18/05/2016, 02:56
Ante el agradecimiento de la kunoichi contestó con una pequeña pero sincera sonrisa, esperó también a que la peliblanco terminara de tomar su trago de té para poder volver a comer juntos, y de paso tratar de mantener un ritmo similar para no evitar terminarse su plato a lo bestia. Las diferentes emociones que había podido sentir a lo largo de ese día realmente le habían abierto el apetito.
Acompañó entonces a la muchacha con un bocado de su plato con la intención de volver a repetir el orden de las carnes que había tomado, res-cerdo-pollo. Ahora que se sentía un poco mas relajado y con los labios ocupados no pudo evitar que el silencio tomara la escena, a lo cual Katomi combatió con una pregunta.
Hmm... la verdad no estoy seguro... no... no que yo sepa al menos.
Contestó bajando nuevamente la comida con un sorbo de té y elevando ligeramente la mirada intentando delinear la figura de un segundo infante en la casa donde estuvo durante el corto tiempo que pasó con su madre, pero no, no había nada de eso. ¿Estaba demasiado relajado quizás? Que ni siquiera se había dado cuenta como en un viento de confianza había dejado una apertura para la kunoichi, como si la comida hubiese actuado de inhibidor.
La mayor parte de lo que recuerdo, he sido el único niño en la casa junto con mis abuelos.
Bajó su taza de té y delineando una sonrisa en su rostro tras haber caído en cuenta de lo que había dicho, puede que en esas condiciones y conociendo poco y nada de una persona eventualmente se hubiese reservado el comentario pero en el poco tiempo que la conocía ya había compartido una o dos experiencias memorables.
Acompañó entonces a la muchacha con un bocado de su plato con la intención de volver a repetir el orden de las carnes que había tomado, res-cerdo-pollo. Ahora que se sentía un poco mas relajado y con los labios ocupados no pudo evitar que el silencio tomara la escena, a lo cual Katomi combatió con una pregunta.
Hmm... la verdad no estoy seguro... no... no que yo sepa al menos.
Contestó bajando nuevamente la comida con un sorbo de té y elevando ligeramente la mirada intentando delinear la figura de un segundo infante en la casa donde estuvo durante el corto tiempo que pasó con su madre, pero no, no había nada de eso. ¿Estaba demasiado relajado quizás? Que ni siquiera se había dado cuenta como en un viento de confianza había dejado una apertura para la kunoichi, como si la comida hubiese actuado de inhibidor.
La mayor parte de lo que recuerdo, he sido el único niño en la casa junto con mis abuelos.
Bajó su taza de té y delineando una sonrisa en su rostro tras haber caído en cuenta de lo que había dicho, puede que en esas condiciones y conociendo poco y nada de una persona eventualmente se hubiese reservado el comentario pero en el poco tiempo que la conocía ya había compartido una o dos experiencias memorables.