20/05/2016, 00:14
La respuesta de la peliblanca antes de que los dangos fueran traídos frente a ellos fue un poco seria. Era como si supiese de lo que hablaba, como si entendiese de negocios y como tratar a los clientes. Argumentos sacados de manuales y lo concisa de su respuesta la avalaban. El calvo no podía contradecir eso, se le hacía imposible replicar de forma negativa en contra de alguien que parecía saber más que él.
Si.... Tienes razón....- se limitó a decir.
Se acercó la morocha pidiendo el dinero, dispuesta a entregar el encargo, y el monje no podría pagar. Tal vez era el olvido o tal vez solamente quería pagar él, pero estaba sacando el dinero cuando Katomi se le adelantó. Y de que manera. Karamaru estaba por sacar sus humildes cuatro ryos cuando de pronto arriba del mostrador postraban unos 500 brillantes. Los ojos del cenobita estaban como platos, saliendo de sus cuencas. La empleada se encontraba de la misma manera. Cruzaron miradas, atónitos, sin poder creerlo. El pelado dirigió una mirada de sorpresa hacia su acompañante y recibió solo una respuesta.
Karamaru, al final saldrás ganando y todo... pues te vas a tomar dos pinchitos en vez de uno... jajaja.
Karamaru se quedó sin contestar, prefería cederle la palabra a la morocha del mostrador. Unos segundos de silencio siguieron a las palabras de Katomi.
Disculpe, ¿Pero no tiene cambio? Solo son cuatro ryos lo que hay que pagar
Tanto ella como Karamaru se quedaron expectantes de la respuesta que darían esos labios acompañantes de esos siniestros ojos rojos. ¿Acaso esa mujer era millonaria?
Si.... Tienes razón....- se limitó a decir.
Se acercó la morocha pidiendo el dinero, dispuesta a entregar el encargo, y el monje no podría pagar. Tal vez era el olvido o tal vez solamente quería pagar él, pero estaba sacando el dinero cuando Katomi se le adelantó. Y de que manera. Karamaru estaba por sacar sus humildes cuatro ryos cuando de pronto arriba del mostrador postraban unos 500 brillantes. Los ojos del cenobita estaban como platos, saliendo de sus cuencas. La empleada se encontraba de la misma manera. Cruzaron miradas, atónitos, sin poder creerlo. El pelado dirigió una mirada de sorpresa hacia su acompañante y recibió solo una respuesta.
Karamaru, al final saldrás ganando y todo... pues te vas a tomar dos pinchitos en vez de uno... jajaja.
Karamaru se quedó sin contestar, prefería cederle la palabra a la morocha del mostrador. Unos segundos de silencio siguieron a las palabras de Katomi.
Disculpe, ¿Pero no tiene cambio? Solo son cuatro ryos lo que hay que pagar
Tanto ella como Karamaru se quedaron expectantes de la respuesta que darían esos labios acompañantes de esos siniestros ojos rojos. ¿Acaso esa mujer era millonaria?
"El miedo es el camino al lado oscuro. El miedo lleva a la ira, la ira al odio, el odio al sufrimiento, y el sufrimiento al lado oscuro"
-Maestro Yoda.
◘ Hablo ◘ Pienso ◘
-Maestro Yoda.
◘ Hablo ◘ Pienso ◘