20/05/2016, 03:52
Yoshi era un buen hombre, tal vez demasiado según su esposa. Entendía lo que era el trabajo en equipo y en seguida trató de aprovechar la voluntad del pelado pero su mujer le decía que no. Si no le funcionaba la telepatía un buen codazo haría el trabajo, un codazo que Karamaru no se perdería.
Se hablaba de un ritual, algo común en ese pueblo donde se celebraba a los muertos. El monje supuso que era algo parecido a lo que realizaban en su templo. Según tu forma de vida y tu personalidad uno reencarnaba en cierto animal tras pasar por la vida humana, y claramente eso no era motivo de tristeza. Finalmente podrías estar en un cuerpo que se adapte a la personalidad de uno y que sus verdaderos instintos encajen con los deseos y pensamientos del muerto. El pelado había participado pocas veces en algunas celebraciones de ese estilo dentro de su templo, no era algo así como un festejo, si no más bien un simple homenaje al caído.
«Pero claramente no quieren que ayuden. Supongo que las mujeres siempre encuentran sus maneras....»
Y así era, Karamaru no podía hacer mucho más que esperar. Esperar a esas personas que todavía no se encontraban en el lugar, seguían durmiendo en la habitación de arriba. Una mujer conocida y un hombre que solo se daba a conocer por su nombre.
Supongo que esperaré aquí Yoshi. Si me puedes traer un té chiquito estaré agradecido.
Dio media vuelta y tomó asiento en una mesa cercana a la puerta. Dejó su sombrero de paja sobre la mesa y se acurrucó bajo su túnica negra que retenía su calor corporal. Por suerte Karamaru estaba acostumbrado a entrenar en climas adversos y sufría menos los cambios de temperatura, pero todavía no llegaba a semejante habilidad como para dejar pasar desapercibido el frío que en ese momento helaba cada cuerpo del pueblo.
«Tampoco sé si puedo llamarlos amigos...»
Se hablaba de un ritual, algo común en ese pueblo donde se celebraba a los muertos. El monje supuso que era algo parecido a lo que realizaban en su templo. Según tu forma de vida y tu personalidad uno reencarnaba en cierto animal tras pasar por la vida humana, y claramente eso no era motivo de tristeza. Finalmente podrías estar en un cuerpo que se adapte a la personalidad de uno y que sus verdaderos instintos encajen con los deseos y pensamientos del muerto. El pelado había participado pocas veces en algunas celebraciones de ese estilo dentro de su templo, no era algo así como un festejo, si no más bien un simple homenaje al caído.
«Pero claramente no quieren que ayuden. Supongo que las mujeres siempre encuentran sus maneras....»
Y así era, Karamaru no podía hacer mucho más que esperar. Esperar a esas personas que todavía no se encontraban en el lugar, seguían durmiendo en la habitación de arriba. Una mujer conocida y un hombre que solo se daba a conocer por su nombre.
Supongo que esperaré aquí Yoshi. Si me puedes traer un té chiquito estaré agradecido.
Dio media vuelta y tomó asiento en una mesa cercana a la puerta. Dejó su sombrero de paja sobre la mesa y se acurrucó bajo su túnica negra que retenía su calor corporal. Por suerte Karamaru estaba acostumbrado a entrenar en climas adversos y sufría menos los cambios de temperatura, pero todavía no llegaba a semejante habilidad como para dejar pasar desapercibido el frío que en ese momento helaba cada cuerpo del pueblo.
«Tampoco sé si puedo llamarlos amigos...»
"El miedo es el camino al lado oscuro. El miedo lleva a la ira, la ira al odio, el odio al sufrimiento, y el sufrimiento al lado oscuro"
-Maestro Yoda.
◘ Hablo ◘ Pienso ◘
-Maestro Yoda.
◘ Hablo ◘ Pienso ◘