datsue-san, acércame a esos dos árboles que están tan extrañamente colocados - pidió, señalando dos árboles que creaban como un arco, cerca del camino estrecho de la derecha. Para sorpresa de Datsue, cuando llegaron vieron un cuarto desvío-. Creo que deberían poner señales... ¡Datsue-san! - Exclamó, girando la cabeza hacia él -. ¿Qué tal si hacemos unas señales para indicar dónde van los caminos?
¿Y para qué querría hacer yo eso?
—¡Claro! —exclamó, igual de entusiasmado. Menuda idea… Como si no tuviese otra cosa qué hacer—. ¡No se me hubiese ocurrido mejor idea!
Porque soy un vago. Y algo cobardica. Y algo avaricioso… Bueno, vale, lo admito. Muy avaricioso. Pero si quería alguna chance con Eri, esa no era la respuesta adecuada. Lo cierto era que, no hacía mucho, sí deseaba ser un shinobi. Quería protagonizar las aventuras de los héroes que leía en las novelas: salvar a la princesa en apuros en el último momento, descubrir misterios enterrados durante milenios, librar una épica batalla por la salvación de Onindo… Pero el mundo no era como en los libros. Los buenos no siempre ganaban. Si te cortaban con un kunai, sangrabas; si te acertaban en el cuello, morías. Demasiado riesgo para tan poco provecho.
Eso, y que realmente no servía para ello. Por un tiempo, se había convencido de que realmente no quería aquella profesión. Y, pese a ser cierto, ocultaba otra verdad: no tenía la suficiente fuerza de voluntad para serlo. No tenía la disciplina, ni la garra para levantarse cada mañana y salir a entrenar. De hecho, desde que se había graduado había hecho el gandul. ¿Cómo iba a ser un shinobi con esa actitud? Solo hay un tipo de shinobi al que estoy abocado a ser: un shinobi muerto. Y paso.
Datsue carraspeó al darse cuenta que se había perdido en sus pensamientos y todavía no había respondido.
—Bueno, la verdadera pregunta es… ¿Quién querría ser shinobi? —contestó al fin, devolviéndole la pregunta—. Es peligroso, agotador, estresante… Duro como pocos y en el que la gente muere como en ningún otro oficio. Tienes que mancharte las manos asesinando a personas sólo porque el papelito de la misión así te lo indica, porque los superiores han decidido que ya no merecen vivir más en este mundo… ¿Y a cambio, qué? ¿Fama, gloria? —Datsue exhaló un suspiro explosivo—. Los grandes shinobis son los que se mantienen ocultos en la sombras. Entonces, ¿qué queda? ¿Dinero? —Puso los ojos en blanco—. No sé en tu Villa, pero al menos en la mía pagan una mierda… Hay decenas de trabajos con mejor sueldo.
»Así que, dime, ¿por qué quieres ser shinobi?
La pregunta quedó suspendida en el aire durante unos instantes, aguardando la respuesta de la kunoichi. Mientras charlaban, ambos llegaron al cruce de caminos. Datsue no tenía ni idea de cuál era el correcto. Hubiese jurado que los había tomado todos para finalmente acabar en el mismo punto.
Pero entonces…
-Datsue-san, acércame a esos dos árboles que están tan extrañamente colocados - pidió, señalando dos árboles que creaban como un arco, cerca del camino estrecho de la derecha. Para sorpresa de Datsue, cuando llegaron vieron un cuarto desvío-. Creo que deberían poner señales... ¡Datsue-san! - Exclamó, girando la cabeza hacia él -. ¿Qué tal si hacemos unas señales para indicar dónde van los caminos?
¿Y para qué querría hacer yo eso?
—¡Claro! —exclamó, igual de entusiasmado. Menuda idea… Como si no tuviese otra cosa qué hacer—. ¡No se me hubiese ocurrido mejor idea!
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado